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31.10.2020

"Mecarõ. Amazonia in the Petitgas Collection" en Mo.Co. Hôtel des collections

Montpellier, Francia
6 marzo, 2020 – 20 septiembre, 2020

 

 

Entrevista entre Catherine Petitgas y Anna Kerekes

Anna Kerekes:  ¿Cuándo surgió el deseo de empezar esta colección? Por favor explícanos el contexto en el que surge y dinos cuando realizaste tu primera adquisición. ¿Cuál fue la primera obra?   

Catherine Petitgas: La adquisición que dio inicio a esta colección es una obra de Francis Alÿs, un artista belga que vive en México, titulada Sunpath, Ciudad de México (1999). Es una serie de fotografías del Zócalo, plaza principal de la Ciudad de México, que sigue el movimiento de la sombra de la enorme asta bandera que domina la plaza, como si aquella fuera un reloj solar. Su sombra también es utilizada como refugio contra el sol por civiles que esperan interminablemente citas en los edificios administrativos de alrededor. Una simple observación que se convierte así en un comentario humorístico e irritante sobre la vida cotidiana en México.

Franck Petitgas, mi esposo en ese momento, y yo habíamos vivido en México años antes y la visión de Francis Alÿs de México nos tocó una fibra honda. También habíamos visto una excelente exposición de su trabajo en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México,  Walks/Paseos, el año anterior, y lo conocimos brevemente a través de amigos en común. Estuvimos dispuestos a comprometernos más seriamente con su trabajo a partir de su primera exposición en Londres, en la Lisson Gallery. También elegimos una instalación más compleja, 61 de 60 (1999), la cual refería a los soldados de la resistencia zapatista en Chiapas.

AK:  ¿Tenías la ambición de formar una colección cuando hiciste esta primera adquisición, o la idea se desarrolló progresivamente? 

CP: El director de la Galería Lisson, Nicholas Logsdail, probablemente estaba intrigado por nuestras elecciones audaces y nos sugirió venir con Francis a desayunar a nuestra casa de Londres, y ver nuestra «colección». Aceptamos sin pensarlo tanto, pero realmente no teníamos nada muy interesante que mostrarles. Creo que ellos resultaron bastante decepcionados, ¡y nosotros quedamos mortificados de esta experiencia! Esto fue sin duda uno de los factores que al principio despertó nuestro interés por obras ambiciosas, que formaran una totalidad coherente y así crear una colección.

Este período, a principios de la década de 2000, coincidió con el despunte de una nueva generación de artistas conceptuales latinoamericanos en la escena contemporánea internacional y con ello decidimos concentrar nuestra colección en América Latina. 

Gabriel Orozco es otro artista mexicano que dio forma al desarrollo de la colección, especialmente después de su participación en la Bienal de Venecia en 2003, The Everyday Altered, con Rirkrit Tiravanija; su selección tuvo un fuerte impacto en el enfoque al que deseábamos llegar. Hemos reunido en nuestra colección las obras de varios artistas de este grupo, especialmente de Gabriel. Después nos dirigimos a los artistas brasileños y argentinos de esta generación, quienes también representan una gran parte de la colección. Latinoamérica todavía representa el 80% de este cuerpo. 

Francis Alÿs jugó otro papel importante en nuestro camino como coleccionistas, con su apoyo llevamos a cabo nuestro primer gesto filantrópico en el mundo del arte, contribuyendo a su proyecto para Artangel titulado Seven Walks for London, en 2004. En mi opinión, son en gran parte 38 mecenazgos lo que marca la diferencia entre un simple comprador de arte y un coleccionista de arte. Continúo dedicando una proporción bastante grande de mi presupuesto, mi tiempo y mi energía en contribuir a instituciones públicas que se enfocan en el arte contemporáneo, ¡lo que me deja una gran satisfacción! 

AK:  ¿Formas parte de una red de coleccionistas a través de tu familia, amigos o compañeros?  

CP: La decisión de concentrar nuestra colección en América Latina nos permitió rápidamente unirnos a grupos de coleccionistas que compartían los mismos intereses que nosotros. He sido miembro del Comité de Adquisiciones Latinoamericanas de la Tate Gallery, Tate LAAC; desde 2004, del Centro Pompidou durante más de diez años en sus diversas formas; y más recientemente del Círculo Latinoamericano del Guggenheim en Nueva York. El LAAC del Tate se creó en 2002 y fue el modelo que el Tate y otras instituciones adoptaron en varias regiones del mundo para desarrollar su compromiso con América Latina. También deseo apoyar a instituciones de América Latina y actualmente soy miembro de la Junta Internacional del Museo Tamayo en México y de la Fundação Bienal de São Paulo en Brasil. He aprendido tanto sobre arte latinoamericano como miembro de estos comités, a través de intercambios con los curadores y los demás coleccionistas que también son miembros, y por los viajes de estudio que son organizados regularmente.

Más recientemente, me he unido a círculos más amplios de coleccionistas. He presidido la Tate International Board desde 2016 y soy un miembro fundador y presidente de Fluxus Art Projects, una iniciativa franco-británica para apoyar las exposiciones de artistas emergentes franceses en Gran Bretaña y artistas británicos en Francia. Disfruto de prestar mi tiempo y recursos en estos dos proyectos, ya que me permiten utilizar mi experiencia sobre América Latina en un contexto más amplio.

AK:  ¿Buscas asesoramiento al realizar adquisiciones? ¿Dónde encuentras tus obras?

CP: Creo que las ferias de arte contemporáneo se han vuelto eventos imprescindibles para que los coleccionistas se reúnan y discutan. Las instituciones de las que formo parte organizan reuniones y programas de visitas alrededor de estas ferias y siempre las encuentro como experiencias muy valiosas.

Regularmente asisto a Art Basel en Miami y Basilea; ARCO en Madrid, la cual tiene una fuerte representación sudamericana; la FIAC, Frieze en Londres y Nueva York, así como a ferias locales, especialmente ARTBO en Bogotá, MACO en México, SPARTE en São Paulo o ARTEBA en Buenos Aires. 

Estoy cerca de ciertas galerías cuyos programas he seguido durante muchos años y la colección también refleja estos vínculos especiales. En principio, trato de elaborar  decisiones de adquisición medidas y razonadas, a través de mi investigación, lecturas y la gente que conozco. Creo que estoy más o menos calificada para tomar estas decisiones por mi cuenta. Después de mi formación inicial en una escuela de negocios parisina y una trayectoria de diez años en finanzas, tomé algunos estudios tardíos en historia del arte: a los 39 años recibí un diploma en Estudios de Arte Moderno de parte de Christie’s y realicé una maestría en Historia del Arte Moderno por el Courtauld Institute en Londres. En la práctica, a menudo actúo por impulsos pero las decisiones impulsivas a veces pueden ser decisiones acertadas. 

En mi papel como presidenta del Tate International Board, por ejemplo, asistí a Art Basel Hong Kong en 2019, con la certeza de que probablemente no me sentiría tentada por nada. Por casualidad conocí a dos fascinantes artistas sudamericanas ahí, Clarissa Tossin, cuyas obras se presentan aquí, y Catalina Swinburn, dos de mis descubrimientos más estimulantes en los últimos meses.

AK:  ¿Te reúnes con los artistas? Si es así, ¿qué importancia tiene cada encuentro?

CP: ¡Por supuesto! Conocer a los artistas y poder tener intercambios interesantes con ellos es la esencia misma de mi colección. Para mí, la motivación principal en coleccionar arte contemporáneo es ser partícipe en la vida de la escena artística: posibilitar a los artistas de seguir creando, a las galerías de seguir representándoles y a las instituciones de continuar presentando exposiciones de calidad. Vivir rodeado de las creaciones de los artistas que colecciono y compartir sus filosofías de vida ¡me llena de alegría!

AK:  ¿Tu colección tiene como base algún hilo común, idea central o tema?

CP: Con frecuencia pienso en esta pequeña y maravillosa pintura de Paul Klee, Hauptweg und Nebenwege (Autopista y caminos), 1929, que fue inspirada por su viaje a Egipto: una franja central y soleada rodeada de una miríada de posibilidades multicolores. Así es como me imagino la colección: un todo coherente, o al menos eso espero, alrededor de una pauta común que deviene en canales secundarios. Como yo lo veo, esta pauta es todo lo relacionado con la poética de la vida cotidiana como si esta fuera la apropiación de objetos cotidianos inspirados en Marcel Duchamp y la sublimación de lo banal que puede encontrarse en la abstracción; la herencia del surrealismo por un lado y el constructivismo por el otro, dos de los movimientos que me fascinan más en la historia del arte moderno y que han tenido una gran influencia en América Latina. 

Tiendo a dar prioridad a las artistas femeninas, no por las cuotas, sino porque me conmueven mucho más sus trabajos. Creo que la selección de obras para esta exposición refleja muy bien estos dos aspectos, estas dos contradicciones quizás, así como mi interés por el feminismo. 

AK:  ¿Cómo sientes que contribuyes a la recepción (y también a la producción y difusión) del arte latinoamericano?

CP:  ¡Este es un tema importante para mí! He tenido la gran oportunidad de acompañar el ascenso de América Latina en la escena internacional durante los últimos veinte años, apoyando a los artistas a través de adquisiciones y donaciones benéficas, siendo parte de los comités de adquisición que he mencionado, apoyando las exposiciones de artistas latinoamericanos en las instituciones en las que participo y de otras que apoyo ocasionalmente. Durante varios años estuve en el comité de la Pinta Art Fair en Londres, la cual se especializó en arte latinoamericano y contribuyó en gran medida a promover el arte de la región, lamentablemente esta no fue comercialmente viable. Más recientemente, a través de Gasworks Triangle Network en Londres, la cual presido, he concentrado mis esfuerzos en residencias e intercambios de artistas entre espacios experimentales tanto en América Latina como en el resto del mundo. Sin olvidar los tres libros que edité sobre las  principales escenas contemporáneas de la región: Contemporary Art Brazil, en 2012, Contemporary Art Mexico, en 2014 y Contemporary Art Colombia, en 2016, publicados por Thames and Hudson y TransGlobe en Londres. Estos libros tienen muchas ilustraciones, presentan los perfiles de artistas destacados y personalidades de cada una de estas escenas, y se presentan como una introducción para principiantes así como referencia para expertos, ¡exigieron mucho trabajo!

Hoy en día, los artistas contemporáneos latinoamericanos aparecen en las colecciones y programas de exhibición de todos los grandes museos del mundo, y los maestros latinoamericanos del arte moderno están presentes en el mismo nivel que los maestros europeos. Esto refleja un movimiento global que reinterpreta la modernidad para incluir a las escenas periféricas que fueron arbitrariamente excluidas, así como el esfuerzo y generosidad de un grupo de notables coleccionistas (y principalmente mujeres), en el MoMA, el Metropolitan Museum de Nueva York, el Museum of Fine Arts en Houston, y especialmente en el Tate de Londres, del cual soy tan solo una pequeña parte.

AK:  ¿Crees que tu colección te representa? Si no es así, ¿qué revela tu colección sobre ti?

CP: Espero que mi colección exprese la joie de vivre que siento. Crecí en el norte de África. Me gusta el sol, los colores, la música, el ruido, el polvo, el caos y un cierto sentimiento de burla. Me siento fascinada por las obras que pueden parecer atractivas a simple vista, pero que contienen una crítica profunda y un mensaje político. Yo espero que el público busque y logre encontrar esta tensión subyacente. Para mí,  joie de vivre es una forma de gratitud que te ayuda a superar los desafíos de la vida. Esta es una cualidad que heredé de mis padres, al igual que mi gusto por el arte y la música, y me gustaría aprovechar esta oportunidad para agradecerles. Por una especial coincidencia, mis padres vivieron durante más de treinta años en Montpellier y estoy encantada de volver a esta hermosa ciudad gracias a esta exposición.

AK:  ¿Vives rodeada de tus obras? Si  así es, ¿dónde y cómo están presentadas?

CP:  Sí, claro que vivo rodeada de obras, y me genera un inmenso disfrute el presentarlas como series de pequeñas exposiciones, cada una contando una historia —sobre un tema, sobre las relaciones entre los artistas que he reunido o sobre el trayecto de las obras en mi colección.

Gracias a un querido amigo, tuve la oportunidad de conocer a la gran artista surrealista Leonora Carrington, cuyas obras colecciono, y me fue posible reconstituir su círculo de amistades con las obras de artistas europeos que se trasladaron a México como refugiados, similar a ella, durante la Segunda Guerra Mundial. Surrealistas que la inspiraron como Max Ernst o André Breton, e incluso Marcel Duchamp, o quienes la siguieron, como Dorothea Tanning o la artista chilena quien la tomó de inspiración, Cecilia Vicuña —el cual es un proyecto en curso. Me encuentro muy interesada en la Poesía Concreta, un movimiento internacional que tuvo bastante popularidad en Brasil y en Inglaterra, y mi casa está llena de grupos de notas y textos presentados en forma de dibujos, y de objetos o esculturas que trazan algunas de las relaciones entre estos artistas. Creo que el tema de la Amazonia, un interés más reciente que has desarrollado tan bien para esta exposición, podría ser objeto de próximo acompañamiento para mis obras. En el fondo, yo creo que soy una aspirante a curadora, o una artista —para citar a mi héroe Marcel Duchamp: «Un coleccionista es un artista con cuatro paredes».

AK: ¿Cuál fue tu última adquisición?

CP: Casi no me atrevo a admitirlo: ¡una nueva obra de Francis Alÿs! Es uno de sus trabajos más tempranos, The Collector (1990-1992), el cual es una especie de juguete que un niño tiraría de una cuerda con forma de perro. El objeto contiene imanes bastante potentes y “recoge” todo tipo de residuos metálicos de la calle. Es un trabajo lúdico que se burla de los coleccionistas, como yo, y del que había estado detrás desde hace mucho tiempo. Lo compré en una subasta para apoyar el Whitechapel Gallery en Londres, la cual me es muy querida: ¡así que también fue una acción filantrópica! 

La última obra importante en entrar a la colección ha sido la hermosa Dibujo sin Papel (1988), de la Artista venezolana Gego, que se presenta aquí. Tengo una enorme admiración por esta artista de origen alemán, que llegó a Venezuela como refugiada en 1939 y falleció en 1994, cuyo trabajo poético y minucioso recién comienza a ser reconocido.

AK:  ¿Hay alguna obra que te arrepientas de no haber comprado?

CP: Mantengo y actualizo una lista de obras que me gustaría adquirir para expandir alguna u otra parte de la colección, artistas que me gustaría conocer, algún espacio de arte que me gustaría visitar. ¡Necesito de otra vida entera! 

AK:  En tus sueños más locos, ¿qué obra incluirías en tu colección?

CP: ¿Quieres decir además del pequeño cuadro de Paul Klee que ya mencioné? Bueno, tendría que ser una de las obras de Henri Matisse. No me canso de admirar la joie de vivre estallando de sus cuadros con esos colores, la ingenuidad de sus recortes de papel que combinan lo escultórico y la pintura en un solo intento, y por supuesto su gusto por el orientalismo. Recientemente pasé una hora entera sentada frente a La Piscine de 1952, que acababa de ser instalada en el MoMA de Nueva York. Para citar mis versos favoritos de Charles Baudelaire: “Allí, todo es orden y belleza, / lujo, calma y voluptuosidad ” —que además es el título de una de sus obras. Él continúa siendo muy influyente entre pintores en América Latina.

AK:  ¿Qué te dice la opinión pública sobre tu colección?

CP: La posibilidad de presentar las obras al público es el propósito principal de la colección. Es parte de los objetivos que me trazo, el promover el arte contemporáneo de América Latina en el ámbito internacional, con ello ofrecer a los artistas acceso a una audiencia más amplia, que pueda conducirles a nuevas oportunidades y nuevos proyectos. Regularmente presto obras de la colección a exposiciones. Y también he tenido la buena fortuna de poder mostrar algunos extractos en público en los últimos años: la colección de constructivistas ingleses en Inglaterra; una selección de artistas colombianos en Miami, Madrid y Bogotá; una selección de obras sobre el Amazonas como parte de Art Paris 2019 y una exposición individual del artista moderno brasileño Ivan Serpa en Londres recientemente. Espero que el público sea intrigado por mi colección y que se tome el tiempo de cuestionar sobre el significado más profundo de las obras. Si logramos despertar la curiosidad y el compromiso del público por esta región del mundo, y especialmente sobre la amenaza al futuro de la Cuenca Amazónica, entonces la exposición habrá sido un éxito. Por lo tanto, la opinión pública me confirma la necesidad de buscar la calidad en obras originales. Todavía queda mucho por hacer.

AK: Como historiadora de arte, ¿qué es lo que te gustaría destacar de tu colección?

CP: Creo que lo que hace a una colección interesante es su poder para reconstruir relaciones entre los artistas y presentar sus obras en un contexto más rico, ya sean vínculos entre artistas de una misma generación, entre una generación y otra, o entre un país y otro. Lo que mencioné anteriormente, sobre la colección surrealista o poesía concreta, también se aplica a obras actuales. La pintura por Beatriz Milhazes exhibida aquí por ejemplo, Feria de Verão(2005), nos hizo tanto querer buscar otras artistas de su generación, de la talla de Luiz Zerbini, como a artistas del movimiento neo-concreto de 1960 en Río, lo que nos llevó a las obras de Lygia Clark, Hélio Oiticica e Ivan Serpa.

Los Bicho (1960) de Lygia Clark nos hizo cuestionarnos sobre arte participativo en Brasil, especialmente con obras como Zé Carioca de Rivane Neuenschwander o el trabajo de OPAVIVARA!. Espero que esta colección muestre que los artistas latinoamericanos no trabajan de forma aislada y que, de hecho, son parte de los debates más amplios de la escena internacional.

AK:  ¿Crees que algún día tu colección estará completa?

CP: Colecciono más para participar en la vida de la escena artística que me circunda que para acumular objetos. La colección no estará completa siempre que pueda seguir coleccionando.

AK: ¿Cómo vivirá tu colección más allá de ti?

CP: Mi hijo Víctor tiene 21 años. Me he esforzado por muchos años para transmitirle mi pasión por el arte. Y mis esfuerzos empiezan a dar sus frutos: tiene un ojo crítico que admiro y, a menudo, me acompaña en mis visitas a instituciones, ferias y bienales. Todavía espero que se involucre más activamente en la colección. De lo contrario, tengo una fe profunda en las instituciones públicas que son accesibles para todos. Si tuviera los medios para hacerlo, estaría feliz de que mi colección contribuyera a ampliar las colecciones de ciertas instituciones a las que apoyo.

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