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18.10.2021

«Para saber buscar, primero hay que saber ocultar» de Luiso Ponce en La ERRE, Guatemala

25 de septiembre-30 de octubre 2021

El proyecto Para saber buscar, primero hay que saber ocultar de Luiso Ponce presenta, en un primer término, varios dibujos sobre papel realizados durante el 2020. Los dibujos pertenecen a un conjunto de cien, ejecutado para editarse como una publicación titulada Dibujos brutalistas. Estas piezas fueron producidas a través del goteo de tinta de sublimación sobre papel. Aunque la aplicación de la tinta haya buscado en un principio sugerir una forma, su azarosa absorción es lo que determina la solución final de cada dibujo.

Es probable que sea a partir de esta particular relación, entre el control y lo accidental, lo que determine que estos dibujos sean fuertemente sugerentes: lo que podría parecer una mancha, a primera vista, se presta a ser descifrado como forma, como sucede en un test Rorschach. Al momento de observar estos dibujos de Ponce, un referente que se hizo presente fue la producción que el artista italiano Enrico Baj realizó a principios de la década de 1950 y que se conoce como pintura nuclear. Las obras de Baj de este periodo presentan seres sugerentes que, como en los dibujos de Ponce, parecen oscilar entre la prefiguración y la desintegración. En la producción de sus formas, Baj también estimaba en cierta medida el azar y empleaba el goteo o el chorreo de pintura como gestos informales. A través esta aplicación, sus seres terminaban siendo en cierta medida inquietantes. En conjunto, representaban una imagen poco optimista de la “era atómica”, que se forjó después de 1945, con su potencial contaminación radioactiva o destrucción
nuclear.

Si el referente de la obra de Baj se hace tan presente actualmente, quizá se deba a que los dibujos de Ponce también fueron ejecutados en un momento histórico crítico, en el cual nos encontramos inmersos. Algunas de las preocupaciones e intereses que Ponce tenía durante la realización de los
dibujos brutalistas fueron la cancelación de cierta idea del futuro, el tecnoestrés y el exceso de información, “lo difuso y lo difícil que es señalar y apuntar a una dirección.” La exposición Para saber buscar, primero hay que saber ocultar presenta un segundo grupo de obras que puede apuntar hacia estas cuestiones. Estas piezas siguen el mismo procedimiento formal de los dibujos brutalistas pero están hechas con pintura automotriz sobre vidrio. Su presentación, como si estuvieran flotando apelando a cierta inmaterialidad, y su apreciación a través de una superficie
que se podría relacionar con una pantalla son índice de esto.

Daniel Garza Usabiaga

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