05.11.2018
Al ser la arquitectura parte elemental de las ecologías sociomedioambientales en las que vivimos, Godofredo Pereira analiza la responsabilidad que tiene la práctica arquitectónica de lograr un habitar del mundo más digno, común y justo.
Lo que sigue es que no sólo se debe disputar el futuro, sino nuestra relación con el tiempo.
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*Texto publicado originalmente en e-flux Architecture en la iniciativa Positions.
Ver el reciente estudio de la Universidad de Yale con evidencia de las diferencias raciales y económicas en efectos de la contaminación del aire: Cheryl Katz, “People in Poor Neighborhoods Breathe More Hazardous Particles”, en Scientific American, Environmental Health News, 1 de noviembre de 2012. Consultado el 3 de octubre de 2018: [https://www.scientificamerican.com/article/people-poor-neighborhoods-breatemore-hazardous-particles/]. (Recientemente, motivos similares han llevado al movimiento Black Lives Matter del Reino Unido a clausurar el aeropuerto de Londres como protesta).
Arturo Escobar, Encountering Development (Princeton: Princeton University Press, 1995); Eduardo Galeano, Open Veins of Latin America: Five Centuries of the Pillage of a Continent (Nueva York: Monthly Review Press, 1997); Eyal Weizman y Fazal Sheikh. The Conflict Shoreline: Colonization As Climate Change in the Negev Desert (Steidl, 2015); Jason W. Moore, Capitalism In The Web Of Life: Ecology And The Accumulation Of Capital (Londres: Verso, 2015).
Françoise Vergés, “A Racial Capitalocene,” en Gaye Theresa Johnson y Alex Lubin, Futures of Black Radicalism. (Londres: Verso, 2017).
Según cifras de Global Witness sobre asesinatos de activistas ambientales en 2016, 33 muertes fueron el resultado de conflictos contra la minería y el extractivismo, 23 contra la tala, 23 contra agronegocios, 18 contra la caza furtiva y 8 relacionados con conflictos por el agua. 105 personas asesinadas cuya ausencia deja una herida comunitaria.
Sobre este punto ver Eduardo Kohn, How Forests Think: Toward an Anthropology Beyond the Human (Berkeley, Londres: University of California Press, 2015).
Ver también Felix Guattari, Schizoanalytic Cartographies (Nueva York: Bloomsbury, 2013), para la importante distinción entre non-signifying y a-signifying semiotics.
Ver Nicholas Mirzoeff, Visualizing the Anthropocene (Public Culture 26, No. 2, 2014), p. 213–232.
Isabelle Stengers, “Introductory Notes on an Ecology of Practices,” Cultural Studies Review 11, no. 1, 2005.
Cada tecnología redistribuye un conjunto de coordenadas afectivas y abre posibilidades para la re-imaginación política, ya sea un conflicto sobre la resolución de sensores remotos, la clasificación de hidrocarburos o las estimaciones de la calificación crediticia financiera. Ver Godofredo Pereira, “Dead Commodities,” Cabinet 43, August 2011.
Ver el cuento de Ursula le Guin, Sur, publicado por primera vez en The New Yorker, 1 de febrero de 1982, 38. También ver Octavia E. Butler, Parable of the Sower, 1993.
Félix Guattari, Molecular Revolution (París: Union Generale d’editions, 1977), p. 95.
Me refiero al experimento zapatista en Chiapas, México; a las comunidades feministas kurdas autogestionadas de Rojava en Siria; y a la comunidad indígena autogestionada Tupacamaru de Alto Comedero, en Argentina. Estos son sólo algunos, entre una amplia lista de ejemplos de todo el mundo.
Sobre Barcelona en Comu, ver Manuela Zechner, Barcelona en Comu: The City as a Horizon for Radical Democracy, ROAR, 4 de marzo de 2015. Sobre la propuesta Yasuní ver Godofredo Pereira, Anomalous Alliances: Nature and Politics in the Yasuní Proposal, Anthropocene Curriculum & Campus, Haus der Kulturen der Welt, 2017.
Es importante destacar que dar consistencia en este sentido no es simplemente reforzar lo que existe, sino también brindar apoyo de tal manera que los colectivos puedan fortalecerse y transformarse.
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