
Les artistas Elyla y Purificación intercambian sueños y nociones críticas a propósito de las identidades mestizas sujetas al aparato colonial en Nicaragua y Guatemala, las cuales, en tensión con su mariconería perfilan prácticas artísticas que posibilitan la imaginación de mundos otros.
¿Desde qué paradigmas se nos infunde una identidad? Al conocer el trabajo de Elyla sospecho que la binariedad ha tenido más implicaciones en nuestros supuestos identitarios de lo que alcanzaba a dimensionar. A mediados de agosto, con la memoria herida, como dice Elyla, comenzamos a coincidir en esta suerte de no espacio virtual para hablar sobre memoria, inquietudes políticas y la intuición de que al parecer estamos jodidamente condenadas a permanecer gritonas desde estos territorios ante la pregunta por la justicia. Elyla se ha embarcado en un proceso de reconocimiento de lo que elle ha nombrado como “rutas para interrumpir las narrativas culturales hegemonizantes” de su territorio (Región del Pacífico de Nicaragua). Elle cuestiona y rearma el imaginario alrededor de su propio mestizaje para poner en evidencia cómo el aparato colonial ha eliminado cualquier posibilidad de autoencuentro con una ancestralidad. Su práctica artística es un “detener la fluidez” donde la reinterpretación de símbolos y lenguajes procuran un nuevo espacio de existencia; un situar que le acurruque mejor. Barro Mestiza, su primera exposición individual (Carazo, Nicaragua 2021) es el resultado de una exploración que de acuerdo a su términos desmantela el aparato colonial caracterizado desde la binariedad.
Comenzamos a imaginarnos una ruta alegórica: lamernos entre nosotras, cuerpa a cuerpa; revisar nuestras formas y posibilidades, bailar con ellas y repasar las memorias comunes que nos atraviesan, como las percepciones y sabores que la lengua reconoce.Acá en Guatemala, de este lado de la herida, la colectiva Organización de Locas Centroamericanas y del Caribe (ODELCA) comparte la urgencia por una semiótica confrontativa en donde los chistes, la ficción y la parodia, se vuelven fórmula para corroer las narrativas panfletarias y hegemónicas de la posguerra. Nombrarnos en disidencia lejos del martirologio. ¡Estamos soltando la lengua! Elyla (E): Quisiera comenzar haciendo preguntas, porque es así como inicié este viaje. ¿Cómo traducir mestizaje? ¿Qué significa ser mestizx? Me lo pregunto primero a mí y luego a todes: ¿De qué maneras se vive el mestizaje en Mesoamérica? Este ejercicio simple de traducción del término mestizaje apunta a reflexionar sobre las afectaciones corpo-políticas que conlleva el asumir un dispositivo identitario colonial y racial en nuestros territorios. Hagamos de esto realmente un ejercicio corporal; un detenerse y preguntarse:
¿Puedo sentir el mestizaje en mi cuerpx? ¿Existe siquiera alguna sensación?¿Me he dado el tiempo y espacio para identificarlo? ¿Se mueve mi lengua al pronunciar mestizaje? ¿Cómo se pronuncia con la lengua suelta? ¿Cuál es su color? ¿Es el, la, los, les mestizajes? ¿Qué memorias carga mi mestizaje? ¿Qué historias existen en nuestros respectivos linajes familiares cuando comenzamos a nombrarnos mestizxs? ¿Es lo mismo nombrarse mestizx a nombrarse blanco-mestizx? ¿Qué privilegios o accesos tengo como mestizx? ¿Qué implicaciones políticas con la tierra misma y los pueblos indígenas de Mesoamérica tienen estos nombramientos? ¿Puedo reconocer el mestizaje como un aparato colonialista que borra la historia, conocimiento y ancestralidad indígena de nuestrxs cuerpxs? Y si es así, ¿qué nueva identidad puedo parir y qué puntos de acceso existen hacia mi ancestralidad? Y por último, ¿será esta sexualidad disidente mi mayor herramienta anticolonial en relación al mestizaje?
¿Cómo situamos lo no binarie como una experiencia trans sensible gestada desde una corporalidad honesta que descanse en nuestras memorias íntimas/personales/históricas? ¿Es posible siquiera?¿Qué implica hacer mutar lo no binarie/fluido/cuir en un espacio anticolonial de agencia política para nuestras ancestralidades? ¿De qué manera lo no binarie puede articularse con las luchas trans binarias y de travestis feminizadas desde una relación no aplanadora y oportunista de los espacios ya conquistados por ellas? (P): Para acercarnos a posibles respuestas habríamos de estar bien lamidas para armarnos ante el enemigo común: el lenguetazo entre nosotras para no lamer ideas que respondan a otras regiones, sobre todo del norte. Allá afuera, el sistema sigue amarrándonos en fardos como si no nos tuvieran miedo. Somos huecxs, nuestro miedo se ha transformado en goce y placer. (E): En Mesoamérica la invitación es lenguetearnos para comenzar a conocer sobre nuestras propias historias cochonas, huecas, y la de todas las corporalidades disidentes.
Hay que comenzar a saborearnos, a devenir lenguas canibalescas, escapar del lenguaje y fundirnos en placer.(P): El camino ya está hecho, se ha comenzado a abrir para las huequitudes desde hace tiempo. Nos queda armamos de brichos y ponernos los tacones más altos para imaginar futuros en los que el pecho de frente al cielo es un saludo más maricoso que combativo. Futuros donde honremos los linajes que nos preceden y que nos susurran sus existencias. Desde nuestros pechos, esas ancestralidades cantarán e invocarán a otres disidentes al escándalo. Nuestra lengua será con elles y con las que vengan a lenguetearnos. La lengua será también el mejor instrumento, la mejor práctica de reconocimiento frente a un mundo que ve al mariposario como una masa sin matices: lamidas para sabernos juntas y agrupadas, donde los sabores son reconocimiento de diferentes formas y términos, a partir de las cuales, otras locas se agrupan en esta deriva llamada “historia”. Preparen sus sentires, una vez que hayamos aprendido a nadar entre la baba de tanta loca estridente, en este mar nos tejeremos como maya bordada en punto de cruz para mantenernos todes a flote.
Les artistas Elyla y Purificación intercambian sueños y nociones críticas a propósito de las identidades mestizas sujetas al aparato colonial en Nicaragua y Guatemala, las cuales, en tensión con su mariconería perfilan prácticas artísticas que posibilitan la imaginación de mundos otros.
Comenzamos a imaginarnos una ruta alegórica: lamernos entre nosotras, cuerpa a cuerpa; revisar nuestras formas y posibilidades, bailar con ellas y repasar las memorias comunes que nos atraviesan, como las percepciones y sabores que la lengua reconoce.Acá en Guatemala, de este lado de la herida, la colectiva Organización de Locas Centroamericanas y del Caribe (ODELCA) comparte la urgencia por una semiótica confrontativa en donde los chistes, la ficción y la parodia, se vuelven fórmula para corroer las narrativas panfletarias y hegemónicas de la posguerra. Nombrarnos en disidencia lejos del martirologio. ¡Estamos soltando la lengua! Elyla (E): Quisiera comenzar haciendo preguntas, porque es así como inicié este viaje. ¿Cómo traducir mestizaje? ¿Qué significa ser mestizx? Me lo pregunto primero a mí y luego a todes: ¿De qué maneras se vive el mestizaje en Mesoamérica? Este ejercicio simple de traducción del término mestizaje apunta a reflexionar sobre las afectaciones corpo-políticas que conlleva el asumir un dispositivo identitario colonial y racial en nuestros territorios. Hagamos de esto realmente un ejercicio corporal; un detenerse y preguntarse:
¿Puedo sentir el mestizaje en mi cuerpx? ¿Existe siquiera alguna sensación?¿Me he dado el tiempo y espacio para identificarlo? ¿Se mueve mi lengua al pronunciar mestizaje? ¿Cómo se pronuncia con la lengua suelta? ¿Cuál es su color? ¿Es el, la, los, les mestizajes? ¿Qué memorias carga mi mestizaje? ¿Qué historias existen en nuestros respectivos linajes familiares cuando comenzamos a nombrarnos mestizxs? ¿Es lo mismo nombrarse mestizx a nombrarse blanco-mestizx? ¿Qué privilegios o accesos tengo como mestizx? ¿Qué implicaciones políticas con la tierra misma y los pueblos indígenas de Mesoamérica tienen estos nombramientos? ¿Puedo reconocer el mestizaje como un aparato colonialista que borra la historia, conocimiento y ancestralidad indígena de nuestrxs cuerpxs? Y si es así, ¿qué nueva identidad puedo parir y qué puntos de acceso existen hacia mi ancestralidad? Y por último, ¿será esta sexualidad disidente mi mayor herramienta anticolonial en relación al mestizaje?
¿Cómo situamos lo no binarie como una experiencia trans sensible gestada desde una corporalidad honesta que descanse en nuestras memorias íntimas/personales/históricas? ¿Es posible siquiera?¿Qué implica hacer mutar lo no binarie/fluido/cuir en un espacio anticolonial de agencia política para nuestras ancestralidades? ¿De qué manera lo no binarie puede articularse con las luchas trans binarias y de travestis feminizadas desde una relación no aplanadora y oportunista de los espacios ya conquistados por ellas? (P): Para acercarnos a posibles respuestas habríamos de estar bien lamidas para armarnos ante el enemigo común: el lenguetazo entre nosotras para no lamer ideas que respondan a otras regiones, sobre todo del norte. Allá afuera, el sistema sigue amarrándonos en fardos como si no nos tuvieran miedo. Somos huecxs, nuestro miedo se ha transformado en goce y placer. (E): En Mesoamérica la invitación es lenguetearnos para comenzar a conocer sobre nuestras propias historias cochonas, huecas, y la de todas las corporalidades disidentes.
Hay que comenzar a saborearnos, a devenir lenguas canibalescas, escapar del lenguaje y fundirnos en placer.(P): El camino ya está hecho, se ha comenzado a abrir para las huequitudes desde hace tiempo. Nos queda armamos de brichos y ponernos los tacones más altos para imaginar futuros en los que el pecho de frente al cielo es un saludo más maricoso que combativo. Futuros donde honremos los linajes que nos preceden y que nos susurran sus existencias. Desde nuestros pechos, esas ancestralidades cantarán e invocarán a otres disidentes al escándalo. Nuestra lengua será con elles y con las que vengan a lenguetearnos. La lengua será también el mejor instrumento, la mejor práctica de reconocimiento frente a un mundo que ve al mariposario como una masa sin matices: lamidas para sabernos juntas y agrupadas, donde los sabores son reconocimiento de diferentes formas y términos, a partir de las cuales, otras locas se agrupan en esta deriva llamada “historia”. Preparen sus sentires, una vez que hayamos aprendido a nadar entre la baba de tanta loca estridente, en este mar nos tejeremos como maya bordada en punto de cruz para mantenernos todes a flote.
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