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06.09.2015

Till I Get It Right

LABOR, Ciudad de México, México
10 de julio de 2015 – 11 de septiembre de 2015

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Artistas: Kasper Bosmans, Edith Dekyndt, Ceal Floyer, Janice Guy, Gary Indiana, Erika Keck, Izhar Patkin, Nicolas Provost and Hans Witschi

Till I Get It Right (Hasta que me salga bien) reúne el trabajo de un grupo intergeneracional de artistas —casi todos ellos exponiendo por primera vez en México— que muestra nuestra constante obsesión por el ansia del éxito y los resultados positivos. Till I Get It Right no es solamente una recopilación de obras y artistas, sino una postura en contra de la dictadura de la perfección, un alegato a favor de deambular por la vida aceptando sus golpes: se trata de una exposición sobre la persistencia, la repetición y la belleza del fracaso.

El título de la muestra está tomado de la pieza de audio seminal de Ceal Floyer, en la que la primera frase de una canción country de Tammy Wynette suena en un eterno «loop». Al llegar a la galería, en una habitación vacía, nos saluda la voz de la canción pop que declara que no renunciará a su búsqueda hasta que encuentre el amor verdadero. Ella se ha quedado atrapada en un «loop», el de cometer el mismo error una y otra vez, o tal vez sea lo suficientemente valiente como para no aceptar el fracaso, creyendo firmemente en la vida y el amor.

No sólo el amor, sino la vida en general están siempre en un proceso de cambio. Edith Dekyndt representa muy bien esta noción con Ground Control / Major Tom, en donde un globo tan ancho como la altura de un cuerpo humano flota libremente a través del espacio de exposición. Al igual que en nuestra vida, el movimiento está determinado por factores azarosos principalmente, en este caso la temperatura, las corrientes y el movimiento de los visitantes.

La perfección como algo artificial está simbolizada en el vídeo de Nicolas Provost sobre un surfista en «loop», quien alcanza y surfea la ola perfecta. Él mismo, flota en una elevación eterna en la que el hombre se encuentra con la naturaleza, siendo ésta una celebración de la libertad. Sin embargo, una mirada más cercana revela que el video está construido a partir de la edición de imágenes de archivo para crear la ilusión de una imagen perfecta, el sueño de Hollywood que no se puede obtener, pero que, en el mejor de los casos puede servir de inspiración y de ambición en el mundo real.

Janice Guy utiliza la serialidad con el fin de derribar la noción del retrato absoluto, emplea esta técnica en sus impresiones de plata sobre gelatina de finales de 1970. Podríamos suponer que las imágenes sufrieron algún tipo de edición antes de ser exhibidas, no obstante, lo que el espectador se lleva es su honestidad en el intercambio y la documentación del propio cuerpo. Los retratos nos invitan a no pensar demasiado cuando queremos tomar medidas en lugar de quedar paralizados por el reflejo de que uno puede crecer en la vida a través de la acción y la experiencia.

El pintor Hans Witschi es también conocido por su trabajo en serie. En la exposición se incluye una selección de nueve variaciones de la misma imagen, basadas en una foto del New York Times de un niño dibujando o quizá simplemente soñando despierto. La serialidad reduce la tensión de la idea de lograr «la pintura perfecta», un leitmotiv que apareció en 1831 en The Unknown Masterpiece de Honoré de Balzac. La fábula cuenta la historia de un pintor que trabajó durante más de diez años en un retrato, para descubrir al terminarlo que había creado una mezcla de líneas y una masa confusa de color. Al dibujar la misma figura una y otra vez, Witschi parece estar reclamando que no existe una manera correcta de representación. A través de la serialidad, la fantasía de la pintura perfecta se destruye con el fin de liberarle el camino a múltiples voces e interpretaciones.

Till You Get It Wrong, una instalación pictórica e interactiva de Erika Keck, es una forma lúdica de luchar contra el fetichismo de la pintura ideal. Las obras de Keck tienen como punto de partida las nociones formales tradicionales de la pintura, pero rápidamente se alejan de esto, interponiendo el sentido de juego y de la inquisición, haciendo un uso poco convencional, o un mal uso, de los materiales tradicionales de la pintura. En este nuevo trabajo, realizado para la exposición, se invita al visitante a cambiar y volver a crear su pintura hasta lograr la pintura «perfecta» definitiva, una ilusión con piezas irregulares de pintura acrílica que han sido altamente estratificadas y reelaboradas, creando superficies y estructuras con múltiples texturas que se sitúan en la línea entre la pintura y la escultura.

En cuanto a la obsesión por la pintura absoluta, encontramos la investigación realizada por Kasper Bosmans acerca del arquetipo del motivo pre-renacentista de la mandorla. En la exposición podemos ver la primera serie de una base de datos de mandorlas, todas provenientes de frescos italianos que se encuentran en edificios públicos. Cada pintura está acompañada por el logotipo de la ciudad y sus formas. La aureola ovalada va de la mano de las representaciones de figuras religiosas desde inicios del arte medieval. En seis estudios separados, el artista analiza la evolución del motivo más antiguo de la exposición y fórmula por tanto una propuesta sobre el halo ideal y su génesis.

Strike, una fotografía collage de Gary Indiana muestra un grupo de mineros que se manifiesta por sus derechos laborales. En lugar de demandas, sus pancartas muestran quejas inútiles y lloriquean declaraciones personales. Al igual que las redes sociales que alguna vez capturaron la esperanza como una plataforma para la sociedad moderna con el fin de atraer el cambio y reunir gente para tomar acción, a menudo se han convertido en una plataforma para ventilar nuestras pequeñas penas detrás de nuestros escritorios y teléfonos celulares, hecho que nos impide tomar las calles y demandar un cambio fundamental.

La ilusión de la belleza perfecta se borra en el velo de Izhar Patkin que muestra una imagen de época de una reina de la belleza. La mujer anónima fue elegida Miss América y aparece ante nosotros como un fantasma, creada con una impresora única, la cual el artista tardó una década en construir. El desfile podría haber sido un hecho real, pero el retrato sobre el tul es una presentación etérea de la noción de belleza a través del tiempo, similar a las libertades y cambios políticos y sociales a través del tiempo en constante cambio.

http://www.labor.org.mx/

Texto de Tim Goossens
Fotografía: Ramiro Chaves
Cortesía de los artistas y de LABOR, Ciudad de México

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