Proyector - Buenos Aires - Argentina

Florencia Mamani

Tiempo de lectura: 5 minutos

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A

02.04.2022

Dois Corpos no mundo

Mujeres amando mujeres.
Mujeres despidiéndose de mujeres.
Mujeres amando mal.
Cuerpos del mundo.

https://vimeo.com/281341838

2020, video, 12:26 min.
Video disponible hasta el 16 de abril, 2022

… [Siento que] tampoco las lesbianas podemos amar del todo bien, si es que eso existe, pero… sí, existimos. Lesbianas. En un mes es el día de la visibilidad lésbica y recuerdo o «saudade». La primera novia que tuve. De Lanús ella, nieta de húngares parecía Pippi Longstocking, nos conocimos fuera del contexto boliche gay. En la FADU. La Facultad de Buenos Aires que nuclea las carreras de Diseño y Arquitectura (también Paisajismo). Pero previa estadía mía por Río de Janeiro. Volví. Qué lejanos son esos días de amor tan porteño y de estética tan Bauhaus. Mis días más argentinos hechos y derechos. El indie rock y pop argentino recibiéndonos a esa yo delgada tuneada asimilada lejos de cada raíz andina que pude haber tenido. Entonces (y eso que no hablo de hace mucho tiempo) no había tanta gráfica copada de lettering imitando a Elliot Tupac. Veíamos películas como Tarnation. Su madre blanca homofóbica y racista, la mía andina y conciliadora. Una vez le pregunté cómo es que me quería como yo era, “¿cómo?”, me preguntó. Le expliqué de mi color de piel. Le pareció una ridiculez. A mí también me pareció una ridiculez cuando ella me dijo que no la habían querido por tener epilepsia. Qué cosas raras tiene la gente en la cabeza. ¿No aprenden? ¿No les alcanza con ser lesbianas? El vínculo más serio y largo, el amor se termina. Y un ex hombre cis revoloteando. Hice mis duelos de culpa católica. Toda la estética la olvidé. Una persona sin identidad. Católica lesbiana. Una culpabilidad increíble. Las películas de corte gay o lesbiano no ayudan. Todas hablan de cómo salir del clóset. En esos momentos La vida de Adèle era un alto suceso. ¡Pero en esa película estaba todo mal!

Muchos años después, muchos años más de los que me costó superar al primer amor, hablaba de eso con una chica parisina que conocí por Tinder. Yo estaba tratando de entrar a la Universidad de Cine sin mucha idea de lo que eso iba a generar a futuro en mí. Me parecía que estaba bueno llevar la oralidad de las historias andinas de mi madre a la pantalla grande. Aunque sea en cortos. De sus ovejas, de las cosas que veía en el cielo, de su viaje de Jujuy a Buenos Aires en esos trenes que Men*m[1] privatizó (aquel presidente argentino que no se tiene que nombrar a fin de evitar la mufa), estancando a miles de pueblos de toda la Argentina. El caso es que aún no conseguía la beca. Bella la parisina hablando con un español malo. En Argentina es tan común que te griten «negra de mierda» o que no te quieran atender por tus rasgos que realmente creí que ella estaba buscando a una persona que la sacara a pasear. Pero cuando me tiró un palo[2] entendí que no era  Lenta. En Tinder las personas que más me dieron bola fueron extranjeras de primer mundo. ¿Fetiche? ¿Exotización? Naaaaa. Antes había conocido a una italiana con quien la conversación fue como «Soy de Florencia”, a lo que respondí “¿En serio? Yo me llamo Florencia”. Nunca pasó nada. Además acá todo el mundo se llama Florencia. La parisina fue ese flash en el que se basa mi primer largo. Escrito, aún no producido, porque sigo siendo de clase media baja más allá de mis estudios. El amor está tan mal planteado y lo aprendemos tan mal… terminé en París. En ese momento mi tía macrista viajaba al Caribe y Europa, Macri[3] llevaba un tiempo ya gobernando. No tenía deudas. Había sido mochilera así que esas historias corte «Wild» —porque para las mujeres (sin diferencias a lo Amalia Granata)[4] no es tan fácil un «Into the Wild”— me habían enseñado a viajar. Sólo que después de eso hice la Gran Almodóvar: él trabajó para Telefónica en un callcenter, yo.. en Tele… No tenía ahorros, pero no tenía deudas. Me tarjetée ese viaje a Europa. Lugar al que nunca quise ir.

Ahora vivo en Jujuy, hasta hace unos días tenía una novia. Siento que las lesbianas no podemos a veces atravesar la clase. Llevo dos novias marronas y en ambos casos mi porteñitud me jugó en contra. Fueron dos casos distintos. La occidentalidad, la clase, el que te juzguen por otros modos de vida más de ciudad capital de un país tan europeizado.

Ay mi pobre primer largometraje. Me lo van a juzgar.

Ah sí. El idealismo del corto al que le falta el golpe de horno. Disculpen la falta de presupuesto para ajustar. Después de la francesa blanca parisina bobó —bourgeois bohême en año sabático por Latinoamérica—, pero mucho antes de mis parejas andinas…, estuvo ella Rebeca —pseudónimo—, una chica de Río. A la francesa, con todo su Liberté, égalité, fraternité, le daba pudor el ser lesbiana. A mí me dio pudor con mi novia nieta de húngares. Y Rebeca no. Era de una gran ciudad de Latinoamérica. Entendía el racismo, el cine y la antropología —en lo que se especializaba. Compañera de Marielle Franco, a veces las racializadas podemos acceder a una Universidad Católica de Río o una FUC. Vueltas.

Yo llevaba esos aires de derrota previa. Y algo entendí, pero no fue suficiente. No nos volvimos a ver.
¿Algo entenderán también de mí esas amantes que me aíslan por no ser del palo[5] cuando pareciera que somos pares?
Siento que las lesbianas tampoco pudimos superar las clases sociales, independientemente de nuestro color de piel.
Y las películas LGBT que siguen hablando de la salida del clóset. Y las películas de desaparecides que siguen no hablando de Ledesma. Y tanta mainstream en nuestra diversidad que no nos ayuda a entendernos.

Mujeres amando mujeres.

Mujeres despidiéndose de mujeres.

Mujeres amando mal.

Cuerpos del mundo.

A Rebeca le gustaba Tarkovsky. A la parisina más Xavier Dolan.

 

PD 1: Ya no soy católica.

PD 2: Mi tía realizó esos viajes antes de Macri. Después ya no pudo. No estoy a favor de Macri[6] o  (con los cuales no estoy a favor).

Notas

  1. Expresidente argentino perteneciente al partido Justicialista.

  2. Expresión que significa lanzar indirectas de seducción, pueden ser miradas, palabras, gestos.

  3. Expresidente argentino perteneciente al partido Pro-Cambiemos.

  4. Amalia Granata, legisladora de ultraderecha argentina perteneciente al partido Propuesta Republicana.

  5. Expresión que significa no compartir los mismos grupos de pertenencia.

  6. Coalición de partidos políticos que gobiernan actualmente en Argentina.

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