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29.06.2021

"Hay un barco en medio del desierto" de Gabriel Sánchez-Mejorada en Galería Torranoa, México

Torreón, Coahuila, México
8 mayo, 2021 – 3 julio, 2021

En esta exposición, Gabriel Sánchez-Mejorada (Torreón, 1995) presenta Hay un barco en medio del desierto, primera muestra individual del artista que se exhibe actualmente en Galería Torranoa (Torreón, Coahuila). La producción y trabajo realizado durante la residencia del artista (5 de abril, 2021 – 3 de mayo, 2021) en nuestro espacio expositivo dio como resultado una serie de obras que resignifican los cuerpos y objetos residuales que se encuentran en el desierto. En un intento de contextualizar aquellas cosas que parecen ausentes, Sánchez-Mejorada les encuentra un lugar de pertenencia. Los conceptos de lo efímero contra lo perpetuo, lo liviano contra lo denso, lo contenido y lo excedido, son las tensiones presentes en esta muestra artística.

Casi como un trabajo arqueológico, la investigación de Gabriel se interesa en la prehistórica Laguna de Mayrán, planicie geográfica dentro del radio de la Comarca Lagunera en la que se encuentran residuos fósiles, detritos, restos de desaparecidxs y de objetos en descomposición. En este ambiente desértico performativizó la acción de Barrer un desierto, el acto de recoger y levantar la tierra que remite a la idea de querer descubrir algo, algo que se encuentra enterrado en el desierto esperando a ser descubierto. Por otro lado, obras como Aquí las piedras también son flores remiten a la ternura en un espacio inhóspito al ser testigo del terror. Su exploración desde la forma rocosa y residual, provoca que el próximo encuentro con elementos como aquellos no vuelva a ser el mismo.

Frente a la centralidad de la obra de Sánchez-Mejorada, quizá una de las dinámicas más frontales tenga que ver con la aparición de lo efímero como sustrato de construcción artística. En Lugar, fecha y hora se abstraen las formas de una serie de tormentas de arena que tuvieron lugar en las coordenadas que son representadas en azul para crear una anáfora en torno a las visiones de todo aquello que sólo tiene lugar como fenómeno sin permanencia.

—Texto por Emilio Valencia y Manuel Pidal

Texto curatorial

Antes aquí hubo agua. Ahora ni rastro ni cielo y las piedras se derrumban. Se deshacen en hilitos las rocas de arenisca gris entre los vendavales que arrasan la tierra del desierto. La planicie desértica del norte del país revela un territorio nervioso que en otro tiempo solo cantaba horrores hipotéticos. Pero en este país, bajo la furiosa arrecida de una violencia constante, nada es ya hipotético. Antes las piedras, los antiguos pedernales y los yerbajos callaban su presencia milenaria, permaneciendo impasibles frente a las volutas humeantes del calor. Hoy, entre las piedras, bajo el polvo, detrás de un matorral, pequeños huesitos aparecen imitando el rostro del ambiente en que perecieron.

El espacio que Gabriel Sánchez-Mejorada trabaja en su obra aparece fundido a la par de estas locaciones arrasadas; para su obra, el desierto es un espacio de tensión limítrofe, que reúne con hilos de cáñamo, palabras que no deberían tocarse: efímero-perpetuo, liviano-denso, planicie-volumen, ausencia-presencia…

Las preguntas que el artista despierta son ¿qué hacemos frente a lo terrible? ¿desde qué limite articulamos el silencio? ¿cómo decir el horror de estos tiempos? La complejidad del acto de decir, al menos desde la crisis violenta que ha impactado al norte de México en los últimos 15 años, no esta en solamente quebrar el miedo y tomar la voluntad de hablar, sino que se encuentra íntimamente afianzada en la responsabilidad de ser voz para todos esos huesos que alguna vez estuvieron reventados de vida y aire, que bailaban, que se movían, que comían, que dolían y viajaban. La ambición del artista no es nunca suplantar los cuerpos ausentes sino darles espacio dentro de los infiernos en que se abismaron, hacerlos permanecer en la vitalidad de nombrarlos y resignificar los símbolos que han mutado en estandartes del pavor.

Hay un barco en medio del desierto es un esfuerzo de (re)significación. El desierto que vive dentro de las paredes de la galería es uno en el que la tensión radical se fuga hacia la esperanza de que las piedras que fueron tumbas, florezcan; hacia la oportunidad de barrer el polvo, no para remover los sustratos de la tierra sino para revelar sus fondos y encontrar testimonios de existencia; hacia la posibilidad de decir los dulces nombres perdidos entre las filosas púas; hacia la necesidad de guardar la tierra que la tolvanera separó de sus presencias.

Los espacios de los hombres son porosos, como son porosas nuestras mentes para el olvido. Recordar es el único anatema que se puede ofrecer a los muertos indóciles que han sepultado las planicies, porque recordar es persistir en la esperanza de que un
barco con maderos podridos, en medio del desierto, pueda volver a navegar.

—Emilio Valencia

Créditos

Museografía: Sergio de la Garza, Martín Estrada Márquez.

Producción: Rodrigo Saldaña, Manuel Pidal, Anahí García.

Diseño: e + e

Colaboradores: Javier Varela, César Pérez, Judith Sifuentes, Juan Pablo Lucero, Rodrigo Meza, Adolfo Lara, Mauricio Ortueta, Gabriela Garnier.

https://www.torranoa.com/exposicion-presente/hay-un-barco-en-medio-del-desierto

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