04.05.2024
A propósito del primer volumen de Travesías Terremoto; Simulacros Interplanetarios, el artista y curador Amilcar Packer nos comparte la versión en español de este texto originalmente escrito en portugués en el año 2013. Desplazamientos, migraciones, mercado, especulación financiera y prácticas artísticas como elementos del continuum capitalístico que intentamos navegar.
En “Resiliências Artísticas” (2014), intentaba posicionar la modalidad de la residencia artística considerando sistemas de poder que remiten a los procesos de globalización y sus matrices coloniales. Proponiendo una serie de movimientos para, entre otras cosas, formular demandas por la duración extendida de los procesos, desaceleración de la producción y formación remunerada, así como por la composición de redes complejas que puedan extrapolar las fronteras del arte hacia prácticas de sociabilidad. Pasados 10 años, veo mi escritura entre lo datado y contextualizado, y lo que sigue en vigor, pidiendo elaboración y detalles. En el contexto del programa Travesías Terremoto, ofrecemos una versión reducida y versada al español. No buscamos ni corregir idiosincrasias, ni hacer una actualización, pero contribuir para profundizar en las reflexiones sobre y para el diseño de programas de residencias como reivindicación de prácticas relacionales, colaborativas y de investigación donde el acúmulo de poder y de capital, en sus formas monetaria o simbólica, deje de ser la norma.
Es necesario cultivar el hábito de trasladar las cuestiones que se desarrollan en ciertas áreas del conocimiento para dotarlas de perspectiva en relación con otros sistemas de pensamiento, disciplinas y contextos. La complejidad de tal hazaña requiere hacer uso de los innumerables recursos disponibles para el pensamiento crítico, siguiendo caminos y estrategias ya conocidas, así como tratando de inventar otras formas para hacerlo. Genealogía de términos y prácticas, desnaturalización de territorios conceptuales y herramientas de análisis, cambios en escalas espaciales y temporales, revisión de las condiciones de posibilidad, implicaciones éticas, multiplicación o la crítica y confrontación de narrativas históricas. Es también prerrogativa del pensamiento, convocar el humor, el coraje y la imaginación. Tales procedimientos son fundamentales para desarraigar discursos históricamente instaurados que se han establecido en la norma, contribuyendo a comprender algunos mecanismos violentos de poder, opresión y sumisión, creando condiciones favorables para la desinstalación de programas que son reprimidos e internalizados en y por las sociedades occidentales, occidentalizadas y occidentalizantes.
El “mundo del arte” es extremadamente endogámico, viciado, y como muchas comunidades que se encierran en sus particulares hermenéuticas y dinámicas, es incapaz de percibir y pensar en sus límites, articulaciones y fetichizaciones fuera de sus registros y dominios restringidos. A las prácticas artísticas se les ha dado el lugar privilegiado de diferenciación, pero funcionan mediante la imposición de estándares de gusto y reserva de mercado, profesando así, en sus variados tonos sarcásticos, un papel central en los procesos de normalización y segregación de lo sensible. La fluidez ha facilitado su captura y reglamentación por parte de las instituciones globales de financiarización del capital especulativo. Asimismo, vale la pena recordar que el mercado del arte no está regulado internacionalmente y, por tanto, está cerca del tráfico de drogas, armas, órganos y personas.
El “mundo del arte” es extremadamente endogámico, viciado, y como muchas comunidades que se encierran en sus particulares hermenéuticas y dinámicases incapaz de percibir y pensar en sus límites, articulaciones y fetichizaciones fuera de sus registros y dominios restringidos.
Para hablar de residencia artística, es necesario realizar una operación de contraste para no transmitir una visión ingenua, así como tratar de no caer demasiado en las contradicciones performativas cuando pretendemos llevar a cabo prácticas comprometidas con la producción crítica de significado.
Quien habla de residencia artística habla de desplazamiento. Estos programas, desde su génesis, proponen la movilidad de los profesionales de las artes como un medio para crear condiciones favorables hacia la investigación en contextos extranjeros, promoviendo literalmente la desterritorialización como condición básica para la creación. Esto se da proporcionando temporalidades diferentes a las que exige el actual y tan extendido sistema de aceleración de la productividad, incluso presente en los centros de investigación y formación como las universidades, que deberían proteger y ampliar las condiciones mínimas para el pensamiento, incluyendo el tiempo, su no-actividad y no-instrumentalización. Dichas características servirían para un funcionamiento más crítico y colectivo, por así decirlo, de prácticas artísticas que privilegian la cooperación y el intercambio en una implicación más directa y estructural con la sociedad y sus diversos agentes y comunidades, frente al letargo de actitudes cínicas e instrumentalizadas y la burocracia oficial que muchas veces no hace más que garantizar los intereses privados de las instituciones que legitiman el arte, como los museos y centros culturales públicos o privados, casas de subastas, galerías y coleccionistas.
Es necesario cultivar el hábito de trasladar las cuestiones que se desarrollan en ciertas áreas del conocimiento para dotarlas de perspectiva en relación con otros sistemas de pensamiento, disciplinas y contextos.
El desplazamiento ha sido a menudo elogiado como una herramienta necesaria y esto probablemente se deba al poder de cambio que conlleva el desplazamiento contextual. También sabemos que tanto para la financiarización del capital transnacional y los mercados especulativos, y para la organización social injusta y segregada del trabajo, el flujo y la flexibilidad son el alma de los negocios.
Es esencial que entendamos que la movilidad no puede restringirse sólo al movimiento de cuerpos y objetos de un punto a otro, ya que abarca y constituye las más variadas prácticas y fenómenos, respondiendo a situaciones políticas locales y globales, culturales, sociales, históricas, económicas, religiosas, produciendo subjetividades y constituyendo comunidades. No olvidemos que la movilidad también puede darse por migración forzada.
Artista-turista
Odio los viajes y a los exploradores
Tristes Trópicos, Claude Lévi-Strauss
La libre circulación en el planeta Tierra puede aplicarse al dinero y a los bienes, pero no se aplica a los seres humanos. Si cada Estado-nación lleva consigo una historia de violencia, ésta probablemente comienza con la demarcación e imposición de fronteras, fuertemente custodiadas y defendidas, así como por la implementación de la propiedad privada y de los derechos privados sobre el territorio. Las posibilidades de movimiento profesional en todo el mundo se basan en la desigualdad social y económica, así como en los conflictos y rivalidades políticas, culturales y religiosas entre países y bloques. No existe una política internacional específica para la movilidad de los profesionales de las artes en todo el mundo. Son raros los programas de residencias artísticas con alcance internacional que se encargan de obtener visas para sus participantes y casi inexistentes son los que obtienen visas de trabajo para sus residentes. Esta situación restringe la posibilidad de participación de agentes provenientes de contextos y países que no cuentan con acuerdos diplomáticos, dificultando y en algunos casos imposibilitando la emisión de determinadas visas, que les permiten cruzar fronteras.
Las posibilidades de movimiento profesional en todo el mundo se basan en la desigualdad social y económica, así como en los conflictos y rivalidades políticas, culturales y religiosas entre países y bloques.
En términos de una geopolítica de la movilidad en las artes, es necesario operar más allá de los ejes tradicionales de desplazamiento profesional, que con mucha frecuencia reproducen flujos y narrativas coloniales. Es necesario modificar las direcciones demasiado unidireccionales de estos flujos, ya que no se trata sólo de multiplicar los destinos, como hacen muy bien las agencias de turismo, sino de desarrollar relaciones recíprocas, que permitan que cada lugar funcione como un centro, un lugar de llegada, recepción y salida; reterritorialización. No sólo un punto de partida para viajar, sino sobre todo un punto de partida como perspectiva para adquirir la autonomía suficiente para erigirse como posibilidad de construcción y coautoría de autonarrativas, sin necesidad de reverenciar y subsumirse continuamente en el narrativas historiográficas hegemónicas dominantes.
No existe una política internacional específica para la movilidad de los profesionales de las artes en todo el mundo.
Saudosa Maloca1
Residente: del latín residere. Verbo regular, transitivo circunstancial y transitivo indirecto. 1. Vivir, establecerse en un lugar donde se duerme regularmente, permanecer, habitar. 2. Ser, encontrarse a uno mismo. O en sentido figurado 3. El poder reside en el pueblo. Es en el arte donde reside el problema.
¿Cómo pensar en residencias artísticas cuando el mercado inmobiliario y los promotores controlan y segregan la ocupación de las ciudades en relación al poder adquisitivo?
¿Cómo calificar el sustantivo residencia en una Latinoamérica que se niega a demarcar territorios indígenas y cuestiona el derecho de vivienda de los pueblos indígenas en sus territorios de residencia y existencia, y que no preceden jurídicamente a la formación de los Estados-nación americanos? ¿Cómo no relativizar la noción de residencia ante tales contradicciones relacionadas con la vivienda? ¿Cómo, si no consideramos los continuos y acelerados procesos de gentrificación, a los que tantas veces se alía involuntariamente el arte, que atraviesan las ciudades y que operan a través de constantes expulsiones económicas y el traslado violento de personas de sus hogares por parte del brazo armado legitimado del los gobiernos y los intereses de diversos sectores privados, la policía? ¿Cómo pensar en residencias artísticas cuando el mercado inmobiliario y los promotores controlan y segregan la ocupación de las ciudades en relación al poder adquisitivo?
Quizás sería interesante empezar a pensar seriamente en cada residencia como algo ocasional y circunstancial, porque en realidad, a pesar de fijar muchas veces su residencia en el mismo lugar, todos somos parte de pueblos nómadas, y esto regresa, aunque sea en los sueños que no recordamos.
No es nuevo que los viajes estén presentes en el imaginario del quehacer artístico y quizás incluso podamos decir que las residencias ya estaban, de cierta manera y en cierta medida prefiguradas en la costumbre de los mecenas o personajes ricos y poderosos de recibir sus dominios, artistas, científicxs y pensadores, creando condiciones materiales favorables para el desarrollo del trabajo y la investigación, así como protegiendo a algunas de estas figuras que muchas veces se vieron perseguidas y en riesgo de muerte, por sus formas de vida e ideas defendidas. Quizás lxs pensadorxs más que lxs artistas necesitaban protección. Pareciera que la residencia artística hereda y promueve una situación protegida y privilegiada para que agentes de diferentes disciplinas puedan desarrollar su trabajo, con cierta distancia de las dinámicas cotidianas, en otros espacios y temporalidades, y muchas veces en contacto con otrxs profesionales.
Res Artis, asociación dedicada a la difusión de programas de residencia en todo el mundo, cuenta con más de 490 iniciativas cuyas actividades se centran en más de 70 países. Transartists habla de aproximadamente 1.400 residencias repartidas por todo el mundo. En la gran mayoría, los programas de residencia ofrecen una amplia gama de actividades a la comunidad local y a lxs visitantes. Producción de trabajos, organización de exposiciones, agenciación y supervisión de investigaciones a mediano y largo plazo, e implementación de programas destinados a la educación continua como seminarios, cursos y talleres, incluyendo también la producción y lanzamiento de publicaciones.
En América del Sur podríamos enumerar un centenar de estas iniciativas como Lugar a Dudas, Taller 7, El Parche, El Kiosko, Flora y Residência en la Tierra, en Colombia; Centro de Investigaciones Artísticas, el extinto pero importante El Basilisco y la Ene, en Buenos Aires, Argentina; en Brasil, la pionera CAPACETE Entretenimentos, en Río de Janeiro y São Paulo; también en São Paulo, Pivô, Casa Tomada, FAAP – Edifício Luthécia, Casa das Caldeiras, Phosphorous y Como_clube, que en enero de 2014 iniciaron un período indefinido de nomadismo; Sacatar, en Itaparica, Bahía; JACA, en Belo Horizonte, Minas Gerais; CRAC, en Valparaíso, Chile o Beta Local, en San Juan, Puerto Rico.
En principio, los programas de residencia no son independientes porque en su núcleo está la necesidad del intercambio, y además, generalmente son financiados por gobiernos y fundaciones públicas y privadas. Las residencias, en general, son emprendimientos de individuos o pequeños grupos que buscan inventar sus contextos y comunidades a través de la hospitalidad y la convivencia. Se trata de personas que muchas veces están cansadas de la monotonía de las instituciones artísticas tradicionales, que creen en otras formas de funcionamiento, incluso sin saber exactamente cuáles son, y que para ello trabajan siempre en colaboración y autogestión, buscando una autonomía que debe entenderse como poder de decisión y elección, estableciendo un campo continuo de negociación y compromiso.
Las residencias, en general, son emprendimientos de individuos o pequeños grupos que buscan inventar sus contextos y comunidades a través de la hospitalidad y la convivencia.
No se trata de reproducir un mapeo de las residencias existentes, ni de realizar un estudio exhaustivo de la literatura publicada sobre el tema. Las residencias artísticas no son algo nuevo y mucho menos algo no elaborado, discutido e instituido. El conocimiento se da a través de la experiencia y el intercambio de experiencias, no podemos simplemente prescindir de ello y descartar el terreno que queremos pisar. Al mismo tiempo, no es posible definir qué es o qué podría ser una residencia artística. La construcción de un argumento desde la autoridad que regule las acciones y la imaginación es, como mínimo, poco interesante para el pensamiento. Lo que interesa es esbozar un aporte a la comprensión y reflexión a partir de algunos mecanismos y funcionamientos presentes en las residencias artísticas, las paradojas y contradicciones, especialmente en la articulación y examen de sus potencias en la invención de dispositivos, formación y producción, investigación, discusión, documentación y difusión de prácticas artísticas, características que pueden complicar y fortalecer contextos, prácticas, agentes y agencias.
La diversidad de programas de residencia en todo el mundo requiere cada vez más ciertas cualificaciones. Residencias de investigación, producción, escritura y por qué no considerar también las vacaciones. La palabra “residencia” ha sido atribuida a izquierda y derecha como una forma de agregar valor a los proyectos, y no tanto como una forma de acción y compromiso que busca movilizar cierto tipo de agentes y convocar cierto tipo de prácticas. Es entonces cuando la plataforma se convierte en un trampolín y la investigación es sustituida por el ascenso social. Quizás sea por el rechazo del trabajo entendido como restricción de las actividades humanas al mundo capitalista productivista, que las residencias pueden ofrecer a los profesionales de las artes una situación no sólo privilegiada sino verdaderamente crítica en relación con los paradigmas operativos.
Viaje a los confines de mi habitación
Un lapso, una pausa; silencio. El detenerse como modalidad de desplazamiento, de oscilaciones, de moverse según los afectos. Cambio de perspectivas. ¿Por qué viajar por un mundo cada vez más homogéneo y con paisajes monoculturales? ¿Por qué viajar en un mundo cada vez más estandarizado en formas de vida monótonas? ¿Cuál es la necesidad de un movimiento concreto si todo está disponible en las pantallas y al alcance de las manos, los ojos y los dedos, a través de teclas y dispositivos tan variados? ¿Por qué no pensar en programas de residencia a distancia? ¿Programas de residencia de drones y avatares?
Reflujos
La multiplicación de programas de residencias e iniciativas independientes ha sido acompañada de proyectos del sector privado, residencias artísticas de galerías y coleccionistas que muchas veces utilizan este tipo de formato para reducir costos de producción, venta y adquisición, así como la construcción de imagen social, estatus, y valor agregado a su colección e imagen. Si hubo un tiempo en que las instituciones legitimaban a lxs artistas y las prácticas para el mercado, hoy, desde una perspectiva inversa, las galerías y los coleccionistas legitiman a lxs artistas para ingresar al sistema institucional.
La aceleración de los procesos de producción y la formulación de políticas públicas en convocatorias han venido determinando la constitución de programas de residencia, así como la producción artística. Se multiplican las iniciativas que apuntan simultáneamente a la investigación, la producción y la exposición en pocas semanas. La noción de contraparte es parti pris, el compromiso máximo del que adolece la imaginación artística.
Escucha buenos consejos, que te doy gratis.
Haz como Paul Lafargue y elogia la pereza. Repite todo lo que puedas las palabras de nuestro sabio héroe sin carácter: ¡Ay, qué pereza! En lugar de redes residenciales, hagámoslo en red, como los Tupiniquins. En lugar de residir en las redes sociales, sigue el ejemplo del niño pájaro, no pidas permiso, instala tu residencia en un árbol, preferiblemente en el árbol de una calle que te parezca muy hermosa
(1) PACKER, Amilcar. “Resiliências artísticas”, en Mapeamento de Residências Artísticas no Brasil; FUNARTE, Rio de Janeiro, 2014. Texto comisionado por Ana Vasconcelos, co-editora de la publicación. Descarga aqui la versión completa em português:https://sistema.funarte.gov.br/noticias-antigas/?p=71706
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