Reseñas - Brasil

Marilia Loureiro

Tiempo de lectura: 6 minutos

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22.07.2017

Osso: Exposición colectiva en el Instituto Tomie Ohtake, São Paulo

por Marilia Loureiro, São Paulo, Brasil
27 de junio de 2017 – 30 de julio de 2017

Osso: brutal y común

Osso – Exposição-apelo ao amplo direito de defesa de Rafael Braga [Hueso – Exposición-llamada al amplio derecho de defensa de Rafael Braga] está montada en el Instituto Tomie Ohtake (São Paulo), en colaboración con el Instituto de Defesa do Direito de Defesa [Instituto de Defensa del Derecho de Defensa] (IDDD), una organización civil de interés publico que visa garantizar el derecho de todos los acusados a la defensa y al cumplimiento de la pena de forma digna. La colaboración entre una institución cultural y una ONG de actuación jurídica y política se debe al propio asunto de la exposición: las prisiones arbitrarias de Rafael Braga.

Sobre Rafael Braga

En junio de 2013, Brasil fue tomado por una ola de protestas, en las cuales millones de personas fueron a las calles en más de 100 ciudades del país. Entre las personas detenidas por la policía para averiguación, Rafael Braga fue aprehendido por portar dos botellas plásticas conteniendo productos de limpieza que, supuestamente, podrían ser usados como coctel molotov. A diferencia de las demás personas detenidas en aquel contexto, gran parte blancos de clase media, Rafael era joven, negro, pobre, recogedor de latas. Aunque la investigación haya concluido que los productos encontrados con Rafael no podrían funcionar como una bomba casera, el joven carioca fue condenado a la pena de 5 años de cárcel, con base únicamente en la declaración de dos policías. Rafael fue el único ciudadano brasileño condenado a la pena de prisión en el contexto de las protestas de 2013.

Luego de cumplir parte de su pena en régimen cerrado, fue finalmente autorizado al régimen abierto, cuando empezó a trabajar como auxiliar de servicios administrativos en un despacho de abogados. No obstante, en enero de 2016, Rafael fue una vez más encarcelado. Según la versión de la policía, el joven había sido flagrado con 0,6g de marihuana, 9,3g de cocaína y un cohete. Rafael, que niega todas las acusaciones, alega que fue victima de violencia y extorción policial. Basada exclusivamente en la palabra de los policías oídos en el proceso, fue condenado a la pena de 11 años y 3 meses de prisión por la práctica de crímenes de trafico de drogas y asociación con el tráfico. Rafael es solamente un caso en los elevados datos numéricos acerca de la violencia policial contra la población negra, pobre y periférica, el encarcelamiento en masa, la selectividad penal y la naturalización de un Estado de excepción permanente.

La exposición

Por medio de la invitación del curador Paulo Miyada, 29 artistas muestran trabajos que tratan sobre el caso de Rafael Braga, siendo casi un tercio obras inéditas. Según el texto curatorial, el título Osso [Hueso] apunta a la elección de obras realizadas a partir de elementos mínimos, que reflexionan de manera sintética la fragilidad y la crudeza de cuestiones ligadas al derecho de defensa. Además de las obras expuestas, está una sala adjunta en donde son presentados diversos documentos compilados por el IDDD sobre el caso de Rafael Braga. También hace parte de la exposición un programa público de debates, películas documentales y obras de teatro.

Osso tiene de sobra lo que la mayoría de las exposiciones actuales intenta evitar: la contradicción. Si comúnmente encontramos muestras que ilustran la contradicción domesticada bajo la idea de pluralidad, Osso internaliza en su estructura una serie de incongruencias y tensiones que amplían la potencia de pensamiento del espectador. Una de ellas será brevemente tratada aquí: el descompaso entre la realidad abordada por el tema disparador de la muestra y su traducción en el campo de lo sensible.

Los elementos mínimos presentes en las piezas expuestas, tales como hilos, lapiceros, libros, piedras, proyectiles y monedas abarcan irrevocablemente acercamientos políticos por medio de operaciones sofisticadas de abstracción y formalización propios al arte contemporáneo. Es el caso de Cruzeiro do Sul (1969-70), de Cildo Meireles, un cubo de madera de 9mm compuesto por pino y roble, presentado directamente sobre el suelo de una sala vacía. Esas maderas, utilizadas por pueblos indígenas para producir fuego por fricción, y el título, que evoca una constelación que solo se puede ver desde el hemisferio sur, cuentan con la capacidad de analogía del público para activar la obra y desarrollar nociones políticas, geográficas y sociales. Otro trabajo que juega con elementos mínimos es Sem título (Fita 5) (2017), de Iran do Espirito Santo. Como le es recurrente, el artista utiliza un único material para construir la obra, que consiste en tiras de cinta pegadas en la pared, que por veces se sobreponen, generando una especie de malla pictórica sintética. A su vez, Um milhão de reais (2010) exhibe una moneda de 50 centavos directamente en el suelo, protegida por una gran área de aislamiento. La obra de Clara Ianni reflexiona sobre conceptos económicos abstractos, presentes también en el arte, que tienen gran impacto social.

El acercamiento entre los acontecimientos del caso de Rafael Braga y las obras mostradas parece aclarar que hay un desencuentro importante entre la vida y las formas de representarla. El quid pro quo en esa situación es creerse en la equivalencia de algunos términos que no se equivalen ni se representan en contextos tan distintos. Lo que se dice crudo adentro de la exposición es algo muy distante de lo que se entiende por la crudeza afuera en el mundo, igual que la noción de precariedad en las obras de arte contemporáneo pasa lejos de la precarización de la vida. El intento poético de Osso en aproximar la vulnerabilidad de algunos sujetos sociales en Brasil por medio de la fragilidad de objetos sencillos, despojados de materia, es brutal y a la vez tan común – igual que el caso de Rafael. De hecho, ninguna representación de la realidad puede coincidir totalmente con esa misma realidad, pero a lo largo de los años las artes visuales en Brasil han reproducido un tipo de representación que casi no contiene ni los indicios ni los sujetos de las exclusiones que marcan las dinámicas de nuestra sociedad.

Osso desarrolla, pues, un juego perverso que oscila entre la urgente presencia y la total desaparición de Rafael Braga en la muestra que lleva su nombre. Tal vez sea el caso de pensar la crisis de representación en el campo artístico, que aparta la correspondencia entre la realidad y las formas sensibles que buscan representarla. Tal vez sea el caso de acordarnos una vez más que la disparidad entre la representación y aquello que sabemos ser su contexto crudo es una cuestión nacional más antigua – desplazamientos de un inevitable desajuste, al cual estamos condenados por la máquina colonial. Por eso, poco sirve acusar Osso de contradictoria, perversa o falsa. Lo más interesante tal vez sea acompañar que en esos movimientos, la falsedad es justo la parte verdadera.

 

Marilia Loureiro (São Paulo, 1988), formada en Relaciones Internacionales en São Paulo, estudió parte de su carrera en la Sciences-Po Paris y obtuvo su título de maestría en el Programa de Estudios Independientes (PEI) del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA). Ha trabajado en la 29ª Bienal de São Paulo y en los equipos curatoriales del Museu de Arte Moderna de São Paulo (MAM-SP) y del Museu de Arte de São Paulo (MASP). También ha actuado como residente e investigadora en espacios independientes, como el Ateliê397, la Casa Tomada y Capacete. Marilia fue la curadora invitada de lugar a dudas, en Cali, Colombia, entre agosto 2015 y marzo 2016 y actualmente es la curadora de Casa do Povo, en São Paulo.

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