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07.07.2015
Estación Ferrocarril de Bolívar, Atlántico, Colombia
20 de junio de 2015 – 20 de julio de 2015
En la antigüedad los griegos y romanos tenían la costumbre de representar a través de la pintura el recuerdo de la escena del naufragio, del cual habían tenido la fortuna de salvarse. Estas pinturas servían en cierto modo para aflorar la compasión de las personas que escuchaban su desgracia posterior al naufragio.
El naufragio a lo largo del tiempo fue tema de representación muy común para algunos artistas del siglo XIX, como es el caso de: Friedrich, Géricault, Vernet, Goya y Turner. A diferencia del “Naufragio” de Turner que se centra en el caos, destrucción y descontrol, situación producto de ese trágico momento.
Las pinturas de Carlos Bonil transitan entre lo figurativo y lo abstracto. Se centran en ese último instante donde no existe rastro del barco, es en este último momento donde hay en cierta medida una estrecha relación entre el tiempo y el movimiento, que surge a partir del vacío creado por el desplazamiento del barco hacia el fondo del océano, generando la alteración de su estado natural, estado que solo le es posible retornar con el paso de determinado tiempo, el cual se requiriere para llenar este vacío ocasionado por el naufragio.
Al observar estas pinturas, podemos ver mas que la captura de ese momento específico, observamos en ellas una suerte de testimonio, que es una línea divisoria muy delgada de lo que fue la catástrofe y del retorno de la nada que esta por venir.
Por otro lado Bonil toma objetos que hacen alusión a embarcaciones, pero que yacen como restos en el fondo de una pecera, sometiéndolos a un proceso lento de deterioro a causa del salitre; a su vez desde el reciclaje extiende el tiempo o bien les da una segunda vida y utilidad a objetos que han cumplido su ciclo de funcionamiento al reutilizarlos como material de construcción de un barco, convirtiéndonos en testigos de como el paso del tiempo influye nocivamente sobre los objetos.
«Nada a la vista» puede ser un transitar entre temporalidades, cada pieza dispuesta en su lugar tiene la propiedad de romper la linea de tiempo. Si comprendemos esta linealidad desde las concepciones del tiempo en el mundo occidental, en el cual el pasado ya ocurrió, el presente acaba de suceder y el futuro no lo conocemos, estas piezas finalmente pretenden ser entendidas como un «Ciclo Elíptico» de sucesos que continúan, una y otra vez. Vistas de este modo adquieren desde este pensamiento la propiedad de construir una imagen distinta en cada momento.
Texto y curaduría : Mario A. Llanos.
Esta exposición se hizo gracias a : Superbrix, Bogota Beer Company y Country Motors.
http://fundacionpuertocolombia.com/
Fotografía: Mario A Llanos.
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