23.11.2023

Sueños de futuro. La XXIII Bienal de Arte Paiz en Guatemala

En el contexto de la celebración de la XXIII Bienal de arte Paiz en Guatemala, invitamos al curador independiente Jaime González Solis a escribir en relación a la vinculación de arte y política dentro de una de las bienales más importantes de nuestra región.

La Bienal de Arte Paiz forma parte central del ecosistema del arte contemporáneo en Guatemala desde su surgimiento hace 45 años. Su operación ha impulsado cambios en los lenguajes artísticos de Guatemala, acompañando al campo cultural en el convulso devenir de la historia política y social de las últimas décadas1. El título evocativo de su más reciente edición, Bebí palabras sumergidas en sueños, es parte del poema Nací mujer de Maya Cú, voz referencial de la poesía contemporánea maya. Para lxs curadorxs Juan Canela y Francine Birbragher-Rozencwaig, este verso evoca los conceptos lenguaje, cuerpo y territorio, cuya reflexión fue central para la curaduría. La bienal propuso abordar estas ideas desde una enunciación feminista e interseccional para incidir en los relatos hegemónicos del arte, primordialmente masculinos y occidentales. En este sentido, el abordaje de esta edición se centró principalmente en obras de mujeres, disidencias de género, indígenas y afrodescendientes. Por otro lado, convocar voces históricamente marginadas también centró sus temas y abordajes en la recuperación de la memoria y la crítica del presente para la “imaginación de futuros comunes»2.

Lxs curadorxs conformaron una asamblea curatorial que disolviera la voz unívoca de la curaduría para incluir la de lxs artistas. Minia Biabiany, Marilyn Boror Bor, Duen Neka’hen Sacchi y Juana Valdés, además de contribuir con piezas a la bienal, participaron en las discusiones que dieron forma a sus planteamientos. La edición incluyó, por invitación y convocatoria abierta, la obra de un total de 30 artistas y colectivos provenientes de Guatemala, el Caribe y Latinoamérica. Para problematizar sus temáticas y el modelo expositivo, cobró importancia el programa de Saberes Compartidos, curado por Esperanza de León, que articuló una serie de actividades pedagógicas en diversos formatos que expandieron las reflexiones de los proyectos artísticos en un periodo más amplio que el de su exposición3.

La bienal se desplegó en cinco sedes: el Centro Cultural de España, el Centro Cultural Municipal Álvaro Arzú Irigoyen y el Portal de la Sexta en la Ciudad de Guatemala; así como el Centro de Formación de la Cooperación Española y La Nueva Fábrica, ubicadas en Antigua Guatemala. Cada espacio articuló las obras a partir de conceptos derivados de la reflexión inicial: la potencia de la oralidad, las escrituras divergentes, los vínculos con la naturaleza, las lógicas territoriales del paisaje o la idea de comunidad fueron temas recurrentes en estos conjuntos y núcleos de la bienal.

 

En la sede del Centro Cultural de España, se incluyeron críticas a las dinámicas que perpetran sistemas de violencia. La artista maya Kaqchikel Marilyn Boror Bor denuncia el impacto de la cementera San Gabriel en la comunidad de San Juan Sacatepéquez en su proyecto Nos quitaron la montaña, nos dieron cemento (2023), que presenta pinturas, textiles y cerámicas de la comunidad cubiertas, quebradas o aprisionadas por el concreto. En la obra de Martín Wannam se hace presente la herida de la discriminación mediante el video del performance en que al artista, de pie frente al Palacio Nacional de Guatemala, le gravan sobre la piel con bisturí el insulto hueco, usado para referirse despectivamente a homosexuales. Por su parte, Eliazar Ortiz Roa reflexiona sobre los intercambios culturales y económicos en mercados de la frontera dominico-haitiana, abordando la violencia ejercida sobre sus paisajes naturales en una instalación creada con materiales, técnicas y lenguajes específicos de la zona.

La palabra escrita, sus potencias, así como la noción del refugio como símbolo de protección íntima, articularon algunas de las prácticas desplegadas en el Centro Cultural Municipal Álvaro Arzú Irigoyen. La instalación Comen poemas mojados en leche, uno dos tres gatos (2022) de Carolina Alvarado conecta la cosmovisión maya del Popol Vuh con la poesía contemporánea para honrar la vida de siete poetas y escritorxs asesinadxs durante el conflicto armado en Guatemala. Duen Neka’hen Sacchi crea cobijos para objetos y memorias familiares fincadas en Argentina, íntimamente cruzadas por el trauma de la violencia y el terror presentes en sus pesadillas. Risseth Yangüez Singh abre su experiencia como mujer negra en Panamá a partir de cómo ésta se cruza con el modo en que ella misma y lxs demás se relacionan con su cabellera. En Hacerme un capullo (2023), Yangüez registra en video el proceso íntimo de 72 horas en las que se construyó un refugio con extensiones de cabello con la ayuda de sus seres más cercanxs.

En el Portal de la Sexta, se conjuntaron producciones que concilian el uso de tecnologías ancestrales y de nuestro tiempo para imaginar sistemas sustentables. La obra participativa de Sallisa Rosa —originaria de Brasil y quien experimenta con el trabajo directo con grupos específicos—, parte del trabajo de sembradorxs de maíz en la comunidad de El Tejar. Como resultado, generaron en conjunto un mural que registra sobre tablillas de arcilla las manos de estxs trabajadorxs de distintas edades, junto a sus mazorcas, para dar cuenta del valor simbólico del maíz y del trabajo de la siembra y cosecha, que son, en esencia, prácticas colaborativas. Por su parte, el colectivo La Nueva Cultura Material, conformado por Valeria Leiva y Bryan Castro, presentó un mural vivo hecho a partir del micelio del hongo Pleutorus Ostreatus para imaginar, mediante materiales creados con biotecnología, desarrollos de sistemas más sostenibles con el medio ambiente.

Los sueños como temática se abordan en el Centro de Formación de la Cooperación Española. El proyecto del colectivo Tz’aqaat, conformado por Cheen (Cortez) y Manuel Chavajay, parte de la narración de cinco sueños distintos que involucran reflexiones sobre conocimiento ancestral y premoniciones del devenir del mundo convulso que habitamos. Cada uno de estos sueños fue interpretado materialmente en múltiples formatos: desde la instalación, el bordado, la intervención escultórica y el video performance. Por su parte, Itziar Okariz presenta el registro de sus sueños en formatos que experimentan con la formación tipográfica y aparición de sus palabras en el papel para generar poemas concretos que nos vinculan con esos descubrimientos soñados y el extrañamiento que generan. Minia Biabiany explora las repercusiones del pensamiento colonial sobre la percepción de los territorios en la instalación escuchar la ceniza (2023), que además conecta los territorios volcánicos de su natal Guadalupe con Guatemala.

Por otro lado, el tejido como referencia ancestral y metafórica fue una técnica recurrente en las piezas de la bienal. En la obra de Julieth Morales, se vincula con los anacos o faldas, características del territorio Misak en Colombia, cuyos diferentes hilos y colores representan zonas del territorio. Por su lado, Zoila Andrea Coc-Chang lo utiliza como posibilidad discursiva para trenzar contextos asiáticos y de las Américas a partir del intercambio económico y los tránsitos culturales, registrados en restos de comida, material orgánico y envolturas.

La bienal tomó como punto de partida la práctica de Margarita Azurdia, Ana Mendieta, Fina Miralles, Maria Thereza Negreiros y Cecilia Vicuña, artistas referenciales de las décadas de los sesenta y setenta. En la sede de La Nueva Fábrica, se mostraron sus exploraciones sobre la palabra oral y escrita, e intervenciones sobre el paisaje y naturaleza. Estas prácticas, inciden sobre los relatos y genealogías de la historia del arte de estas décadas. Al ser convocadas activan diálogos y brindan un marco conceptual a toda la bienal. Las esculturas “rupestres” y las siluetas que vinculan el cuerpo de Mendieta con el paisaje de Jaruco, en Cuba, o la potente imagen en la que Fina Miralles entierra sus piernas en la tierra para convertirse en la mujer-árbol (1973), entre otras obras referenciales, detonaron imaginarios, en los cuales la curaduría encontró gestos que vinculan la práctica de nuevas generaciones. Un ejemplo es la asimilación corporal y performática de los cantos de las aves de Laia Estruch, o la especulación sobre los arquetipos femeninos en la cosmovisión maya en el video La fuerza que emancipa al cuerpo (2022) del colectivo Ixq’Crear.

Los lenguajes de esta edición se inscriben en un interés generalizado en el arte por enfrentar un futuro cada vez más difícil de imaginar. Quizá la mayor contribución de esta edición fue dibujar un mapa que registra cómo se cifran, en el terreno sensible, las emergencias climáticas, políticas y sociales en Centroamérica. Esta aportación, además, tiene la particularidad de hacerlo desde la perspectiva de comunidades marginadas, cuyos territorios en la región comparten afinidades culturales derivadas de sus pasados multiétnicos, herencias coloniales, y pasados recientes violentos. Por otro lado, la selección de artistas también permite ver una intensa variedad de iniciativas artísticas que se enuncian desde múltiples trincheras y resistencias, generando un entramado vivo de implicación con la contemporaneidad.

A la par que la bienal abría sus puertas al público, los esfuerzos ilegales del oficialismo por bloquear las oportunidades del partido de oposición en el proceso electoral de Guatemala generaron tensión e incertidumbre en la esfera pública. La llegada del único partido con una fuerte postura anti-corrupción a la segunda vuelta de la elección se percibía entre lxs guatemaltecxs como una posibilidad de cambio a futuro. ¿De qué manera los planteamientos que se desplegaban dentro de las salas pueden vincularse con ese derecho de futuro que se exigía en este momento en el campo de lo social?

Incluso en el momento en que se termina de escribir este texto, el complejo proceso electoral continúa en intenso e intrincado desarrollo. Los esfuerzos del llamado “pacto de corrupción” siguen detentando de manera ilegal en contra la decisión que lxs guatemaltecxs tomaron en las urnas. Estos esfuerzos del ministerio público a su ministra general han sido confrontados enérgicamente en los últimos días por la sociedad civil, liderada por lxs representantes de pueblos originarios. A pesar de haber sido históricamente silenciadxs en procesos de representación política, son lxs indígenas quienes han estado al frente de las manifestaciones pacíficas y organizando una serie de bloqueos que articulan un paro a nivel nacional para protestar frente a las arbitrariedades y tiranías del Estado. En este sentido, se hace aún más claro por qué la enunciación y sensibilidad de quienes representan al menos al 50% de la población del país debe ser comprendida y escuchada en múltiples niveles. Además de los aportes al campo de lo sensible y de abordar el vínculo con múltiples espiritualidades y con su visión del mundo, vale la pena preguntarse de qué modo puede una institución artística vincularse con los discursos que presenta más allá del arte. El despliegue curatorial de la vigésimo tercera edición de la Bienal de Arte Paiz desata múltiples preguntas sobre cómo entrelazar esa enunciación poética con un futuro que, a pesar de los esfuerzos de los últimos años y de los logros de la movilización civil en Guatemala ante la reiteración de la corrupción e impunidad, seguimos viendo deshilarse ante nuestros ojos.


[1] Rosina Cazali, “El Estado de la situación”, en XIX Bienal de Arte Paiz. Transvisible (Guatemala: Fundación de Arte Paiz, 2014), 19.
[2] Texto curatorial en: XXIII Bienal de Arte Paiz. Bebí palabras sumergidas en sueños (Guatemala: Fundación de Arte Paiz, 2023).
[3] El programa Saberes Compartidos arrancó desde el 30 de marzo de 2023, tres meses antes de la inauguración, y se extendió hasta el 30 de julio. La exhibición en las cinco sedes sólo se pudo visitar durante dos semanas, del 15 al 30 de julio, aunque su apertura se extendió en las sedes de La Nueva Fábrica y del Centro Cultural de España hasta el 30 de septiembre en el programa #BienalExtendida.

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