Reportes - Santiago - Chile

Andrea Ocampo, Elodie Fulton

Tiempo de lectura: 15 minutos

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11.01.2023

Elodie Fulton bajo el efecto Ch.ACO

Con la vista en un horizonte de retos, presencialidades y encuentros improbables en el mundo del arte, Elodie Fulton y Andrea Ocampo conversan sobre los alcances del efecto Ch.ACO.

Elodie Fulton es arquitecta y gestora francesa, reside en Santiago de Chile y dirige Ch.ACO, la feria chilena de arte contemporáneo, cuya 13ª edición acaba de finalizar en medio de containers, performances y djs a la sombra del Movistar Arena, probablemente, el mejor recinto de conciertos masivos emplazado en el tradicional Parque O’Higgins de la capital austral.

En medio del cruce entre música, artes visuales, artes vivas y un calor por sobre los 34 grados, nos citamos junto a la timonel de este hito cultural que vuelve a la presencialidad luego de dos años de digitalizar su exhibición. El COVID-19 cambió el uso de las plataformas, entregó aprendizajes y sorpresas que ayudarían a repensar varias cosas sobre el evento y su público.

Comenzamos la grabación y Elodie manifiesta: “Armar un evento anual como Ch.ACO tiene que ser atractivo para un espacio internacional, pero también debe responder a una realidad y acontecer, tanto en las artes visuales, como en la política nacional. Tiene, por tanto, que leer ambos aconteceres (….) Ch.ACO, en ese sentido, es la implementación local de un formato que efectivamente activa, estimula y hace preguntas. Yo creo que eso es lo interesante para todos, pues activa un ecosistema, o bien intenta crear un ecosistema. Es decir, que un público muy amplio, entienda lo que es una galería, entienda por qué existen museos… que exista un espacio muy ciudadano”.

Andrea Ocampo: Quisiera detenerme en ese punto, ¿Qué tipo de preguntas se hace o nos hace Ch.ACO?

Elodie Fulton: Lo primero sería impulsar la noción de mercado, eso está claro. Es decir, que exista una oportunidad de mercado, visibilidad y de activación del sistema. Y también este levantamiento que está desde su génesis: intentar transformar a Santiago de Chile en una fiesta de las artes visuales. Entonces, Ch.ACO no solamente se concentra en el evento en sí, sino que existe como una posibilidad, a través de estas informaciones: que las personas que están concentradas se conozcan y convivan una semana ahí. Pero también revela o incita a un público a seguir después, a conocer otros lugares. Ch.ACO es levantamiento de información, es una oportunidad para une artista de mostrar su obra, pero también de conversar. Siempre me pareció interesante —en Latinoamérica— que las ferias sean un espacio donde les artistas se concentran. Hay otro modelo internacional, donde le artista no aparece porque es la relación de le galerista con le compradore. Aquí, la situación tiene un factor humano bien seductor y el propio público sabe que se va a encontrar con les artistas. Estos eventos, sin duda, revelan el ambiente del sector.

AO: Esta edición tuvo por lema: “encuentros improbables”. ¿Cuáles serían esos improbables para Ch.ACO? ¿O esos improbables para el arte?

EF: Bueno, el encuentro improbable desde ya es instalarse en un lugar que es de sumo éxito para la música, para el espectáculo, para un mundo muy masivo (Movistar Arena). La idea era instalarse en un lugar físico, y pensamos: ¿Cuál es el público que efectivamente debería conocer o ser atraído? ¿Dónde está hoy la posibilidad de las artes visuales? Y, además, dar cuenta que, a su vez, todes les artistas visuales hoy día están bastante más integrades en otras disciplinas; y, por tanto, tocaba encontrar un lugar donde existiera una situación bastante más fluida y que, además, tuviera que ver con una lectura generacional (…) Por el COVID-19, tuvimos la 20ª y 21ª edición en versión digital, y eso conquistó a un público nuevo que, seguramente, no tenía la costumbre de visitar galerías o un evento como este; pero que tienen afinidad hacia otras disciplinas culturales. Este encuentro improbable tiene que ver, entonces, con reconocer la complejidad de ese público y, sobre todo, con intentar conquistarlo a través de lo amable que es la palabra feria. Une va a un lugar donde existe una posibilidad bastante simple, que no es demandante, ni genera tensión: no tiene una fachada que complique al público. Entonces también puede convocar a la familia y al programa educativo. Ch.ACO siempre buscó estos encuentros, desde su génesis: la primera vez que se hizo, se encontraron, encerradas y durante una semana, galerías que eventualmente nunca tendrían relaciones entre sí. Esta concentración es algo que siempre hemos pensado es muy interesante, porque sigue siendo un fomentador de realidad y, después, hechos concretos, más tangibles, como la generación de contenidos y proyectos. Obviamente, siendo una feria internacional, la idea es que siempre exista este planteamiento, no solamente con actores nacionales, sino regionales: con las visitas que llegaron, partiendo por Terremoto.

AO: Entiendo, además, que tú fuiste parte de la creación del Movistar Arena, ¿Cómo viviste esa compañía mutua que hizo Ch.ACO con el recinto? ¿Cómo dialogaron esas creaciones de las que eres parte?

EF: Cuando se concibió el proyecto (Movistar) fue hace 19 años, y la apuesta fue pensar si acaso era posible. La gran pregunta era: ¿el público chileno es un público ávido de esto? ¿Iba a ser posible juntar a diez, doce mil personas en una sala de concierto? La pregunta cae siempre en cómo une se gasta el sueldo. Y… 18, 19 años después, esta infraestructura hace más de cien eventos al año, se llena constantemente, y las entradas son bastante más caras que lo que propone Ch.ACO. Entonces, este público está ávido, y esa es la construcción que estamos haciendo. No hay ningún interés de parte de Ch.ACO de moverse de sede, sino de seguir persistiendo en la construcción de este diálogo, con ese tipo de público. Y, sobre todo, porque a nivel de urbe es un lugar bastante más céntrico que el común del mundo de las artes visuales. Sin duda, la itinerancia tuvo su lado positivo, y después negativo, porque es un poco cansado… Al final, te das cuenta que todas las ferias en Sudamérica se han mudado de sede. Es difícil mantener una sede permanente: en México, se cambiaron; en Lima, se cambian; arteBA se acaba de mover. Lo interesante es transmitir que no son antojos, sino una búsqueda de ir a la conquista de público nuevo. Y es una solicitudque nos hacen nuestres clientes, que son las galerías, que nos están pidiendo una cantidad de requisitos que hay que cumplir.

La feria de arte no es un espacio crítico

AO: ¿En qué medida el trabajo que han realizado tiene como propósito un cambio en las mentalidades, es decir, que su efecto exceda a le compradore, a le galerista, a le coleccionista? ¿Cómo ves tú ese efecto Ch.ACO?

EF: El efecto Ch.ACO se plantea o reivindica y, además, obliga la existencia de un ecosistema, desde la base de que es una feria internacional. Entonces, tiene códigos internacionales: que venga une directore de museo y que conozca al director del Museo de Bellas Artes, que hagan una charla ahí para un público general. Esta es una lectura de Santiago en torno a una industria determinada, que tiene que mostrar y donde cada une tiene su espacio. Entonces, no hay hegemonía. Aquí, hay complejidad de relaciones que hacen que cada une encuentre su momentum. Eso es lo importante. Este año fue un poco más tímido, porque realmente queríamos volver a encontrarnos y concentrar la feria. Existieron charlas sobre coleccionismo, pero también sobre arte queer, sobre qué pasaba con la gestión en la región. Como es anual, es muyinteresante poder decir cómo está tal y tal gestión, en este minuto. De ahí viene la política del evento. Creo que cualquier persona que lee el catálogo se da cuenta de cómo los textos intentan reflejar la actualidad; y por eso, creo que también tiene este lado… una feria del sector debe ser positivista: mostrar lo mejor. Una feria no es el espacio crítico, es el espacio para que les crítiques vayan a conversar; sin duda, nos parece siempre muy útil, dado que es un público inesperado… Tal como las adquisiciones de este año que fueron de un público muy nuevo que —como te digo— tuvo toda esa influencia de las redes sociales y que le dieron ganas —bastante razonable, creo yo— de ir a ver las obras in situ y no solamente por medio de las redes.

AO: Eso que acabas de mencionar me parece muy interesante, ¿cómo sintieron esa recepción, donde no sólo fueron a una feria de arte, sino que —además— se atrevieron a adquirir y/o entregar algo?

EF: Creo que esta es una relación horizontal, con menos tapujos. Las derivas nuevas y la presencia de talleres también (nos mostraron) un afán de diálogo, sin duda. Hicimos gestión para que existiera una presencia regional, para crear este espacio razonable, cuyo alcance (de Ch.Aco o su voluntad) llegara a los tres o cuatro países limítrofes. Creemos que hay una región muy deseosa de dialogar. Y nunca habríamos podido hacer este levantamiento de información de manera tan constructiva sin el COVID-19. Entonces, que exista un espacio de Antofagasta, de Concepción, de Valparaíso fue una idea siempre soñada pero que, a nivel logístico, siempre dependía de un establecimiento, o sea de una situación pública. Entonces bypasseamos esto, de cómo lograr que la cantidad de información fuese atractiva. Aquí hay un evento que tiene un costo, y ese es el discurso que hemos trabajado con todas las galerías presentes. Tanto a nivel de calidad de oferta como a precio de oferta. Entonces, hay un gran desafío: el de ir expandiéndose… la autoexigencia es que la feria sea atractiva. Y para ser atractiva tiene que leer y provocar, y no tener ninguna censura frente a los modos de expresión. Hay una exigencia de vigencia, que es clave; sobre todo, re-cuestionarse constantemente los pilares, para no solamente ofrecer oportunidades locales, sino atraer a galerías internacionales. Al final, esas galerías internacionales son un gran fomento de desarrollo de carrera nacionales. Las galerías internacionales tienen relaciones con artistas nacionales, y estas relaciones siguen en el tiempo. Entonces necesitamos entender todas estas facetas del ecosistema de trabajo… Sí, porque en el fondo este es un espacio en el cual la gente trabaja y donde se concretan proyectos, se hacen proyectos. El catálogo habla de esto: queremos mostrar que Cecilia Vicuña tuvo un año magnífico, que es mujer. Y que hasta ahora en Chile no la han difundido. Entonces, cómo nos tomamos estas misiones que más que misiones son placeres.

La complejidad, la multitud

AO: ¿En qué medida estos nuevos códigos transforman ese ecosistema? ¿Cómo han podido incidir, intervenir en diferentes formas del hacer?

EF: Hoy la feria tiene distintas actividades. Ofrecemos la mejor infraestructura posible, pero cada galería es responsable de su venta y, en el fondo, planteamos que hay una selección previa.  Después, vienen con obras y les tocará a elles convencer a le compradore. Hay un momento en el cual hay que soltar esta cadena de servicio. Pero lo interesante que hemos hecho es siempre tener mucho diálogo con les artistas y con les curadores. De alguna manera, generar mesas de conversación o de proyectos. E insisto en el aspecto del proyecto… si piensas en la concentración de información que existe en una feria, esta es única: sea buena o mala, pero es única.

AO: ¿Consideras que Ch.ACO se ha transformado en un trampolín, ventana o puerta para les artistas jóvenes? ¿Cómo ha sido ese tránsito?

EF: Creo que lo más importante es la cantidad de gestores. Se ha mostrado muchísimo este año que han aumentado, justamente por el efecto Ch.ACO. Nosotres entendemos cómo funcionan los fondos públicos e intentamos colaborar. Ahí hay una deuda, hay una cantidad de fundamento político que tiene Ch.ACO y que es muy importante para que perdure, para que no parezca una anécdota entre tres galerías. Ch.ACO es una institución. Entonces la experiencia de une artista en una galería adquiere cierta visibilidad, y su visibilidad aquí se multiplica por 100, 200 o 500. Es una situación atractiva. Por el efecto de concentración siempre pasan cosas sorpresivas. En ese sentido, creo que esa es la gran sorpresa que puede tener une artista que participa en la feria por primera vez, por eso dura cinco días. Cada día tiene su particularidad y un sistema; es decir (preguntarse), ¿cuánto vale mi obra? ¿Por qué la vendo así? (Preguntas) que pasan por un cierto rigor de demostrarse profesional (…) Intentamos realzar lo mejor y, hoy día, lo que queremos es realzar la complejidad, la multitud. Creo que la plataforma de información es también una labor de la feria hoy: una propuesta para el público amplio de seguir investigando. Y para une artista, de entender los códigos para que se maneje solo o con galerías; o bien, con una galería internacional que conoció ahí mismo en la feria.

El patrimonio del mañana

“Sí, en la primera edición, convocamos a coleccionistas y también quisimos hablar de lo más local” —sigue Elodie— “entonces, el gran desafío aquí era hacer este levantamiento de información. Que se congregaran y que simplemente las colecciones se abrieran, los museos tuvieran una transmisión de lo que se conoce y lo que ellos saben hacer, pero que el público general no necesariamente conocía. No digo que esto sólo sea efecto de Ch.ACO; hay muchos factores, como la creación de un Ministerio (de las Culturas y el Patrimonio), que los museos hoy tengan más visitas (al tener entradas gratuitas y difusión). Pero los jóvenes hoy van a entender lo que es un patrimonio. Nosotros siempre decimos que el arte contemporáneo es el patrimonio del mañana. Entonces, cada año ha tenido su foco. Un foco bien humano que depende completamente del equipo que Ch.ACO invita. De los curadores… hasta de su aversión al mercado, que también tiene un lugar. Finalmente, son visiones que —gracias a nuestra plataforma de comunicación— van tomando visibilidad. No creo que esta sea una historia de afecto, pero sí es una plataforma profesional donde si yo quiero decir algo, voy y pido un espacio de charla y lo tendré. Y esto se graba, se difunde, se pone en las redes sociales. O sea, la información no se pierde, la información se acumula. Y eso también tiene ese interés. Estoy hablando de la capacidad de hacer historia. Chile es muy atractivo para los artistas… es increíble la cantidad de artistas internacionales que vienen a hacer proyecto en el país y que no se sabe; entonces Ch.ACO busca divulgarlo. Claramente los jóvenes de las primeras ediciones hoy día son personas que toman ciertas decisiones en la institución, a nivel curatorial. Tuvimos suerte también de tener ciertas intuiciones, de invitar a muy buenos curadores que difunden muy bien la calidad del arte local. La feria tiene esa escala también: no es una feria tan —digamos— inmensa en la que la gente no se topa… Ch.ACO no se complica con otras iniciativas, al contrario, quiere que —ojalá— nazcan más y más y más proyectos. El gran punto aquí es que, desde una iniciativa privada, se han levantado muchas preguntas públicas. Eso permite que las cosas perduren.

AO: Reciben o sienten algún tipo de demanda social o cultural… ¿Cómo las perciben? ¿Cómo se canalizan?

EF: Yo creo que cada institución tiene su misión y, en algún momento, a Ch.ACO se le cargaron todas las misiones… Lo que nosotros queremos es generar audiencia, crear oportunidades. Ch.ACO está instalado en el recorrido de las ferias internacionales y, por lo tanto, queremos mostrar la activación, los pensamientos nuevos, mostrar a les artistas, conquistar coleccionistas, que elles sean embajadores de estes artistas, que otres coleccionistas se entusiasmen. Por ejemplo, tuvimos la charla de un grupo internacional que está hablando del Código de Ética para Coleccionistas. Entonces, me parece interesante plantear eso y convocar a algunes coleccionistas para que sean representantes locales de estos acuerdos internacionales. Queremos que la gente pueda entender lo que es la filantropía, el mecenazgo, o por qué funciona un museo. O sea, transparentar las reglas del juego que existen, que no son solamente una cosa nebulosa y eventualmente elitista, sino que —como en cualquier pasión, en cualquier interés— existen códigos que no son menores. No es trivial que un museo de bellas artes cumpla cien años. En el fondo, estamos relevando la historia. No somos un festival. No somos una bienal. Podemos transmitir que la cultura es más amplia que las artes visuales, y les artistas lo entienden muy bien.

AO: Para terminar, la pregunta de cajón: ¿Cuáles son los proyectos que vienen para la feria?
EF: Creo que es clave tener una relación más estrecha con las otras ferias de arte y eventos de arte internacional en la región. Porque creo que, tanto por las crisis como por el COVID-19, ya se entendió que hay una gran movilidad, que hay una voluntad mucho más cercana. Hay mucha galería argentina, vino Colombia. Entonces hay una identidad que ya no es de buscar. Están estos convenios de colaboración internacional… Existen residencias regionales que quieren, a través de Ch.ACO, organizar sus sistemas con transparencia, es algo que importa mucho: que haya un jurado, una postulación, un timming. Todas las regiones de Chile se están moviendo muchísimo a nivel de arte contemporáneo y hay que reconocerlo, es un modelo de autogestión notable. Ahora, el evento en sí es siempre un momento particular, que tiene sus matices y que depende muchísimo de lo que se respira en el momento, es decir, ¿quién viene? Viene el MALBA. Entonces tomará importancia a nivel de adquisición. Tengo relaciones con varias embajadas: nos parece que la diplomacia cultural es súper importante. Creo que haber insertado una sección de talleres fue otra cosa muy interesante, porque no es que planteemos una alternativa al sistema, sino justamente una antesala al sistema. Ahora entramos en un momento de creatividad después de una buena edición, para pensar en el fuerte impacto que debe tener la creación artística en estos momentos. Creo que retomamos completamente una frescura en esta edición y eso fue súper bueno. Hay un clima que es muy agradable. Movistar es un lugar que, de por sí, muestra el espectáculo como una fiesta, y opine lo que opine une de lo que dice Guilles Dubois: Ch.ACO es una fiesta, un espectáculo. No hay nada que hacer ahí.

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