04.04.2022
Con tinta, con luz, con palabras, sobre remeras, en redes, en las aulas, sobre papel y pared, Ame Canela graba las imágenes que nos faltan, la memoria marrón de nuestras calles, rostros, y vidas para hacer un nuevo surco donde brillen otras memorias posibles.
LAS VERDADERAS CHICAS SUPERPODEROSAS
NAVEGAR DE VERDAD
Acordate de mirar el cielo. Soltá el celu y la compu por un rato. Acordate de que hay un afuera y une otre. No te acostumbres a navegar sólo en el internet. Lo que me preocupa es que los seres humanos nos adaptamos rápido
TOMA DE TIERRAS EN GUERNICA
El otro día miraba el retrato de un albañil y leía cómo reclamaba un pedazo de tierra en Guernica. Él se preguntaba: ¿Cómo puede ser que nosotros que construimos casas, no tengamos una?
LA TAREA
He observado que en algunas escuelas, con aulas espaciosas, les niñes se aglomeran en una sola mesa a trabajar, sin darse cuenta que hay otras mucho más cómodas. El cuerpo se adapta a los espacios que habitamos, es parte de los procesos de adaptación de los que Darwin ya habló. En la mayoría de las realidades, los hogares son pequeños y se comparten con otres. Por eso creo que en las escuelas encontramos ese espacio con el que no contamos en casa. Espacio del que nos apropiamos, espacio en el cual corremos, gritamos, nos conocemos, jugamos a la mancha y a la pelota en el patio, nuestro lugar más preciado. Todos esos espacios son nuestros, porque los fuimos ganando, son territorios recuperados. Territorios que pronto volveremos a habitar.
AISLADO EN EL MAR DE LAS AUSENCIAS
El otro día llovió. La membrana que cubría el techo de chapa, ya no funca. Tuve que usar de baldes las ollas de la cocina, porque ahora hay más goteras. El barrio se inundó. Tenía que hacer la tarea. No me pude enganchar del wifi de mi vecino, la conexión andaba mal. Me fui al techo a ver si podía encontrar otro wifi. Desde acá arriba se ve todo distinto. El barrio se pone re feo cuando llueve, pero aún así, a veces me dan ganas de nadar por acá.
GENERACIÓN INQUILINA
Charlando con mi amiga, nos percatamos que somos parte de esa generación que no heredará casas de ningún familiar y que siempre tendrá que pagar por el techo que habitemos. Si nuestras madres no pueden acceder a una casa, para nuestra generación está difícil. Somos la generación inquilina, la generación sin casa propia. Como dice el poeta Walter Lezcano: “Hay una palabra que no sé qué significa: herencia”.
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