18.05.2022
Del 7 al 21 de mayo en Balcón Espacio, CDMX
«Reconocemos en la fragilidad del cartón la posibilidad de ahondar en los discursos que hemos construido a partir de nuestras búsquedas plásticas. Aquellas cualidades y connotaciones latentes en este material, lo precario y desechable, resuenan con nuestra visión actual del mundo, ya sea en términos de una latente inconformidad y nostalgia respecto al sentido de la vida o hacia la violencia inscrita en nuestra sociedad.
Las imágenes que deseamos construir parten de un principio material que les da corporalidad y las mantiene inscritas en el ruido de fondo que es el cartón.
Gilda Medina y Fabian Parra
– Gilda Medina Félix toma su entorno más inmediato como motivo para su obra pictórica: la vida semi-rural del municipio conurbano de Nextlalpan, Estado de México, de donde es oriunda y donde radica actualmente. No hay ningún afán documental o social en esta elección, sino una mirada personal a su realidad cotidiana, como queda claramente manifiesto en su paleta que es de un cromatismo saturado y arbitrario, no exento de cierta ternura e ingenuidad. Así, el tractor y los animales de campo que aparecen en sus cuadros son presencias ordinarias y no atisbos pintorescos de una escapada de fin de semana; las vendedoras de paletas y helados que figuran en la pieza Construyendo el futuro (título dolorosamente irónico) fueron sus otrora compañeras de trabajo, personas con nombre propio y no tipos sociales.
– En el caso de Fabián Parra existe también una correspondencia: la violencia representada en las imágenes de boxeadores es redoblada, extendida y desbordada al soporte mismo, pues éste ha sido atacado, lacerado, roto. A la crudeza de las imágenes con rostros desfigurados por los golpes se suma la crudeza de un soporte que ha sido violentado. Pero la violencia representada y la ejercida no están separadas, sino que son una misma. Si toda marca del pincel o del lápiz para construir una forma es también indicio de quien ejecutó la obra, Fabián potencia este carácter de huella tanto en su forma de trabajar como en las herramientas que usa. Tenemos así un dibujo al bolígrafo con trazos tan insistentes en el modelado que rasgan ya el papel; otros dibujos donde el cúter o la lija son utilizados a veces para dibujar y construir la forma y otras veces para obliterarla, potenciando la ambivalencia del trazo como forma y como gesto, haciendo indistinguibles el acto creativo del destructivo.
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