07.12.2020
Invocando el espectro del arcoíris, el curador Chatvichai Prommadhattavedi reflexiona entorno a la exhibición «Spectrosynthesis II – Exposure of Tolerance: LGBTQ in Southeast Asia» como parte de una genealogía en el campo del arte que reconoce la diversidad sexual y de género como parte inherente y siempre presente del hacer comunidad ante el autoritarismo.
La exhibición desarrolla aún más el trabajo curatorial de Spectrosynthesis—Asian LGBTQ Issues and Art Now [Spectrosynthesis: arte LGBT y asuntos actuales en Asia], la primera muestra de arte LGBTQ en Asia en una instancia pública que se celebró en 2017 en el Museo de Arte Contemporáneo de Taipei (MOCA), Taiwán. Fue un show significativo y de cierta forma una antorcha; una batalla de reconocimiento ganada en nombre de la diversidad sexual y de género a pesar de que Taiwán ya se considera a las personas LGBTQ al ser el primer y único país de Asia que ha aprobado una legislación sobre el matrimonio homosexual. La exhibición contenía alrededor de 50 obras hechas por 22 artistas, todes chino-descendientes de distintas partes del mundo. El programa trató temas importantes dentro de la sinosfera,[1] incluidas las tradiciones culturales chinas; la lucha contra la hegemonía de un sistema familiar patriarcal y la lucha por el reconocimiento de la comunidad LGBTQ en la sociedad en general, temas que se entremezclaron con las historias individuales y las imágenes visuales de les artistas. El coleccionista Patrick Sun, cuya colección de obras LGBTQ forma el pilar de la exposición, fue una fuerza importante detrás del proyecto, utilizando su colección para encabezar temas importantes en la comunidad LGBTQ.
El título de la exposición transmite su propósito: que del espectro de colores de la gama del arco iris surja un mayor sentido de comprensión y aceptación. El espectro y su símbolo de diversidad se convierte en el punto de partida para el concepto de la exhibición y el rango de siete colores se convierte en el logo del evento.
A medida que Spectrosynthesis viaja a Bangkok, como si extendiera el fuego de la disidencia a otra ciudad, se encontró con una población con una actitud un tanto despreocupada sobre el impulso conceptual que pretendía el programa y, en todo caso, le dio la bienvenida al fuego. Esto pudo haber sido el fin de la historia pionera si no hubiera sido por el hecho de que el resto del Sureste asiático es muy diferente a la Tailandia gay-friendly. En la segunda itinerancia de Spectrosynthesis la mayoría de las obras, aunque algunas son también de la primera exposición, provienen de distintas naciones del Sudeste asiático con distintas historias por contar, y Bangkok funge como plataforma para el intercambio de diálogo.
El Sudeste Asiático, hogar de estes artistas, ha sido azotado por los vientos de cambio durante milenios. Las primeras colonias indias en el siglo I a.C., las rutas comerciales a China y las islas de las especias en Indonesia, así como la colonización europea desde el siglo XVI en adelante, trajeron distintas culturas y religiones a la región: el hinduismo, budismo, islam, y el cristianismo, estableciendo el trasfondo y las diferentes limitaciones contextuales a las que han tenido que enfrentarse las minorías sexuales y de género. Aquí radica el potencial curatorial del contenido de la exposición: las obras de les artistas no solo comunican la singularidad de cada artista, sino que reflejan las comunidades en las que se criaron. Las obras junto a los discursos de les artistas plantean preguntas sobre las experiencias singulares de cada artista: cómo se sienten consigo mismes en relación con ser parte de una minoría sexual y de género disidente. A su vez, las historias se basan en las diferencias en sus orígenes culturalmente diversos. La muestra de Bangkok reflexiona sobre los contextos sociales utilizando un esquema curatorial que busca contrastar experiencias singulares con sociedades más amplias. Tal fue la hipótesis inicial que determinó la invitación de 5 decenas de artistas de 15 países a participar en la exhibición, cada une de elles presentando sus historias en más de 130 obras. Para abordar temas tan diversos y complejos, se decidió organizar las obras en secciones para orientar al público y fomentar la participación en el proceso de contemplación.
Indonesia, por ejemplo, abrazó el hinduismo, cuya espiritualidad no tenía problema alguno con la libertad del cuerpo que naturaliza el desnudo de las mujeres indonesias antes de que la influencia islámica posterior las animara a cubrirse. Más recientemente, las versiones más tolerantes del Islam han tenido que ceder ante la reciente afluencia de interpretaciones islámicas conservadoras de Oriente Medio. Este cambio que constriñe cuerpos se reflejó en el cierre de una escuela islámica especial para estudiantes trans* en Yogyakarta, que el artista Yoppy Pieter lamentó en su instalación de fotos acompañadas del sonido de oraciones. En Backdrop of Beliefs, les artistas lidian con sus sociedades, aún más tradicionales en cuanto a la región, cómo reaccionan y se adaptan a ellas, y cómo la historia es una parte ineludible del diálogo contemporáneo sobre sexualidad y diversidad de género.
En el periodo de la expansión colonial occidental, entre el siglo XVI y XX, Tailandia, o Siam, nombre original, eludió el dominio colonial,[3] posiblemente la razón por la cual ha conservado, para bien o para mal, sus innumerables formas tradicionales, especialmente las relacionadas con su religión principal, el budismo. Una de las obras más controversiales de la exhibición es Portrait of Man in Habit #1, de Michael Chaovanasai. La obra es la respuesta del artista a un mito budista que excluye a las personas homosexuales y trans* de la ordenación sacerdotal, cuya validez el artista cuestiona. Su desafío plantea la cuestión de por qué un budista, como buscador de la verdad, no puede hacer una indagación libre de los mitos en el espíritu de uno de los discursos budistas, el Kalama Sutta, que lleva el nombre del Buda de la aldea que pronunció por primera vez el sermón hace veinticinco siglos.
El área de la actual Tailandia ha experimentado oleadas de migración desde el norte durante milenios. Les chines-tailandeses son ahora una gran parte del tejido de la población y quizás no sean ajenos a los mensajes en las obras de les artistas chines en la exposición. Los recortes de papel tradicionales de gran formato de Xiyadie atestan la vida de un hombre gay, casado y en el armario, que vive en las profundidades del campo chino. Un primogénito gay de una familia china-tailandés en Bangkok estaría muy familiarizado con esta presión. Puede que esté en negación, como se refleja en la película del artista tailandés Ohm Phanpiroj sobre un joven que se niega verbalmente, pero cede físicamente a una experiencia contraria.
La exposición Spectrosynthesis no ha sido concebida solo para o sobre la multitud LGBTQ. Es sexualmente explícita, pero no pornográfica. No es una exposición articulada por la rabia, tampoco busca ser impactante o narcisista. Puede que ni siquiera sea necesaria para Bangkok, dada la actitud abierta de la ciudad. No obstante, se trata sobre respetar los valores humanos, como son expresados por les artistas y la experiencia de ser parte de una minoría que, por pequeña que sea, debe ser incluida y honrada.
La exposición trata sobre los derechos humanos, la igualdad y el respeto por la diversidad sexual y de género. Les artistas comparten sus triunfos, batallas y dolor, algunes de elles, superades por la tragedia, no lograron salir.
Algunes todavía viven con limitaciones; por ejemplo, un artista de Brunai, Adam Hague, no usa su nombre real cuando expone en el extranjero; Anne Samat, de Malasia, pasa la mayor parte de su tiempo en Occidente, al igual que algunes otres artistas en el programa.
Crecer sexualmente diferente siempre ha sido un problema que ahora se empieza a abordar en el espacio de esta exposición en las obras de les jóvenes artistas. Ya sea que sus obras estén a la altura o no de les artistas de renombre internacional, deben estar presentes y escuchadas. Su voz es relevante para sus compañeres porque hablan directamente a una nueva generación en la audiencia. Estes jóvenes artistas están participando en el esfuerzo por lograr que las experiencias LGBTQ sean reconocidas como parte natural de la vida, que tengan la opción de permanecer en sus comunidades y seguir contribuyendo sin tener que esconderse. La diferencia de género no es de ninguna manera la única forma de persecución. La videoinstalación de le artista tailandés Arin Rungjang trata sobre el triunfo de la comunidad trans*. Sin embargo, el documento adjunto cuenta la historia de dos traumas yuxtapuestos en su vida: la desaparición de une amigue trans* admirade durante su juventud y la del padre de le artista en Alemania por ser extranjero. Existe un cruel rasgo tribal entre los humanos, tan horrible y sin sentido, que impulsa a las personas a rechazar a las minorías y discriminar a las personas que no parecen pertenecer.
Por supuesto, la humanidad también tiene un principio innegable de tolerancia. Los imperios y estados han surgido y caído en el sudeste asiático y sus diversos pueblos se han movido como parte del proceso. En una derrota, toda una comunidad podría reunirse y trasladarse a la ciudad de un vencedor, convirtiéndose en activos en la economía del nuevo lugar. El pueblo tailandés fue desplazado a Myanmar a finales del siglo XVIII tras la derrota de Ayuthaya, la capital del reino, y el pueblo musulmán se trasladó a Bangkok desde el sur. Sin embargo, se instituyó un mecanismo de afrontamiento pragmático que aseguró que los grupos étnicos estuvieran protegidos por el estado (Barom-Bodhisomphan) y que garantizara la libertad de practicar diferentes religiones (Sassanu-Pathumpok). Esta última es una tradición que se ha atribuido al emperador indio Ashoka, que gobernó en el siglo III a. C.. Primero se aplicó a los sujetos budistas, luego en Tailandia y luego se extendió para proteger a todas las demás religiones del reino. Estos desarrollos acumulativos a lo largo de la historia ayudaron a crear la actitud más tolerante que existe hoy en Tailandia. Los edictos de Ashoka, que se inscribieron en treinta pilares erigidos en todo el subcontinente indio, son una prueba tangible del vínculo cultural indoeuropeo que llega hasta el sudeste asiático. El título de la exposición en tailandés, una transposición del inglés a las lenguas indoeuropeas, se remonta y refleja este vínculo, dando crédito a la humanidad y la conexión cultural a través de los siglos.
¿Cuál ha sido el impacto de la exposición Spectrosynthesis? ¿El tema de la diversidad sexual y de género se ha convertido en parte de la conversación social dominante en la medida en que ya no necesita una etiqueta especial? Por supuesto que una exposición no puede hacer que esto suceda pero puede contribuir a la tendencia general. Les jóvenes visitantes de esta exposición han mostrado cierta madurez en su reacción y apreciación de la misma, como si esta generación joven hubiera crecido fuera del radar conservador a través de las redes sociales. Solo se necesitan unas pocas personas atentas para captar el mensaje y esparcirlo para hacer la diferencia. Hay indicios de que esto ya está sucediendo; cuanto más reflexiona e introduce el arte contemporáneo sobre cuestiones sociales, más gente se da cuenta. Tomemos, por ejemplo, la reciente racha de manifestaciones por la reforma democrática en Tailandia ( en septiembre y octubre de 2020). Las multitudes se reunieron para escuchar discursos y actuaciones artísticas e instalaciones en las calles. De hecho, la gente ha adoptado la comunicación a través del arte como un medio para explicarse. La inclusividad del movimiento político también es evidente; les miembres de la comunidad LGBTQ están bien representades: personalidades trans* y una pareja gay joven y prominente forman parte del liderazgo. ¿Pero es esto suficiente?
Siempre poniendo el arte en proximidad con las personas, Spectrosynthesis se encuentra entre las exposiciones de la Galería Bangkok Art and Culture Centre que han abordado temas con un agenda política, y la cuestión de la diversidad, ya sea étnica, de género o cultural, siempre ha sido parte de su mandato. En el contexto de la región, es una forma de encontrar alternativas a la cultura conformista y unidireccional. A menudo, la cultura contemporánea tiende a rechazar el pasado, pero a veces es útil seleccionar, espigar y escudriñar las capas de la historia. No menos importante la historia del arte que registra la próspera liberación social y cultural liderada por artistas.
La Sinosfera, la esfera cultural del este de Asia o la esfera cultural china, abarca los países del este y el sudeste de Asia que fueron históricamente influenciados por la cultura china.
La India colonial adoptó la cultura victoriana al por mayor. La Escuela de Pintura Prerrafaelita fue prominente en la cultura colonial británica en ese momento. El artista subvierte obras como The Meeting of Jacob and Rachel de William Dyce, sustituyendo a Rachel por una figura masculina para así volcarla sobre sí misma.
De hecho, Siam promulgó su propio tipo de política colonial con respecto a los estados menores bajo su influencia en nombre de la unificación política. Bajo la presión colonial británica y francesa, Siam fusionó estos estados a mediados del siglo XIX, introduciendo un fuerte gobierno central desde la capital, Bangkok.
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