Edición 3: Viendo mundos colapsar

Cameron Shaw

Tiempo de lectura: 9 minutos

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21.09.2016

Saul Robbins in conversation with Cameron Shaw

¿Cómo pueden los artistas ofrecer soluciones para tratar el trauma colectivo? En el décimo aniversario del huracán Katrina y del fallo del dique federal que devastó Nueva Orleans, Cameron Shaw habla con el artista y pedagogo Saul Robbins sobre su proyecto «How can I help?» (¿Como puedo ayudar?) y sobre la idea de «escuchar con atención» como herramienta curativa.

Upper West Side, 2006 (930619)

Conocí al artista Saúl Robbins en mayo de 2014, cuando visitó Nueva Orleans con su esposa. Tomamos café una mañana y nos reunimos de nuevo al día siguiente a tomar cerveza. Me pareció increíblemente fácil hablar con él. Sus maneras son afables y atentas y cuando le hablas puedes ver y sentir que él está escuchando. Por lo tanto, no me sorprendió enterarme a lo largo de nuestra conversación que Robbins está involucrado en el proyecto “How Can I Help? – An Artful Dialogue.” En dos ocasiones en la ciudad de Nueva York, donde vive, Robbins ha montado una oficina temporal, invitando a extraños a sentarse y hablar con él sobre cualquier cosa que quieran, gratis. El proyecto surgió a partir de su práctica de fotografiar oficinas de psicoterapeutas en Manhattan; él ha colgado estas fotografías en las paredes en las dos ocasiones en que ha montado dicha oficina temporal.

Aunque las condiciones son distintas, la sincera fe de Robbins en el poder transformador de la escucha resonaba con varias conversaciones que yo misma estaba teniendo en Nueva Orleans en ese momento con artistas y organizadores de la comunidad, que giraban alrededor del trauma colectivo tras el paso del huracán Katrina, las fallas de los diques federales, y el tremendo cambio que tuvo lugar. Robbins y yo empezamos a hablar sobre cómo este marco – crear un espacio libre y seguro para escuchar a la gente en un lugar inesperado – podría ofrecer la oportunidad de reunir profesionales que utilizan herramientas variadas para la curación, y así profundizar en conversaciones acerca de la disponibilidad y el acceso a la salud mental y los servicios de salud y bienestar para todas las personas en la ciudad. Robbins y Pelican Bomb -la organización de arte contemporáneo de Nueva Orleans donde me desempeño como directora ejecutiva- están ahora en las primeras etapas de investigación sobre cómo realizar tal proyecto. En la última visita de Robbins a Nueva Orleans, nos sentamos a hablar sobre el pasado del proyecto, sabiendo que su futuro sigue siendo un trabajo en proceso.

Cameron Shaw: Comenzaste a fotografiar el interior de las oficinas de psicoterapeutas de Nueva York en 2004. ¿Cómo fue que te interesaste por estos espacios, que de otro modo serían privados?

Saul Robbins: Me interesé por ese ambiente interior específico al estar yo mismo «en tratamiento» con un psicoterapeuta en el Upper West Side de Manhattan en Nueva York. Con el tiempo, empecé a cuestionar cosas sobre este hombre y el papel que él estaba jugando al ayudarme a trabajar retos de mi vida y mis relaciones. Aunque algo del trabajo que hicimos juntos me pareció útil, con el tiempo sus respuestas a mis problemas parecían tratar más sobre él y sus elecciones de vida que sobre mi deseo por una mayor autonomía y seguridad. Me sentí fascinado por la manera en que su entorno en la oficina y la silla en la que se sentaba reflejaban detalles interesantes y humorísticos sobre él.

Columbus Circle, 2006 (1020629)

CS: ¿Cuáles fueron algunos de esos detalles?

SR: La habitación era sencilla y poco atractiva, con alfombras de pared a pared, viejos carteles de exposiciones de arte, y una lámpara de mesa kitsch que parecía una planta de un libro de Dr. Seuss. Había flores de las que nunca se ocupó. Durante una visita, le pregunté por qué no tiraba las flores muertas; él contestó que pertenecían a la mujer con la que compartía la oficina – que creo que era su esposa – y que no eran su responsabilidad. Este comentario me pareció revelador. A medida en que empecé a estudiar a este hombre desde mi propia versión ingenua de una evaluación de la personalidad, pensé en cómo su personalidad correspondía con la silla y la decoración. ¿Cómo se vería esa silla sin él? ¿Cómo se sentiría hablar con la silla vacía? ¿Necesitaba yo este espacio para hablar libremente o lo necesitaba a él como oyente? Así que, sin dar muchas explicaciones, le pregunté si podía fotografiar la oficina y él estuvo de acuerdo.

CS: Suena a que el proyecto inició con una experiencia negativa. ¿Cómo pasaste de fotografiar sillas a asumir el papel de un terapeuta en “How Can I Help? – An Artful Dialogue”?

SR: Durante la última década, mi trabajo se arraigó más en experiencias personales, especialmente aquellas relacionadas a la pérdida y la unidad, incluyendo «experiencias negativas» que procuraban la creación de nuevas maneras de ver, pensar y responder creativamente. Muchos espectadores de mis fotografías proyectaban sus propias historias y expectativas de la psicoterapia en las sillas, con comentarios como: «esa es igual a la oficina de mi terapeuta» o «eso es muy Upper East Side». Esa era mi esperanza, pero me empecé a preguntar cómo podría llevar ese proyecto más allá.
Personalmente, he encontrado difícil sostener interacciones sociales significativas y amistades a largo plazo en Nueva York. Por desgracia, las relaciones que tenía con terapeutas no llenó ese vació ni respondió a mis preguntas sobre la construcción de amistades más duraderas. Pienso en cuántas personas viven solas en el mundo moderno, sin una relación estable; pienso en la banalidad maravillosa que viene del día a día compartido con alguien. Y a menudo me pregunto sobre cómo mi vida y las vidas de los demás se verían afectadas si encontráramos más tiempo para parar, hablar y escucharnos unos a otros – no sólo sobre los problemas, sino porque queremos conectar con y oír sobre la vida misma.
Mientras pensaba en cómo hacer avanzar este trabajo, estaba al tiempo enseñando fotografía varios días a la semana y estaba notando que muchas de las interacciones que estaba teniendo con mis alumnos, adentro y afuera del aula, eran muy íntimas, honestas y emocionales. Los temas que estaban trayendo a la clase en sus imágenes eran literal y metafóricamente el reflejo de sus propias búsquedas existenciales y expresaban un deseo por una mayor conciencia de sí mismos, y una conexión más profunda. La silla vacía me llevó a una etapa muy introspectiva en mi trabajo y en mi desarrollo personal, pero fue el deseo de conectar más plenamente lo que motivó la siguiente etapa.

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CS: En “How Can I Help?” cualquiera puede venir de la calle y reservar tiempo para hablar contigo cara a cara y en total confianza, de forma gratuita. ¿Cómo abordas una sesión individual?

SR: Hay un montón de movimiento logístico que sucede antes de que pueda comenzar a hablar con un visitante. En primer lugar, les pido a todos leer y firmar un formulario de autorización que establece con mucha claridad que nuestras reuniones sólo suceden una vez y duran una hora y 15 minutos. Es importante que entiendan que soy artista y no estoy ni entrenado ni certificado de ninguna manera como psicoterapeuta profesional. También quiero que sepan que si surgiera algo difícil o desafiante mientras hablamos, puedo referirlos a servicios profesionales en su área. Me tomo muy en serio lo que estamos a punto de crear en nuestro tiempo juntos, pero no quiero guiar a la gente de ninguna manera acerca de quién soy o lo que estoy haciendo con mi trabajo.
Cuando estamos listos para empezar, me gusta preguntar «¿cómo puedo ayudar?» o «¿qué está sucediendo?» Quiero aprender de donde vienen las personas, sin pretensión ni suposiciones. Cuando empiezan a hablar, escucho atenta y objetivamente, haciendo preguntas cuando sea necesario para estar a la par con sus procesos de pensamiento. Cuando hablo, espero poder ofrecer algo valioso y sustancial que ayude a que mis visitantes adquieran una nueva perspectiva sobre lo que está pasando en sus vidas.

CS: ¿Qué clase de efecto parece tener este proceso sobre la gente que has conocido?

SR: Uno de los profesionales que he consultado sobre mis deseos e intenciones con este proyecto me dijo que el promedio de sesiones que la gente necesita para hacer algún tipo de cambio es una. Una. Porque parece que en el momento en que decidimos buscar ayuda, incluso de un hombre en un contenedor de transporte en un festival de fotografía, algo positivo puede suceder que nos permita ver las cosas de nuevas maneras, podemos ver que algún tipo de cambio es posible. Que el cambio sea sostenible o no, es responsabilidad del visitante. Y yo sé, por mi propia experiencia de vida, que se necesita mucho más que iniciar algo una vez para hacer cambios – para salir de una mala relación, para poner fin a la conducta adictiva, o para crear resultados personalmente más satisfactorios para nuestras vidas.
En últimas, este proyecto consiste en conocer a la gente y en dialogar, encontrando formas que nos permitan ser más honestos, más reales, tener más conciencia y ser más responsables sobre la manera en que el cambio puede suceder. Todos hemos vivido la experiencia de conocer un extraño con quien nos conectamos inmediatamente – en el transporte público, en el gimnasio o en el parque, haciendo fila en alguna parte, hablando en un club o en un bar, o en un servicio religioso. Algunos de estos encuentros han resultado extremadamente profundos para mí.

CS: ¿Cómo ha respondido la gente a su tiempo juntos?

SR: Me he encontrado muy pocos críticos de «mi práctica», y los terapeutas que conozco, que manejan buenas definiciones del profesionalismo, han apoyado mi idea de oficina temporal. La respuesta ha sido muy positiva en ambas ocasiones. He tenido muy pocos visitantes que parecían ver nuestras interacciones como entretenimiento. Incluso con esos visitantes, simplemente pregunto: «¿qué está pasando?», «¿qué tienes en mente?». Al tomar ese enfoque directo, las discusiones se alejan de la confrontación o de la tontería. Como mantengo este enfoque con el proyecto, hay menos espacio para algo que no sea un encuentro honesto entre dos personas.

CS: ¿Cómo pasaste de realizar esta tarea por tu cuenta a trabajar con los demás?

SR: Siempre he realizado “How Can I Help?” Con otros artistas. He invitado a personas específicas que comparten valores similares acerca de la interacción humana para que participen. Cada uno de nosotros usa la oficina durante un período de tiempo, de dos a cuatro horas, y luego otro colega lo suplanta.

CS: Estás explorando la manera en que el marco de “How Can I Help?” puede ser aplicado y ampliado en Nueva Orleans, creando un espacio temporal donde los visitantes pueden participar en otras actividades más allá de las sesiones cara a cara para hablar y escuchar. ¿Cómo piensas adaptar el proyecto a una nueva ciudad con nuevas condiciones?

SR: Estoy muy emocionado y no sé qué esperar en Nueva Orleans. Será diferente de la manera en que he trabajado hasta ahora, es decir, exclusivamente con artistas. Busco conectar con psicoterapeutas certificados y otros profesionales que trabajan con diversas modalidades de sanación, como terapia de danza y movimiento, asistencia sicológica, escritura, meditación y música. Nueva Orleans es un lugar complejo y exigente y habrá muchos nuevos desafíos, pero estoy aquí para escuchar y aprender de los expertos locales. Espero que el trabajo conjunto pueda generar algo más grande que un único evento .

 

 

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