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23.08.2019

COSMOS

Museo Experimental El Eco, Ciudad de México
15 de junio de 2019 – 25 de agosto de 2019

Los nuevos tiempos son los de la civilización acósmica, nos dice el filósofo Michel Onfray; tiempos de quienes vivimos en las ciudades bajo una lógica de productivismo alejada de la sabiduría cósmica que tenían nuestros ancestros y, en cierto sentido, víctimas de la especialización y la eficiencia. En el capítulo de su libro Cosmos, titulado “Pasado mañana, mañana será ayer”, Onfray habla del pueblo gitano y sus costumbres para elaborar una crítica hacia eso que consideramos lo no civilizado. Este pueblo de caminantes, nos dice, es capaz de mantener una relación con el tiempo distinta de la que mantienen los demás, “que son víctimas de sus actividades y pierden la vida ganándose la vida”.[1] Su tiempo es el de la verdad ontológica, de la pura presencia en el mundo. Estas ideas resuenan con el pensamiento humanista de Eduardo Terrazas (Guadalajara, Jalisco, 1936), quien hace cuatro décadas empezó a ocuparse, en sus múltiples trincheras, de proyectar espacios, imágenes y situaciones que contribuyen a crear una conciencia de nuestra relación con el entorno, desde nuestro privilegio como seres pensantes y sintientes.

COSMOS es una de varias series en las que este artista lleva trabajando desde principios de los años setenta bajo un paraguas más amplio al que denomina “posibilidades de una estructura”, que manifiesta un claro interés en llevar a cabo una indagación permanente sobre la relación entre el arte y la vida. En el COSMOS de Eduardo Terrazas coexisten varios tiempos: el occidentalizado y el no occidentalizado; el veloz y el lento; el de la relación con el entorno y el de la relación con uno mismo. A partir de esta serie, Terrazas establece un vínculo esencial para su obra y pensamiento con el quehacer artesanal y con la geometría como lenguaje universal. A finales de los años sesenta, conoció al artesano huichol Santos Motoapohua de la Torre de Santiago, con quien inició una relación de colaboración que se mantiene hasta el día de hoy. De él observa y aprende a aplicar la técnica que los huicholes usan para plasmar escenas relacionadas con dioses y símbolos de su cosmogonía, y con una geometría sagrada que emerge de trances o estados meditativos. Esta técnica se caracteriza por usar tablas o bastidores de madera cubiertos de cera de Campeche, a los que se aplican, con gran minuciosidad, hebras de lana que van formando secciones de color y creando escenas que emergen en diferentes tonalidades, gracias al posicionamiento de la hebra. En este encuentro, se da un acompañamiento de ida y vuelta desde un pensamiento creativo que evade el folclorismo.

Desde el lenguaje de la abstracción geométrica, Terrazas despliega diversas imágenes que en esencia parten del dibujo: a una escala íntima, se trata de una labor cotidiana en una hoja o en un cuaderno que después se modifica en tamaño, técnica y color, haciendo parte de una u otra serie: arrojando al mundo nuevas formas e imágenes que intentan, en sus palabras, contribuir a crear una percepción del planeta más congruente con la realidad global, a la vez que abren un espacio para la reflexión y la contemplación, situadas plenamente en el tiempo presente.

De este modo, las obras de Terrazas son testimonios del tiempo invertido y son también resultado de “poner en situación” sus obras. Algunas se producen en el estudio del artista, en la Ciudad de México, y otras tantas en un poblado de la Sierra Madre Occidental de México, en donde Santos Motoapohua de la Torre de Santiago vive y trabaja con su familia. Las obras y su elaboración responden, por lo tanto, a los ritmos de las personas que colaboran en ellas, entrando en estados meditativos, y a los tiempos de los materiales y su relación con el clima.

Para el Museo Experimental el Eco, Terrazas realizó una intervención en la arquitectura emocional de Mathias Goeritz, emplazando un gran espejo de agua en el patio del museo, que convierte el lugar en una suerte de santuario que refleja el cielo en su superficie y nos hace partícipes de una mirada ampliada en muchos sentidos. Esta pieza emerge desde una posición híbrida entre el artista y el arquitecto. Comprende las necesidades simbólicas y espaciales del lugar y crea un ambiente para la conciliación del tiempo no utilitario que el estar-habitar permite. Surge también desde una posición absolutamente crítica, de un pensamiento ambientalista y humanista en un momento en el cual no es suficiente hablar de preocupaciones, y se necesita hablar de sobrevivencia. La actualidad de las obras de Eduardo Terrazas tiene que ver con una intención muy clara de aportar al mundo al que pertenece una conciencia de responsabilidad con los demás y con el lugar que habitamos. Se es parte de este COSMOS desde que ponemos un pie en la entrada de El Eco, intervenido por las líneas azules que trazan una nueva geometría que se despliega más allá de los muros del museo, hacia el infinito.

—Texto y curaduría por Paola Santoscoy

http://eleco.unam.mx/el_eco/en/

[1] Michel Onfray, Cosmos. Por una ética sin moral, Argentina, Paidós, 2018, pp. 66 y 67.

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