09.12.2021

Dibujar el deseo de Gabriela Novoa

El video de Gabriela Novoa teje una genealogía entre saberes, sensaciones, sanaciones, necesidades de hablar y subjetividades. Este entramado muestra la potencia del deseo propio que brota, resistente y desobediente, pese a los abusos de la Historia.

2021, video escrito y dirigido por Gabriela Novoa, 09:47 min. 
Video disponible hasta el 23 de diciembre, 2021
Texto por  Sofía Villena Araya

 

Poesía con simbolismos, cuerp+s human+s y materias se re-encuentran en celebración de diversidad de feminidades, plenas, sin represión, vergüenza o culpa; Dibujar el deseo provoca un efecto de intimidad, amistad y fuerza. El video surge de un grupo de personas auto-identificadas como mujeres, participes del Laboratorio del deseo, un proyecto actualmente en su tercera iteración, co-gestionado por Gabriela Novoa desde la necesidad de hablar del placer femenino y de imaginar y validar pluralidad de formas de vivir la sexualidad. Con andanzas por la tierra, los mares, las hierbas, las nieblas, entre silencios que acuerpan y tenues risas, aun con la violencia y en dolor, ellas trazan sus deseos en complicidad, con sus pies al pasearse por las texturas de la arena, con sus brazos al danzar con la potencia de las olas y la brisa y entre cuerp+s que se rozan con intensidad y ternura.

Llegué a saber de Gabriela y de su trabajo por una still del video que circulaba en redes como difusión de la muestra reciente de video-arte, Desires and Fantasies (2021), curada por Josseline Pinto en La Galería Rebelde. La imagen, contundente, muestra una mujer joven semidesnuda, reclinada sobre un sillón. En sus manos, ella sujeta un rifle y resignifica el reclinado; en posición de alerta, insinúa muerte al sistema heteronormado y patriarcal del deseo.

La imagen descrita es antecedida por una secuencia veloz de pinturas clásicas de desnudos femeninos elaboradas por hombres. Previniendo la mirada que desnuda para provocar el deseo del sujeto-hombre y la mirada histórica que aplaude estas pinturas como genialidades estéticas, Gabriela no permite detenerse sobre cada pintura. La secuencia del conjunto crea una complicidad entre mujeres con nombre y deseos propios. Victorine Meurent es una entre muchas más todavía por nombrar, objetivadas y marginalizadas por la historia del arte como musas.

Mediante la secuencia, ellas se desprenden de la pose reclinada y las formas idealizadas de sus cuerp+s se transforman en movimiento, confabulando una danza de desobediencia que acumula impulso hacia el despertar de una mujer joven. La mujer se inclina para tomar un rifle, lo acaricia y se siente en posición con él, pero ella intuye que el arma no es su fuerza; su energía proviene del sentir de un deseo propio. La mujer parte del lugar de objeto y sobre este deja el deseo otro y ajeno.

La velocidad resalta un vínculo entre las mujeres en el primer plano; en Dibujar el deseo ellas no desobedecen solas, sino en una sororidad que se teje a través de los tiempos y espacios. Sin embargo, ellas no son las únicas en estas pinturas. La mirada de los hombres artistas creaba un orden social, jerárquico y taxonómico, por medio de planos y contrastes, así pintaban, por ejemplo, a mujeres negras sirvientas como cuerpos mimetizados con el fondo. ¿Cómo explorar el deseo femenino, cuestionando también la mirada colonial racista presente en estas pinturas?

A partir del minuto dos, tras la pintura como imagen en movimiento, el video se trabaja como pintura. Imágenes semi-fijas hacen surgir un ritmo sin furor con el cual el deseo propio florece creativo y experimental. Entre planos de momentos táctiles y de sensualidad individual y colectiva, el deseo se entrelaza con experiencias de abuso. Pasado el minuto cinco, aparece una segunda secuencia de pinturas clásicas, esta vez representaciones con mayor crudeza. Aquí, el acto de secuenciar se reitera señalando la normalización de esa violencia desde la historia del arte. La velocidad de las imágenes retorna, mas las voces en off resisten la presteza.

Una tercera y última secuencia muestra la diversidad de las miradas de mujeres retratadas, algunas por artistas mujeres. Las miradas de los lienzos se encuentran con una mujer filmada que cierra sus ojos en una sensualidad segura. El video, influenciado por el lenguaje de la pintura, compone una genealogía y tejido –como ha mencionado Gabriela– entre saberes, sensaciones, sanaciones, necesidades de hablar y subjetividades. Este entramado muestra la potencia del deseo propio que brota aun, resistente y desobediente, del abuso de la Historia.

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