29.07.2022

Lecturas botánicas: Erythroxylum coca de Ximena Garrido-Lecca

EXTRACTO es una sección online donde compartimos algunos de los textos publicados por Temblores Publicaciones, el sello editorial de Terremoto. Presentamos el décimo extracto de esta sección, «Un devenir vegetal» de Sara Garzón, de Lecturas botánicas: Erythroxylum coca. Esta publicación es una revisión retrospectiva de la instalación Lecturas botánicas: Erythroxylum coca de Ximena Garrido-Lecca exhibida en proyectoamil, Lima, Perú, en 2019.

Un devenir vegetal

de Sara Garzón

Ximena Garrido-Lecca investiga los legados coloniales de Perú a partir de una revisión de la historia de extractivismo del país y la consecuente devastación del territorio nacional. En sus obras, la artista acentúa cómo las aspiraciones nacionales de progreso han puesto en riesgo la capacidad que tienen las comunidades locales de sostener la vida en la Tierra. Los proyectos instalativos de Garrido-Lecca retoman los materiales locales y las metodologías utilizadas en las diversas tradiciones de Perú para revelar cómo la minería, la gestión moderna y la malversación de la naturaleza han destruido sistemáticamente los conocimientos agrícolas ancestrales. Algunas de estas obras incluyen la instalación de 2017 titulada Insurgencias botánicas: Phaseolus lunatus, exhibida en la Sala de Arte Público Siqueiros de la Ciudad de México, la instalación Umbrales (2019), las series Destilaciones (2014-2016) y Aleaciones con memoria de forma (2014-2019). En sus obras, la artista deja entrever cómo las aspiraciones nacionales de progreso han puesto en riesgo la capacidad que tienen las comunidades de sostener sus vidas por medio de su arraigo a la tierra lo que el sociólogo Rolando Vázquez caracterizó como una pérdida de terredad.[1] [2] A pesar de que las preocupaciones de la artista se enfocan en la abrupta modificación del medio ambiente, el proyecto titulado Lecturas botánicas: Erythroxylum coca, presentado en Lima en el espacio independiente proyectoamil en 2019, se centró de forma más específica en las tecnologías y epistemologías indígenas que son evocadas desde las prácticas culturales y espirituales asociadas al cultivo de la planta de coca. Esta instalación de sitio específico abordó entonces la planta de coca, no como recurso o mercancía, sino como un agente capaz de mundeizar el mundo.[3]

Cosechada con la supervisión de la Empresa Nacional de Coca del Perú (ENACO) y cultivada en un innovador, pero insostenible, sistema hidropónico, la instalación ofrece un comentario irónico sobre el cultivo industrializado de la coca.[4] Durante los cuatro meses de la exhibición, proyectoamil funcionó como un laboratorio para el cultivo sistematizado de plantas de coca y un lugar para prácticas de adivinación basadas en la hoja. Los destinos de quienes la consultaban eran posteriormente categorizados en un archivo herbario que la artista llamó un “repositorio de preocupaciones contemporáneas”.[5]A pesar de su exhibición en un dispositivo científico y del uso de la técnica hidropónica, cultivar la coca como instalación artística es un llamado de atención a las cualidades animistas de la especie Erythroxylum.

Hablando de las regulaciones alrededor del cultivo de la coca por parte del Estado, la cultura de la coca en Perú está lejos de ser un simple asunto de agricultura vegetal. En la instalación, la artista distribuyó más de noventa plantas en un espacio industrial para reflexionar en torno a los conceptos andinos de conocimiento, tecnología y naturaleza. Mientras su cultivo masivo es manejado por intereses privados y gubernamentales, la planta existe en las experiencias cotidianas a través de rituales, festividades y reuniones comunitarias. Té de hojas de coca, medicinas, ungüentos, traen a la vida la milenaria cosmovisión de las comunidades andinas y son testimonio de la interconectividad del mundo natural, espiritual y ancestral. De hecho, la relacionalidad interespecie de la planta y sus cualidades animistas desafían la médula del pensamiento ilustrado, contrastando el empirismo humano con las capacidades epistémicas de la vegetación. 

Es por esto que Garrido-Lecca toma la planta como fuente de futuro y demuestra que su cuerpo —sus hojas— sirven como portales para conectarnos con mundos más allá del humano.[6] Sin buscar soluciones concretas, Lecturas botánicas yuxtapone lo místico y lo científico, lo industrial y lo rural, lo lógico y lo supersticioso, el pasado y el futuro. Al enfatizar la capacidad de la hoja de transportar y por ende transformarnuestra conciencia vegetal, la obra presentó un cuestionamiento al pensamiento científico como la única forma posible de conocimiento objetivo. Es así que el proyecto tuvo menos que ver con las políticas del cultivo de la coca y su asociación con la cocaína o el tráfico de drogas, y se enfocó en la relación milenaria que las comunidades sostienen con la vida vegetal.

El cultivo industrializado de la coca ha minado el significado cultural de la planta dentro de las milenarias comunidades andinas.[7]Para resaltar este contraste, el estéril espacio blanco de la galería se cruza por ductos de aluminio que les proporcionan agua a los cultivos. Unas poderosas lámparas LED extendidas a lo largo del sistema hidropónico promueven el crecimiento de las plantas, proporcionándoles luz artificial. Los ángulos cerrados del sistema de aluminio se asemejan a los ductos de ventilación, los cuales son característicos de un edificio comercial. Estas semejanzas dejan entrever que las plantas de coca están sujetas ya a procesos altamente tecnificados que extienden su consumo más allá de prácticas culturales hacía la masificación de productos farmacéuticos y al narcotráfico. 

Sumado a un tono distópico exacerbado por el estéril arreglo de la obra, el lugar de la exhibición posee un inherente sentido de ruina postindustrial. La galería de cubo blanco ubicada dentro de un centro comercial semiabandonado habla de la vasta y, en muchos casos, corrupta mercantilización de la planta sagrada. Corrupta, no porque esté en contra de la ley, sino porque revela cómo se ha usado de manera corrupta el conocimiento ancestral en beneficio del avance de la ciencia y, más específicamente, de las grandes farmacéuticas. El intrincado laboratorio científico, entonces, devela complejas contradicciones que resultan en una incómoda tensión. Esta tensión está generada por la exagerada organización y exhibición tecnocientífica de la instalación, la cual simultáneamente nos demuestra la capacidad profética de la coca, las prácticas chamanistas urbanas y el misticismo de les visitantes que deciden confiar en las revelaciones de la planta. 

Si bien una primera mirada del proyecto transmite una sensación distópica gracias a la siembra industrial de coca, equívocamente dispuesta dentro de un centro comercial, la instalación no debe ser malinterpretada como una simple ecocrítica. Más allá de una estética antropocénica, la instalación recupera un tipo de relacionalidad con la naturaleza que desafía su definición misma como mero recurso. Al contrario de los trabajos previos de Garrido-Lecca, Lecturas botánicas: Erythroxylum coca puede ser situada en lo que la antropóloga canadiense Natasha Mayer califica como el Plantropoceno, definido no como una era geológica sino como un marco epistemológico para entender la vida vegetal.[8] De acuerdo con Mayers, el Plantropoceno “nos invita a plantear nuevos escenarios y nuevas formas de ver y sembrar relaciones entre plantas y personas en el aquí y el ahora”.[9]En ese sentido, el trabajo de Garrido-Leca es una instalación neomaterialista sobre el animismo y la inteligencia de las plantas que se hace la pregunta: ¿cómo podemos (re)conectar con la milenaria práctica andina de escuchar, conversar y aprender de las capacidades de las plantas para darle forma al mundo que nos rodea?

A pesar de que la impronta industrial parece dominar la pieza, la estructura hidropónica sólo sirvió al propósito de cultivar las hojas para su interpretación, lo que convirtió el trabajo en una obra participativa y semiperformática. Se ofrecieron sesiones de adivinación sin costo para les visitantes, siguiendo las prácticas del curanderismo surgidas en tiempos precoloniales. Las adivinaciones no las condujeron sanadores comunitarios o chamanes, sino un grupo de investigadores del Instituto de Cultura y Metafísica Oriental (ICMO). Lejos de las prácticas místicas rurales, les investigadores urbanos del ICMO leyeron las hojas de coca para ofrecer respuestas a quienes acudieron a las consultas. Les visitantes escuchaban su lectura individual en un pequeño cuarto privado dentro de la galería, que buscaba evocar un espacio de adivinación con vasijas de cerámica y mantas ceremoniales. En la exhibición se invocan, desde el conocimiento ancestral, los multifacéticos propósitos, inteligencia, usos y posibilidades de la planta como medio para sanar o transformar, como también un portal para leer —y predecir— el destino de humanos y no-humanos. 

Les chamanes urbanos del ICMO le permitían a cada visitante hacer tres preguntas durante las lecturas adivinatorias. Para invocar la respuesta, lanzaban las hojas de coca en un papel blanco. Así, se les otorgaba a las hojas la capacidad de responder a las preocupaciones de una persona, interpretadas de acuerdo con su color y disposición en la que habían caído. Gracias a la mediación de les chamanes, les visitantes se acercaron a las plantas para hablarles y entablar una relación intersubjetiva con el mundo vegetal. Además de la lectura, estudiantes de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM) analizaron —vestides con batas de laboratorio frente a largas mesas blancas— los papeles cubiertos de hojas y construyeron un organizado archivo herbario. Dentro de los tres espacios de la galería cercados por puertas de vidrio, las muchas preguntas y respuestas fueron diligentemente registradas en una ficha junto con la ubicación exacta de las plantas en la hoja de papel. La identidad de les participantes se mantuvo en secreto, pero las “razones de consulta” se registraron y archivaron a lo largo de la exhibición en un gabinete, que todavía existe como parte de la colección personal de la artista.

Encuentra este texto completo en la versión impresa de Lecturas botánicas: Erythroxylum coca de Ximena Garrido-Lecca aquí.

Notas

  1. Según Vázquez, “el antropocentrismo de la modernidad, construido sobre la separación entre lo ‘humano’ y la ‘naturaleza’, requiere la negación de la tierra. La noción de humanidad y civilización de la modernidad se produce a través del rechazo a la tierra (earthlessness). Esta negación se implementa a través de formas de clasificación, apropiación, extracción, consumo y contaminación”. La pérdida de terredad[earthliness], además, “como la pérdida de la diversidad de la tierra indica la pérdida irrecuperable de las relaciones que sostienen trayectorias alternativas de esperanza, relaciones alternativas a la tierra, a la comunidad, al lenguaje, a los cuerpos, a nosotros mismos; formas alternativas de mundializar el mundo con la tierra”. Rolando Vázquez, “Precedence, Earth and the Anthropocene: Decolonizing design,” Design Philosophy Papers, vol. 15, no. 1, 2017, 2-9.

  2. Nota del traductor: Se ha escogido traducir earthliness con el término terredad, acuñado por el poeta venezolano Eugenio Montejo en un libro homónimo de 1978.

  3. Op cit., 3. Para referencias adicionales de la noción de mundeizar ver Helen Palmer y Vicky Hunter, «Worlding,» Newmaterialisms.eu, 2018. Disponible en: https://newmaterialism.eu/almanac/w/worlding.html (consultado el 15 de abril del 2021).

  4. La Empresa Nacional de Coca (ENACO) es una empresa estatal peruana dedicada a la comercialización de la hoja de coca y sus derivados. Fue creada en 1949, pero no fue hasta 1982 que se convirtió en una compañía estatal. Para más de la ENACO, ver: www.enaco.com.pe/es (consultado el 15 de abril del 2021).

  5. Ximena Garrido-Lecca, entrevista con Sara Garzón. Conversación telefónica el 16 de abril de 2021.

  6. Para un exhaustivo estudio sobre pensamiento vegetal y corporalidad vegetal ver: Michael Marder, Plant-Thinking: A Philosophy of Vegetal Life, Nueva York: Columbia University Press, 2013; Michael Marder, The Philosopher’s Plant: An Intellectual Herbarium, Nueva York: Columbia University Press, 2014; y Luce Irigaray y Michael Marder, Through Vegetal Being. Two Philosophical Perspectives, Nueva York: Columbia University Press, 2016.

  7. Por andino refiero a las comunidades que comparten prácticas y sistemas de creencias diversos y heterogéneos, situadas en la cordillera de los Andes en el sur de América.

  8. Natasha Mayers, “How to Grow Livable Worlds: Ten (Not-So-Easy) Steps for Life in the Anthropocene,” ABC Religion & Ethics, 7 de enero del 2021. Disponible en: www.abc.net.au/religion/natasha-myers-how-to-grow-liveable-worlds:-ten-not-so-easy-step/11906548 (consultado el 15 de abril del 2021).

  9. Ibid.

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