Reportes - Brasil

Davi Kopenawa Yanomami

Tiempo de lectura: 9 minutos

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03.07.2023

Cuando la oscuridad se haga presente, volveremos a soñar

En el marco de la exposición de Claudia Andujar y la lucha Yanomami en el MUAC, platicamos con Davi Kopenawa —chamán y líder yanomami— alrededor de los sueños y la inminente caída del cielo.

danie valencia sepúlveda: Antes de comenzar me gustaría mucho expresarle toda mi admiración y respeto por la fuerza y el coraje con el que viene visibilizando la lucha del pueblo Yanomami ante la masacre desatada por los gobiernos herederos de la violencia colonial.

Pensando en el trabajo de la fotógrafa brasileña Claudia Andujar y el registro de muchos momentos de la lucha de su pueblo ubicado en Brasil, me gustaría intentar idear un par de provocaciones sobre los sueños y lo sensible, sobre todo en relación a lo que usted y Bruce Albert nos presentaron en aquel libro célebre La Chute du ciel: Paroles d’un chaman yanomami [La caída del cielo: palabras de un chamán yanomami].

¿Qué importancia tienen los sueños para la transformación de nuestra sensibilidad?

Davi Kopenawa Yanomami: Para hablar de sueños, es necesario contar un poco sobre el pensamiento de mi pueblo. Es más sencillo responder a partir de la forma en la que nosotres pensamos. Omama es el creador de nosotres, de la tierra, de la selva y de todo lo que habita en ellas, pese a que haya personas no indígenas que piensen diferente. Entonces, quienes guardan el conocimiento sobre los sueños son les Pajé, elles son quienes guardan la historia, no en papel sino en el pensamiento que se guarda en la cabeza, guardan el conocimiento del pueblo Yanomami, el conocimiento sobre los sueños y todo conocimiento en general. Nosotres conocemos el mundo como Urihi, también Hutukara1, que cuida de nosotres.

Entonces la historia de Omama cuenta el inicio del mundo entero, la tierra, el cielo, la claridad, la oscuridad, la luna, el sol. Omama se encargó de juntar todo eso. El primer evento que realizó fue oscurecer; Titiri es la oscuridad, aunque Omama no lo conocía porque en ese tiempo en nuestra tierra era una novedad y no había mucho pensamiento como ahora lo tenemos, apenas estaba comenzando a crecer. Entonces mi pueblo Yanomami se dio cuenta que no teníamos oscuridad, todo el tiempo había claridad, todo era siempre claro, y por eso elles no podían dormir, usaban las hojas caídas para hacer humo alrededor de los campamentos con la intención de conseguir dormir, pero no lo conseguían; no conseguían soñar.

El tiempo pasó y pasaron los años, entonces el hijo de Omama ––creo que era su hijo o su nieto–– nació, creció y se volvió cazador; su padre no lo eligió, simplemente nació, cumplió diez años y comenzó a cazar, ahí fue que él encontró Titiri-oscuridad cantando en el bosque. El niño cazador, curioso por saber de dónde venía el canto, caminó hasta encontrar de dónde provenía. Titiri-oscuridad cantaba igual al mutum. ¿Tú conoces al mutum?

dvs: No.

DKY: Es que creo que aquí [en México] no hay, sólo hay en Brasil, el lugar donde Omama nació. El mutum es un pájaro. Entonces, el mutum estaba sentado en una rama de un árbol en el bosque; alrededor de él estaba oscuro, afuera todo era claro, excepto en dónde el mutum se encontraba. Esta historia es muy antigua y muy larga para que nuestres hijes y nuestres nietes la aprendan, pues ahí se formó la oscuridad.

El niño cazador llegó muy cerca de donde el mutum cantaba, siempre se escuchaba en lugares diferentes, el primer lugar fue en el agua del río, el cazador siempre atento para saber cómo es que estaba cantando, él lograba entender cuando un mutum cantaba —m-hu-hum-hum-uhm-hum-hum—, lo volteaba a ver, pero el niño cazador no se asustaba, mutum seguía cantando uhm-hum-hum, entonces el niño se acercó mucho más, se acercó diez metros, vio obscuro alrededor y al mutum sentado, cantando y contando historias sobre cuál iba a ser el nombre de los lugares, del río, de las distintas regiones. Fue ahí que una vez que él estaba en la oscuridad, decidió acostarse y tuvo un sueño, lo primero que soñó fue a Titiri-oscuridad que cantaba: m-hum-hum-hum. El niño se despertó y Titiri continuó cantando, así que se levantó y se regresó a casa para llamar a los otros: sus tíos, sus hermanos, su padre.

Llegó y le contó a su padre que había encontrado un lugar al que no había logrado acercarse mucho porque estaba muy oscuro, que había un pájaro cantando que no había tampoco logrado ver pero que cantó los nombres de los lugares y espacios alrededor, después el niño se acostó, y así había logrado soñar. Decidieron ir a ver qué estaba pasando, llevaron una vela para encender. Caminaron hasta llegar al lugar en dónde el mutum se encontraba cantando y Titiri comenzó a cantar —mhumhumhum—, el xapiri lo escuchó también: “Titiri es el primer pájaro de la oscuridad, vamos a matarlo, a tirarle una flecha, así cuando se caiga esparcirá la oscuridad”, entonces al escuchar eso las personas decidieron ir hasta allá, esta vez más cerca.

Llegaron hasta allá y 120 metros se encontraba allá arriba, cuando llegaron comenzaron a pensar sobre la mejor forma de matarlo, así que vieron al niño cazador, le pidieron subir al árbol para usar una lanza con veneno, mientras que otro esperaría para ahorcarlo. Una vez que lograron decidirlo, el cazador subió cerca con su lanza mientras que otro más estaba listo para ahorcarlo. Usó la lanza: ¡Clackchiii! y el pájaro comenzó a desplomarse esparciendo ruido, y al caer al suelo también cayó la oscuridad.

Así fue como la oscuridad llegó al mundo, esta es una historia muy importante para nuestres hijes en el pueblo Yanomami.

Después de esto, ellos se quedaron dormidos alrededor de media hora, cuando despertaron se llevaron al mutum para comérselo. El Pajé les dijo: “hemos cazado, vamos a llevarlo para casa, ahora es también nuestra comida, es alimento”. Cuando llegaron a la comunidad anunciaron: “hemos conseguido oscuridad para dormir y descansar, así vamos a soñar todo lo que compone al mundo entero: el sol, la luna, oscuridad, la neblina”. Y así todos consiguieron dormir y soñar, soñaron con el mar, con toda la riqueza de la tierra ––y es que en aquel tiempo no había invasores explotando la tierra, no había hombres blancos para robarlo todo––, soñaban con abundancia pero también tenían pesadillas relacionadas con peleas y conflictos, y si soñaban con conflictos sabían que al despertar no habría elección y los conflictos podían crecer. Pero el primer sueño que tuvieron era la tierra abundante al nacer, porque la tierra es muy importante para tener comida, es con lo que nos alimentamos. Pero los blancos siempre traen conflictos, ellos sueñan con eso, con maltratar la tierra, ser jefe malo contra la tierra, contra la belleza de Omama. Hemos tenido sueños donde el hombre blanco trae enfermedades para quedarse con nuestras tierras, ese es un sueño muy feo.

Yo no puedo quedarme al lado de los hombres blancos, están en todo el mundo, crecen sus poblaciones y crecen las ciudades, yo no puedo quedarme a su lado porque los soñé robando nuestras tierras, matando a nuestres hijes, matando nuestro pueblo, ensuciando el agua, matando peces. Yo no puedo matar a mi hermano, traicionar a mi pueblo. Omama está atento acompañándonos y es por eso que reclamamos nuestro derecho a la tierra.

El sueño nació así, brotó como de un árbol, un árbol especial que da muchas flores, así el sueño va andando, esparciéndose. Llega incluso hasta nuestres enemigues no indígenas, así ellos sueñan, pero no les prestan atención a sus sueños, los únicos sueños que les importan es donde matan indios, roban sus tierras y aumentan el valor de nuestra tierra, nuestro bienestar en el mercado. Yo te cuento esto desde mi propia voz, porque lo he visto.

dvs: Muchas gracias, señor, es una honra escuchar esta historia desde su propia voz. Me gustaría pedirle alguna reflexión, un consejo para jóvenes artistas de las distintas comunidades indígenas que están aproximándose a espacios hostiles o que siguen en la lucha a la vez que comparten sus experiencias en el mundo del arte.

DKY: Me gustaría mandarles un mensaje a todes mis hermanes, mis parientes. Hutukara está al pendiente de nosotres, sustenta nuestra salud, nuestro pensamiento y nuestra lucha. El hombre blanco llegó para robarse nuestro bosque, nuestra selva. El creador del mundo nos dejó pensamientos diferentes, pero podemos hacernos entender entre nosotres, a diferencia del hombre blanco que vive en las ciudades, que explota, acaba con los árboles para su único beneficio y quiere ser dueño de todo, no tiene ninguna responsabilidad porque destruir es fácil para él, pero no así reparar. La deforestación, los hoyos gigantes en la tierra y la contaminación de nuestros ríos y la muerte de nuestros peces no se pueden arreglar; y, sin embargo, él sólo se interesa por el dinero.

Todos los gobiernos están empeñados en construir una sola lengua para todes a la vez que nos prohíben hablar nuestros propios idiomas, el hombre blanco en el gobierno se sirve al seguir engañando a todes. Aún se atreven a decir que hay indígenas que llaman “aculturados”, como si nos volviéramos blancos por hablar su lengua, usar su tecnología. Entonces quiero compartirles a todes les parientes que siguen luchando en todos los territorios, a quienes les han robado los derechos para poder fortalecer los de ellos [hombre blanco]: que esto no es verdad, por más que convivamos con su cultura, no cambia nuestra sangre, no cambia nuestra piel, no cambia la forma en la que Omama nos creó y vamos a continuar siendo indígenas hasta el fin. Pero tenemos que estar juntos, organizarnos contra políticos corruptos y todo tipo de invasores, recuperar nuestras tierras y nuestros derechos para la vivienda, para criar a nuestres hijes, para beber agua limpia. Tenemos que continuar en la lucha hasta el fin.

Glosario por orden de aparición:

Omama
Para el pueblo Yanomami, Oamama es la fuerza creadora del mundo que además protege los bosques, las selvas y al propio pueblo Yanomami. Antes de la llegada de Omama, la tierra ya existía habitada por hombres* que transmutaban constantemente en animales y otros seres, hasta que Omama llegó y creó otra selva, otra biósfera.

Pajé
Tanto para el pueblo Yanomami como para otros en Brasil, el Pajé es un líder comunitario que se encarga de resguardar la historia oral sobre los sueños, la vida en comunidad y su relación con el mundo.

Titiri (titiri-oscuridad)
Es el espíritu de la noche.

Mutum
Ave de la familia de los Cracidae que se encuentra en los bosques de Argentina, Bolivia y principalmente Brasil. En el relato con Davi Kopenawa, el mutum es habitado por Titiri, por eso identifican su canto con la oscuridad, misma que se esparce una vez que el ave es derribada.

Xapiri
Los xapiri son espíritus creados por Omama y están presentes para los chamanes desde niños, estos ayudan a los chamanes (tal es el caso de Davi Kopenawa) a comunicarse y mantener el equilibrio entre Omama, el cielo, la tierra y todo lo que en ella ocurre.

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