El escritor Devon Van Houten Maldonado conversa con el curador Modou Dieng y el artista Hank Willis Thomas sobre identidad, raza, migración y globalización desde una perspectiva afro descendiente.
Con motivo de la inauguración de Transparency Shade en projects+ en St. Louis, Missouri en abril de 2017, el curador Modou Dieng, el artista Hank Willis Thomas y yo armamos este diálogo a partir de entrevistas y conversaciones por correo electrónico. El siguiente texto añade al intercambio que hemos mantenido Dieng y yo desde 2011 al haber trabajado juntos en varias exposiciones y en un proyecto importante para la Bienal de Portland de 2014 y que retomamos después de varios años tras haber estado viviendo y trabajando en la Ciudad de México mientras Dieng viajaba entre África, Europa y los Estados Unidos. Ha sido un tremendo privilegio beneficiarse del conocimiento y formación de Hank Willis Thomas como un célebre artista afroamericano de los Estados Unidos. Como podrán leer, Dieng y Willis Thomas también han estado involucrados desde hace años en una conversación sobre los siguientes temas: migración, hibridez, exotización, autenticidad y globalización.
Los otros artistas que forman parte de Transparency Shade son Phillip Aguirre y Otegui, Zoe Buckman, Kendell Carter, Kahlil Irving, Ayana V. Jackson y Michael Riedel. La exhibición en St. Louis, donde el peso de los eventos en Ferguson, a tan sólo unas millas de distancia, dominan el paisaje y el cual ha proporcionado el contexto y marco para nuestro diálogo, presenta un grupo diverso y transcontinental de artistas quienes reunidos por el curador y artista originalmente de Senegal, entablan una conversación sobre hibridez y diáspora. Así mismo, los artistas también forjan una esperanza por nuevas epistemologías multiculturales. Para la edición de Terremoto, Después de Brasil, el futuro está al frente y al centro mientras imaginamos posibles utopías y distopías que emergen de una época post-antropocena y nos preguntamos qué catalizadores existen en los estudios de artistas desde la Ciudad de México a Dakar, desde Nueva York a São Paulo.
Devon V.H. Maldonado: Como artista africano (Modou) o como artista afroamericano (Hank), que trabajan con otras diásporas y/o artistas internacionales, ¿cómo reflexionan sobre el eslogan y el tema de esta exposición: “semiótica post-identitaria”? ¿Qué es la identidad cuando quienes somos como individuos se confunde y es atrapado por el consumismo, racismo y los colonialismos perdurables? ¿Qué es la post-identidad?
Modou Dieng: La manera en la que percibimos la identidad ha sido muy afectada por la globalización en el siglo XXI. Es una locura pensar en ser un artista africano y tener la oportunidad de viajar alrededor del mundo todo el tiempo. Cuando pensamos en el primer momento en el que artistas del tercer mundo tuvieron la oportunidad de viajar fue a finales de los años 90, cuando comenzó el fenómeno de las bienales. Era tan difícil enviar obra desde países del tercer mundo que los artistas viajarían a producir la obra a donde sea que fuera a suceder la exhibición. Esto creó una nueva percepción, no solamente para artistas del tercer mundo, incluyendo África, sino también para artistas de otros lugares en el hemisferio oeste, al darse cuenta que estas personas no son ese exoticismo del que hablábamos. Realmente tienen pensamiento crítico, nuevas ideas y quieren ir más allá de los estereotipos, más allá de los parámetros del nacionalismo.
Hank Willis Thomas: Creo que mi primera interacción con Modou, hace cerca de 13 años en mi primera exposición individual en San Francisco, es como comenzó esta conversación. Él me cuestionó sobre mi representación afroamericana de la “negritud”. En ese tiempo, yo no me sentía cómodo hablando con africanos continentales y experiencias de la diáspora africana fuera de los EE.UU. Modou me desafió a pensar de forma más global y he pasado gran parte de mi carrera tratando de mejorar mi propia capacidad y comodidad en esa área. Cuando se trata de discusiones sobre “negritud” (comillas intencionadas), hay a menudo una orientación hegemónica estadounidense que no sólo es simplista sino inexacta, improductiva e insalubre. Para mí la cuestión es, ¿cómo cambiar el foco de atención, ampliar los ángulos y obtener más perspectivas?
DVHM: ¿Cómo creen que la idea de migración, utopía y raza se desarrollan en el arte desde el estudio de los artistas, y cómo creen que será el futuro de estas ideas?
MD: Yo soy un africano de la generación X. Nací en los 70s. Nosotros aprendimos a descubrir el mundo a través de la radio, a través de ondas cortas, a través de la BBC radio o de Radio Francia Internacional. Había cierto amor por lo desconocido, de ese nuevo territorio, de ese nuevo horizonte el cual eran Europa y América. América era este sonido hermoso y emblemático que venía del afroamericanismo para hablarnos sobre los negros en América, para hablarnos sobre el jazz, la música funk, el rock & roll, Elvis, James Brown. Era un momento maravilloso dentro de mi crianza, estar en África y descubrir el mundo a través de la radio, de la cultura, la música y el arte. Mi sueño, por supuesto, era unirme a esas personas, unirme a esos territorios, a esa cultura y ser parte de la misma y hacer algo nuevo.
Yo no pensaba en la migración como un problema, era más una solución.
HWT: Creo que este es un momento muy peculiar. La migración global forzada ha alcanzado un nivel de exposición mediática que nunca habíamos visto en nuestras vidas. Creo que “la raza” está demostrando ser difícil de codificar, politizar y dominar: un migrante sirio de segunda generación en Estados Unidos es “blanco” mientras que un recién migrante sirio es “árabe”.
Estados Unidos se hace cada vez más visible por ser culturalmente diverso. Lo que el término “americano” describe será ciertamente diferente en 20 años en comparación a los que es ahora.
El progreso se está logrando tan rápido que algunas personas quieren forzar los frenos e ir en reversa. Tristemente, esas personas no entienden las leyes de la física: el resultado será que la cultura se volcará sobre sí misma y avanzará rápidamente como pasó en los años 20s después de la represión de la década de 1910, así como pasó en los años 60s después de la represión cultural de la década de 1950. Mientras algunos se cubren los ojos y gritan al conductor, muchos de nosotros estamos ocupados abrochándonos los cinturones.
DVHM: Considerando lo que mencionas sobre la migración como una solución, Modou, me interesa saber qué piensas sobre mantener la integridad de la diferencia, tomando en cuenta la globalización de la que hablabas, así como la comunicación masiva y la migración y su continua derriba de barreras raciales, culturales y literales; ¿cómo podemos mantener la integridad de nuestras diferencias?
MD: ¿Qué quieres decir con integridad de la diferencia? ¿Te refieres a la autenticidad? ¿Qué es auténtico?
DVHM: Eso te pregunto; cuando digo “la integridad de la diferencia” hablo sobre el impacto de la globalización, la guerra, el capitalismo y el neoliberalismo como fuerzas de homogenización. En la hibridez también se encuentra el peligro de la homogenización, e incluso la homogenización de la cultura la cual está ligada a la tradición, y la tradición es utilizada para exotizar. ¿Cómo mantenemos el valor de nuestras diferencias?
HWT: No creo en la diferencia colectiva. La diferencia siempre es individual y temporal.
Eso es lo que los conservadores preguntan todo el tiempo. Yo digo que el camino al progreso siempre está bajo construcción. Salva lo que quieras, pero puede que pronto se convierta en una reliquia. Comienza por escribir y contar sus historias ahora para preservar su valor. El futuro tiene mucho que aprender sobre el ahora. Lo que logra preservarse importa, pero sólo podemos controlar un poco de ello. Está en nosotros defender aquello que valoramos, pero no pretender que cualquier tradición cultural ha sido siempre pura. Siempre han sido híbridas y cambiantes. La única diferencia es que ahora tenemos los medios para registrar y ser nostálgicos.
MD: La pregunta en realidad es: ¿debemos tomar la autenticidad como algo que viene de la modernidad, de la tradición o de la vida contemporánea? Cuando pienso en la migración como una solución, pienso en ella como una forma de involucrarnos a una conversación con una cultura diferente, involucrarnos personalmente con un nuevo lugar, con nuevas inspiraciones, ideas y reunir todo eso para hacer del mundo un lugar más comprensivo.
Leopold Senghor, el poeta que se convirtió en el primer presidente de Senegal, dijo, “La civilización del siglo veinte no puede ser universal excepto si es una síntesis dinámica de todos los valores culturales de la civilización”. Lo que significa que el encuentro universal es alrededor del dar y recibir en términos culturales, en términos de hibridación. Si piensas acerca de la hibridación, incluso tener un carro híbrido es supuestamente mejor, ¿cierto? Para tener un ecosistema sustentable. Ese diálogo híbrido que la migración está creando, no creo que sea un peligro para la autenticidad, ni creo que sea un peligro para la antigüedad. Las personas siguen siendo quienes son. La mística del viaje, crear una conversación alrededor de lugares y personas diferentes. Lo que es increíble sobre viajar a China, por ejemplo, es descubrir la mística de la cultura china.
DVHM: Cuando entras a la galería, la primer obra que ves como parte de la exhibición Transparency Shade es la pintura de Hank que dice: “I am a white agitator”. Considerando nuestra conversación y el contexto de la muestra cerca de Ferguson, donde imágenes apocalípticas de la actuales batallas por derechos civiles se manifiestan en la televisión popular, ¿qué es un “instigador blanco”?
HWT: Durante las protestas en contra del gobernador segregacionista de Alabama, George Wallace, en los años 60, el sindicato laboral de los Trabajadores de Comunicación de los Estados Unidos (Communications Workers of America) creó un pin en respuesta a su argumento que decía que las personas negras estaban totalmente de acuerdo con la segregación racial. Él sostuvo que eran “instigadores blancos” exteriores los que estaban causando problemas entre la población local.
Escribió alguna vez: “Las personas blancas y de color han vivido juntas en el sur en paz y ecuanimidad por generaciones. Cada uno de ellos prefieren su propio modelo de sociedad, sus iglesias y sus propias escuelas, que la historia y la experiencia han demostrado que son lo mejor para las dos razas. (Como se dijo antes, instigadores de afuera han creado toda fricción que ocurre entre las razas.) Esto es cierto y se aplica también a otras áreas. Las personas que se desplazan hacia el sur desde aquellas secciones donde no hay una gran población negra, pronto se dan cuenta y se pronuncian en favor de nuestras costumbres una vez que aprenden por sí mismos que nuestro diseño de vida es el mejor para todos los interesados.”
DM: Entonces se convirtió en un símbolo de protesta y esta es la primera vez que se ha abordado como una obra de arte. Es entonces una apropiación de la historia y de la cultura.
DVHM: También es una especial de declaración.
HWT: Es una reclamación irónica y una apropiación de un término que tenía intención de desacreditar y de avergonzar.
MD: Sí, hoy en día podría tener diferentes significados por lo que está sucediendo.
DVHM: También porque una persona de color diciendo “instigador blanco” tiene un significado totalmente diferente.
HWT: Qué chistoso, no lo leí como si “una persona de color” lo dijera. Pero sin duda eso lo mejora.
MD: Creo que el mundo del arte, y la manera en la que somos forzados a trabajar en el mundo del arte desde nuestros estudios, necesita ser desegregado. ¿Por qué tenemos solamente artistas afroamericanos hablando sobre problemas alrededor de la cultura afroamericana? ¿Por qué tenemos solamente blancos hablando sobre la cultura mainstream o la modernidad? ¿Por qué solamente los africanos hablan sobre África? ¿Cuál es el punto de todo esto?
DVHM: Volviendo a la migración, el terrible conflicto en Medio Oriente tiende a dominar los medios y nuestra imaginación, pero hay un conflicto más cerca de casa, la enorme crisis que ocurre en Honduras, El Salvador y Venezuela. Hay una gigantesca migración desde el sur hacia el norte en las Américas. Si estás en algún lugar de América Latina o en las Américas fuera de los Estados Unidos y tú dices que eres americano, van a responder diciendo “América es un lugar grande.” En español, estadounidense (alguien de los Estados Unidos) y americano (American) son dos cosas diferentes. Pero tenemos esta mirada naval alrededor de la idea de que Estados Unidos es América, la cual Hank ha aludido cuando habló sobre los desafíos de abordar la africanidad continental y las experiencias de la diáspora africana fuera de los EE.UU. Pensamos en esa idea como esta utopía, cuando podría ser más como una distopía. ¿Qué piensan sobre el futuro de las Américas como una entidad, la región de las Américas como una entidad completa?
MD: Como yo lo veo, es mucho más interesante en este momento para el norte ir al sur que para el sur ir al norte. Piensa en Cuba abriéndose y teniendo la Bienal de La Habana, Material Art Fair en la Ciudad de México o la Bienal de São Paulo.
HWT: Algún día las naciones serán irrelevantes de nuevo. No tengo idea de qué sigue o qué pensar sobre ello.
DVHM: Sin embargo, continúa la exotización del sur.
MD: Cierto, pero, ¿porqué tenemos ahora la feria de arte en Hong Kong? Porque hay millonarios en Hong Kong y es exótico y hermoso.
HWT: Nosotros somos ellos; ellos son nosotros.
DVHM: Entonces la exotización no siempre es mala.
MD: No, creo que la exotización es grandiosa. Porque va en contra de la homogenización, pensando en la globalización como algo que todos tenemos que absorber del hemisferio occidental y su cultura, y creo que hay algo muy exótico y hermoso, algo asombroso, procedente de Sudamérica, de África, de Asia, lo cual necesitamos aquí en el mundo occidental. Simplemente lo necesitamos: es la comida, es la cultura, es el estilo, es la moda, y es la belleza. No estoy diciendo que no existe aquí, pero es fascinante porque no es homogéneo. Tal vez no fue una gran cosa hace 50 años, cuando esas tradiciones fueron tratadas como segunda o tercera clase. Pero hoy, con la educación y la globalización en todas partes, creo que necesitamos repensar que significa lo exótico.
HWT: Algo que desconocemos siempre es exótico.
DVHM: Hemos tocado el tema de la tradición un poco. En los espacios donde el capitalismo y la modernidad no se ha extendido, todavía tenemos tradiciones milenarias. Lo que tenemos en Occidente es la idea de “progreso”, y todos nuestros discursos en Occidente son acerca de avanzar a través del tiempo lineal y hacer progresos. Fuera de Occidente, el diálogo es acerca de la tradición. Pero es una tradición estática que mantiene esos espacios detenidos en el tiempo, y las epistemologías que no piensan en el tiempo en su forma lineal son borradas o apropiadas y absorbidas. ¿Cómo puede la tradición ser dinámica y evolucionar?
HWT: El tiempo transcurre diferente para diferentes personas, especialmente en lugares distintos. Nadie controla el reloj: lo mejor que podemos hacer es observarlo.
DM: El capitalismo no es una cultura, es un sistema para explotar y sacar provecho. Un sistema alrededor de esto tiende a eliminar la cultura. El valor de la tradición, lo que hace la tradición, es mantener el valor de la cultura en la conversación porque la cultura es más antigua que nosotros. La cultura es más antigua que toda una vida; la explotación podría no ser así. El exoticismo es sólo una cultura. ¿Cómo preservamos la naturaleza dentro de la cultura? ¿Cómo preservamos a la gente dentro de la naturaleza y la cultura? ¿Qué hace el capitalismo a esos elementos de la vida? Pienso que es ahí donde el progreso se presenta como una pregunta verdadera y la cultura como valor verdadero. ¿Es progresivo robotizar todo? Sí. Pero, ¿es culturalmente relevante y bueno? No. Creo que esas dos cosas tienen que crear un equilibrio entre sí y sobrevivir a nuestra propia necesidad de beneficio y explotación.
DVHM: En las Américas, debido a lo que llaman “la herida colonial”, la conversación crítica alrededor del arte tiene una referencia constante a la colonización y a las diferencias de clase. Se reproduce una y otra vez, y es ineludible en estos lugares, pero al mismo tiempo esa conversación es utilizada para segregar y separar, y también se convierte en didáctica sin ofrecer soluciones productivas para rescatar a la libertad de las fuerzas del imperialismo. Por otro lado, en Europa por ejemplo, el trabajo tiende a tratar con tecnología y futurismo, imaginando tecno-utopías y distopías. Al mismo tiempo, hay una hermosa conexión con la ciencia ficción, el afro-futurismo y el feminismo como espacios donde la nueva creatividad y las nuevas epistemologías pueden ser creadas o revolucionadas. Ahora mismo nos movemos hacia un espacio donde el futuro es nuestro para ser creado. ¿Cómo usamos estos movimientos para superar estas segregaciones?
DM: Al haber sido colonizado por los franceses, pienso en la colonización como algo que no ocurrió sólo en los últimos tres o cuatro siglos. Sucedió a través del tiempo. Muchas personas de muchos lugares colonizaron a muchas personas de muchos lugares. El último tramo, que es lo que conocemos, son los últimos cuatrocientos o quinientos años y se trató más de una colonización occidental. Tenemos que ir más allá de la colonización y convertirla en algo posterior, convertirla en un pasado y ver lo que está más allá de eso. ¿Cómo trascender este mal necesario para convertirlo en tu propia cultura: volverlo a empaquetar, re-apropiarse del mismo, retomar tu propio valor y cultura y convertirlo en algo nuevo para el futuro? Tal vez ahí es donde el afro-futurismo se integra. Hablamos de los afro como esta hermosa tierra de ficción con la que podemos jugar y trascender el horror y la lucha de nuestra africanidad y nuestra negritud. ¿Qué hay sobre el futuro Afro?
HWT: El imperialismo no muere. Se retrae y se reforma. La naturaleza humana es afirmar y dominar. Es esta tendencia autodestructiva de la que tenemos que preocuparnos. En última instancia, conducirá a nuestra desaparición. Ha sucedido en el pasado varias veces y pasará de nuevo. Si creemos en “la raza” somos racistas. Es una estrategia de dividir y conquistar diseñada para mantenernos en competencia con nosotros mismos por el beneficio temporal de unos cuantos. Todos estamos envenenados con la ilusión de la diferencia racial. El problema es que nadie puede ganar esta carrera; sólo podemos cansarnos de correr.
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