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15.06.2019

Vacío Suspendido/Equilibrado Incrustado

Liberia, Bogotá, Colombia
17 de mayo de 2019 – 27 de junio de 2019

Dos arquitectos que se encuentran dentro de un espacio. Juegan. Es su forma de comunicarse, pero también es su forma de conocer el espacio. El juego tiene normas. Estas son una excusa para generar objetos y acciones. Este es su diálogo. Pero un diálogo por medios no verbales, por la relación de ellos dos y su espacio. Evadiendo el resultado del diálogo oral en el que se revelan emociones, este nuevo diálogo (o juego) es neutral. El juego y el diálogo generan la estructura que, por medio del cuerpo, se despliega para transformarse en piezas artísticas. Pero acá ocurre, como en la museografía, un cambio de escala. Y es que es imposible negar que, es clara la influencia museográfica que caracteriza el trabajo de Liliana Andrade, quien siempre ha trabajado de la mano de los artistas a través de sus soluciones espaciales. Y también es imposible negar el trabajo del arquitecto y artista Pablo Lazala quien más que construir obras, se ha encargado de transformar (o destruir) espacios expositivos. Entonces esta vez el juego cambia. Ambos abandonan su oficio técnico para entrar en el capricho. Un capricho para el que establecieron reglas inamovibles. Tras ejercicios espaciales que parecieran no tener sentido, establecieron las reglas de su propio universo. Y a través de estas reglas que parecieran ser el resultado del azar y la estrategia, construyeron un camino. Un camino que como en un mapa, tiene ciertas espacialidades. Los tipos de espacios se hicieron sustantivos. Las acciones sobre los espacios se hicieron verbos. Y estas acciones traen a discusión la propiedad de los materiales pues, llevan a acciones y no a conceptos únicamente. La lista de sustantivos y verbos no dan la definición al trabajo, dan la definición a un proceso. Intercambian información.

Dentro de un juego de estrategia y azar entre sustantivos (espacios) y verbos (acciones), cada artista asumió dos combinaciones. Pablo trabaja lo jerárquico modulado a través de los podios ubicados en el patio del edificio. Los podios (o módulos) son un mismo objeto en el que su jerarquía cambia a partir de el uso que se da a un mismo material. Estos crean un recorrido desde afuera que invita a entrar a la galería. Sin embargo, como bienvenida a la sala, lo simbólico incrustado está representado con un andamio atravesado (o incrustado en la sala), que en vez de sostener algo o a alguien, es sostenido por la estructura misma de la galería. Por detrás, lo inestable modulado efectivamente está inestablemente sostenido desde un muro de la galería, de donde Liliana cuelga un ensamblaje cuyas delgadas e inestables láminas pelean por sostenerse desde la modulación del material. Y por último, el vacío suspendido se suspende (literalmente) levemente en ese espacio entre las dos placas del edificio que insinúan ocupar.

Al final, una impresora, un taller y un dominó, nos muestran el proceso de este juego donde azar y estrategia se combinan transformando la estructura del edificio en obras de arte. Este azar y estrategia que encontró a estos dos artistas en esta exposición, abre un nuevo espacio en el que no sabemos si Pablo y Liliana están jugando, están siendo arquitectos o están siendo artistas. Pero que a la vez corresponde a una realidad en el que las normas y condiciones sirven como excusa para generar objetos y acciones.

—Curaduría por María Camila Montalvo Senior

https://adorno-liberia.com

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