Reseñas - Estados Unidos

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28.09.2017

Radical Women: Latin American Art, 1960-1985, en el Hammer Museum, Los Ángeles, EE.UU.

por Nika Simone Chilewich, Los Ángeles, California, EE.UU.
15 de septiembre de 2017 – 31 de diciembre de 2017

Radical Women: Latin American Art, 1960-1985 es una de las exposiciones más importantes de Pacific Standard Time: Latin American & Latino Art in LA (LA/LA) a inaugurar. Financiado por la Fundación Getty [1], en su tercera iteración, este programa regional inauguró este septiembre en más de 70 museos, incontables galerías y espacios de performance de San Diego a Santa Bárbara. Su presentación actual está dedicada a exámenes históricos y temáticos de la relación entre el sur de California con las historias de arte y diseño latinoamericanas, latinx y chicanx.

Radical Women, co-curada por Andrea Giunta y Cecilia Fajardo-Hill, es una de las tantas exposiciones en emplear comprensiones redefinidas de lo femenino, feminista, queer, y otras identidades de género no conforme, abriendo nuevo terreno para las historias del arte latinoamericanas, mismas que hasta ahora han sido poco exploradas en museos estadounidenses, con algunas notables excepciones. [2] Uno incluso podría argumentar que LA/LA es la primera iniciativa académica y cultural de su escala en incorporar estas historias alternativas a través de tantas instituciones. Algunos notables ejemplos de esta tendencia incluyen: la retrospectiva Laura Aguilar: Show and Tell en el Museo de Arte Vincent Price, la primera de su tipo sobre el trabajo de la fotógrafa e influyente figura en las comunidades chicanxs, latinxs feministas y queer del sur de California; la primera retrospectiva importante en Estados Unidos de la artista brasileña Anna Maria Maiolino que se realiza en el MOCA Grand; y Axis Mundo: Queer Networks in Chicano L.A., una exhibición temática organizada por el ONE National Gay & Lesbian Archives de la Biblioteca USC, que se lleva a cabo en la galería One Archive en West Hollywood y en el MOCA Pacific Design Center. [3]

LA/LA ha ofrecido a académicos de las historias del arte latinoamericanas plataformas sin precedentes para exhibir áreas de su escolaridad que representan continuas búsquedas profesionales e investigativas. Adicionalmente ha permitido que otra comunidad de profesionales locales voltee por primera vez hacia nuevos temas dentro de las vastas y variadas historias del arte latinoamericano y examinen la conexión profunda que la región tiene con las comunidades latinxs y chicanxs de California. Como angelina que hace alrededor de siete años dejó los Estados Unidos por Santiago, Chile y después Ciudad de México, la comunidad que LA/LA ha impulsado es nada menos que surreal.

La iniciativa indudablemente descubrirá nuevos territorios a través de su miríada de exposiciones, recorridos, performances, charlas y publicaciones. Será interesante observar los efectos de LA/LA frente a la explícita posición anti-inmigrante y racista de la administración de Trump, especialmente tras la reciente suspensión del presidente de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés). De entre la multitud de extensas revisiones históricas y temáticas, Radical Women se destaca, ofreciendo al público paisajes geográficos, cronológicos, estilísticos y temáticos sin precedentes. Las 120 artistas incluidas en la muestra representan prácticas impulsadas por mujeres y feministas dentro de 14 países en Latinoamérica y los Estados Unidos. Para localizar estas historias invisibles cercanas, el equipo curatorial investigó una impresionante  variedad de colecciones públicas y privadas a lo largo de América Latina y en el exterior. [4]

Como Fajardo-Hill y Giunta afirman en su texto conjunto introductorio, el foco de Radical Women es revelar un cuerpo de trabajo olvidado en la historia cultural de Latinoamérica, “proveyéndolo del complejo marco teórico y crítico que se merece”. [5] La curaduría de la muestra, desde su marco teórico general de “el cuerpo político”, al enfoque elegido por los curadores en las divisiones por secciones de ese cuerpo en el espacio físico de la exposición – los curadores optaron por un enfoque distinto a su objeto de estudio en el catálogo, organizando el trabajo de cada artista por país a fin de hacer el recurso tan accesible como sea posible – pone en paralelo la sutileza y la sofisticación de las prácticas pioneras que incluye la muestra. Los curadores argentinos y venezolanos lograron aquí ampliar los límites de la expresión femenina, a través de su metodología de investigación y curatorial para mostrar la diversidad de prácticas en la exposición, y sus tantos lenguajes re-conceptualizados de radicalidad.

Los curadores utilizan mecanismos textuales y museográficos para reconocer las especificidades del contexto social, político, estilístico y temático de cada artista, y crear conexiones esclarecedoras dentro de las exploraciones inter-seccionales más amplias del cuerpo en un proceso de redescubrimiento y trasformación artísticos.

Las piezas están organizadas en secciones llamadas “Autorretrato”, “Paisaje corporal”, “Interpretando el cuerpo”, “Creando un mapa del cuerpo, “El poder de las palabras”, “Resistencia y miedo”, “Feminismos”, “Lugares sociales”, y “Lo erótico”. [6] Estas divisiones temáticas comienzan con una descripción clara y concisa de los territorios que serán explorados, y los curadores emplean una simplicidad del lenguaje para penetrar las realidades sociales y políticas que conectan la variedad de procesos artísticos, y las diversas formas de abordar el cuerpo a través de distintos contextos históricos.

La casi abrumadora cantidas de material de pintura, fotografía, impreso, escultura, video y archivo incluye algunas de las mujeres artistas mejor conocidas de Latinoamérica, como lo son Marta Minujín (Argentina), Lygia Clark (Brasil), Damiel Eltit y Paz Errázuriz (Chile), Graciela Iturbide (México), y Ana Mendieta (Cuba). Sin embargo, dentro de los redefinidos ejes conceptuales de Radical Women sus obras existen fuera de un marco para abordar el conceptualismo latinoamericano hecho popular en décadas recientes: “heroico, político, e incluso militante, dejar un poco de espacio para esas formas de conceptualismo y arte experimental que adoptan más interjecciones subjetivas y tanto luchas políticas abiertas como personales e íntimas”. [7] En cambio, se le pide al espectador que considere ciertas características que definen la radicalidad de la propuesta de cada artista, si es una “investigación intensa sobre subjetividad”, el “estatus problemático de las mujeres como seres condicionados biológica y culturalmente”, “el cuerpo y la violencia en un periodo de intensa dictadura y estructuras de opresión”, “lenguaje como una herramienta conceptual de resistencia”, o “la re-conceptualización del cuerpo femenino en y de sí mismo en relación con la sociedad”. [8]

De las figuras innumerables encuentro por primera vez en Radical Women que es difícil señalar a un solo artista, cuando cada una de las piezas seleccionadas son significativas. Algunas de las tantas obras que se han quedado conmigo son: Mapas mentais de Anna María Maiolino (1971-76), las pinturas de Diana Dowek Paisaje con retrovisor II (1975) y Procedimiento (1974), las caricaturas de la virtud femenina de Clemencia Lucena, y el video de Lotty Rosenfeld Una milla de cruces sobre el pavimento (1979). No se le da prioridad a ninguna obra o artista sobre otra, y el impacto de cada pieza se piensa en el diálogo creado entres las obras, dentro de la gran colectividad de la muestra.

Este gesto es simple y sugestivo. Subvierte la calidad normativa de la exposición como texto académico, y la jerarquía común en exposiciones de museo del curador como experto y la obra como objeto de estudio. La voz curatorial resalta el poder del proceso de cada artista, y la amplitud del lenguaje visual y simbólico conceptual. El espacio para comunicación entre prácticas específicas demuestra la forma de escucha curatorial que define Radical Women. En conversación una con la otra, las provocaciones intelectuales, emocionales, y afectivas de estas mujeres radicales busca constituir una reparación, un momento curatorial de redención. [9]

El diseño de la exposición funciona alrededor de la agraciada distribución de las piezas, así como del variedad sutil pero consistente uso de la variedad de color y material en su montaje y su enmarcado, puesto frente a estructuras modulares de alrededor de mediados de siglo que invitan al espectador a detenerse, pero nunca negándole una vista panorámica de las obras en colectividad. El efecto es reminiscente del espacio doméstico, y de las historias de mujeres que invoca. En cada vuelta la mano curatorial complementa la valiente confrontación del plano pictórico y la tenacidad en el objeto de estudio que llena las galerías de los museos. Como resultado, las obras en Radical Women desafían no sólo la invisibilidad de artistas mujeres a lo largo de la región, sino que perturban las narraciones curatoriales y académicas existentes del moderno tardío y las prácticas artísticas conceptuales tempranas en los diferentes movimientos avant-garde de Latinoamérica.

Este enfoque conceptual en las historias latentes reveladas por los casi diez años de investigación detrás de Radical Women es subversivo. Los curadores han organizado la abundancia de información de manera que se desplazan las categorías históricas del arte canónico y las caracterizaciones patriarcales de la feminidad y lo femenino en el arte. Uno de los tantos ejemplos de esto es la forma en que Giunta y Fajardo-Hill abordan la idea erróneo común del arte hecho por mujeres como necesariamente feminista. Los curadores cuidan subvertir una tipificación que afecta cualquier esfuerzo curatorial que se enfoque únicamente en artistas mujeres, un fenómeno que reduce la perspectiva permitida a las artistas que usan su feminidad como fuerza motora creativa. Al hacer esto, Giunta y Fajardo-Hill hacen una distinción entre una agenda política específica – y una obra de arte orientada hacia el avance de dicha agenda – y un cuerpo de trabajo más grande que retoma historias de género como su foco. Este trabajo, afirman las artistas, puede alinearse en retrospectiva con ideales feministas, pero va más allá de los confines de cualquier movimiento feminista particular, y puede ser situado dentro de un panorama más amplio de obras de arte creadas bajo un proceso de auto-reflexión y una investigación en los sistemas que limitan política y socialmente el cuerpo prescrito.[10]

El catálogo de la exposición es igualmente impresionante, aunque no bilingüe, lo cual es decepcionante, pues la práctica de la traducción en el campo de los textos académicos y críticos entre América Latina y los Estados Unidos permanece enormemente deficiente. La antología de casi 400 páginas une a una comunidad sin precedentes de historiadores del arte, curadores, y artistas, con ensayos de los dos curadores de la muestra, así como textos por colaboradores como Connie Butler, curadora en jefe en el Museo Hammer, Carmen María Jaramillo, Karen Cordero Reiman, Miguel López, Mónica Mayer, y Carla Stellweg.

Casi cien años después de que el modelo del cubo blanco fuera establecido por primera vez, Radical Women es un claro ejemplo de que el diseño de exposiciones contemporáneo puede continuar evolucionando y expandiendo los campos de la historia del arte y la curaduría. La feminidad radical expresada por Giunta y Fajardo-Hill constituye un cuerpo de curaduría que no sólo ilustra historias alternativas, sino que narra desde dentro de una variedad de subjetividades, a través de un método específico y un proceso matizado de deliberación que toma en consideración la diversidad de contextos curatoriales y creativos que una exposición puede empoderar.

Radical Women: Latin American Art, 1960-1985 estará en exposición en el Museo Hammer en Los Ángeles hasta el 31 de diciembre, 2017. Después viajará al Museo de Brooklyn en Nueva York del 13 de abril al 22 de julio, 2018, y más tarde a la  Pinacoteca de Sao Paulo de agosto a noviembre, 2018.

Notas:

[1] El primer Pacific Standard Time se enfocó en arte en el sur de California de 1945 a 1980, y el segundo en arquitectura y diseño.

[2] Cecilia Fajardo-Hill subraya algunos de estos notables ejemplos en su texto del catálogo, “The Invisibility of Latin American Women Artists”.  Incluyen Inverted Utopias: Avant-garde Art in Latin America (New Haven, CT: Yale University Press; Houston: Museum of Fine Arts, 2004); Perder la forma humana. Una imagen sísima de los años ochenta en América Latina curada por la Red Conceptualismos del Sur en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, en 2012; y Global Conceptualisms: Points of Origin, 1950’s-1980s; In Wonderland: The Surrealist Adventures of Women Artists in Mexico and the United States, curada por Ilene Susan Fort y Tere Arcq en el Los Angeles County Museum of Art, 2001; Arte =/= Vida: Actions by Artists of the Americas, 1960-2000 (Nueva York: Museo del Barrio, 2009). Otro ejemplo importante de arte contemporáneo mexicano es la ecposición Mexico City: An Exhibition about the Exchange Rates of Bodies and Values curada por Klaus Biesenbach en MoMA PS1 en Nueva York en 2002.

[3] Estas son sólo algunas de las innumerables exposiciones que incorporan temas de género e identidades sexuales en las inter-secciones que exploran. Para una lista completa consulte el sitio web de Pacific Standard Time, especialmente aquellas exposiciones que caen en temas de “Activismo” y “Definiciones de Identidad”.

[4] Una lista completa de artistas, obras y prestadores para Radical Women puede encontrarse en Cecilia Fajardo-Hill y Andrea Giunta, Radical Women: Latin American Art, 1960-1985 (Munich, Londres, Nueva York: DelMonica Books Prestel California, Hammer Museum University of California), 313-366.

[5] Fajardo-Hill y Giunta, Radical Women, 17.

[6] Los temas de la exposición pueden ser consultados en “Exhibition Themes” en el catálogo de la muestra Fajardo-Hill y Giunta, Radical Women, 48.

[7] Cecilia Fajardo-Hill, “The Invisibility of Latin American Women Artists” en Fajardo-Hill y Giunta, Radical Women, 25.

[8] Fajardo-Hill y Giunta, Radical Women, 48.

[9] En su texto introductorio, Fajardo-Hill y Giunta afirman, “Lo que hemos intentado hacer últimamente es activar las experiencias intelectuales, emocionales, y afectivas que estas artistas y obras aspiran a provocar.”  Fajardo-Hill y Giunta, Radical Women, 18.

[10] Giunta y Fajardo-Hill abarcan este tema en el catálogo de la exposición, y apuntan que con excepción de ciertas artistas mexicanas, chicanas y Latinas, las obras en Radical Women no fueron hechas con un movimiento feminista en mente. Esto se debe al hecho de que, además de Estados Unidos y México, el resto de Latinoamérica no había organizado movimiento de arte feminista. Fajardo-Hill y Giunta, Radical Women, 19.

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