Marginalia - Brasil

Solar dos Abacaxis

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31.01.2024

Un sueño que se sueña en conjunto; se materializa

Invitamos a la institución independiente Solar dos Abacaxis de Rio de Janeiro, Brasil a compartir parte de su experiencia a lo largo de estos 8 años, aniversario que celebramos junto a elles. . . larga vida a los proyectos que convocan y apuestan por otras sensibilidades desde el arte.

“(…)vivo el sueño que quiero soñar.
Camino entre deseos y materializaciones,
en una danza eterna de esperanzas(…)”

– Carlos Drummond de Andrade, «Sonho de Vida»

Estamos en la cascada Caixa da Mãe D’água, en Rio de Janeiro. La vegetación alrededor vibra al ritmo de cantos y tambores. Las personas presentes se acomodan sobre las piedras y algunas de ellas sumergen sus pies en el flujo de agua dulce.

Al instante siguiente estamos sentadxs en la arena de la playa de Arpoador, el sol se pone sobre la línea de Kalunga. En la arena, un objeto de barro y paja de la costa es elaborado en silencio sereno. La atmósfera es invadida por el ruido de las olas que revientan en la arena y el ruido distante de los bañistas restantes.
Más al frente, sobre la arena hay un barco encallado sobre el cual se proyectan dibujos de Kalunga. Una red de pesca suspende cortinas de pelo colorido, mientras que al lado ruge la llama de una antorcha de fuego vivo color naranja, sumando tonos al cielo cobreado.

Ahora nos encontramos sobre el suelo de piedras de un jardín dentro de una casa en ruinas ubicada en el barrio de Cosme Velho, donde todo comenzó. Debajo del árbol de mango desde donde cuelgan formas rojas de croché, testimoniamos el viento y la brisa sofocada de diciembre entre sus hojas.

El tránsito en este espacio se marca por una cronología oscilante.
Nos movemos hacía al frente y, dentro de un garage formado por arcos de piedra, se divisa lo que parecería una gran ruina – la arena se acumula meticulosamente en el suelo, sus montículos se mezclan con pequeños objetos que parecen emerger de otros tiempos. Todo parece haber sido colocado siglos atrás.

Dejamos el garage y entramos en la casa. El suelo de madera cruje por debajo de nuestros movimientos, seguimos avanzando: la pared de fondo de la sala está tomada por una gran pintura en tonos rojos, su composición está construida a partir de los planos de la bandera de Brasil.

Volvemos a salir y ahora nuevamente en el garage, hay una bandera de piedras portuguesas en blanco y negro instalada en el piso, sobre ésta se suspende un gran tronco de eucalipto. Parecería que en cualquier momento se caerá justo en el espejo que se encuentra directamente debajo, pero no lo hará.

Estos pasajes oníricos son, felizmente, memorias reales de diferentes experiencias realizadas por Solar dos Abacaxis a lo largo de estos años de actividades. Más allá de sus lazos afectivos, lo que estos recuerdos tienen en común es el hecho de que todos provienen de obras que son y fueron experiencias, instalaciones, acciones y objetos inéditos comisionados por la institución y desarrollados en sincera cercanía con cada unx de lxs artistas1.

Y en tanto esto, son aun y consecuentemente sueños realizados colectivamente.

Mucho se podrá decir sobre el potencial transformador, expansivo e innovador de propuestas soñadas por artistas. Sin caer en romanticismo, al final la práctica artística es, sobre todo, trabajo. Sin embargo, invertimos y nos empeñamos en la creencia de que el sueño y el deseo son (o deben ser) parte fundamental e indispensable del trabajo. En la realización de las obras comisionadas encontramos cierta brecha que nos acerca a las ideas cuidadosamente soñadas -algunas recientes, otras ya planteadas de forma reiterada, otras recibidas con imposibilidad y otras tantas elaboradas a partir de provocaciones y proposiciones nuestras, la hay aun aquellas propias de la radicalidad en la experimentación de nuestros propios espacios de actuación.

En tanto institución, nos hemos comprometido con la realización de obras comisionadas también por el placer que ese territorio de experimentación puede instaurar, fungiendo como catalizador para la exploración, para la radicalidad, para la investigación y para el crecimiento.

Afortunadamente colaboramos con todas esas ideas –en su vasta gama de diferencias extraordinarias– para que se vuelvan realidad, ya sean cosas del mundo o experiencias para y con nuestras comunidades. Es una alegría constatar que de hecho esto no lo es todo, pues en este camino de deseos y realizaciones, ciertamente aun colaboraremos con muchas otras.


[1] Los recuerdos de los párrafos anteriores fueron evocados a partir de los trabajos de: Elton Panamby, Azizi Cypriano, Castiel Vitorino Brasileiro, Ernesto Neto, Anna Bella Geiger, Marcela Cantuária y Jaime Lauriano, respectivamente.

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