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01.04.2018
Malteada La Vida, Monterrey, México
15 de febrero de 2018 – 15 de marzo de 2018
Enamorarse sabiendo que todo está perdido y no hay ninguna esperanza. [1]
Todas las cosas que nos definen en la vida: la familia, el sexo, la clase social, el físico, el lugar de nacimiento, la religión, las imágenes, el amor, por mencionar algunas, se nos imponen.
Por si fuera poco, “lo peor del amor es que no podemos no estar enamorados [y peor aún,] no decidimos cuándo ni de quién estar enamorados” [2]. ¿Cómo podemos amar con lo que se nos impone? ¿Cómo podemos enamorarnos de alguien que no decidió sus circunstancias? ¿Quién nos enseñó qué es el amor? ¿Cómo se ama? ¿Qué deseamos? ¿A quién deseamos? ¿Por qué queremos poseer al objeto amado? ¿Por qué no es suficiente amar a alguien para que nos corresponda con la misma intensidad de amor?
El día después de San Valentín propone revisar diversas aproximaciones al amor que tiene una generación nacida a mediados de la década de los noventa (Jimena De La Mora, Natalia Garza, Pamela García, Rhyan Santos, Sophia Léon, Tiziana Garza y Valentý na Janů ). Una generación de jóvenes adultos que se encuentran experimentando sus primeras relaciones amorosas formales, y con rasgos de la “Generación Y” y de la “Generación Z”. Recibieron cartas en la primaria y memes en la universidad, crecieron, fortalecieron, iniciaron o terminaron sus relaciones afectivas mediante el uso de varios aparatos tecnológicos y desde el mundo virtual de las redes sociales. Crearon un lenguaje y unas dinámicas sociales ad hoc a las tecnologías del momento en el que se enamoraron.
Proponemos un abrazo como texto de sala, proponemos el amor como repetidos actos de fe, hacer del amor una práctica artística, sin llegar a intelectualizar el acto de amar, sólo hasta lograr conjugar “el pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo: Hubiera o hubiese amado, hubieras o hubieses amado, hubiera o hubiese amado, hubiéramos o hubiésemos amado, hubierais o hubieseis amado, hubieran o hubiesen amado”[3]. Proponemos regalarnos en alma y superar el cuerpo, crear un fijo imperio, amar a todos y todos para todos, dentro de un Estado indefinido, dentro de un perímetro difuso, casi irreconocible como frontera, llenar los espacios y sólo crear más vacíos para tener dónde meter más amor, lograr el límx→∞ (amor) . Proponemos “lograr un hermafroditismo intelectual y así al amarte, amarme a mí mismo” [4].
Al final, en el amor al igual que en este texto,
no importa qué diga, qué haga o qué sepa,
lo que importa es quien lo diga, lo haga o sepa,
pues todo cambia si viene de quien amamos.
Malteada La Vida
[1]. José Emilio Pacheco, Las batallas en el desierto, 1981.
[2]. Darío Sztajnszrajber, El amor, https://www.youtube.com/watch?v=1xt_fYYJYrY&t=878s.
[3]. José Emilio Pacheco, Las batallas en el desierto, 1981.
[4]. Amado Nervo, El donador de almas, 1899.
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