Invitamos a 10 curadores a seleccionar una exhibición que consideran importante en la historia del arte contemporáneo en «Latinoamérica».
1. Utopías invertidas: Arte de vanguardia en América Latina
Exposición colectiva
Curada por Mari Carmen Ramirez y Héctor Olea
20 de junio al 12 de septiembre de 2004
Museo de Bellas Artes de Houston
Houston, Texas, USA
Por Patricia Restrepo
Curadora y escritora radicada en Houston, Texas
Co-curada por Mari Carmen Ramirez y Héctor Olea en el Museo de Bellas Artes de Houston en el 2004, Utopías invertidas argumentó audazmente que la producción vanguardista de América Latina era legítima y autónoma en relación a los avances contemporáneos en Europa y los Estados Unidos, no meras regurgitaciones de construcciones formales y teóricas importadas. Utopías invertidas incluyó obras de arte realizadas a lo largo de un gran periodo —de 1920 a 1970— y en una amplia franja geográfica —el Caribe, México, Centro y Sudamérica—, pero no apostó por la integridad en ninguna de las clasificaciones. Además, la exposición evitó una narrativa teleológica convencional; en cambio, ésta estaba estructurada a partir de una red maleable de seis grupos poéticos o “constelaciones”, que exponían las conexiones temáticas entre el trabajo heterogéneo. El flexible abordaje curatorial de la exposición previno la compresión de producciones vanguardistas complejas en Latinoamérica.
El legado de Utopías invertidas reside en su inserción de “historias borradas” dentro del canon, convirtiendo aquellos trabajos comúnmente vistos como periféricos en revolucionarios, al tiempo que desmontó las visiones esencialistas del arte latinoamericano como algo primitivo o exótico y creó una comprensión mucho más matizada de la particular contribución que la variada región hizo al modernismo. La muestra se rehusó a relegar las vanguardias latinoamericanas a un estado subalterno a pesar de su percibida deriva, en lugar de centrarse en el ímpetu autóctono y su confección como heterotopías.
Así como combatió esencialismos, Utopías invertidas propuso que en las características sobresalientes de la contribución de esta región a las vanguardias se encuentra una adopción de la tradición como tema central de la expansión del movimiento de vanguardia, un eclecticismo formal, y una búsqueda por fines no estéticos dentro de sus prácticas artísticas.
2. Terreno de experiencia 1
Exposición colectiva
Curada por Jorge Villacorta, Cécile Zoonens y David Mutal
18 al 28 de octubre de 2000
Sala Luis Miró Quesada Garland
Lima, Perú
Por Florencia Portocarrero
Curadora e investigadora radicada en Lima
Con la consigna “por la alteración del uso del espacio” en el subtítulo, la apuesta de Terreno de experiencia 1 consistió en dejar abierto el espacio expositivo entre las 11 de la mañana hasta la medianoche. De esta forma, Terreno de experiencia 1 funcionó como un programa público continuo, que promovió situaciones experimentales entre los artistas invitados y la audiencia, señalando “que lo que se recupera como primordial es la capacidad humana para relacionarse”.
Este evento híbrido fue una muestra importante porque en él convergieron presentaciones, performances, video-instalaciones, intervenciones del público y una sala de lectura con 200 publicaciones de arte contemporáneo, en un momento en que estas últimas eran escasas e incluso no llegaban a Lima. Terreno de experiencia 1 planteó, de manera clara y radical, un cambio en las maneras, las lógicas y las expectativas de lo que hasta ese momento en Lima se pensaba que debía ser una exposición y el uso del espacio de una galería.
Los artistas que formaron parte de la muestra fueron: David Mutal, PPPP, x-plaztikk, La Klinika [Armando Andrade Tudela, Cherman, Gilda Mantilla, Rodrigo Quijano]. Los artistas invitados fueron: Rafo Ráez, Angie Bonino, Oscar Naters y Ana Zavala, Fuga de talentos, Billy Hare, David Mutal, Susana Torres y Gilda Mantilla, Fernando Bryce y x-plaztikk, Elena Tejada-Herrera y Paul M. Waschkau.
3. Centroamérica y el Caribe: Una historia en blanco y negro (En Representaciones Nacionales, XXIV Bienal de São Paulo)
Exposición colectiva
Curada por Virginia Pérez-Ratton
3 de octubre al 3 de diciembre de 1998
Pabellón Ciccillo Matarazzo
São Paulo, Brasil
Por Lola Malavasi
Curadora e investigadora radicada en San José, Costa Rica
Priscilla Monge, Lecciones de maquillaje, 1998. Still de video. Imagen cortesía Archivo TEOR/éTica
Luego de haber visto MESóTICA II (1994), exposición que buscaba hacer una mirada comprensiva del arte en Centroamérica, Paulo Herkenhoff, curador en jefe de la XXIV Bienal de São Paulo, invitó a la curadora Virginia Pérez-Ratton a hacer la selección de artistas de Centroamérica y el Caribe, como parte de la sección Representaciones Nacionales de la bienal. A pesar de conocer las limitaciones y dificultades de una exposición que respondiera a representaciones nacionales —o en este caso, a una regional— Virginia entendía la urgencia de incluir esta región en un evento como la bienal. El resultado, Centroamérica y el Caribe: Una historia en blanco y negro, partía del tema de antropofagia, propuesto por la bienal. Sin embargo, planteaba entender la región a partir de la filosofía de Edouard Glissant. Glissant veía al Caribe como una sociedad en la cual las identidades se definen siempre a partir del otro, constantemente entrelazándose. Virginia proponía que este tipo de mestizaje, constante y actual, era la manera particular en la cual la antropofagia cultural se practicaba en el istmo también. Esta selección marcó un momento clave, en el cual el pensamiento que se comenzaba a generar sobre Centroamérica reconocía la necesidad de entender e incluir al Caribe como parte de esa articulación. Así mismo, su inclusión en la bienal dio un reconocimiento importante a la producción regional, a menudo excluida de los discursos del arte de Latinoamérica. Los participantes fueron Moisés Barrios (Guatemala), Regina Aguilar (Honduras), Raúl Quintanilla (Nicaragua), Priscilla Monge (Costa Rica), Abigail Hadid (Trinidad), Sandra Eleta (Panamá), Carlos Garaicoa (Cuba), Allora y Calzadilla (Puerto Rico), Albert Chong (Jamaica), Luis Paredes (El Salvador), Ernest Breuler (Martinica), Mario Benjamin (Haití) y Martín López (República Dominicana).
4. Terreno Peligroso / Danger Zone
Un intercambio entre chicanos y chilangos
Organizado por Lorena Wolffer, Josephine Ramírez y Guillermo Gómez-Peña
31 de enero al 26 de febrero de 1995
Museo Ex-Teresa Arte Actual, Ciudad de México y Center for the Arts of Performance de UCLA, Los Ángeles
Por Lorena Tabares Salamanca
En 1995 se realizó un encuentro de artistas latinos residentes en la Ciudad de México y en Los Ángeles. Este intercambio entre prácticas artísticas de dos confines diferentes de la Tierra, propuso un acercamiento al performance y a las realidades que presenta a pesar de la distancia que significa una frontera geográfica (la frontera entre México y los Estados Unidos): así surgió Terreno Peligroso / Danger Zone.
Terreno Peligroso atraviesa (fractura) el performance como una única y efímera presentación en escena e introduce a los participantes y al público, en tres momentos que ocurren entre el espacio privado de la institución cultural y el espacio público, y paralelamente en una serie de intervenciones textuales en el periódico La Jornada denominadas “Asaltos”. La experiencia performativa se extiende en el tiempo, en tanto que en el texto.
Luis Alfaro, Elia Arce, Nao Bustamante, Guillermo Gómez-Peña, Rubén Martínez y Roberto Sifuentes, artistas en su mayoría de origen “chicano”, junto con Elvira Santamaria, Felipe Ehrenberg, César Martínez, Eugenia Vargas y Lorena Wolffer, artistas radicados en México y mayoritariamente “chilangos”, aparecen en un primer momento como los protagonistas de una “Rueda de prensa” que resulta un artificio de un instante; se trata más bien de un escenario para acciones simultáneas, individuales y coparticipadas. Luego, en una auténtica “Conferencia de prensa”, cada uno pone sobre la mesa temáticas relacionadas con su trabajo; la homosexualidad, el SIDA, las fronteras palpables para los latinos, estereotipos alrededor de los mismos y la migración. En esta ocasión Enhrenberg viste una corbata tras otra y Rogelio Villareal, como uno de los invitados, habla de lo que serán los Asaltos.
Por último, y en el lapso de una semana en México, Alfaro aparece en escena con El juego de la jotería; Arce con I Have So Many Stitches That Sometimes I Dream That I’m Sick; Bustamante interviene en el espacio con American, The Beautiful; Gómez-Peña y Sifuentes presentaron Borderama; Felipe Ehrenberg participó con No Man’s Land; César Martínez con Performan-cena; Elvira Santamaria y Eugenia Vargas con una acción subtitulada “Arrastrando un cuerpo”, acción que transita entre Ex-Teresa y la Plaza de la Constitución; y Lorena Wolffer y Rubén Martínez con dos acciones intituladas.
5. Ante América
Exposición colectiva
Curada por Gerardo Mosquera, Carolina Ponce de León y Rachel Weiss
27 de octubre al 20 de diciembre de 1992
Banco de la República, Biblioteca Luis Ángel Arango
Bogotá, Colombia
Por Santiago Pinyol
Artista y educador radicado en Bogotá
Juan Francisco Also, Por América, 1986. Imagen tomada del catálogo de la exposición vía Víctor Albarracín.
Ante América sucede en un momento históricamente complicado: el principio de los años noventa en Colombia está marcado por la narcoviolencia, un estado general de inestabilidad política y por la “celebración” de los quinientos años del “Encuentro de los dos mundos”. Esta encrucijada se encuentra con una respuesta crítica, desde una toma de posición poscolonial, que materializa un malestar histórico desde las periferias, donde se realiza un cuestionamiento de la relación de poder norte/sur, las construcciones políticas de identidad y el paradigma excluyente del arte occidental.
En este contexto, Carolina Ponce de León invitó a Gerardo Mosquera a pensar una exposición y juntos invitaron a la curadora estadounidense Rachel Weiss. Ante América fue un caballo de Troya institucional que permitió que sucediera un evento anti-conmemorativo que marcó una época. Consistió en dos exposiciones y un simposio en la Biblioteca Luis Ángel Arango en Bogotá en el año 1992. En la exposición principal, Ante América, participaron veintisiete artistas (latinoamericanos, latinos, afroamericanos, nativo-americanos) de todo el hemisferio americano, y la segunda, Cambio de foco, incluyó ocho artistas latinoamericanos especializados en medios fotográficos.
Criticada localmente por el tono político de la muestra, Ante América evidenciaba temas relacionados con el impacto de la violencia política en la vida colombiana, al mismo tiempo que dejó fuera a los “grandes maestros” del modernismo local para dar paso a un relevo generacional que Ponce de León gestó desde su programa Nuevos nombres (1985). Itinerando en varios museos internacionales, la muestra se convirtió en la cara del arte latinoamericano en el exterior, de manera que logró establecer un diálogo con el norte, superando estereotipos del arte latinoamericano a través de un ejercicio de reflexión y autodefinición.
Marina Gutiérrez, Homenaje a Ana Mendieta, 1988. Imagen tomada del catálogo de la exposición vía Víctor Albarracín.
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