07.12.2024
Hemos invitado a lx escritorx y traductorx brasileñx a fabular a partir del trabajo de Patfudyda. Su texto acompaña nuestro proyector mensual, mismo que se inscribe dentro de «Soñar juntxs». Su texto propone un repaso.
Pienso en el movimiento. El movimiento direccionado a algo. En el movimiento de nuestros cuerpos en dirección al fin del mundo tal como se nos fue dado a conocer. Dicho movimiento es un movimiento de fuga ya que rearticula colectivamente nuevas formas de habitar el mundo otherwise. Fugitividad: volverse ingobernable. No se trata de un simple escape, sino de una postura de rechazo. Tal como lo apuntan Fred Moten y Stefano Harney, “la fugitividad escapa incluso de los fugitivos”. Ondas Utópicas, en sus coreografías fugitivas explora las posibilidades de invertir las formas de operar, seducir, escapar y resistir de los cuerpos por medio de la activación y los movimientos accidentales del dispositivo relacional cuerpo-cámara-espacio, donde las performers transitan siempre en fuga desde la direccionalidad sin destino, haciendo uso de las adyacencias como locus generativo para el rechazo propuesto.
Patfudyda, Legendary Ciara, Theuse Luz D’Pavuna, Preta Queen B Rull y Laxxota caminan juntas, tejiendo un ejercicio que nos hace la pregunta: “hacer una pose, ¿es hacer una amenaza?”, la travesía de las chicas ocurre en las inmediaciones del Instituto Inclusartiz en Gamboa (Rio de Janeiro), en interacción no sólo con el público en el espacio, sino también con nosortrxs que asistimos al filme-performance. En Black Gaze, Tina M. Campt señala: “Una mirada negra transforma a los espectadores en testigos y exige una confrontación. […] Cuando participamos como testigos activos en esta confrontación, la mirada negra que encontramos crea formas de intimidad complejas y contradictorias.”
¿Cómo realizar un filme sin que este sea capturado por el fantasma de la visibilidad? Me gustaría pensar en Ondas Utópicas como una fantasía de violencia afeminada que, la sola presencia de las chicas en el espacio público causa una crisis mientras, en palabras de Jota Mombaça “resiste a las interpelaciones e investidas violentas de la cis-heteronormatividad”. Cuando nos juntamos, algo escapa, algo necesita escapar…todas nosotras estamos destinadas a estar juntas. El filme produce un síntoma de colectividad —cuando las presas se unen, el depredador duerme con hambre.
Ondas Utópicas, en sus coreografías fugitivas explora las posibilidades de invertir las formas de operar, seducir, escapar y resistir de los cuerpos por medio de la activación y los movimientos accidentales del dispositivo relacional cuerpo-cámara-espacio
Ondas Utópicas valoriza la complementariedad entre la coreografía y las prácticas de autodefensa, pues como bien lo apunta Mombaça, “autodefensa no es sólo sobre regresar el golpe, sino también sobre percibir los propios límites y desarrollar tácticas de fuga, para cuando huir sea necesario”. Redistribuir la violencia es “una demanda práctica”, ya que diluirla es urgente. Se trata de asumir ese lugar que se encuentra en la penumbra del espacio público, desconfigurando sus relaciones, “no como pueblo, sino como plaga: en el corazón mismo del mundo, y en contra de él.”
El trabajo está siempre vivo, en juego. Ondas Utópicas es estudio negro, una utopía en torno a la cual podemos reunirnos y tramar nuevas posibilidades ya que hacer arte en el Brasil de hoy ya no se trata de una cuestión de voluntad y si de estrategia, en palabras de Patfudyda “para algunas de nosotras este país siempre ha sido un campo de batalla”. Para algunas de nosotras siempre fue una utopia. Repetir es importante, pues alrededor de la repetición se articulan diferencias que nos permiten expandir y tensionar significados.
De las utopías es necesario comprender y aprender sobre sus mecanismos de producción y su función en lo social. Para Felwine Sarr, las utopías no nos entregan a un dulce ensueño, sino que sirven como instrumentos para pensar configuraciones de lo posible y los espacios de lo real que pueden alcanzarse a través del pensamiento y la acción. José Esteban Muñoz resalta la dimensión queer de las utopías argumentando que “el futuro está en el dominio de la queeridad. La queeridad también es performativa, porque no es sólo un ser, sino también un hacer hacia y para el futuro. La queeridad trata esencialmente de rechazar el aquí y ahora y de insistir en la potencialidad o en la posibilidad concreta de un nuevo mundo.”
De alguna manera, Ondas Utópicas es también un ejercicio de historiografía —es el registro de las condiciones de posibilidad de este tiempo. Entonces, la clásica pregunta “¿qué es lo que puede un cuerpo?” reaparece. En Ondas Utópicas, el cuerpo lo puede todo, pues todo se trata sobre el cuerpo. ¿Qué sería de las ciudades si todas ellas fuesen ocupadas por millares de nosotras? Estamos a punto de descubrirlo.
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