
Diego del Valle Ríos, editor de Terremoto, conversa con Alan Pelaez y Demian DinéYazhi' sobre las implicaciones personales y colectivas que conlleva enfrentar el estado colonial, la supremacía blanca y el heteropatriarcado en los EE. UU.
THERE WAS NEVER AN "AMERICA" FOR EUROPEANS TO DISCOVER, 2014. Fotografía por R.I.S.E. La colonialidad del ver se puede describir como la articulación de dispositivos cognitivos y semánticos que rastrean la evolución de los imaginarios sociales a favor de una hegemonía capitalista que es esencialmente racista. De esta forma, la mirada condiciona nuestras posibilidades de estar juntxs: todo lo que el capitalismo nos indica que veamos, y por ende sintamos o entendamos, se debe a una estrategia que lo refuerza. Para reflexionar sobre las posibilidades de resistir y emanciparse de esta fuerza inconsciente, hablé con Alan Pelaez y Demian DinéYazhi’. Alan escribe, hace poesía y arte, que evocan a una diáspora presente, no sólo en su historia personal, sino también en la afectividad de sus círculos sociales, en relación a ser Negrx, Queer, Latinx e Indígena. Del mismo modo, la iniciativa artística/activista R.I.S.E. (Radical Indigenous Survivance & Empowerment), fundada por Demian, hace uso de la visualidad gráfica de la palabra para tensionarla en yuxtaposición con imágenes, y así formar consignas de resistencia que exhortan a la unidad y la solidaridad entre descendientes y miembrxs de tribus nativas americanas. Vistas de la exposición We Don’t Want Another President en Pioneer Works, Brooklyn, Nueva York, 2018. Fotografía por Pioneer Works Diego Del Valle Ríos: Sus prácticas son un nodo que, desde la palabra encarnada —que es el destilado de las experiencias y el conocimiento de sus antepasadxs—, reúne la resistencia y las luchas compartidas entre los cuerpos que han sido acorralados y violados por los discursos homogeneizadores y sus representaciones. Ambxs rechazan el estado colonial, la supremacía blanca y el hetero-patriarcado en los EE.UU.. ¿Cómo es que su práctica artística llegó a este rechazo y qué significan para ustedes cada uno de estos ejes tóxicos? Alan Pelaez: Mi práctica poética proviene de la pedrería. Como una joven persona indocumentada, comencé a hacer pedrería a los siete años para comprar comida. Si bien la comida era la razón inmediata, tomé la pedrería como una práctica espiritual no intencional porque así es como los familiares de mi comunidad cuentan historias y conservan nuestra cultura. Hacer pedrería aliviaba mi miedo constante de vivir como un “extranjero ilegal”. Una vez que aprendí a leer y escribir en inglés (esto tomó cerca de seis años), comencé a explorar la poesía escrita. Como poeta, una parte de mi escritura intenta contextualizar lo que significa amar y llorar en la era del desplazamiento. Amar como una persona Negra e Indígena Queer es, en sí mismo, un rechazo del estado colonial, la supremacía blanca y el heteropatriarcado. Al mismo tiempo, mi pensamiento constante en torno al luto me ha permitido dar cuenta de que nuestros cuerpos (Negros, Indígenas y Queer) no deberían estar en constante luto. En cambio, al menos en la comunidad zapoteca, nuestros cuerpos deben ser celebrados. Mi poesía, entonces, sirve como una manera de responder al imperio y reclamar mi amor, mi luto y mi derecho a celebrar todas las partes de mí. (D-I) Alan Peláez López (Zapoteca) Y Celerina Sánchez (Mixteca) en the Indigenous People Literature Conference presentada en the Central Los Angeles Public Library, julio 2017. Fotografía por Eve Moreno. Cortesía del artista.
Lo que mi poesía, cuentos y arte visual hacen es encontrar un lenguaje cuando la supremacía blanca está continuamente tratando de quitárnoslo.Fue a través de confrontar y reconocer los motivos por los cuales me sentía incómodx en espacios blancos que comencé eventualmente a desenvolver mi propia ascendencia. Mi naturaleza y tendencias autodestructivas como persona Indígena Queer, combinadas con acoger realmente mi ascendencia en relación a una extrema cultura blanca, realmente me permitió entenderme a mí mismx como resultado de haber sido completamente colonizadx por la supremacía blanca —este sofocante y repugnante bosque hetero-patriarcal que corrompe y corroe comunidades. Crecí principalmente en un hogar femenino matrilineal como parte de una tribu con una ancestralidad matriarcal y matrilineal. Mi curiosidad en los estudios sobre mujeres y género, siendo críticx sobre cómo éstos se construyen y radicalizan a través de las perspectivas de la colonialidad blanco-europea, me abrió los ojos en torno a la necesidad de encontrar mi propia voz y lenguaje. Al agenciarme de mi voz, encontré a otras personas que tenían las mismas discusiones e inseguridades, hacían preguntas y tenían sentimiento similares. R.I.S.E es una respuesta a ello, no es sólo mi voz, sino una respuesta colectiva —de mujeres e Indígenas Queer que también forman parte de comunidades feministas. Se trata de una política decolonial ruidosa que puede ser declarada sobre el colonialismo, la supremacía blanca, el capitalismo hetero-patriarcal o cualquier forma de construcción occidental impuesta. Vistas de la exposición We Don’t Want Another President en Pioneer Works, Brooklyn, Nueva York, 2018. Fotografía por Pioneer Works DDVR: Ambxs describen un proceso de reconciliación personal a través del cual están reivindicando su experiencia fuera de la perspectiva colonial impuesta, misma que tuvo un fuerte impacto en su crecimiento personal —y en relación con sus comunidades—, al imponer estereotipos y circunstancias de violencia, precariedad y abuso. ¿Cómo manejaron la incertidumbre y la complejidad de reconocerse vulnerables ante la supremacía blanca? ¿Cómo están reclamando el arte y la poesía desde una perspectiva decolonial dentro de dichos procesos? AP: Creo que es similar a cómo Demian habló sobre la autodestrucción. Para mí, hubo mucha autodestrucción en mi infancia temprana después de emigrar a EE.UU., donde descubrí que era Negrx. Nunca tuve ese lenguaje en mi pueblo en Oaxaca. Mi vida temprana consistía en negar mi propia negritud, al mismo tiempo que negaba mi Indigeneidad, en el sentido en que sabía que éramos indígenas debido a la cantidad de racismo y clasismo que enfrentábamos en México.
Diego del Valle Ríos, editor de Terremoto, conversa con Alan Pelaez y Demian DinéYazhi' sobre las implicaciones personales y colectivas que conlleva enfrentar el estado colonial, la supremacía blanca y el heteropatriarcado en los EE. UU.
Lo que mi poesía, cuentos y arte visual hacen es encontrar un lenguaje cuando la supremacía blanca está continuamente tratando de quitárnoslo.Fue a través de confrontar y reconocer los motivos por los cuales me sentía incómodx en espacios blancos que comencé eventualmente a desenvolver mi propia ascendencia. Mi naturaleza y tendencias autodestructivas como persona Indígena Queer, combinadas con acoger realmente mi ascendencia en relación a una extrema cultura blanca, realmente me permitió entenderme a mí mismx como resultado de haber sido completamente colonizadx por la supremacía blanca —este sofocante y repugnante bosque hetero-patriarcal que corrompe y corroe comunidades. Crecí principalmente en un hogar femenino matrilineal como parte de una tribu con una ancestralidad matriarcal y matrilineal. Mi curiosidad en los estudios sobre mujeres y género, siendo críticx sobre cómo éstos se construyen y radicalizan a través de las perspectivas de la colonialidad blanco-europea, me abrió los ojos en torno a la necesidad de encontrar mi propia voz y lenguaje. Al agenciarme de mi voz, encontré a otras personas que tenían las mismas discusiones e inseguridades, hacían preguntas y tenían sentimiento similares. R.I.S.E es una respuesta a ello, no es sólo mi voz, sino una respuesta colectiva —de mujeres e Indígenas Queer que también forman parte de comunidades feministas. Se trata de una política decolonial ruidosa que puede ser declarada sobre el colonialismo, la supremacía blanca, el capitalismo hetero-patriarcal o cualquier forma de construcción occidental impuesta. Vistas de la exposición We Don’t Want Another President en Pioneer Works, Brooklyn, Nueva York, 2018. Fotografía por Pioneer Works DDVR: Ambxs describen un proceso de reconciliación personal a través del cual están reivindicando su experiencia fuera de la perspectiva colonial impuesta, misma que tuvo un fuerte impacto en su crecimiento personal —y en relación con sus comunidades—, al imponer estereotipos y circunstancias de violencia, precariedad y abuso. ¿Cómo manejaron la incertidumbre y la complejidad de reconocerse vulnerables ante la supremacía blanca? ¿Cómo están reclamando el arte y la poesía desde una perspectiva decolonial dentro de dichos procesos? AP: Creo que es similar a cómo Demian habló sobre la autodestrucción. Para mí, hubo mucha autodestrucción en mi infancia temprana después de emigrar a EE.UU., donde descubrí que era Negrx. Nunca tuve ese lenguaje en mi pueblo en Oaxaca. Mi vida temprana consistía en negar mi propia negritud, al mismo tiempo que negaba mi Indigeneidad, en el sentido en que sabía que éramos indígenas debido a la cantidad de racismo y clasismo que enfrentábamos en México.
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