
Avistando el legado de Hija de Perra, Danka Herrera repara en lo político de los cuerpos de la disidencia sexual: escribir para vivir.
Escribir bajo la presión de la guerra no es escribir sobre la guerra, sino en su horizonte y como si ella fuera la compañía con quien uno comparte su cama (admitiendo que ella deje un sitio, un margen de libertad).[1] —Maurice Blanchot
Es de conocimiento popular entre quienes articulan una lucha incesante contra la violencia irrestricta del régimen cisheterosexual-colonial, llamándose disidentes sexuales, la figura y el legado de la artista visual-performer Hija de Perra.[2] Ella conformó parte de una escena cargada de furia contra la imagen que se estaba levantando, entre los años noventa y dos mil, sobre la sangrienta reconciliación de la izquierda tradicional masculina con los perpetradores de una de las dictaduras militares más devastadoras en América Latina, la Junta Militar encabezada por Augusto Pinochet Ugarte. Hija de Perra es una artista en contra del consenso. En contra de un borrón y cuenta nueva que dejó marcada a una sociedad con más de mil detenides desaparecides, haciendo de Chile el espacio geopolítico perfecto para el ascenso del neoliberalismo. Una devastación con síntomas tan claros como el derrumbe y silencio de la palabra política. Hija de Perra utiliza la performance, la costura, el taco como un arma filosa que rompe el pacto. Es una partícipe activa que rompe con el manto industrial fosilizado de las memorias sexuales. Sexualidad como espacio político, restregando el horror de las imposiciones culturales desde Colón hasta Pinochet, de Pinochet a los sostenedores fragmentados de la política sexual cisheterosexual. Hija de Perra apunta a les cómplices, a les pacates que a punta de disparos y moral imponen uno de los regímenes más violentos y sangrientos de la historia. El régimen que piensa en La Historia. La artista de las grietas, de las escapatorias, del desborde y del abrazo.No todo está en el gesto de descomponer. Se trata de utilizar el cuerpo como insulto, que abraza a las insultadas.Arma de sostén y acción. Hija de Perra abre la puerta, que cerraron con mármol y metralleta, para repensar el estatus de lo político en las disidencias sexuales dejando pasar a todos los pequeños monstruos con sed de venganza. Trata de un cuerpo-prótesis que configura la política tradicional de asfalto del capital a una política disidente de arena. Una política disidente en el desierto. Las conceptualizaciones dadas del capitalismo en su operatividad se mueven en una red arquitectónica sólida en su mantención. He ahí su comparación con el asfalto. Una política que aplasta, una política que se solidifica como cimiento, suelo y realidad. Las disidencias sexuales operan en su producción, resistencia y devenir en el desierto, donde las construcciones sólidas tienden a caerse en el movimiento del suelo, en su característico cambio. Las políticas en el desierto no tienen marcos fijos conceptuales, se someten a un devenir histórico. Movedizos, moleculares, a-cimental. Cuerpos desérticos, de margen y abandono. Hija de Perra es una artista forastera. Artista revolucionaria de y desde el margen.
Avistando el legado de Hija de Perra, Danka Herrera repara en lo político de los cuerpos de la disidencia sexual: escribir para vivir.
Escribir bajo la presión de la guerra no es escribir sobre la guerra, sino en su horizonte y como si ella fuera la compañía con quien uno comparte su cama (admitiendo que ella deje un sitio, un margen de libertad).[1] —Maurice Blanchot
Es de conocimiento popular entre quienes articulan una lucha incesante contra la violencia irrestricta del régimen cisheterosexual-colonial, llamándose disidentes sexuales, la figura y el legado de la artista visual-performer Hija de Perra.[2] Ella conformó parte de una escena cargada de furia contra la imagen que se estaba levantando, entre los años noventa y dos mil, sobre la sangrienta reconciliación de la izquierda tradicional masculina con los perpetradores de una de las dictaduras militares más devastadoras en América Latina, la Junta Militar encabezada por Augusto Pinochet Ugarte. Hija de Perra es una artista en contra del consenso. En contra de un borrón y cuenta nueva que dejó marcada a una sociedad con más de mil detenides desaparecides, haciendo de Chile el espacio geopolítico perfecto para el ascenso del neoliberalismo. Una devastación con síntomas tan claros como el derrumbe y silencio de la palabra política. Hija de Perra utiliza la performance, la costura, el taco como un arma filosa que rompe el pacto. Es una partícipe activa que rompe con el manto industrial fosilizado de las memorias sexuales. Sexualidad como espacio político, restregando el horror de las imposiciones culturales desde Colón hasta Pinochet, de Pinochet a los sostenedores fragmentados de la política sexual cisheterosexual. Hija de Perra apunta a les cómplices, a les pacates que a punta de disparos y moral imponen uno de los regímenes más violentos y sangrientos de la historia. El régimen que piensa en La Historia. La artista de las grietas, de las escapatorias, del desborde y del abrazo.No todo está en el gesto de descomponer. Se trata de utilizar el cuerpo como insulto, que abraza a las insultadas.Arma de sostén y acción. Hija de Perra abre la puerta, que cerraron con mármol y metralleta, para repensar el estatus de lo político en las disidencias sexuales dejando pasar a todos los pequeños monstruos con sed de venganza. Trata de un cuerpo-prótesis que configura la política tradicional de asfalto del capital a una política disidente de arena. Una política disidente en el desierto. Las conceptualizaciones dadas del capitalismo en su operatividad se mueven en una red arquitectónica sólida en su mantención. He ahí su comparación con el asfalto. Una política que aplasta, una política que se solidifica como cimiento, suelo y realidad. Las disidencias sexuales operan en su producción, resistencia y devenir en el desierto, donde las construcciones sólidas tienden a caerse en el movimiento del suelo, en su característico cambio. Las políticas en el desierto no tienen marcos fijos conceptuales, se someten a un devenir histórico. Movedizos, moleculares, a-cimental. Cuerpos desérticos, de margen y abandono. Hija de Perra es una artista forastera. Artista revolucionaria de y desde el margen.
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