18.06.2018
Pêdra Costa y Fernanda Nogueira hacen una genealogía de las prácticas post-pornográficas y sexo-disidentes que han resistido a la alienación del proyecto colonial en Brasil.
En el día 22 de febrero de 2014, en la sexta edición de la Muestra Marrana en Barcelona, presentamos algunos porno-casos que vamos a mencionar aquí. Fue un encuentro de iniciativas internacionales como Hágalo Usted Mismx (DIY) que están luchando para rehacer desde el presente el imaginario pornográfico por medio de discursas inconformadas, producciones artísticas y cinematográficas. Esta charla fue importante para marcar un diálogo entre diversas prácticas político-sexuales y disidentes de género, sobre todo latinoamericanas, y visibilizar las acciones del Colectivo Coiote en Brasil. ¿Qué mejor terreno que el momento político pre-Mundial para hacer este conjuro sexorcista? Nosotrxs, que acompañamos desde el exilio sexual injusticias cada vez más evidentes, tenemos que contribuir de alguna manera para denunciar internacionalmente los hechos del campo de batalla tropikal punk. Káwó Kábíeèsíleè! [2]
Este escrito nace de una relación textual y moviendo el culo, de seguimientos, fragmentos, pulsiones vitales, convulsiones y preguntas a través de las redes sociales de Pêdra y Fernanda. También surge de la rabia de percibir que mucha gente a nuestro alrededor poco sabe lo que pasó y lo que pasa en la tierra donde surgimos. Mientras enumerábamos y discutíamos obras y artistas, algunas cuestiones fundamentales sobre la condición sudaka en Europa estaban siempre presentes: ¿por qué es difícil encontrar narrativas e informaciones acerca de las prácticas post-pornográficas y sexo-disidentes del Sur Global? ¿Por qué tenemos más información sobre las “subculturas” del llamado “viejo” mundo que de las historias que sucedieron y están sucediendo en nosotros? ¿Por qué nuestras ficciones subversivas y realidades liberadoras son invisibles? ¿Qué política de invisibilización es esta que sigue actuando de manera férrea contra toda y cualquier disidencia estética, sexual, de género, comunal, social, etc.? ¿A quién le interesa el mecanismo de invisibilización de estas prácticas y narrativas subalternas incendiarias? Las epistemologías de los espacios sagrados de los Terreiros [3] por todo Brasil, de las ocupaciones urbanas antigentrificación, como la Flor do Asfalto en Río de Janeiro, de zonas como la Boca do Lixo en el centro de São Paulo e iniciativas editoriales que dan visibilidad a comunidades sexo-políticas, como Lampião da Esquina, no son reconocidas como válidas por el academicismo eurocéntrico.
Si todavía nos quieren imprimir la imagen de bicho/a extraño/rara que aparecen en los circos o en los museos, o si la cuestión es ignorar, invisibilizar, subyugar, señalar la diferencia para matar, ¡basta! Porque ya hemos invadido su territorio con todas nuestras “armas y municiones”.
Frente a la ausencia de informaciones al respecto de este repertorio que estamos intentando conectar en una gran red común transtemporal/regional, nos sentimos impulsadas a decir que el proyecto colonial no sólo se trata de segregar estas prácticas disidentes y libertarias, transformándolas performáticamente en minorías terroristas frente a la dictadura heteropatriarcal blanca y normativa. Cada contexto, una historia de lucha. El proyecto colonial promueve tanto el olvido como la expropiación de conocimiento. Revivir, re-hacer y recrear la memoria ¡es resistencia! Y es ahí donde se incluyen las diversas formas de intervención discursiva de las memorias, las tecnologías de reproducción de imágenes, los diversos medios, las redes de circulación abiertas, libres, autónomas y anónimas. Y cuando esta barrera en el campo de la visibilidad es transpuesta, todavía es necesario enfrentar la censura y el control de los que llegan a tener contacto con este material y los denuncian para prohibirlos. Sin embargo, de cualquier forma, seguimos ahí. ¡En la línea del Ecuador y en los márgenes se actúa! Acción es pensamiento. La memoria del cuerpo y los legados que cargamos tienen que encontrar salidas, ganar terreno, crear vínculos y ganar aliadxs, desestabilizando las certidumbres de los centros oficiales de conocimiento. Entonces, hay que crear nuestras ediciones piratas de subjetivación disidente en este territorio de resistencia.
AVISO: ¡nuestra post-pornografía no nació con Annie Sprinkle! Y no tiene fecha única de nacimiento, como nos hace creer el academicismo imperialista que somete otras temporalidades a la suya. Nuestra “ética marica” derrumba la idea de pionerismo, y reproductibilidad, originalidad, copyright, conceptos por los cuales todo el resto es considerado copia, falsificada y de baja calidad. ¡Somos copias para todos! Bajen su poder falocentrista porque ¡la misión va a ser cumplida! ¡Salve PaguFunk! [4]
¡Aquí se coge! La hora y el momento de la Pornochanchada
Empecemos por la maravillosa Pornochanchada y las posibilidades de práctica videográfica, discursos disruptivos y corporalidades no normativas que ésta reunió. La Pornochanchada nace en la Boca do Lixo, en la ciudad de São Paulo, una zona de trabajo sexual, cultura porno y comercio, de donde salieron muchos de los actores y actrices que terminaron siguiendo carrera interpretativa en la televisión. Los guiones mezclaban erotismo, sensualidad (a partir de la sexualización de determinadas partes desnudas del cuerpo) y parodia sexual en un repertorio popular que atraía un público masivo a los cines del centro de la ciudad.
La Pornochanchada fue beneficiada por la Ley de la Obligatoriedad impuesta en la dictadura para impedir la influencia de producción cultural/estética/política extranjera. Esta ley instituía que las producciones cinematográficas nacionales —que claramente pasaban por el control de la censura— ocupasen las salas de cine por el mayor tiempo posible. Y exigía que las películas nacionales que hubieran sido éxito de taquilla quedasen en cartelera hasta el momento en que el director se manifestara en contra.
Éste también fue uno de los motivos y razones del fin de la producción cinematográfica porno-callejera. A pesar de que las películas nunca fueron financiadas por el gobierno, pero sí por los comerciantes locales de la Boca do Lixo la mayoría de las veces, la política cinematográfica impuesta garantizaba el retorno financiero por las recaudaciones de taquilla. Con el fin de la dictadura militar, cae la Ley de la Obligatoriedad y las salas de cine pasan a ser invadidas no sólo por las producciones hollywoodenses, sino también por el porno patriarcal/comercial, con escenas de sexo heteronormativo explícito, que no aparecía en la poética porno-chancha (en español: porno-marrana). Era una realidad nueva totalmente compatible con el objetivo de adoptar en el país una economía neoliberal por medio de la imposición de una subjetividad enlatada para impulsar el consumo masivo.
¿Pero cómo surge esta poética pornográfica? Algunas pornochanchadas brasileiras devoran la chanchada italiana con salsa picante y ofrecen una parodia de aquel comportamiento conservador en relación a las sexualidades y a los géneros esperados por el régimen militar en la cumbre de la dictadura. Aquel momento político represivo estaba marcado por el silenciamiento y por la violencia en nombre del orden y de la normalización de la vida, sin espacio para la discordancia o para las posibilidades de transformación social, sobre todo traídas desde abajo y a la izquierda. Aun así la pornochanchada logra diseminar una filosofía de la deconstrucción tupiniquim; la “más básica deconstrucción”, que pasa por la risa, por la distancia y el extrañamiento que ésta provoca entre el sujeto que actúa y la acción, desestabilizando los comportamientos naturalizados y minando los valores familiares.
Así, surgen películas que transgreden el repertorio conservador de los cuentos de hadas europeos y parodian clásicos del cine estadounidense con guiones que confrontan, por ejemplo, el imaginario del privilegio del macho, las relaciones monogámicas machistas, o que evidencian la construcción de la feminidad a través de la parodia de los estereotipos binarios de género. [5] En la década de 1970, la pornochanchada actuaba subrepticiamente por un cambio en la mente de su público consumista, probablemente formado por hombres heteronormados. Sí, en la América Latina la paradoja es común: podemos encontrar impulsos libertarios junto a una fuerza conservadora, en el mismo cuerpo y discurso. Este fue el caso de la pornochanchada.
As Cangaceiras Eróticas
La película que más nos interesa es As Cangaceiras Eróticas. La narrativa se desarrolla en el noreste del país, una zona fuertemente estigmatizada por los centros económicos de Río de Janeiro y São Paulo en aquel momento. El guión no se detiene en el escenario urbano, sino en las zonas donde impera el coronelismo y la (in)justicia con las propias armas. Rodada en 1974 bajo la dirección de Roberto Mauro, esta película viene no sólo para re-encarnar la figura heroica marginal de lxs cangaceirxs, sino a trastornar cualquier idea conservadora de lo que puede ser una mujer. Una narrativa que confronta la dulzura femenina sistemáticamente impuesta, el lugar de acción de la mujer y los roles que debe cumplir socialmente. En los primeros minutos de la película ya aparecen diálogos tan potentes como “¡¿Por casualidad el único destino de la mujer es la cocina o la costura?!”, o aún “¿Vienes con nosotras? ¿O prefieres ir a la ciudad para ser esclavizada por patrones o por maridos celosos?”, enunciadas por una de las personajes que asume el papel de liderazgo en las acciones del grupo hasta el final de la trama. Sin embargo, si por un lado las expectativas patriarcales son frustradas durante la película, por otro, algunas características heteronormativas son reforzadas.
La acción directa, organizada, programática y justiciera de las cangaceiras pone en evidencia “el machismo nuestro de cada día”. Un periodista de la comunidad revela el gran malestar frente a la emancipación de aquel grupo de mujeres: “La vergüenza no nos permite salir de casa. (…) y para terminar con esta desmoralización, es necesario que exterminemos esta banda de cangaceiras eróticas. Sugiero que organicemos una cruzada en contra de esta banda de delincuentes sexuales”. O amenazas tan claras que espejean directamente la fuerza terrorista de las cangaceiras frente al orden patriarcal establecido: “vamos a terminar de una vez con estas mujer macho”. En el final del guión se dice la frase que vincula directamente este texto a la película: ¡no se puede acabar con la leyenda!
La Gang del Movimiento del Arte Porno por el strip-tease del arte
Entre 1980 y 1984, el Movimiento de Arte Porno (MAP) [6] estaba produciendo y actuando en contra de la represión y la normalización de los cuerpos, intensificada durante la dictadura militar en el país (1964-1985), e interviniendo en el imaginario castrado(r) brasileiro. Su programa poético y performático buscaba subvertir los regímenes de visibilidad de las sexualidades y promover nuevas tácticas de acción. La propuesta del colectivo Gang, brazo performativo del Movimiento, era desprender el arte y la literatura de sus espacios convencionales para presentarlos de manera provocativa, con el cuerpo, en el espacio público. Las tácticas de guerrilla artística del colectivo incluyeron intervenciones en teatros, plazas, playas, encuentros públicos en Cinelândia —el corazón pulsante y socialmente contradictorio de la ciudad de Río–, entre otros.
Los participantes producían libros de bolsillo, adhesivos, comics, fanzines, playeras, postales, poemas-objeto, carteles y otros trabajos de edición propia que también circularon por la red de arte postal, aprovechando todos los medios gráficos disponibles. Publicaciones que reunían las notas y experiencias performáticas del Movimiento, que trataban de afectar fuertemente la percepción del cuerpo y del lenguaje en un ambiente todavía restringido por la moral conservadora y por la represión política.
Un conjunto de expresiones del Movimiento de Arte Porno se posiciona en contra de la ortodoxia literaria, integrando manifestaciones que daban impulso a nuevos modos de vida, comportamiento y creatividad. En aquel momento lo “pornográfico” ya parecía como una noción condenable, repleta de resonancias negativas. El MAP, sin embargo, trabajaba con aquellos elementos que exaltan la libido, la sensualidad, las relaciones afectivas y libertarias para deconstruir la censura que borraba y despreciaba estas relaciones en el lenguaje cotidiano, y para hacer un llamado a favor de la subversión de la pornografía tradicional. Al mismo tiempo el Movimiento trató de poner en evidencia la convivencia peligrosa con palabras y expresiones que se volvieron habituales durante la dictadura, como “tortura”, “desaparición”, “poder”, “censura”, “miseria”, “hambre”. En este contexto, la Gang trataba de provocar una “deshabituación” del cuerpo y de la palabra. No había palabra que no mereciera ser utilizada, como no había zona del cuerpo que debiera ser censurada. El grupo buscaba así desestabilizar aquella normalización autoritaria que había contaminado el cuerpo y transferido de forma eficaz la censura dictatorial sobre la información y los debates políticos a la “autocensura”, cada vez más generalizada.
La Gang del Movimiento de Arte Porno, colectivo de corta existencia y de actuación táctica, buscó modos creativos de provocar fisuras en esta estructura y contrarrestar de forma directa la seriedad castradora que el Estado totalitario intentó inculcar en aquellos pasados dieciséis años de dictadura.
Descolonización tropikaos anarko-punk-kúia post-porno-terrorética
Así como no podemos dejar de mencionar dos importantes películas, Vera (1986)7 y Meu amigo Claudia (2009), [8] es imposible cerrar la presentación sin referirse a la ola de artistas que actualmente confrontan los modos hegemónicos de subjetivación. Principalmente, Solange, tô aberta!, un proyecto drag-punk-funk que nace en Salvador en 2006, que trae en un conjunto de cuerpos los deseos transtornados, la parodia en relación a la construcción binaria de géneros, y propone la valorización del funk carioca. Mencionamos este proyecto pues se conecta afectivamente con espacios y acciones de artistas y activistas como Jota Mombaça, la Musa Michelle Mattiuzzi, la Casa Selvática, el Espaço Impróprio, [9] la banda gay punk Gay-O-Hazard, la propuesta Antropofagia Icamiaba de Taís Lobo, Kleper Reis y el Cu é Lindo, el Bloco Livre Reciclato, el Museo de Colagens Urbanas, AnarcoFunk, Teatro de Operações, Coletivo Coiote, personas en situación de calle y más.
En la presentación en Barcelona que mencionamos al principio del texto nuestro enfoque fue, principalmente, el Coletivo Coiote. Las acciones del grupo representan algo completamente confrontador incluso dentro de un campo de construcción estética, política y experimental como la Muestra Marrana, referencia internacional para la comunidad post-porno. El Coletivo Coiote genera un espacio particular real y simbólico de denuncia en Brasil, y osa trabar un enfrentamiento que actúa en el núcleo de las estructuras coloniales de dominación. A través de la acción performática directa, el Coiote promueve una de las propuestas artísticas más radicales en Brasil, tratando de demostrar cómo esta colonialidad persiste en el cuerpo social.
La visibilidad del colectivo a nivel internacional, en un evento post-porno Hágalo Usted Mismx, además de dar a conocer el post-pornoterrorismo que se realiza en Brasil, fue una decisión política. Llamó la atención hacia la necesidad de pensar estrategias de solidaridad antisistema trans-border entre las agrupaciones sexo-activistas, inclusive en Brasil, escenario del post-porno-tropikaos-terrorista. Esta decisión política es la que motiva también el presente artículo.
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[1] Una versión extendida de este texto fue publicada en la edición número 5 de la Revista Rosa – Especial Post-Porno, diciembre 2014. Disponible en: https://medium.com/revista-rosa-5.
[2] La expresión Káwó Kábíẹèsílẹè! es el saludo en lengua Yorùbá al Orixá Xangô del Candomblé. En Brasil se acostumbra traducir como “bienvenida al Rey de la Tierra”. También significa “admiren y contemplen a aquel que sabe la respuesta para todas las preguntas antes siquiera de éstas existir en la faz de la Tierra”.
[3] Terreiro en los cultos afro-brasileiros es el lugar donde se realizan los prácticas ceremoniales y son hechas ofrendas a los Orishás. N. del T.
[4] PaguFunk es un grupo feminista de funk en el que mujeres de la periferia de Río de Janeiro cantan sobre su vida cotidiana. Cf. <https://soundcloud.com/pagufunk>
[5] Algunos ejemplos son: Histórias que as nossas babás NÃO contavam (1979), A Banana mecânica (1974), Nos tempos da Vaselina (1979), Dona Flor e seus dois maridos (1976), A Super Fêmea (1973), Caçadas Eróticas (1984), Cada um dá o que tem (1975), As rainhas da pornografia (1984), A dama do lotação (1978), A noite das taras (1980), Gente que transa… os imorais (1974), Elas são do baralho (1977), O bem dotado – o homem de Itu (1978).
[6] Formaron parte del colectivo Gang: Eduardo Kac, el «Bufão do Escracho»; Cairo de Assis Trindade, el «Príncipe Pornô»; Teresa Jardim, la «Dama da Bandalha»; Denise Henriques de Assis Trindade, la «Princesa Pornô»; Sandra Terra, la «Lady Bagaceira»; Ana Miranda, la «Cigana Sacana»; Cynthia Dorneles, y lxs «Surubins», lxs niñxs Joana Jardim y Daniel Trindade.
[7] La película Vera, dirigida por Sérgio Toledo, está basada en la historia de vida del hombre-trans Anderson Bigode Herzer, que escribió el libro A queda para o alto, publicado en 1982.
[8] El documental dirigido por Dácio Pinheiro visibilizó la vida de Cláudia Wonder. Ella inició su carrera artística en los cabarés nocturnos de la Boca do Lixo y fue la primera travesti en participar de las películas de la Pornochanchada. Fue también un ícono en la lucha por los derechos de las personas trans en Brasil.
[9] Espaço Impróprio (2003-2011) fue una casa cultural anarco-punk en São Paulo que realizó los primeros eventos queer en Brasil.
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