Reportes - México

Aránzazu Núñez

Tiempo de lectura: 7 minutos

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21.12.2023

Trámite: sucumbir al encanto

Aránzazu Núñez escribe sobre Tomo 007, el festival en Querétaro que reunió artistas y agentes de la cultura del país.

Trámite: Buró de Coleccionistas fue una extraordinaria provocación, un espacio cultural tan singular que, desde la vorágine del cotidiano y un entorno barroco, nos conminó a pausar y dejarnos arrollar por el asombro y la poética coetánea. Con este objetivo y explorando la idea del encanto, el Tomo 007 de este festival/festejo de arte contemporáneo y emergente tuvo lugar del 5 al 8 de octubre en la ciudad de Querétaro. Tanto lxs asistentes como los grupos vinculados, incluyendo curadorxs, coleccionistas y público en general sucumbimos, por igual, ante su hechizo.

En un gesto bienvenido —y necesario— para la escena artística descentralizada. Esta iniciativa lanzó un encantamiento cuyo efecto tardará en desvanecerse, y la establece como un entrenamiento intensivo tanto para enfrentar lo inesperado como para cultivar y atesorar sus posibilidades.

A lo largo de cuatro días y noches, la programación de Trámite se destacó por la variedad en las propuestas y lxs artistas incluidxs, abarcando más de media centena de creadorxs y diversas personas de la comunidad artística, así como de cientos de cómplices que hicieron posible este singular intercambio polifónico. La elección de una casona emblemática del Centro Histórico, un antiguo kínder queretano como sede principal del festival, ubicado en la calle de Guerrero 15, fue un guiño perfecto para destacar su vocación lúdico-formativa que a la vez abonó a su objetivo: ¡maravillar!

La programación de este Tomo 007 estuvo organizada en cinco categorías principales: Garages, Refugios, Pijamada, Instalación y Espacios efímeros. Así mismo, se contemplaron también tres distinciones especiales: Artistas invitados, Proyectos invitados y Proyecto Side, las cuales designaron una serie de complicidades creativas y de experiencias especialmente pensadas para los días en que tuvo lugar esta singular celebración.

Desde el generoso esfuerzo por parte del equipo de Trámite y de lxs curadorxs invitadxs para evidenciar los vasos comunicantes entre sus creadorxs, las piezas exhibidas y los diálogos suscitados a partir de ellos, los Garages se convirtieron en la categoría de programación más reveladora y que mejor definió la labor de este festival como espacio de exploración y apuesta. Estos seis espacios respondieron a curadurías descentralizadas y comisionadas a profesionales como Adriana Flores (Garage Querétaro), Daniela Franco (Garage Jalisco), Leonardo Ramírez (Garage Zacatecas), Yuriko Cortés (Garage Oaxaca), Marja Godoy (Garage Trampick) y Malitzin Cortés (Garage Digital), quienes propusieron una selección de 4 a 11 artistas emergentes para cada espacio según sus lógicas y obsesiones particulares, logrando enmarcar la vitalidad de las exploraciones de lxs jóvenes creadorxs, que van desde lo personal hasta lo antropológico. Hay que destacar que, por vez primera, se incluyó el Garage Digital, curado por Malitzin Cortés, con una espléndida selección de obra que incitó contundentemente a la reflexión sobre la idea del “cuerpo digital” y de la experiencia metaversal.

 

Por otra parte, en la vasta categoría del programa denominado Espacio efímero pudimos gozar de más de 45 actividades entre las que se incluyeron conciertos, archivos, conversatorios, proyecciones de documentales, performances, sesiones de dibujo y live-sessions, a partir de las cuales se hicieron posibles los encuentros entre públicos y creadorxs de manera más cercana y profundamente dialéctica. El Espacio efímero incluyó, también por vez primera, la categoría Rutas: una serie de recorridos para descubrir una diversidad de proyectos artísticos, tanto en espacios independientes como institucionales, dentro del Centro Histórico de Querétaro. Este gesto habla ya de un proyecto maduro y consolidado que extiende y arropa a lxs creadorxs y a la comunidad artística local de manera generosa, una expansión territorial y de formato que seguramente se convertirá en parte medular del festival en años venideros.

Pero no todxs lxs artistas en Trámite son emergentes. Este año el festival contó también con tres artistas invitados: Héctor Zamora, Ricardo Luévanos y Julien Devaux, creadores consolidados cuya obra es tan contundente que no hay duda del porqué fueron incluidos en el intercambio. Para ello se programaron dos exhibiciones, una de Héctor Zamora y otra de Ricardo Luévanos, ambas provocaciones poéticas extraordinarias que no nos dejaron indiferentes. Se realizó también la proyección de tres documentales de Julien Devaux en una conmovedora retrospectiva sobre su trabajo de registro audiovisual, el cual indaga en la riqueza de los procesos creativos y los vasos comunicantes entre culturas, medios y discursos estéticos.

El festival incluyó también distintas colaboraciones especiales dentro de su programación. Una de ellas, dentro de la categoría Pijamada, se refiere a la co-curaduría y selección de seis artistas realizada por el propio equipo de Trámite y Proyecto Caimán (Guadalajara), cuya exposición resultante en torno a la memoria y la geografía compartida se presentó en la Galería Municipal. Otras dos de las exhibiciones más interesantes del festival fueron resultado de la convocatoria hecha a los dos proyectos invitados: el irreverente colectivo Yope Project (Oaxaca) y la expandida Unidad LVTN (Querétaro). Sin dejar de lado el Proyecto Side que con Un suceso irreversible, a cargo del artista argentino Joaquín Seguí, constituyó una reflexión orgánica sobre la identidad y la memoria familiar dentro la Galería Libertad.

En la categoría Refugios encontramos también una diversidad de colaboraciones: desde una residencia para cuatro artistas en el semidesierto queretano cuyo resultado fue curado por Irving Domínguez y conformó la exposición del Refugio Garambullo, pasando por el Refugio Gráfica Expandida que llevó una selección de siete obras gráficas al espacio urbano, y el Refugio Sonoro, que involucró la espléndida sesión de escucha profunda h)3ar~, iniciativa de la cooperativa T30 (San Miguel de Allende), así como la pieza Obsolescencia Atemporal, una encantadora “máquina de ruido” propuesta por Javier Sánchez.

Finalmente, la categoría Instalación, a cargo de José Miguel Loyola, hizo referencia a una de nuestras grandes aflicciones. A partir del uso de materiales propios de los procesos de búsqueda y de los testimonios físicos para apelar a la memoria, la pieza declara poética pero contundentemente “Ni perdón ni olvido”, y rinde homenaje a nuestras desaparecidas y nuestrxs desaparecidxs… Porque ya lo habría establecido la gran Teresa Margolles hace años: “¿De qué otra cosa podríamos hablar?”.

Celebro así este extraordinario esfuerzo de formación de públicos, de profesionalización y consolidación de industria. Porque el valor de Trámite no sólo reside en la posibilidad de acercar al gran público y a coleccionistas futurxs a distintas manifestaciones del arte contemporáneo, también invita a comprender e invertir no sólo en las obras artísticas sino en nuestro propio goce intelectual, estético, y en el desarrollo de un pensamiento crítico que resulte en un posicionamiento político responsable, así como en una necesaria conciencia social.

Felicidades por este Tomo 007 de Trámite que resaltó el poder de la exploración gozosa (intencionada pero sin expectativas ni reglas tajantes), las posibilidades de la interdisciplina (con todos sus retos y complejidades) y que, ante todo, destacó lo enriquecedor y necesario del diálogo y la colaboración creativa. Con una frescura, de la que otras escenas, industrias y espacios culturales carecen, la energía contenida y generada en Trámite no sólo refrescó mi “paladar estético”, mostrándome una escena artística local enriquecida y fértil, sino que trajo a foco el trabajo de artistas emergentes que, por supuesto, gran parte de la audiencia aún no teníamos en el radar, a la vez de que nos puso en contacto con algunas búsquedas temáticas y lingüísticas de lo más interesantes y actuales.

Más importante aún, la experiencia de estos días de festival me recordó la importancia, y sí, también el encanto de indagar en la periferia y en la tecnología hacia la búsqueda de lo que el poeta expandido y curador de Unidad LVTN, Horacio Warpola, llamaría en uno de los conversatorios de Trámite: “la voz radial”, una voz enriquecida, madura y diferenciada, un nuevo deseo e ideal para mi propio quehacer como editora y creadora de contenidos. ¡Este tomo de Trámite fue, sorprendentemente, el primero al que asisto, pero el encanto surtió efecto y su embrujo garantiza que no he de perderme las ediciones subsecuentes!

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