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09.01.2019

Sexo, imagen y algoritmos

Faro Arte Contemporáneo, Santiago, Chile
14 de diciembre de 2018 – 25 de enero de 2019

Homosexual data

Medir el cuerpo se ha convertido en uno de los fundamentos de las nuevas políticas de seguridad globales. Los mecanismos de vigilancia biométricos sostienen la versión contemporánea del presidio foucaultiano, a cuya custodia no se puede escapar. En este panóptico digital, tecnologías como el reconocimiento facial operan a la manera de dispositivos de control biopolítico sobre nuestros cuerpos e identidades.

En “Sexo, imagen y algoritmos: homosexual data” Felipe Rivas interroga los resortes de la empresa neoliberal de medición, análisis y control del cuerpo humano, así como su papel en la estandarización de las identidades. A partir de sus investigaciones acerca de la cuantificación y taxonomización como condiciones de posibilidad de la comprensión tecnológica de nuestra corporalidad, reflexiona sobre una mirada digital en la que la persona pasa de ser un quién a un qué mesurable. Pero este procesamiento y abstracción de la identidad no es “sólo” la reducción de lo humano a un diagrama informático estandarizado, sino que es además un proceso altamente ideologizado en tanto que la plantilla normativa para la funcionalidad biométrica es blanca, cismasculina y heterosexual. Las formaciones no normativas de edad y raza frecuentemente fallan en la detección exitosa, mientras que las identidades sexuales periféricas son a menudo objeto de estudios que las confinan a una noción biologicista de la sexualidad. Así sucede en la investigación desarrollada en 2017 por los científicos Yilun Wang y Michal Kosinski de la Universidad de Stanford que supuestamente reconoce la orientación sexual de las personas en base a sus rostros.

Además de explorar conceptualmente los vínculos de estas nuevas prácticas biométricas con la antropometría decimonónica ejercida también sobre sujetos periféricos —homosexuales, personas racializadas, criminales, locos…— esta muestra comporta —en el plano formal— un doble proceso de materialización. Por un lado, el propio curso de la investigación adquiere fisicidad en las obras mientras que, por otra parte, la visualidad de la propuesta se centra en la objetualización del algoritmo cuyo carácter puramente funcional y habitualmente invisible hace de su representación plástica un paso más allá en la materialización de la imagen digital.

En tanto que intentos de capturar y estabilizar en una representación digital la complejidad de la identidad humana, los parámetros matemáticos y estadísticos manejados por el Big Data biométrico nos devuelven una imagen especular de lo humano que Rivas explora hasta sus últimas consecuencias.

Texto por Lidia García García

“Estamos viviendo una transformación similar a la revolución industrial. Se trata de la revolución algorítmica. La realidad está siendo traducida o reducida a datos que son administrados tecnológicamente por los estados, el mercado o las policías. Hay una dimensión informática de la realidad y también de la sexualidad que es abrumadora y que sin duda afecta nuestra manera de estar en el mundo. Un ejemplo de ello es lo que estoy analizando, los algoritmos que identifican orientación sexual a partir del rostro. Este fenómeno reciente se conecta con las técnicas usadas por la ciencia en el siglo XIX, como la atropometría, que a través de la fisonomía de las personas asociaba características piscológicas y sociales determinadas. En un principio los objetos de investigación fueron los delincuentes y luego las mujeres y los homosexuales, es decir los marginados, lo que denotaba una fuerte carga de racismo, clasismo, prejuicios de género. Uso el concepto de ‘homosexual data’ para hablar de esa continuidad informática entre las técnicas recientes y las de hace más de un siglo. Los sujetos marginados llevamos mucho tiempo siendo reducidos a un conjunto de datos”, reflexiona Rivas.

Este pensamiento disidente con la ciencia neoliberalizada, Rivas lo expresa a través de sofisticados dispositivos compuestos de diagramas, gráficos y todo lo que contienen los tradicionales papers que se usan para validar dichos documentos. En este contexto, la obra es una crítica a las investigaciones científicas y sus presupuestos ideológicos, provocando una relectura que las evidencia como herramientas del sistema para perpetuarlo.

Felipe Rivas San Martín (Valdivia, 1982), Magister en Artes Visuales de la Universidad de Chile. Actualmente vive y trabaja en Valencia, España, donde realiza el Doctorado en Arte de la UPV, como becario de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, CONICYT.

Vincula la producción artística y el activismo sexo-disidente con la investigación, la escritura y la curaduría, en asuntos relativos a arte, política y tecnologías, teoría queer, posfeminismo, performatividad, decolonialidad.

Desarrolla una producción in-disciplinaria relacionando pintura, dibujo, performance, video, a través de la imagen tecnológica, específicamente las interfaces gráficas de usuario (con el proyecto Pinturas de interfaz), los códigos QR (en el proyecto Queer codes).

Ha participado en muestras colectivas de arte en Chile, Argentina, Alemania, España, Perú, Colombia, Estados Unidos, Ecuador, México, Suiza, Serbia, Nicaragua y Francia. Obra suya se encuentra en las colecciones de Fundación AMA y el Museo de Arte Contemporáneo de Chile.
En 2002 funda el Colectivo Universitario de Disidencia Sexual, CUDS, espacio en el que participa hasta hoy. Ha sido director y editor de las revistas de temática queer Torcida (2005) y Disidenciasexual.cl (2009). Es coeditor (junto a Francisco Godoy Vega) del libro Multitud Marica (2018).

Faro Arte Contemporáneo

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