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Nohacernada.org

Tiempo de lectura: 10 minutos

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05.06.2020

#59: Miscelánea

Marginalia consiste en la invitación mensual a unx artista, curadorx o proyecto a escoger una serie de imágenes para el fondo de la página de Terremoto en relación con su práctica e intereses del momento. Al final de cada mes se revela el conjunto de las imágenes publicadas y un texto que las contextualiza. Aquí la selección de abril y mayo de 2020.

Terremoto invitó a diversos agentes a generar ensayos visuales alrededor del cuestionamiento de las imágenes que nos afectan en el contexto pandémico reciente y cómo podemos estimular redes de apoyo mutuo a través de las mismas, tomando como punto de partida la emergencia sanitaria. La presente es una compilación de los seis ensayos visuales y sus respectivas provocaciones a manera de texto, cuyxs autorxs son: el colectivo artístico-curatorial Nohacernada.org (MX), el artista Daniel Escamilla (MX), la artista Luciana Ponte (ARG), la artista Jenny Granado (BRA),  la editorial BRKN (MX) y la revista CECLI (CL).

 

En la película Daisies (1966) de Věra Chytilová, dos mujeres jóvenes, ambas llamadas Marie, deciden, dado que el mundo está corrompido, embarcarse en bromas que consumen y destruyen al mundo que les rodea. Ocasionalmente roban dinero y molestan a la gente en un club, se entregan a la buena comida, dejan que hombres adinerados paguen su cuenta y luego los estafan. En la escena final, estropean un lujoso banquete para después tratar de limpiar y repararlo, burlándose y repitiendo: “si somos buenas, seremos felices, si somos trabajadoras, seremos buenas y felices”. 

En 1979, los miembros del grupo The Offices se dispusieron a vender «teoría y práctica basada en el arte, a clientes que no fueran del arte”; tenían la convicción de que no debería haber una «bifurcación del trabajo y el juego, la creación y la recreación, del deber y el ocio».

La exigencia de que el trabajo jerárquico y alienado fuera reemplazado por un trabajo creativo y satisfactorio, dio lugar a nuevas formas de control. A medida que la jornada laboral regulada de ocho horas se transformó en la demanda de disponibilidad perpetua y el ideal de autogestión, el trabajo se convirtió en uno más precario y cada vez más abarcador. Sus esfuerzos empresariales crearon sin querer un molde para el sujeto neoliberal en un momento en que las nociones de autonomía, creatividad y adaptabilidad aún mantenían una promesa utópica.

No hacer nada para nosotras es un juego de palabras: mientras que en la lógica negar dos veces es afirmar, en el idioma español la doble negación es una reiteración de esa negación. Nos gusta jugar con la ambigüedad académica e institucional que suponen y por tanto, con todos los significados posibles. Se trata de no hacer nada como resistencia y como contradicción. En la situación específica en la que nos encontramos, la posibilidad de aislamiento ante la pandemia mundial, nos ha llevado a pensar una vez más en conceptos como las nociones de productividad, la ocupación de determinados espacios y los roles que cada quién juega ante esta situación.

En redes sociales observamos imágenes viralizadas que fomentan la productividad y condenan el no “aprovechar” estos días en los que “no se está siendo explotadx” en el trabajo: no hay excusas para no ser productivx, pues se tiene tiempo libre.

Algunas vanguardias artísticas del siglo XX vieron el ocio como un instrumento subversivo. Sin embargo, en este contexto específico en el que la autoridad exhorta a que las actividades productivas se detengan, hay muchas personas cuya mayoría no puede dejar de hacer, no puede no hacer nada, pues más que ser un instrumento subversivo, es un privilegio de pocxs.

Nohacernada.org es un proyecto dirigido por Carmen Huízar y Daniela Flores Arias. Ejercemos la curaduría y gestión como proceso artístico en sí mismo. Pensamos lo que hacemos como sucesos, porque tienen una temporalidad y espacialidad muy específica; como colaboraciones, ya que formamos un equipo de trabajo con las artistas invitadas. Es importante para nosotras la performatividad del antes, durante y después de la exposición. 

Nuestro espacio virtual funciona como un dispositivo de exhibición para los sucesos online y como un archivo para los sucesos offline, para los cuales buscamos espacios físicos particulares que aporten y se vinculen con el proyecto a exhibir, ya sea por su contexto, locación o por sus características físicas.

— Nohacernada.org

 

En una entrevista publicada por la revista Forbes en mayo de 2017, el economista Ernesto Piedras recordó que le había sido solicitado realizar el cálculo del peso específico que tiene el aporte de la producción cultural mexicana al producto interno bruto nacional, en relación con el porcentaje presupuestal asignado por parte del gobierno federal. Su cálculo arrojó que el sector cultural recibía el 0.0002% del presupuesto total anual procedente de la federación; a cambio, la cultura contribuía, en ese momento, con el 6.4% del PIB.

Cuenta también que, cuando los datos le fueron reportados al secretario de Hacienda, su respuesta fue: “si con tan poquito producen tanto, ¿para qué quieren más?”.

— Daniel Escamilla

 

El arte siempre estuvo solo

¿Desamparo institucional? ¿Frialdad académica? ¿Proxenetismo mercantil? ¿Precarización laboral? ¿Masturbación teórica? ¿Crítica institucional funcional?

No, tranqui: yo perreo sola.

Este nuevo fin del mundo promete derrumbe y colapso de sistemas caducos. ¿Cumplirá lo prometido? Quién sabe… estoy acostumbrada a las falsas promesas.

¿Social distancing? Ese baile me lo sé muy bien. Nada nuevo bajo el sol. EL ARTE también se sabe esos pasos, demasiado bien :(:

¿Acaso EL ARTE no ha sido siempre, a lo largo de la historia, una discusión insular? El mismo grupito de siempre, hablando sobre ellxs mismxs para ellxs mismxs y su incestuoso grupo de amigxs.

A veces juego a que el arte (con minúsculas) es un cuerpo vulnerable. Sí, literal, es una persona, y me la imagino sufriendo el agridulce melodrama del rechazo tanto de la “gran audiencia” como del nodo central, oficial del campo. Esto sí es algo que me preocupa, me preocupa que esté solito, alienado, despechado, atacado por bullys prepotentes y cansado de que nadie lo quiera entender o abrirle las puertas de su casa.

Pero momento… ahora estamos todxs solxs, aisladxs, con los guantes y el cubrebocas puestos y extrañando la comunicación con otrxs. Algo que no era tal, sino ficciones. Creo que el arte en el fondo sabe que poder lidiar con la soledad es una virtud. Porque unx no deja de estar solx. Tal vez deberíamos aprender algo de eso, dejar de romantizar a la gente y las estructuras que nos tratan mal, y resistir a pesar de todo, moviéndonos por los márgenes, que es donde germina la cosa.

Ser como el agua. Ser como un meme.

Ser como un virus.

Este ensayo visual está compuesto de imágenes que conforman mi colección motivacional. Algunos memes míos, otros encontrados, algunas obras mías, otras que me sirven de referencia.

Mi portafolio y bio http://lalulula.com/

Mis sincericidios personales públicos  https://www.instagram.com/oh.no.lulu/

Mis fantasías sobre un arte emo y su odiosa audiencia https://www.instagram.com/arthasfeelingstoo/

Mi intento de conectarme con el público y espacio de cooperación colectiva https://lalulula.tv/

Luciana Ponte

 

¿Cómo recobraremos el control de nuestras vidas?

EL VIRUS ES EL SÍNTOMA, EL CI$TEMA ES LA ENFERMEDAD.

Desculonización* existe entre la investigación artística y la labor social. Es una plataforma transfeminista activa desde el 2015/16, basada en Brasil y México. Desatamos las implicaciones de la racialización de cuerpos no-blancos en el marco del neo-fascismo actual. Esto a través de una campaña anti-civilizante que celebra el cuerpo que disfruta, se deleita y perrea en las ruinas del orden y el progreso, los buenos modales, las estructuras familiares tradicionales. Surge de la fuerza de ocupación, invasión y re-presencia que se enfoca en nuestras caderas y resuena por nuestros cuerpos. Desculonización no es un concepto, es un movimiento. Interpelamos a todo que nos roba nuestras vidas.

Jenny Granado, también conocida como Kebra (Uruana, Brasil) es una artista visual, DJ y maestra en conservación y archivística. Aparte de su proyecto Desculonización, desde el 2016 es curadora del Festival Anormal, que se enfoca en pos-pornografías, feminismos y sexualidades disidentes en la ciudad de México. Su arte ha sido mostrado en México, Brasil, Guatemala, Colombia, Finlandia, Suiza, Argentina, Italia, Puerto Rico y China, entre otros países. So trabajo se enfoca en la performance, pero siempre con una consideración fluida y experimental hacia la forma. Ella plantea al colonialismo como una herramienta tecnológica epistémica que inscribe ficciones binarias jerárquicas en el comportamiento humano, las sexualidades y los territorios que ocupamos. 

*Desculonización une los términos culo (trasero) y descolonización. En Brasil, Cu significa ano. Y también toma forma en performances, talleres, cátedras, colaboraciones y sets de DJ. 

— Jenny Granado

 

Imágenes brotando en la superficie

En Terremoto nos invitaron a pensar en imágenes.

Con imágenes.

También nos invitaron a hablar desde nuestros cuerpos vulnerables.

Cuerpos trabajadores del cognitariado.

Y nos hicieron dos preguntas.

¿Qué imágenes nos afectan en este contexto reciente?

¿Cómo podemos estimular redes de apoyo mutuo?

Pensamos en cómo pueden afectarnos las imágenes.

Las noticias que vemos.

Las cifras que leemos.

Y eso nos hizo pensar:

¿Qué es una imagen afectada?

¿Cómo se han afectado las imágenes en este contexto?

¿Se han confinado como nosotrxs?

¿Cómo serían éstas?

¿Serán así?

¿Con dueñxs, precios y tarifas de acuerdo al uso?

¿La capitalización de trabajos, deseos e imaginaciones?

¿Nuestras imágenes de futuro fueron confinadas?

No, porque el futuro no será lo que Elon Musk y F*ceb**k predigan.

El futuro se direccionará a otros lugares, por otros caminos.

(Supongo que deberíamos pensar en que en el futuro queremos ser como los hongos, distribuyendo y comunicando el bosque, ayudando a que viva, a que se extienda y se proteja, tejiendo por abajo las raíces, y a veces, brotando en la superficie)

Siempre que podamos pensar en otros futuros, podremos crear, retomar o imaginar imágenes para esas posibilidades.

Y serán imágenes libres.

Imágenes que circularán como memes.

En la medida de los posible, sin restricciones.

Eso nos lleva a la cuestión de la circulación de los memes.

De los memes, que son las imágenes no-confinadas del presente.

Imágenes que salen y tratan de encontrar afinidades.

Reacciones.

Sentimientos compartidos.

Incertidumbres comunes reflejadas.

Poco, o mucho, lo memes son nodos de afinidades, que podrán conformar redes más grandes de lazos más estrechos.

Redes virtuales y reales.

Que buscaran bienes comunes.

Que sortearán la vulnerabilidad de los cuerpos y las distancias.

Más allá de las redes del capital.

— BRKN

 

En nuestro país se censura. Se queman los libros, las personas, se pintan las calles, se enmudecen las voces.

Hace un año @tlaxcalatres nos invitó al @cosaslindaseinutiles a curar una vitrina cuyo pie forzado era “Objetos y muros”. Hicimos una selección sobre la dictadura y sus objetos. Uno de los objetos que elegimos fue un libro quemado. Quemamos un libro y lo expusimos en lugar de todos los libros quemados en todas las dictaduras.

Hoy, encerradxs en nuestros hábitats, tenemos algunos —o muchos— libros, que han sido regalos, herencias o comprados en la feria para la lectura escolar.

Los libros son objetos políticos. Lo sabía Bush cuando mandó a bombardear la Universidad de Bagdad (y su biblioteca) en el 2003 y lo saben también nuestros gobernantes. Los libros no sólo nos dan palabras: nos dan leña para el fuego, papel para envolver comida, material para improvisar una mesa, dibujos para decorar una pared, relicarios para esconder mensajes secretos. Éste y otros objetos acortan las distancias, nos transportan a otros lados o nos devuelven sin más al presente; uno donde el virus nos impidió, entre muchas otras cosas, votar nuestra nueva constitución en su fecha estipulada.

La cotidianidad de nuestros objetos se trastoca en el momento en que comienzan a significar otra cosa. Las ollas y las cacerolas fueron instrumento y arma hace seis meses cuando empezamos la revuelta social en contra de un país y sistema injustos. Las registramos junto al colectivo @diariosdeguerra para señalar el impacto material de la lucha: sus usos fuera de casa. Hoy se llenan de comida para alimentar a quienes, desatendidxs por el estado, sufren las consecuencias más cruentas del virus.

Los objetos cruzan las fronteras de lo útil y lo inútil para salvar vidas, para salvar sueños. Nos acompañan de la calle a la reclusión como pequeños recordatorios de que hubo otro mundo —y muchos otros antes de éste. Y que el que vendrá será también distinto. Contendrá otros objetos y los nuestros habitarán museos que registren el horror en sus cuerpos de lata, de papel, de cerámica.

El horror cotidiano cuyo reverso es la ternura. La ternura de un plato que lleva un pan, de un libro que lleva una historia, de una olla llena de charquicán, de un pañuelo y el brazo en alto.

— Centro de Estudios de Cosas Lindas e Inútiles

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