08.04.2020
Espacio El Dorado, Bogotá, Colombia
February 15, 2020 – April 25, 2020
La exposición La Guerra del ‘19, curada por Valentina Gutiérrez Turbay y Matías Allende Contador en Espacio El Dorado, analiza las condiciones de violencia estructural que han motivado los levantamientos sociales en la región a lo largo del 2019.
Desde Puerto Rico hasta Chile, se han vivido intensas jornadas de protesta en las que los ciudadanos han exigido mayor participación y condiciones de vida más dignas. A esto se le suma, las carestías económicas y políticas que se hicieron manifiestas en México, Brasil o Venezuela en donde hay un malestar generalizado con los gobiernos de turno. El continente pasa por un momento inestable e impredecible: el año comenzó con afirmaciones sobre el alzamiento de los gobiernos neofascistas en la región y cerró con una fuerte crisis de representatividad y una tendencia a la búsqueda de la construcción de un nuevo pacto social.
El 20 de octubre el Presidente de Chile declaró con las fuerzas armadas en la calle, “Estamos en guerra”, al ver el país movilizado por el descontento social, lo derivado de la instalación del modelo económico neoliberal durante la dictadura cívico-militar. El Presidente veía “enemigos poderosos” conducidos por un poder extranjero, regresando a una retórica propia de la Guerra Fría. El enunciado general de la muestra pretende pensar la “guerra” no necesariamente como enfrentamiento armado sino como mecanismo de disputa por el poder.
Una plétora de guerras locales, que se alojan indefectiblemente en una relación económicamente dependiente, parte del colonialismo que ha definido esta región. Esta exposición es también un gesto de pensar nuestros propios problemas políticos desde Latinoamérica antes que en los centros hegemónicos, reivindicando la importancia política del lugar de enunciación. Se busca cuestionar por qué la mayoría de las exposiciones que reflexionan sobre el continente no ocurren en América Latina, perpetrando la subordinación y alteridad. Para superar esta crisis a la democracia y representatividad, tenemos que pensarnos desde una postura anticolonial.
La exposición se plantea como una investigación en desarrollo durante el 2020, con la galería Espacio El Dorado de Bogotá albergando este laboratorio curatorial. La exposición muestra cómo en la obra de diversos artistas latinoamericanos se ha registrado la distancia entre la clase política y su pueblo, lo que ha llevado a esta crisis de las instituciones democráticas. En términos metodológicos, la exposición está conformada por 21 artistas convocados de gran parte de América Latina, que participarán en uno de los cuatro capítulos que conforman esta exposición
Heráldica, Frontera, Fantasmas y Otres que se realizará desde febrero hasta fin de año.
La Heráldica, nombre del capítulo abierto desde el 15 de febrero, es el arte de explicar la iconografía de linajes, personajes notables o ciudades: imágenes impresas en objetos particulares que denotaban una tradición de sangre con la tierra. Tradición familiar patente en el devenir de los sectores aristocráticos primero, oligárquicos después. Desde la construcción de las Repúblicas latinoamericanas en los albores del siglo XIX, hasta el día de hoy, el discurso sobre una emblemática y simbología particular que definiría a algunos y los distanciaría de los comunes o bárbaros, ha sido la caracterización a su vez de los patrones para una cierta “identidad” nacional, que se articula con los valores civilizatorios. Es decir, aquellos que por educación, herencia y mérito han de constituir la República deben determinar a su vez la vida de los otros. Es así, como hombres blancos han definido en nuestras naciones cuáles son nuestras costumbres, lenguas, valores, tradiciones y cómo se deben representar, con lo cual se ha extendido el discurso de homogeneización de las comunidades en aras del Estado unificado.
Este primer capítulo, Heráldica, propone revisitar la historia desde la mirada de artistas contemporáneos desde el Río Bravo hasta Tierra del Fuego, que han visto la necesidad de intervenir y repensar los símbolos nacionales. La muestra es una invitación a repensar el relato colombino y su “historia negra”; la cartografía y los territorios, que asumen o exacerban características de los paisajes sociales; la tradición educativa europea y su valor republicano; el imaginario imperial en el corto siglo XX; y, finalmente, las poéticas afrentas a estos constructos de sujetos actuales, que toman las armas del discurso para atravesar los escudos de la historia. Lxs artistas participantes son: Wendy Cabrera Rubio (MX), Josué Mejía (MX), Leonel Castañeda (CO), Constanza Alarcón (CL), N3TO (CL), Nicolás Robbio (AR) y Laura Códega (AR).
El capítulo siguiente a inaugurarse el 9 de mayo, es Frontera, que tematiza la idea del continente latinoamericano como un lugar entre la ficción y la realidad, el uso de ese espacio como la exotización y autoexotización. El uso cliché sobre el territorio, para justificar hasta el hartazgo débiles infraestructuras estatales de todo tipo, donde la respuesta muchas veces es el humor y la ironía. Lxs artistas participantes son Sheroanawe Hakihiiwe (VE-Yanomami), Sofía Gallisá Muriente (PR), Manuel Mathieu (HT) y Rafael RG(BR). Posteriormente, le sigue Fantasmas, el 18 de julio, con Luna Acosta (CO), Claudia Joskowicz (BO), Leidy Chávez (CO) y Genietta Varsi (PE), capítulo que versa sobre las presencias de sujetos sin cuerpo, desaparecidos, desplazados, víctimas de conflictos y también sobre cómo la fuerza de la historia estatal repercute en nosotros, modificándonos, intentando normarnos. Una respuesta a ello es el capítulo Otres, las disidencias, las comunidades indígenas, las supuestas minorías en un mar de minorías, que circulan, se expanden politizando cuerpos y territorios. Esta última parte, cuenta con Gala Berger (AR), Julieth Morales (CO), Oswaldo Terreros (EC), Clotilde Jiménez (USA/MX) y Ártica y las mágneticas (CL).
Se generarán encuentros y discusiones en Colombia sobre la política latinoamericana actual y nuestro rol como agentes culturales. Así, nuestra intención es marcar que el lugar de enunciación tiene un peso político y analizar aportes estéticos y conceptuales de las artes visuales para el acercamiento a la contingencia. Mezclando en definitiva, artistas contemporáneos con historia política regional desde una mirada crítica a la siempre indefinible pero apabullante, realidad Latinoamericana.
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https://www.espacioeldorado.com
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