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03.10.2018

Todo comienza en otra parte

Proyectos Monclova, Ciudad de México, México
19 de septiembre de 2018 – 20 de octubre de 2018

No importa que algunas cosas
todavía estén aquí

y hasta acaben aquí:
aquí no empieza nada.

Por eso esta palabra, este silencio,
esta mesa, el florero, tus pasos,
en rigor no estuvieron nunca aquí.

Todo está siempre en otra parte:
Allí donde comienza

― Roberto Juarroz [1]

Hoy más que nunca creo que es importante dar lugar a la poesía. Porque sólo la poesía va a abrirnos el espacio necesario para salir de aquí, de este enredo existencial que nos inunda de egoísmo, nos priva de la generosidad y nos está llevando de daño en daño a ninguna parte.

Por eso busco llegar a otra parte, un lugar donde surgen los principios y son reales las verdades. A la parte del todo, donde la existencia comienza. Mi camino es el arte y dentro de ese espacio me expreso con honestidad y libertad, procurando manifestar un profundo amor a las cosas que me rodean, tratándolas gentilmente y presentándolas cargadas de admiración por el orden natural de la vida, al que quiero preservar sin alteraciones.

Los objetos que manipulo para componer mi obra se presentan como objetos gentilmente alterados. Y debo aceptar que lo son, pero más que una alteración lo que busco generar con mis sutiles modificaciones es una alteridad que duplique la realidad del objeto. Que nos permita intuir que el objeto está aquí y en otra parte. Que proviene de otra realidad donde se originan los sentidos que complementan a la nuestra.

Lo hago así porque los asuntos que me propongo trabajar en mi obra se centran en cuestionamientos existenciales que me sirven para definir una imagen certera del ser humano, y me refiero al ser humano como ser inmaterial. Atendiendo a los condicionamientos de nuestra naturaleza. En busca de comprender las cualidades de un orden bajo el cual poder resignificar nuestra existencia.

Por ello me aferro a la poesía, pues intuyo que el Ser como entidad es Total, y abarca más de lo que podemos comprender cuando nos movemos dentro de los límites tangibles de la realidad, sofocados por las escasas posibilidades racionales del pensamiento, las que considero muy limitadas y rígidas, imposibilitadas para disolverse en estas cuestiones tan esenciales. Me concentro en las cualidades formales de mi obra y en la substancia simbólica que nutre sus significaciones. Y creo en la emoción, con la intención de dominarla para compartirla con certeza y honestidad.

Por eso mismo me identifico con Juarroz, en quien he descubierto a un silencioso maestro, y a quien dedico el trabajo de esta exhibición. Y le creo cuando dice que: “El destino del poeta moderno es volver a unir el pensar, el sentir, el imaginar, el amar, el crear”. [2] Juarroz entiende el poema como un espacio de pensamiento, el lugar donde el hombre se pregunta por la realidad, por los dioses, por los hombres. Por eso, su poesía puede calificarse de filosófica, porque se plantea las mismas preguntas que esta disciplina, aunque él sepa de antemano que no hallará respuesta.

En arte, lo único demostrable es la emoción suscitada, pero esta no es comprobable, ni objetiva. El arte es tan subjetivo como la vida, cuyo único objetivo es consumirse para regenerarse. En eso estamos herrando como humanidad, pues consumimos por consumir, producimos por producir, y nos hemos olvidado de que estamos aquí para regenerar.

Martín Soto Climent, Ciudad de México, 2018

http://proyectosmonclova.com

[1] Segundo poema de la Decimotercera poesía vertical. Treizième poésie verticale, edición bilingüe. Traducción Roger Munier, París, Jose Corti, 1992.

[2] Juarroz, R. «Poesía y realidad», texto leído en su ingreso a la Academia Argentina de las Letras, publicado en el BAAL (Boletín de la Academia Argentina de Letras), tomo LI, 1986, pág. 339. Este texto se publicó más tarde en la editorial Pre-Textos, Valencia, 1992.

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