
La investigadora Paz Guevara constela las distintas intervenciones editoriales que se han hecho a la obra producida en América Latina por el escritor Hubert Fichte, para proponer, desde la relectura de dichos textos, el trazo de una contra-cartografía de los afectos que cuestione los modos de narrar la región.
Pascua island, 1971. © bpk/S. Fischer Stiftung/Leonore Mau
La relectura, operación opuesta a los hábitos comerciales e ideológicos de nuestra sociedad que recomienda ‘tirar’ la historia una vez consumida (‘devorada’) para que se pueda pasar a otra historia [...]
Roland Barthes ¿Cuántas lecturas? S/Z [1]
La relectura de la obra del escritor y etnólogo auto-didacta alemán Hubert Fichte (1935-1986) ha reunido a autores, editores, traductores y artistas en Santiago, Chile, en el contexto del proyecto Hubert Fichte: Amor y Etnología. Considerado uno de los precursores de los estudios postcoloniales y los estudios queer en Alemania, Fichte escribió numerosos relatos basados en sus viajes de investigación entre los años sesenta y ochenta, principalmente entre África y su diáspora, acompañado casi siempre de la fotógrafa Leonore Mau. En 1971 Fichte y Mau ampliaron el itinerario del Black Atlantic —que los llevaría desde Portugal y Brasil, hasta Senegal y Nueva York, entre muchos otros destinos— para dirigirse hacia Santiago en un “viaje hacia el Chile socialista”.[2] Fichte escribió sobre la Unidad Popular, entrevistó al presidente Salvador Allende y a miembros del gobierno, y registró también su deambular por la ciudad en transformación, la que describió como “Santiago, palimpsesto de la metamorfosis política”.[3] Fichte y Mau viajaron varias veces a Brasil, donde se dedicaron al estudio de las religiones afro-brasileñas, participando de los rituales del Candomblé, donde Fichte desarrolló una crítica de la etnología, una etnologia da etnologia.[4] En ambos contextos, el autor también callejeó por los parques y cines del submundo “marica [...], la revolución más antigua, la permanente, la que nunca se supera”.[5] Irreverente, crítica y experimental, la escritura de Fichte no se reduce a lo temático; su relectura nos conduce a seguir también las pistas de sus estrategias críticas, y a interrogar su rendimiento en el contexto actual: ¿qué aportes de sentido nos provee hoy la mirada crítica de los textos de Fichte? ¿Qué genealogías locales abren sus relatos? ¿Cómo problematizar las nuevas condiciones que posibilitan esta relectura? El proyecto Hubert Fichte: Amor y Etnología (2017–2020) concebido por Diedrich Diederichsen y Anselm Franke, desde Haus der Kulturen der Welt-HKW y el Goethe-Institut, reúne una serie de colaboradores en la traducción, publicación y discusión de los relatos de Fichte, haciéndolos accesibles, por primera vez, en varios de los idiomas de los lugares por los que el autor viajó y sobre los cuales escribió. En el caso de los relatos de América del Sur que nos ocupan aquí, primero, se ha traducido Explosion. Roman der Ethnologie (Editorial Fischer, Fráncfort del Meno, 1993) íntegramente al portugués como: Explosão. Romance da Etnologia (Editorial Hedra, São Paulo, 2017, traducción de Marcelo Backes). La publicación contiene principalmente relatos de Río de Janeiro, Salvador do Bahía, Buenos Aires y Santiago. Luego, en Chile se ha realizado una compilación inédita de dos relatos “chilenos” de Fichte, basados en su viaje de 1971 a Santiago (también viajó y se refiere brevemente a Valparaíso e Isla de Pascua e incluye una entrevista posterior que hace a Carlos Jorquera, ex jefe de prensa de Allende en Caracas en 1977). Bajo el título de Chile: Un Experimento por el Futuro (Editorial Metales Pesados, Santiago, 2018, traducción de Cecilia Pavón)[6], la publicación en español reúne tanto la sección sobre Chile de Explosión. Novela de la Etnología, como un fascinante relato radial poco conocido, del cual el libro toma el título.[7] Hubert Fichte con Gelede-Bauchmaske y Senufo Tonkopfmaske, Dürerstraße 9, Hamburgo, 1979-83. © bpk/S. Fischer Stiftung/Leonore Mau Notablemente, Explosión fue originalmente editada por el autor chileno Ronald Kay, quien a principios de los años ochenta se trasladó a vivir a Alemania, donde conoció a Fichte y Mau. Tomando la labor editorial de varios de sus libros, Kay fue uno de los editores responsables de la serie de múltiples volúmenes titulada La Historia de la Sensibilidad, en la que Fichte trabajó hasta su muerte en 1983 [8] (diecisiete volúmenes han sido publicados póstumamente por la editorial alemana S. Fischer), y de la cual Explosión es uno de los más significativos. A partir de la traducción de cinco libros de esta serie, el proyecto Hubert Fichte: Amor y Etnología ha impulsado exposiciones y programas públicos de conferencias, conversaciones y debates en las ciudades correspondientes de estos relatos: Lisboa, Río de Janeiro, Salvador do Bahía, Santiago, Dakar y Nueva York.El programa público del proyecto en Santiago, que concebí y moderé junto al artista y curador Mario Navarro, y que acompañó la exposición Suprasensibilidades curada por Mario (Museo Nacional de Bellas Artes, 13 de septiembre al 18 de noviembre de 2018), agrupó a autores y artistas en torno a la relectura crítica de los escritos de Fichte relacionados con los contextos de Chile y Brasil, constituyendo el primer encuentro crítico acerca de los relatos sobre Chile, hasta ahora escasamente analizados [9]. A través de algunos cortes, posiciones y citas, el presente texto aborda una nueva relectura, reingresando al palimpsesto fichteano desde las múltiples ideas y voces del programa en Santiago, que tuvo lugar entre el 14 y 15 de septiembre de 2018 en el Museo Nacional de Bellas Artes y el Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos, respectivamente, y en el cual participaron: el biólogo, escritor y activista Jorge Díaz; el artista Gonzalo Díaz; el crítico cultural Diedrich Diederichsen; la artista Claudia del Fierro; el curador y Director del Departamento de Artes Visuales de HKW Anselm Franke; la artista Tamar Guimarães; el investigador David Maulén; el diseñador Mario Navarro Cortés; el artista y curador Amilcar Packer; y la crítica cultural Nelly Richard. O.T., Chile, 1971. © bpk/S. Fischer Stiftung/Leonore Mauel imaginario masculino-revolucionario de la izquierda latinoamericana desatiende los temas de la subjetividad y del inconsciente, del cuerpo y de la sexualidad, por considerar que éstos pertenecen al ámbito burgués de lo privado y que, por lo mismo, no merecen ser incorporados al discurso universal de la emancipación proletaria.
Jäcki/Fichte, el autor extravagante, polarizante con los largos abrigos de pieles y su indómita cabellera rizada, el cronista del demi-monde de Hamburgo, activista gay que termina peleado con sus amigos de la izquierda radical entusiasmados con Cuba, porque no logran entender cuan homofóbico es el régimen de Castro, [...]. A la vez [Fichte] prácticamente ya no pasará en Alemania: este hombre que desde siempre ha viajado mucho, huyendo de Alemania, pasará los restantes 14 años que le quedan en Brasil, Argentina, Chile, México, Venezuela, Belice, Granada, Haití, República Dominicana, Trinidad, Florida, Senegal, Dahomey, Burkina Faso, Tanzania, Togo, Marruecos, Egipto, Bahrain, Nueva York, Portugal y algunos otros países [...]
Hubert Fichte en conversación con la Madre Querida, Yorubapriesterin, Trinidad, 1974-1975. © bpk/S. Fischer Stiftung/Leonore MauDesde ya, esta pregunta sacada del libreto político no se le hubiese ocurrido nunca a Régis Debray en su conversación privada con el “compañero presidente” (1971), que gira ortodoxamente en torno al marxismo, la lucha de clase y la conquista del poder de estado. Otra prueba más de cómo el imaginario masculino-revolucionario de la izquierda latinoamericana desatiende los temas de la subjetividad y del inconsciente, del cuerpo y de la sexualidad, por considerar que éstos pertenecen al ámbito burgués de lo privado y que, por lo mismo, no merecen ser incorporados al discurso universal de la emancipación proletaria.
Hubert Fichte con Salvador Allende en una entrevista, Santiago de Chile, 1971. © bpk/S. Fischer Stiftung/Leonore Mau¡El cobre es chileno! Dice en los autobuses. El cartel que dice: ¡Los chilenos se ponen los pantalones largos! Tiene escrito encima: Porque los americanos se lo permitieron. Yanki go home, escribe Puro Chile... [12]
Es al final de este relato que Jäcki declara que ha encontrado “nuevas estructuras de la sensibilidad”. David Maulén, en su conferencia Diseñando la Sensibilidad, apuntaba cómo el interés de Fichte en la Unidad Popular chilena también era portador de un “declarado compromiso con la posibilidad de construir un modelo de humanidad alternativa al que definían los dos grandes bloques de la Guerra Fría”. Una tentativa que se confirmaría en el título del relato radial: Chile: Experimento por el Futuro, y que Maulén proponía relacionar tanto con el trabajo coetáneo de los diseñadores de la Universidad Técnica del Estado (UTE), dirigida por Mario Navarro Cortés, como con las transformaciones impulsadas por expertos extranjeros, como el diseñador Gui Bonsiepe, para quien más que en Alemania, su idea de Interface[13] “sólo era posible materializar[la] en las condiciones del gobierno socialista chileno”. En otras descripciones Fichte/Jäcki cambian de estrategia, y nos conducen a los recorridos “homoeróticos”, como los llama Nelly, del submundo sensual de la ciudad: los saunas, parques o los cines donde “[...] se apretaban 50 hombres todos entre sí [...] —¡Falto yo!” o el Hotel Foresta que “le pertenece al rey del porno de Santiago” cuyo “[...] ascensor está forrado de plush rojo y tiene detalles dorados”. Medio de los desplazamientos y contradicciones, la escritura también es la vía crítica de su auto-reflexión: “La lengua me sirvió para el autoconocimiento y por eso fue corrosiva”, dice Jäcki en Santiago. Así, Jäcki fue crítico de la etnografía que no incluyese la posición del observador, como el caso de Pierre Verger en Salvador do Bahía, a quien le criticó no relatar sobre su propia homosexualidad. Al contrario, en varias escenas fichteanas, la objetividad y la distancia de la ciencia etnográfica comienzan a estallar: el autor/personaje observa su propio comportamiento, tematizando su deseo y homosexualidad:A Catedral. A Las Delicias, donde, abajo, uno se duchaba entre trabajadores indígenas, y, después, arriba, participaba de orgías. [...] Era uno de esos establecimientos que, gracias a la complicidad con cualquier tiempo, soportaría en todas partes cualquier revolución. Pues los maricas, Jäcki estaba convencido, son la revolución más antigua, la permanente, la que nunca se supera .[14]
La obra de H. Fichte ha sido revalorizada en la escena internacional debido al auge de los estudios queer que reconocen en ella la figura retorcida de una sexualidad disidente. No costaría nada releer a Fichte desde las claves de este repertorio metropolitano que busca traspasarnos sus categorías discursivas a través de la máquina globalizada de la reproducción académica que también coloniza Chile. Pero esta relectura queer de la obra de Fichte estaría desatendiendo la necesidad de practicar un “regionalismo crítico” a la hora de ir dibujando mapas locales de la disidencia sexual latinoamericana.
Al mismo tiempo, este deseo crítico local había sido puesto en marcha por ciertos experimentos dialógicos a lo largo del proyecto, que entrelazaban (y enredaban) la relectura con las tramas locales. Desde la apropiación y descentramiento de la obra de Fichte, varios colaboradores presentaron sus metodologías de investigación, colaboración y trabajo en el encuentro. ¿Podrían estas relecturas desplazar al autor/obra fichteana a un referente, o intentar incluso hacerlos desaparecer del centro? La artista Claudia del Fierro, maestra del reenactment, revisitó los lugares del submundo santiaguino relatados por Fichte, y desde una apropiación de su itinerario desarrolló una re-escenificación emocional, auto-biográfica y contingentemente feminista. ¿Cuántos espacios grabó con su cámara sólo desde la fachada, pues no admitían mujeres? Amilcar Packer y Max Jorge Hinderer Cruz, curadores de Implosão: Trans(relacion)ando Hubert Fichte, la edición brasileña del proyecto, partieron justamente con una precisa interrogante local: “¿cómo crear un ambiente de recepción crítica para la obra de Fichte y al mismo tiempo poner en movimiento cuestiones fundamentales elaboradas por él sin hacerle protagonista de esas cuestiones?” A través de un amplio trabajo colaborativo, desarrollaron una “contra-cartografía”. [15] Más que una actualización de la práctica de Fichte en Brasil de los años setenta, se interesaron en radicalizarla. Su título Implosión (ruptura hacia dentro) daba cuenta del giro y fuerza local; de cierta forma, se podría decir, transformaron la ciencia de la otredad en una auto-etnografía. Un ejemplo fue la extensa publicación de más de trescientas páginas en formato de conversaciones, donde se desplegaron numerosos diálogos con autoras, investigadoras, activistas, educadoras y artistas de la escena brasileña —como Michelle Mattiuzzi, Vanesa Oliveira, Jota Mombaça, Colectivo Bonobando, Adriana Schneider y Ayrson Heráclito— quienes desde sus prácticas confrontan problemas actuales de racismo, clasismo, violencia y marginalidad, al tiempo de generar resistencia y contra-narrativas. Más que una interpretación de los textos de Fichte, la publicación lo “atravesaba”, como dice la investigadora Cíntia Guedes en la conversación inicial.[16]La investigadora Paz Guevara constela las distintas intervenciones editoriales que se han hecho a la obra producida en América Latina por el escritor Hubert Fichte, para proponer, desde la relectura de dichos textos, el trazo de una contra-cartografía de los afectos que cuestione los modos de narrar la región.
La relectura, operación opuesta a los hábitos comerciales e ideológicos de nuestra sociedad que recomienda ‘tirar’ la historia una vez consumida (‘devorada’) para que se pueda pasar a otra historia [...]
Roland Barthes ¿Cuántas lecturas? S/Z [1]
La relectura de la obra del escritor y etnólogo auto-didacta alemán Hubert Fichte (1935-1986) ha reunido a autores, editores, traductores y artistas en Santiago, Chile, en el contexto del proyecto Hubert Fichte: Amor y Etnología. Considerado uno de los precursores de los estudios postcoloniales y los estudios queer en Alemania, Fichte escribió numerosos relatos basados en sus viajes de investigación entre los años sesenta y ochenta, principalmente entre África y su diáspora, acompañado casi siempre de la fotógrafa Leonore Mau. En 1971 Fichte y Mau ampliaron el itinerario del Black Atlantic —que los llevaría desde Portugal y Brasil, hasta Senegal y Nueva York, entre muchos otros destinos— para dirigirse hacia Santiago en un “viaje hacia el Chile socialista”.[2] Fichte escribió sobre la Unidad Popular, entrevistó al presidente Salvador Allende y a miembros del gobierno, y registró también su deambular por la ciudad en transformación, la que describió como “Santiago, palimpsesto de la metamorfosis política”.[3] Fichte y Mau viajaron varias veces a Brasil, donde se dedicaron al estudio de las religiones afro-brasileñas, participando de los rituales del Candomblé, donde Fichte desarrolló una crítica de la etnología, una etnologia da etnologia.[4] En ambos contextos, el autor también callejeó por los parques y cines del submundo “marica [...], la revolución más antigua, la permanente, la que nunca se supera”.[5] Irreverente, crítica y experimental, la escritura de Fichte no se reduce a lo temático; su relectura nos conduce a seguir también las pistas de sus estrategias críticas, y a interrogar su rendimiento en el contexto actual: ¿qué aportes de sentido nos provee hoy la mirada crítica de los textos de Fichte? ¿Qué genealogías locales abren sus relatos? ¿Cómo problematizar las nuevas condiciones que posibilitan esta relectura? El proyecto Hubert Fichte: Amor y Etnología (2017–2020) concebido por Diedrich Diederichsen y Anselm Franke, desde Haus der Kulturen der Welt-HKW y el Goethe-Institut, reúne una serie de colaboradores en la traducción, publicación y discusión de los relatos de Fichte, haciéndolos accesibles, por primera vez, en varios de los idiomas de los lugares por los que el autor viajó y sobre los cuales escribió. En el caso de los relatos de América del Sur que nos ocupan aquí, primero, se ha traducido Explosion. Roman der Ethnologie (Editorial Fischer, Fráncfort del Meno, 1993) íntegramente al portugués como: Explosão. Romance da Etnologia (Editorial Hedra, São Paulo, 2017, traducción de Marcelo Backes). La publicación contiene principalmente relatos de Río de Janeiro, Salvador do Bahía, Buenos Aires y Santiago. Luego, en Chile se ha realizado una compilación inédita de dos relatos “chilenos” de Fichte, basados en su viaje de 1971 a Santiago (también viajó y se refiere brevemente a Valparaíso e Isla de Pascua e incluye una entrevista posterior que hace a Carlos Jorquera, ex jefe de prensa de Allende en Caracas en 1977). Bajo el título de Chile: Un Experimento por el Futuro (Editorial Metales Pesados, Santiago, 2018, traducción de Cecilia Pavón)[6], la publicación en español reúne tanto la sección sobre Chile de Explosión. Novela de la Etnología, como un fascinante relato radial poco conocido, del cual el libro toma el título.[7] Hubert Fichte con Gelede-Bauchmaske y Senufo Tonkopfmaske, Dürerstraße 9, Hamburgo, 1979-83. © bpk/S. Fischer Stiftung/Leonore Mau Notablemente, Explosión fue originalmente editada por el autor chileno Ronald Kay, quien a principios de los años ochenta se trasladó a vivir a Alemania, donde conoció a Fichte y Mau. Tomando la labor editorial de varios de sus libros, Kay fue uno de los editores responsables de la serie de múltiples volúmenes titulada La Historia de la Sensibilidad, en la que Fichte trabajó hasta su muerte en 1983 [8] (diecisiete volúmenes han sido publicados póstumamente por la editorial alemana S. Fischer), y de la cual Explosión es uno de los más significativos. A partir de la traducción de cinco libros de esta serie, el proyecto Hubert Fichte: Amor y Etnología ha impulsado exposiciones y programas públicos de conferencias, conversaciones y debates en las ciudades correspondientes de estos relatos: Lisboa, Río de Janeiro, Salvador do Bahía, Santiago, Dakar y Nueva York.El programa público del proyecto en Santiago, que concebí y moderé junto al artista y curador Mario Navarro, y que acompañó la exposición Suprasensibilidades curada por Mario (Museo Nacional de Bellas Artes, 13 de septiembre al 18 de noviembre de 2018), agrupó a autores y artistas en torno a la relectura crítica de los escritos de Fichte relacionados con los contextos de Chile y Brasil, constituyendo el primer encuentro crítico acerca de los relatos sobre Chile, hasta ahora escasamente analizados [9]. A través de algunos cortes, posiciones y citas, el presente texto aborda una nueva relectura, reingresando al palimpsesto fichteano desde las múltiples ideas y voces del programa en Santiago, que tuvo lugar entre el 14 y 15 de septiembre de 2018 en el Museo Nacional de Bellas Artes y el Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos, respectivamente, y en el cual participaron: el biólogo, escritor y activista Jorge Díaz; el artista Gonzalo Díaz; el crítico cultural Diedrich Diederichsen; la artista Claudia del Fierro; el curador y Director del Departamento de Artes Visuales de HKW Anselm Franke; la artista Tamar Guimarães; el investigador David Maulén; el diseñador Mario Navarro Cortés; el artista y curador Amilcar Packer; y la crítica cultural Nelly Richard. O.T., Chile, 1971. © bpk/S. Fischer Stiftung/Leonore Mauel imaginario masculino-revolucionario de la izquierda latinoamericana desatiende los temas de la subjetividad y del inconsciente, del cuerpo y de la sexualidad, por considerar que éstos pertenecen al ámbito burgués de lo privado y que, por lo mismo, no merecen ser incorporados al discurso universal de la emancipación proletaria.
Jäcki/Fichte, el autor extravagante, polarizante con los largos abrigos de pieles y su indómita cabellera rizada, el cronista del demi-monde de Hamburgo, activista gay que termina peleado con sus amigos de la izquierda radical entusiasmados con Cuba, porque no logran entender cuan homofóbico es el régimen de Castro, [...]. A la vez [Fichte] prácticamente ya no pasará en Alemania: este hombre que desde siempre ha viajado mucho, huyendo de Alemania, pasará los restantes 14 años que le quedan en Brasil, Argentina, Chile, México, Venezuela, Belice, Granada, Haití, República Dominicana, Trinidad, Florida, Senegal, Dahomey, Burkina Faso, Tanzania, Togo, Marruecos, Egipto, Bahrain, Nueva York, Portugal y algunos otros países [...]
Hubert Fichte en conversación con la Madre Querida, Yorubapriesterin, Trinidad, 1974-1975. © bpk/S. Fischer Stiftung/Leonore MauDesde ya, esta pregunta sacada del libreto político no se le hubiese ocurrido nunca a Régis Debray en su conversación privada con el “compañero presidente” (1971), que gira ortodoxamente en torno al marxismo, la lucha de clase y la conquista del poder de estado. Otra prueba más de cómo el imaginario masculino-revolucionario de la izquierda latinoamericana desatiende los temas de la subjetividad y del inconsciente, del cuerpo y de la sexualidad, por considerar que éstos pertenecen al ámbito burgués de lo privado y que, por lo mismo, no merecen ser incorporados al discurso universal de la emancipación proletaria.
Hubert Fichte con Salvador Allende en una entrevista, Santiago de Chile, 1971. © bpk/S. Fischer Stiftung/Leonore Mau¡El cobre es chileno! Dice en los autobuses. El cartel que dice: ¡Los chilenos se ponen los pantalones largos! Tiene escrito encima: Porque los americanos se lo permitieron. Yanki go home, escribe Puro Chile... [12]
Es al final de este relato que Jäcki declara que ha encontrado “nuevas estructuras de la sensibilidad”. David Maulén, en su conferencia Diseñando la Sensibilidad, apuntaba cómo el interés de Fichte en la Unidad Popular chilena también era portador de un “declarado compromiso con la posibilidad de construir un modelo de humanidad alternativa al que definían los dos grandes bloques de la Guerra Fría”. Una tentativa que se confirmaría en el título del relato radial: Chile: Experimento por el Futuro, y que Maulén proponía relacionar tanto con el trabajo coetáneo de los diseñadores de la Universidad Técnica del Estado (UTE), dirigida por Mario Navarro Cortés, como con las transformaciones impulsadas por expertos extranjeros, como el diseñador Gui Bonsiepe, para quien más que en Alemania, su idea de Interface[13] “sólo era posible materializar[la] en las condiciones del gobierno socialista chileno”. En otras descripciones Fichte/Jäcki cambian de estrategia, y nos conducen a los recorridos “homoeróticos”, como los llama Nelly, del submundo sensual de la ciudad: los saunas, parques o los cines donde “[...] se apretaban 50 hombres todos entre sí [...] —¡Falto yo!” o el Hotel Foresta que “le pertenece al rey del porno de Santiago” cuyo “[...] ascensor está forrado de plush rojo y tiene detalles dorados”. Medio de los desplazamientos y contradicciones, la escritura también es la vía crítica de su auto-reflexión: “La lengua me sirvió para el autoconocimiento y por eso fue corrosiva”, dice Jäcki en Santiago. Así, Jäcki fue crítico de la etnografía que no incluyese la posición del observador, como el caso de Pierre Verger en Salvador do Bahía, a quien le criticó no relatar sobre su propia homosexualidad. Al contrario, en varias escenas fichteanas, la objetividad y la distancia de la ciencia etnográfica comienzan a estallar: el autor/personaje observa su propio comportamiento, tematizando su deseo y homosexualidad:A Catedral. A Las Delicias, donde, abajo, uno se duchaba entre trabajadores indígenas, y, después, arriba, participaba de orgías. [...] Era uno de esos establecimientos que, gracias a la complicidad con cualquier tiempo, soportaría en todas partes cualquier revolución. Pues los maricas, Jäcki estaba convencido, son la revolución más antigua, la permanente, la que nunca se supera .[14]
La obra de H. Fichte ha sido revalorizada en la escena internacional debido al auge de los estudios queer que reconocen en ella la figura retorcida de una sexualidad disidente. No costaría nada releer a Fichte desde las claves de este repertorio metropolitano que busca traspasarnos sus categorías discursivas a través de la máquina globalizada de la reproducción académica que también coloniza Chile. Pero esta relectura queer de la obra de Fichte estaría desatendiendo la necesidad de practicar un “regionalismo crítico” a la hora de ir dibujando mapas locales de la disidencia sexual latinoamericana.
Al mismo tiempo, este deseo crítico local había sido puesto en marcha por ciertos experimentos dialógicos a lo largo del proyecto, que entrelazaban (y enredaban) la relectura con las tramas locales. Desde la apropiación y descentramiento de la obra de Fichte, varios colaboradores presentaron sus metodologías de investigación, colaboración y trabajo en el encuentro. ¿Podrían estas relecturas desplazar al autor/obra fichteana a un referente, o intentar incluso hacerlos desaparecer del centro? La artista Claudia del Fierro, maestra del reenactment, revisitó los lugares del submundo santiaguino relatados por Fichte, y desde una apropiación de su itinerario desarrolló una re-escenificación emocional, auto-biográfica y contingentemente feminista. ¿Cuántos espacios grabó con su cámara sólo desde la fachada, pues no admitían mujeres? Amilcar Packer y Max Jorge Hinderer Cruz, curadores de Implosão: Trans(relacion)ando Hubert Fichte, la edición brasileña del proyecto, partieron justamente con una precisa interrogante local: “¿cómo crear un ambiente de recepción crítica para la obra de Fichte y al mismo tiempo poner en movimiento cuestiones fundamentales elaboradas por él sin hacerle protagonista de esas cuestiones?” A través de un amplio trabajo colaborativo, desarrollaron una “contra-cartografía”. [15] Más que una actualización de la práctica de Fichte en Brasil de los años setenta, se interesaron en radicalizarla. Su título Implosión (ruptura hacia dentro) daba cuenta del giro y fuerza local; de cierta forma, se podría decir, transformaron la ciencia de la otredad en una auto-etnografía. Un ejemplo fue la extensa publicación de más de trescientas páginas en formato de conversaciones, donde se desplegaron numerosos diálogos con autoras, investigadoras, activistas, educadoras y artistas de la escena brasileña —como Michelle Mattiuzzi, Vanesa Oliveira, Jota Mombaça, Colectivo Bonobando, Adriana Schneider y Ayrson Heráclito— quienes desde sus prácticas confrontan problemas actuales de racismo, clasismo, violencia y marginalidad, al tiempo de generar resistencia y contra-narrativas. Más que una interpretación de los textos de Fichte, la publicación lo “atravesaba”, como dice la investigadora Cíntia Guedes en la conversación inicial.[16]Pie de foto para Imagen 2
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