08.08.2024
El curador e investigador Uriel Vides Bautista nos invita a problematizar los límites discursivos del arte y la inteligencia artificial, elementos que atraviesan Trashumancia, del colectivo multidisciplinar MUXX. Inaugurada el pasado 19 de junio en el Laboratorio de Arte Alameda estará siendo activada por una serie de eventos que componen el programa público hasta el 25 de septiembre.
¿Cómo fracturar y superar las nociones binarias que fueron impuestas sobre las corporalidades y las identidades humanas resultantes de los procesos de colonización y consolidación del capitalismo moderno? Esta es una de las preguntas que despierta Trashumancia, la primera exposición en México de MUXX, colectiva integrada por lxs artistas Lukas Avendaño, Eyibra (Abraham Brody), Nnuxx (Ana López) y Óldo Erréve, cuyo nombre remite a la muxeidad que encarna el propio Lukas, una identidad circunscrita a la región del Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca, de donde es originario. Podríamos definir a la colectiva formada en 2021 como una criatura híbrida de cuatro cabezas que fusiona las prácticas individuales de cada integrante y las transforma en colectivas a partir de intereses compartidos. A través del diálogo transdisciplinario y experimental entre los medios audiovisuales, la danza, el performance y las nuevas tecnologías como el diseño en 3D y la inteligencia artificial, las obras de MUXX se aproximan a la biología y la historia como construcciones sociales que impactan irremediablemente en la configuración y la percepción de nuestras identidades sexo-genéricas.
Curada por el equipo del Laboratorio de Arte Alameda (LAA), dirigido por Lucía Sanromán, la exposición se presenta en este recinto del INBAL, del 19 de junio al 25 de septiembre de 2024. Trashumancia se refiere a la práctica errante del pastoreo estacional que todavía se realiza en numerosas partes del mundo. Se trata de un habitar en movimiento que implica un profundo conocimiento de la naturaleza, un modo de vida itinerante que se desplaza libremente a través de largas distancias y cruza diferentes territorios en busca de mejores condiciones climáticas y ambientales para la crianza del ganado y la supervivencia humana. El proyecto de MUXX no solo recupera esta concepción de la trashumancia, sino también se refiere al libre transitar entre fronteras espaciales y temporales, naturales y artificiales, individuales y colectivas, corporales e identitarias.
Cuatro piezas realizadas especialmente para el LAA se despliegan sobre el templo del antiguo convento de San Diego, fundado a finales del siglo XVI. Estas se encuentran impregnadas de cierta aura mística que se magnifica con la oscuridad de la atmósfera y la ambientación sonora en cada obra. En términos generales, estas piezas aluden al tiempo primigenio desde visiones futuristas ancladas en el presente, invitándonos a imaginar otras formas no antropocéntricas de ser en el mundo y el universo.
La obra que abre la muestra, Xtagabeñ’e, es una escultura realizada en gran formato e impresa en 3D, sobre la que se proyectan distintas imágenes a manera de un caleidoscopio orgánico. Está inspirada en la flor del nenúfar, que crece en épocas de lluvias en el Istmo de Tehuantepec. Cargada de connotaciones sexuales, esta flor es utilizada como adorno corporal y es conocida por su capacidad de mutar de sexo y color a lo largo de su vida. Por esta razón, la escultura digital ofrece una “metáfora poética” para las personas muxe —el llamado “tercer género”— que habitan en esta región oaxaqueña desde tiempos precoloniales y cuya existencia está permeada de prejuicios y estereotipos para los ojos externos. Más allá de una idealización o exotización de la experiencia muxe, la pieza nos incentiva a comprender las lógicas internas que subyacen en la vida de las personas que se asumen y reconocen como tal, así como los roles que cumplen dentro de las colectividades zapotecas, que no se restringen solo al ejercicio de la sexualidad.
A la altura del ábside de la nave central, hoy convertida en galería, cinco pantallas verticales conforman Amniosis, instalación que opera como una ecografía futurista que alude al momento previo de la definición de los órganos sexuales, el cual regularmente se da entre las once y las trece semanas de la gestación humana. Sin embargo, las imágenes proyectadas no corresponden a fetos reales, sino a los integrantes de MUXX sumergidos en el líquido vital, mientras realizan complicadas coreografías; sus cuerpos aparecen distorsionados con inteligencia artificial como si fueran criaturas amorfas ansiosas por nacer. Gracias al diseño sonoro que acompaña la instalación, pareciera que estuviéramos en el interior del saco amniótico del útero materno, al mismo tiempo que somos testigxs del desarrollo de cuerpos creados artificialmente por medio de la tecnología.
Quizá la pieza más impresionante de la exposición es Arquímera, trabajo audiovisual proyectado sobre una malla holográfica que ocupa prácticamente todo el espacio de la otrora capilla. Una sucesión de imágenes gira alrededor de una figura totémica, asexual y atemporal que se encuentra de pie, condensando rasgos de deidades provenientes de antiguas civilizaciones —desde Kali hasta Coatlicue—, mientras que se transforma en infinitas posibilidades hasta devenir materia orgánica: un viaje retro-tópico que nos devuelve al origen de la vida terrestre. Resulta interesante la forma en que fueron creadas estas imágenes, pues surgieron a partir de una coreografía realizada por lxs integrantes de MUXX, la cual fue filmada y posteriormente procesada a través de inteligencia artificial. La pieza se complementa con un coro de voces que, como la mítica Torre de Babel, entremezcla lenguas y entonaciones diferentes en una reivindicación de la diversidad humana.
Finalmente, en la sala opuesta a la capilla, una cuarta pieza permanece como vestigio del performance que la colectiva realizó durante la apertura de la muestra y que activó la escultura Xtagabeñ’e. De manera paralela a la exposición, la sala E del LAA da cabida a MUXX π, “laboratorio artístico de creación pública” concebido como una residencia en la que lxs integrantes de la colectiva realizan activaciones perfomáticas individuales, pero interconectadas con las temáticas de las obras descritas anteriormente. Lukas Avendaño inauguró el ciclo con MUÑEKAPRIETA, que indaga sobre el consumo del cuerpo racializado y sexualizado en la era digital, mientras que Eyibra ejecutó Daddy, performance duracional en torno a la militarización a partir de la exaltación de una estética de guerra y una idea de masculinidad hegemónica y violenta. Por su parte, Nnux planteará REDES como un cuestionamiento colectivo en torno a las dinámicas de poder, y Óldo Erréve reflexionará en Holomastigot sobre la relación entre lo humano y lo digital en la escultura contemporánea.
La muestra es relevante porque nos hace repensar en otras genealogías de la humanidad, más allá de las teorías biológicas e históricas que se han aceptado como verdades indiscutibles por parte del heteropatriarcado. En esta visión alternativa, todxs empezamos nuestra existencia siendo una célula, hecho que nos conecta con un mismo organismo primigenio y una misma actividad biológica en los albores de la vida hace millones y millones de años. Como una declaración curatorial, la colectiva señala: “Hasta la mitosis connota nuestro origen dual, ni macho ni hembra, ni hombre ni mujer, solo una unidad que al separarse lo hace por una necesidad pragmática”. En este sentido, el pragmatismo impulsa los procesos evolutivos de los seres vivos de nuestro planeta, por lo que las categorías de sexo y género pierden su carácter fijo, se vuelven maleables y se metamorfosean para crear múltiples posibilidades de existencia. Las combinaciones se anuncian como infinitas y los binarismos se posicionan como una ideología caduca que necesita derrumbarse, pues reduce la complejidad de la experiencia humana, al tiempo que margina y discrimina a quienes no se ajustan a las categorías rígidas y aparentemente estáticas: un guiño a la teoría queer, pero sin caer en el rebuscamiento y la sofisticación de la academia.
Todavía son pocas las exposiciones en México que exploran la relación entre arte e inteligencia artificial, por lo que Trashumancia adquiere importancia pionera. En esta exposición, la inteligencia artificial, junto a otras herramientas digitales, son utilizadas prácticamente en todas las piezas que la integran, contribuyendo a la ampliación de las posibilidades creativas de lxs artistas, a la vez que vislumbran un futuro donde la ciencia y la tecnología ayudarán a mejorar las capacidades físicas y cognitivas de lxs humanxs. A pesar del optimismo inherente, hay problemáticas éticas, económicas, políticas y ambientales que provoca el uso de la inteligencia artificial, además de inevitables procesos de des-humanización, tópicos que la colectiva no aborda en esta exposición, pero que sería interesante revisitar en otro momento.
Trashumancia es una exaltación al libre movimiento de los cuerpos, un desborde de experiencias sensoriales y un cuestionamiento de nuestros imaginarios biológicos e históricos. En medio del avance del fascismo mundial que normaliza los genocidios y del fortalecimiento de posiciones conservadoras que condicionan los derechos humanos, sigue siendo necesario desafiar y subvertir las categorías binarias (humano/animal, hombre/mujer, masculino/femenino, heterosexual/homosexual), que nos limitan como personas y alimentan la idea de una supuesta superioridad evolutiva que nos separa de un origen común frente a las otras especies con las que compartimos el planeta. El proyecto es una pregunta por el futuro, pero también un recordatorio de que alguna vez fuimos organismos sin sexo ni género; que por supervivencia transmutamos en plantas cuyas raíces se aferraron a la tierra, y que ahora somos flores vibrantes de color que al morir renacerán la próxima temporada de lluvias más resilientes y hermosas.
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