Reportes - Perú

Dorothée Dupuis

Tiempo de lectura: 9 minutos

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04.05.2018

PArC + Art week 2018 en Lima, Perú

Por Dorothée Dupuis, Lima, Perú
18 de abril de 2018 – 22 de abril de 2018

PArC + Semana del arte 2018 en Lima, Perú

Después de estar en São Paulo la semana pasada a propósito de SP-Arte, viajé a Lima, desplazándome entre países que no tienen presidente —como he venido bromeando con humor negro desde el inicio de la semana. Tanto en Brasil como en Perú, no parece que esto sea un problema, los países siguen funcionando sin dirigente, como gallinas sin cabeza. Esta tibieza también se encuentra en el mundo del arte como cínicamente lo anotó Vik Muniz la semana pasada en Artnet News: “Si tienes dinero para comprar arte, quizás simplemente eres inmune a muchas de estas fluctuaciones.”  Después del contexto brasileño, es interesante observar los efectos de fenómenos similares sobre una economía y un entorno artístico distinto como Perú. Las ferias de Lima inauguraron unos días después de SP-Arte. Digo las ferias porque en Lima suceden dos al mismo tiempo : por un lado PaRC, realizada con el apoyo de PROMPERÚ y dirigida por Diego Costa Peuser también dueño de la revista especializada Arte al día así como de las ferias Lima y Buenos Aires Photo y Pinta London, New York y Miami; por otro lado, Art Lima, misma que es piloteada por el grupo El Comercio (propietario del periódico peruano del mismo nombre).

Si la situación existe en otros lugares de las Américas en mercados más grandes, como en México con Zona Maco y Material, ésta es delicada en Perú donde las dos ferias se posicionan más o menos igual, atrayendo galerías de tamaño mediano que a menudo podrían ser vecinas en otras ferias del mundo. Es un poco triste decir que se siente en la ciudad una especie de animosidad latente entre grupos, especialmente por parte de la gente más experimentada. Los más jóvenes son los más maduros, callándose al buen momento e intentando aprovechar esta fauna de visitantes internacionales que parece le falta mucho a Perú fuera de esa semana del arte.

La feria PArC invitó a Terremoto en el marco de la feria de libros Tijuana impulsada por la galería brasileña Vermelho y llevada a cabo por la curadora Ana Luiza Fonseca. Había una selección de editoriales latinoamericanas, como Instantes Gráficos y Pulso (Buenos Aires), Ediciones Popolet (Chile), así como varias editoriales de Lima, entre otras vm&, Membrana ediciones o La Crema Lima. Para su sexta edición, PArC contaba con una sección general, y dos secciones especiales, NEXT curada por la limeña Florencia Portocarrero, y la sección SOLO curada por la ecuatoriana Manuela Moscoso. Entre muchas galerías internacionales de excelente calidad destacan varias propuestas interesantes, como es el caso de Y Gallery (Nueva York) con obras de Alberto Borea y Natalia Iguiñiz; Galería del Paseo (Lima / Punta del Este) con obras históricas de Marco Maggi; Gallery Nosco, recientemente reubicada en Marsella después de diez años en Londres, la cual traía obras del joven kuwaití Ibrahim Ahmed y la uruguaya Verónica Vázquez en; Henrique Faria (Buenos Aires / Nueva York) con obras ochenteras de Herman Schwartz y Herbert Rodríguez; Vermelho (São Paulo) con trabajo de Marcelo Cidade y Tania Candiani; así como una pared de pequeñas obras gráficas de María Suardi en Diego Obligado (Rosario). En la sección NEXT, la joven Crisis Galería (Lima) presentaba un surtido de escultores y pintores peruanos jóvenes: Jimena Chávez Delion, Javier Bravo de Rueda y Alexia Pedal; igual en Abra (Caracas) con tres venezolanos, Leonardo Nieves, Elías Toro y Óscar Abraham Pabón, en su mayoría radicados en Europa debido al clima político actual del país. Piedras (Buenos Aires) y su programa enfocado en artistas mujeres presentaba así un video 3D de Mónica Heller, así como varias pinturas de Teresa Giarcovich inspiradas en mártires cristianos hechas con superposición de telas coloridas transparentes.

Descubrí también el trabajo de la joven artista colombiana Luz Adriana Vera en El Dorado (Bogotá), hablando del peso de la religión católica en los rincones profundos de las Américas, una cuestión política importantísima en estos días de conservadurismo creciente pero a veces olvidada por muchxs artistas radicados en los centros urbanos mayores del continente. En la sección SOLO, se pudieron apreciar las obras post-internet de Ignacio Gatica en Die Ecke (Santiago), las pinturas expandidas de Mariela Scafati en Isla Flotante (Buenos Aires) y Andrés Pereira Paz —boliviano radicado en Lima desde unos años y también miembro del colectivo Bisagra— en Nube Gallery (Santa Cruz, Bolivia). Así mismo, la feria tuvo un programa de charlas entre las cuales destacó la presentación de la monografía de la artista peruana radicada en EE.UU., Elena Tejada-Herrera, publicada por Proyecto AMIL y cuya realización siguió a la exposición de la misma artista en la fundación el año pasado. Esta charla permitió  iniciar una reflexión acerca de la urgencia de historizar el arte producido en Perú en las últimas décadas, reflexión  que atravesó muchas de las muestras periféricas a las dos ferias, como lo mencionaré más adelante en este reporte.

Art Lima, ubicada en la escuela militar del barrio de Chorrillos (militares en uniforme incluidos, recuerdo de la eterna militarización de Latinoamérica), parecía una iniciativa apoyada por las élites peruanas —o así se sentía durante la inauguración. Se presentaron las principales galerías de Perú, es decir, Revolver, Ginsberg y 80m2, entre otras. Así mismo otras galerías de calidad internacional formaron parte de la feria como es el caso de Instituto de Visión (Bogotá), Lamb Arts (Londres), Patricia Ready (Santiago), Galería Isabel Aninat (Santiago), Arróniz Arte Contemporáneo (Ciudad de México), (bis) | oficina de proyectos (Cali). En la sección Plataforma se pudo encontrar una bonita selección de proyectos/espacios de artistas independientes o galerías chiquitas como Breve (Ciudad de México), Proyecto NASA(L) (Ecuador), Km 0.2 (Puerto Rico), Sagrada Mercancía (Santiago), o el colectivo Food of War (Londres). También destacó una pequeña sección editorial curada con la ayuda de la editorial limeña Meier Ramírez —en sus títulos se destacaba un increíble libro del artista José Vera Matos, cuyas obras estaban en exhibición en el booth de 80m2. Compré también en esta sección un número de la revista del colectivo artístico y curatorial limeño Bisagra que faltaba en mi colección.

En la ciudad, las galerías se lucieron con estrategias muy distintas. Revolver se lanzó en un registro distinto a su costumbre, con una muestra de dos artistas peruanos históricos fallecidos, Jorge Eielson y Emilio Rodríguez-Larraín, curada por Jorge Villacorta. Livia Benavides – 80m2, al contrario, hizo honor a los artistas de la galería, con un enfoque sobre lxs recién ingresadxs a su programa —un placer notar la presencia de varias mujeres como Sandra Gamarra y Gilda Mantilla que se sumaban a Ximena Garrido-Lecca, Rita Ponce de León o la veterana Teresa Burga. Dicha muestra también presentaba una sorprendente pieza de Gabriel Acevedo Velarde. Por su parte, Ginsberg invitó al curador francés Jerôme Sans a realizar una muestra de artistas de la galería, con la intención de darle un toque internacional a su programa. La joven Crisis Galería (ubicada a dos pasos de 80m2) tenía una colectiva de artistas jóvenes —me encantó el video post-humano de Emilia Curatola.

Del lado del mercado, hay que mencionar la ambiciosa iniciativa del joven galerista Ilan Karpio, la cual busca activar puentes artísticos entre Perú, Brasil, Colombia, Chile y más allá. Espacio Tomado ocupó por tres días un edificio de oficinas de Miraflores y presentaba la obra de más de 30 artistas latinoamericanos —más de la mitad siendo artistas mujeres. Entre aquellxs artistas cuyas obras lucían por la frescura de sus propuestas se encontraban Diego Fernandini, Viviana Balcázar, Sandra Salazar (quien tenía también obras en la feria alternativa de Proyecto AMIL), Debora Levy, Erik Bendix, Pierina Seinfeld y del mexicano Allan Villavicencio. Karpio también integró en su propuesta obras de las ochentas/noventas, entre las que destaca a mi parecer el estupendo trabajo de Ramiro Llona, que por circunstancias históricas nunca pudieron realmente tocar un público internacional. Aprovechándose del contexto mencionado previamente sobre el rescate de la historia del arte contemporáneo de los últimos 50 años en curso en varios países latinoamericanos, incluído Perú, la iniciativa me pareció notable tanto por su lado prospectivo como por su intención de fortalecer el coleccionismo a través del formato prometedor del pop-up show.

Así mismo, Proyecto AMIL, fundación ubicada en el sótano del centro comercial Camino Real, se unió a la idea de mercado expandido presentando en varias de las galerías vacías alrededor de su espacio principal (en donde se encontraba una monumental instalación de video que transformaba todo el espacio del artista David Zink Yi, peruano radicado en Berlín), una “feria” de arte para artistas emergentes sin representación comercial. La Carnicería, curada por María Abaddon y Rodrigo Gómez Olivos, presentó durante una semana varias obras a precios muy accesibles (destacaron los fotomontajes íntimos de Julio Urbina Rey), pero también conciertos de música noise y electro (DJ Orieta Chrem, ¡excelente!).

Las instituciones intentaron ocupar el terreno también. En el ICPNA, después de Natalia Iguiñiz el año pasado, el curador Miguel López propuso una muestra individual de Alfredo Márquez, siguiendo su exploración de las escenas peruanas de los años 90 / 00 en su dimensión política y activista. La exposición explora la práctica de Márquez, tanto individual como colectiva (desde los colectivos Los Bestias o Taller NN), así como logra tejer activismo intransigente a su actividad comercial de diseñador gráfico.

El AMANO, Museo Textil Precolombino de Lima, invitó a Gerardo Chávez-Maza, curador de la sección Plataforma de Art Lima, a articular obras de arte contemporáneo dentro de su colección histórica (reunida por el ingeniero japonés Yoshitaro Amano y donada en 1964 al museo) misma que se enfoca en textiles incas y precolombinos. El resultado, aunque desigual, es un intento de seducción que aproxima el hoy con el ayer —inaugurando la muestra notablemente un cuadro del mítico, recién fallecido, pintor peruano Milner Cajahuaringa. Finalmente, aunque el MALI presentó dos exposiciones, una de Miró y otra de Juan Enrique Bedoya, fotógrafo peruano, sin duda eligió lucir a través de una instalación in situ de la estrella colombiana Iván Argote, así como con la organización de una fiesta gigante que perdí a causa de un vuelo temprano al día siguiente. Otra estrategia institucional y popular es la de la fiesta:  mientras las patas bailan, no se solicita nada a la cabeza —se tenga una o no.

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