Jesús Villalobos platicó con la curadora Marielsa Castro sobre Museos en Común, proyecto que impulsó dentro del Museo Jumex y cuyo objetivo fue provocar lazos significativos entre las comunidades más próximas. Lejos de la fetichización impuesta desde la vacía política de creación de públicos —tan popular entre instituciones culturales—, Museos en Común se ha tejido como posibilidad para proponer el museo como amalgama del tejido social en medio de la gentrificación y el despojo.
Jesús A. Villalobos Fuentes: ¿Cómo fue que el Museo Jumex comenzó a tener interés en generar vínculos con otros públicos geográficamente cercanos, como hizo con el Mercado Granada y la Escuela Primaria Maestro Antonio Caso?
Marielsa Castro Vizcarra: Desde que la Fundación Jumex se encontraba en Ecatepec (2001-2013), existió un interés en la institución por realizar proyectos con lxs vecinxs. La Colonia Granada era principalmente una zona industrial y, tras la construcción del Museo Soumaya y el Museo Jumex hace 11 años, hubo una transformación que va de la mano con el desarrollo de lo que ahora se llama “Nuevo Polanco”. Existe un proceso de gentrificación y de revalorización en la zona debido, en gran parte, a estos cambios urbanos.
Si bien nuestras exposiciones atraen a públicos muy amplios y diversos, muchas de las personas que nos visitan lo hacen por primera vez. Por lo que la relación con la mayoría de lxs visitantes es corta. Para algunxs será la única vez que nos visitan, y eso está muy bien, pero también nos interesa crear una relación mucho más duradera, más profunda y que realmente nos vincule con los públicos del museo. El proyecto Museos en común comenzó en el 2021 con estas preocupaciones y con las siguientes dos preguntas: ¿cómo nos vinculamos de forma más duradera con nuestros públicos? Y, ¿cómo nos relacionamos con el contexto inmediato? Si bien el museo lleva 11 años en la Granada, las relaciones con ciertas partes de la colonia no son obvias. En pocos metros, la demografía cambia radicalmente. Aquí, estamos en una especie de burbuja rodeada de plazas comerciales, departamentos y museos; pero si caminas 5 minutos hacia el noroeste, el contexto cambia totalmente: es otro estrato económico y otro uso de suelo. Nos interesa ir un poco más allá. Fue así que comenzamos la primera etapa del proyecto Museos en común: con la comunidad del Mercado Granada, mercado tradicional de más de 60 años de historia y que se encuentra a 15 minutos del Museo Jumex, caminando hacia el Este.
Lorena López: Tengo más de 30 años aquí. Me gusta participar en todas las actividades, me gusta el arte, me gusta mucho leer en el teléfono, me gustan los poemas, me encanta la historia de la ciudad. En el proyecto conocimos cosas que no sabíamos sobre la historia de los mercados y al final, en la exposición de fotografías, conocimos la historia de todxs en el mercado. Mis hijos, y lxs de la mayoría de nosotras, crecieron aquí pero muchxs estudiaron y decidieron ya no trabajar aquí. Cuando unx ve las fotografías, se da cuenta que ha pasado el tiempo. Las fotos y los rostros hablan mucho de lo que la gente ha vivido. Antes había puros pedazos de terracería. Hace unos años me gustaba ir a correr y ver los promocionales de todo el cambio que hicieron. La ciclovía, por ejemplo, recrea mucho la vista. Sentí un gran gusto de ver ese cambio. A mí me gusta mucho ir a los museos, aunque antes pensaba que el Museo Jumex era para purxs niñxs. Me gusta mi trabajo, me gusta que la gente se vaya contenta. Pienso, sobre todo, que es el buen trato lo que a la gente le gusta y unx se lleva el premio de que la gente lx quiera.
JAVF: Platícame del desarrollo de Museos en común, más que una narración de los diferentes momentos que ha tenido el proyecto, me interesa entender cómo cada una de las ediciones se ha transformado con estos nuevos públicos.
MCV: Este proyecto es una colaboración del área curatorial con el área de educación. Al inicio no conocíamos el contexto inmediato del museo, así que la primera actividad que hicimos la asistente de educación, Sofía Santana y yo, fue caminar alrededor del museo, enfocándonos en la colonia Pensil y la colonia Granada. De mi experiencia pasada trabajando con comunidades, como la Red Comunitaria Trans de Bogotá, aprendí que desde una institución es muy difícil crear una comunidad. Lo ideal es trabajar con una comunidad aliada.
Realizamos dos intentos en espacios distintos al Mercado Granada y fallamos, creo que por lo mismo que comúnmente fallan los proyectos comunitarios: por un lado, porque la comunidad no nos convoca y, por otro, porque se necesita tiempo y, en este mundo capitalista, lo que más hace falta es tiempo. Es importante empezar desde ahí. En los proyectos comunitarios hay que aprender del fracaso y de los errores. Es muy difícil planear a futuro; hay que ser flexibles y estar a la disposición de la comunidad convocada. Desde la institución "hacer en común" es casi imposible, se debe hacer con la comunidad.
Pasamos alrededor de cinco meses visitando el mercado, entendiendo sus dinámicas y conociendo a la gente, hasta que empezamos a discutir la posibilidad de hacer un proyecto juntxs. El primer invitado al proyecto fue el artista Alonso Gorozpe, quien tiene experiencia en proyectos comunitarios y en vinculación con instituciones. Necesitábamos a alguien que conectara con la comunidad, sin formar parte de la institución. Pronto nos dimos cuenta que la población que tenía tiempo eran las infancias y no lxs adultos. Cada jueves, organizamos talleres en la explanada, espacio poco utilizado, que usan las niñeces para jugar después de la escuela.
Todo surgió de ir hablando con lxs locatarixs y las infancias. Las infancias querían un espacio de juegos, lxs locatarixs un espacio para sus clientes y lxs clientes querían un espacio para sentarse y comer. Teníamos claro que tenía que ser un mobiliario flexible que pudiera cubrir todas las necesidades, y a lo largo de un año comenzamos un proceso de codiseño con lxs niñxs e invitamos al artista Chavis Mármol y a la arquitecta Mariana Ríos para acompañar el proceso. Lo sorprendente fue que, hasta ese momento, ningunx de lxs locatarixs había visitado el Museo Jumex. Para cambiar eso, organizamos un par de visitas con las infancias y una celebración en el museo con lxs locatarixs y sus familias. De alguna manera, la fiesta también es un lugar de encuentro para esta comunidad y la forma que también el proyecto ha tomado varias veces. Los siguientes procesos, durante los siguientes años, fueron más fluidos y logramos convocar a lxs padres, madres, abuelas y abuelos de estxs niñxs a formar parte de los talleres.
Señora Jobita: Los talleres que vinieron a dar me gustaron mucho, más que nada por la convivencia. Me gustaba la propuesta que ellxs traían, recordar muchas cosas que uno ya había dejado olvidadas: cómo llegamos aquí, cuánto tiempo teníamos aquí,qué tan importantes son nuestros clientes para nosotrxs. Anteriormente tenía otro trabajo, estudié secretariado y contaduría, estaba en otro ambiente. Y cuando llegué aquí tuve que empezar desde abajo. La verdad es que me gusta mucho mi trabajo, me gusta mucho estar aquí. Llevo 35 años trabajando aquí. Ahora tengo nietxs chiquitxs, que me gustaría que fueran al museo, que conocieran; porque, yo, por estar siempre aquí en el mercado, no he ido. ¿Para qué? No tengo tiempo de ir. Pero yo veía que lxs niñxs estaban felices en los talleres que daban en la explanada.
JAVF: Previo a este acercamiento, ¿sabes si ellxs tenían alguna imagen del Museo Jumex? Tomando en cuenta que el mercado tiene 60 años y el museo sólo 10, ¿había una relación con ese proceso de cambio y con el museo?
MCV: La gran mayoría de lxs locatarixs, no conocían el Museo Jumex y, por lo tanto, tampoco que estuviera relacionado con los cambios en el contexto. El día de la celebración, la mayoría visitó el museo por primera vez, asistieron casi todxs lxs locatarixs y sus familias, eran unas 200 personas, cerraron el mercado para venir a la fiesta que hicimos en la plaza. Nos dijeron que querían una banda de salsa y comida, y eso fue lo que compartimos. Fue un evento increíble. Gran parte del interés del museo es lograr tener una relación con los públicos a largo plazo, pero también es atraer a las personas que normalmente no visitan los museos de arte y hacer que este museo también sea parte de su contexto accesible.
María del Rosario Valencia: Todos los talleres tenían algo nuevo para nosotrxs. Todo lo hicimos con la participación de todos, cada quien puso su granito de arena. El que más me gustó fue el de los logos que nosotrxs iniciamos. El mío es el que está aquí arriba y todo lo que está aquí en los cristales. Fue iniciativa de una, pues nos lo hicieron al modo de nosotrxs, al gusto de nosotrxs, pero con la iniciativa de ellxs también. Llevo trabajando aquí desde niña. He visto demasiados cambios, antes era una colonia popular, se puede decir. Ahora ya no lo es. Ahora ya hay mucha oficina, mucho edificio; han habido muchos cambios radicales. Una parte ha afectado al mercado, otra no. Porque hay muchas plazas, todo eso “nos desplaza”. Nos ha afectado un poquito, pero gracias a dios hemos sobrevivido. El Museo Jumex es algo que no había visto antes, que vamos conociendo día a día. Estuve presente en todas las celebraciones de algún modo.
JAVF: En esta puesta en común hay un intercambio. Me has hablado de los saberes y del tiempo que ofrecieron estas personas. Cuando unx ve, en los videos de registro, el resultado de la cartelística, los talleres de bicicletas, el mobiliario, la exposición fotográfica, todas estas partes del intercambio son visibles. Pero, ¿qué pasa con aquellas que no lo son?¿Cómo éste programa cambia las dinámicas del museo?
MCV: Creo que el proyecto de Museos en Común nos ha enseñado mucho a todxs en el museo, en particular sobre la flexibilidad, ya que es un proyecto que no se puede definir por completo porque depende de otra comunidad. Pero como para cualquier curaduría, es necesario hacer proyecciones del presupuesto y definir una propuesta curatorial. También es un proyecto complejo de hacer porque no sucede en el espacio físico del museo. De manera práctica, a nivel administrativo, por ejemplo, trabajamos con artistas a muy largo plazo y en proyectos donde los resultados pueden cambiar. Incluso cómo comunicarlo es un reto, porque no es una exposición, ni un evento público. No cabe dentro de las categorías existentes. Estos cambios, aunque parezcan mínimos, tienen un impacto en la institución.
De manera emocional, pienso en el 61 aniversario del Mercado Granada que celebramos en agosto de 2023. Lxs locatarixs nos invitaron a todxs lxs trabajadores del museo a una fiesta en el mercado. Muchos de ellxs nunca habían ido antes al mercado; pasó lo mismo que cuando lxs locatarixs vinieron al museo a la celebración en octubre del 2022. Se trata de poner en comunicación y abrir las puertas de dos espacios que están dentro del mismo barrio y conectar a sus comunidades. Ha sido interesante y complejo tener un proyecto atípico. Aunque ya tenemos una noción mucho más estructurada de cómo hacerlo, creo que ser pacientes, flexibles y estar abiertxs a la ambigüedad e incertidumbre son los mayores aprendizajes.
JAVF: ¿Y a la escuela Primaria Maestro Antonio Caso? ¿Cómo llegaron ahí?
MCV: El proceso de Museos en Común en el mercado tuvo varias etapas. Llevamos tres años, y cada año fue un proyecto distinto. El primero fue el mobiliario que hicimos con lxs niñxs; lo expusimos en el museo y luego lo llevamos a la explanada. El segundo fueron los rótulos que hicimos con las señoras locatarias y lxs artistas Circe Irasema, Can Can Press y Bienal Tlatelolca. A la par, realizamos talleres de bicicletas con el proyecto Enchúlame la bici para que lxs locatarixs arreglaran sus bicicletas y pudieran impartir estos talleres.
El tercer año, y casi como cierre de estos tiempos de colaboración, hicimos una exposición de fotografía con retratos que Dorian Ulises López Macías tomó de lxs locatarixs. Este proceso fue realmente un intercambio porque fueron las señoras locatarias quienes hicieron la curaduría, la museografía y trabajaron con el equipo de montaje. Les propusimos compartir lo que hacemos dentro de un museo, a cambio de compartir sus historias y contexto del mercado.
Al mismo tiempo, por sugerencia de una de las señoras locatarias, a principios de 2024 empezamos a trabajar con la escuela Primaria Maestro Antonio Caso, que está frente al mercado y que es a la cual han asistido las más recientes generaciones de lxs niñxs del mercado. No queremos que Museos en Común sea un proyecto estático y quedarnos en una comunidad indefinidamente. En la escuela hemos trabajado con el grupo de 4to año y el dúo de artistas Celeste para la producción de un telón que se utilizó durante el día de la madres y después se mostró en el Museo Jumex, como el escenario para actividades educativas. Empezamos también un proyecto a largo plazo: la rehabilitación de un jardín en escuela. Este proceso lo estamos realizando con el mismo grupo de infancias y ha sido facilitado por el taller comunal, la consultoría de investigación social Nosótrikas, lxs paisajistas de Macondo y la artista Natalia Ramos.
JAVF: En el primer programa público reflexionaron sobre diferentes estrategias que hace el museo. Una de ellas es el acto de señalar y poner en valor algo. ¿Qué se pone en valor con este proyecto? Por otro lado, los museos siempre han sido espacios de exclusión y muchas de las herramientas que los conforman han perpetuado esta división. ¿Cómo el proyecto asume y modifica esto?
MCV: El proyecto de Museos en Común tiene la intención de cuestionar al museo mismo. ¿Cuáles son los roles, los límites, y para quién es un museo? Todas estas preguntas son las que se ponen en valor dentro del proyecto. Si bien, como dices, históricamente los museos han sido espacios de segregación, este proyecto busca lo contrario: cuestionar esas barreras invisibles y visibles que tienen los museos, para hacer un museo más amigable, más flexible, más ambiguo, más accesible.
El interés de esa primera programación, en donde todxs lxs invitadxs tenían experiencias con procesos comunitarios, radicaba en la pregunta: ¿es posible, desde la institución, hacer un proyecto en común? Entendiendo “común” como un lugar de intercambio, donde hay un diálogo y donde las voces puedan ser escuchadas de la misma manera. Si unx sólo se enfoca en las prácticas museales tradicionales, ahí se queda. Es importante estar cuestionando la institución todo el tiempo y creo que el proyecto lo hace al salirse del espacio físico del museo y, sobretodo, al dirigirse a públicos que normalmente no nos visitan.
Por otro lado, al llevar cuatro años trabajando en el Mercado de Granada y un año en la Escuela Primaria, hemos desarrollado una relación de amistad, y eso también es importante. Claro que hay un interés crítico sobre cuestionar los límites de la institución, pero también hay un otro lado que busca pasarla bien. Queremos que la gente del mercado venga al Museo Jumex y la pase bien, que lxs niñxs de la escuela sientan el museo como otro espacio de aprendizaje seguro, y que cuando nosotrxs vamos al mercado o a la escuela, pasarla bien también.
Jesús A. Villalobos Fuentes: ¿Cómo fue que el Museo Jumex comenzó a tener interés en generar vínculos con otros públicos geográficamente cercanos, como hizo con el Mercado Granada y la Escuela Primaria Maestro Antonio Caso?
Marielsa Castro Vizcarra: Desde que la Fundación Jumex se encontraba en Ecatepec (2001-2013), existió un interés en la institución por realizar proyectos con lxs vecinxs. La Colonia Granada era principalmente una zona industrial y, tras la construcción del Museo Soumaya y el Museo Jumex hace 11 años, hubo una transformación que va de la mano con el desarrollo de lo que ahora se llama “Nuevo Polanco”. Existe un proceso de gentrificación y de revalorización en la zona debido, en gran parte, a estos cambios urbanos.
Si bien nuestras exposiciones atraen a públicos muy amplios y diversos, muchas de las personas que nos visitan lo hacen por primera vez. Por lo que la relación con la mayoría de lxs visitantes es corta. Para algunxs será la única vez que nos visitan, y eso está muy bien, pero también nos interesa crear una relación mucho más duradera, más profunda y que realmente nos vincule con los públicos del museo. El proyecto Museos en común comenzó en el 2021 con estas preocupaciones y con las siguientes dos preguntas: ¿cómo nos vinculamos de forma más duradera con nuestros públicos? Y, ¿cómo nos relacionamos con el contexto inmediato? Si bien el museo lleva 11 años en la Granada, las relaciones con ciertas partes de la colonia no son obvias. En pocos metros, la demografía cambia radicalmente. Aquí, estamos en una especie de burbuja rodeada de plazas comerciales, departamentos y museos; pero si caminas 5 minutos hacia el noroeste, el contexto cambia totalmente: es otro estrato económico y otro uso de suelo. Nos interesa ir un poco más allá. Fue así que comenzamos la primera etapa del proyecto Museos en común: con la comunidad del Mercado Granada, mercado tradicional de más de 60 años de historia y que se encuentra a 15 minutos del Museo Jumex, caminando hacia el Este.
Lorena López: Tengo más de 30 años aquí. Me gusta participar en todas las actividades, me gusta el arte, me gusta mucho leer en el teléfono, me gustan los poemas, me encanta la historia de la ciudad. En el proyecto conocimos cosas que no sabíamos sobre la historia de los mercados y al final, en la exposición de fotografías, conocimos la historia de todxs en el mercado. Mis hijos, y lxs de la mayoría de nosotras, crecieron aquí pero muchxs estudiaron y decidieron ya no trabajar aquí. Cuando unx ve las fotografías, se da cuenta que ha pasado el tiempo. Las fotos y los rostros hablan mucho de lo que la gente ha vivido. Antes había puros pedazos de terracería. Hace unos años me gustaba ir a correr y ver los promocionales de todo el cambio que hicieron. La ciclovía, por ejemplo, recrea mucho la vista. Sentí un gran gusto de ver ese cambio. A mí me gusta mucho ir a los museos, aunque antes pensaba que el Museo Jumex era para purxs niñxs. Me gusta mi trabajo, me gusta que la gente se vaya contenta. Pienso, sobre todo, que es el buen trato lo que a la gente le gusta y unx se lleva el premio de que la gente lx quiera.
JAVF: Platícame del desarrollo de Museos en común, más que una narración de los diferentes momentos que ha tenido el proyecto, me interesa entender cómo cada una de las ediciones se ha transformado con estos nuevos públicos.
MCV: Este proyecto es una colaboración del área curatorial con el área de educación. Al inicio no conocíamos el contexto inmediato del museo, así que la primera actividad que hicimos la asistente de educación, Sofía Santana y yo, fue caminar alrededor del museo, enfocándonos en la colonia Pensil y la colonia Granada. De mi experiencia pasada trabajando con comunidades, como la Red Comunitaria Trans de Bogotá, aprendí que desde una institución es muy difícil crear una comunidad. Lo ideal es trabajar con una comunidad aliada.
Realizamos dos intentos en espacios distintos al Mercado Granada y fallamos, creo que por lo mismo que comúnmente fallan los proyectos comunitarios: por un lado, porque la comunidad no nos convoca y, por otro, porque se necesita tiempo y, en este mundo capitalista, lo que más hace falta es tiempo. Es importante empezar desde ahí. En los proyectos comunitarios hay que aprender del fracaso y de los errores. Es muy difícil planear a futuro; hay que ser flexibles y estar a la disposición de la comunidad convocada. Desde la institución "hacer en común" es casi imposible, se debe hacer con la comunidad.
Pasamos alrededor de cinco meses visitando el mercado, entendiendo sus dinámicas y conociendo a la gente, hasta que empezamos a discutir la posibilidad de hacer un proyecto juntxs. El primer invitado al proyecto fue el artista Alonso Gorozpe, quien tiene experiencia en proyectos comunitarios y en vinculación con instituciones. Necesitábamos a alguien que conectara con la comunidad, sin formar parte de la institución. Pronto nos dimos cuenta que la población que tenía tiempo eran las infancias y no lxs adultos. Cada jueves, organizamos talleres en la explanada, espacio poco utilizado, que usan las niñeces para jugar después de la escuela.
Todo surgió de ir hablando con lxs locatarixs y las infancias. Las infancias querían un espacio de juegos, lxs locatarixs un espacio para sus clientes y lxs clientes querían un espacio para sentarse y comer. Teníamos claro que tenía que ser un mobiliario flexible que pudiera cubrir todas las necesidades, y a lo largo de un año comenzamos un proceso de codiseño con lxs niñxs e invitamos al artista Chavis Mármol y a la arquitecta Mariana Ríos para acompañar el proceso. Lo sorprendente fue que, hasta ese momento, ningunx de lxs locatarixs había visitado el Museo Jumex. Para cambiar eso, organizamos un par de visitas con las infancias y una celebración en el museo con lxs locatarixs y sus familias. De alguna manera, la fiesta también es un lugar de encuentro para esta comunidad y la forma que también el proyecto ha tomado varias veces. Los siguientes procesos, durante los siguientes años, fueron más fluidos y logramos convocar a lxs padres, madres, abuelas y abuelos de estxs niñxs a formar parte de los talleres.
Señora Jobita: Los talleres que vinieron a dar me gustaron mucho, más que nada por la convivencia. Me gustaba la propuesta que ellxs traían, recordar muchas cosas que uno ya había dejado olvidadas: cómo llegamos aquí, cuánto tiempo teníamos aquí,qué tan importantes son nuestros clientes para nosotrxs. Anteriormente tenía otro trabajo, estudié secretariado y contaduría, estaba en otro ambiente. Y cuando llegué aquí tuve que empezar desde abajo. La verdad es que me gusta mucho mi trabajo, me gusta mucho estar aquí. Llevo 35 años trabajando aquí. Ahora tengo nietxs chiquitxs, que me gustaría que fueran al museo, que conocieran; porque, yo, por estar siempre aquí en el mercado, no he ido. ¿Para qué? No tengo tiempo de ir. Pero yo veía que lxs niñxs estaban felices en los talleres que daban en la explanada.
JAVF: Previo a este acercamiento, ¿sabes si ellxs tenían alguna imagen del Museo Jumex? Tomando en cuenta que el mercado tiene 60 años y el museo sólo 10, ¿había una relación con ese proceso de cambio y con el museo?
MCV: La gran mayoría de lxs locatarixs, no conocían el Museo Jumex y, por lo tanto, tampoco que estuviera relacionado con los cambios en el contexto. El día de la celebración, la mayoría visitó el museo por primera vez, asistieron casi todxs lxs locatarixs y sus familias, eran unas 200 personas, cerraron el mercado para venir a la fiesta que hicimos en la plaza. Nos dijeron que querían una banda de salsa y comida, y eso fue lo que compartimos. Fue un evento increíble. Gran parte del interés del museo es lograr tener una relación con los públicos a largo plazo, pero también es atraer a las personas que normalmente no visitan los museos de arte y hacer que este museo también sea parte de su contexto accesible.
María del Rosario Valencia: Todos los talleres tenían algo nuevo para nosotrxs. Todo lo hicimos con la participación de todos, cada quien puso su granito de arena. El que más me gustó fue el de los logos que nosotrxs iniciamos. El mío es el que está aquí arriba y todo lo que está aquí en los cristales. Fue iniciativa de una, pues nos lo hicieron al modo de nosotrxs, al gusto de nosotrxs, pero con la iniciativa de ellxs también. Llevo trabajando aquí desde niña. He visto demasiados cambios, antes era una colonia popular, se puede decir. Ahora ya no lo es. Ahora ya hay mucha oficina, mucho edificio; han habido muchos cambios radicales. Una parte ha afectado al mercado, otra no. Porque hay muchas plazas, todo eso “nos desplaza”. Nos ha afectado un poquito, pero gracias a dios hemos sobrevivido. El Museo Jumex es algo que no había visto antes, que vamos conociendo día a día. Estuve presente en todas las celebraciones de algún modo.
JAVF: En esta puesta en común hay un intercambio. Me has hablado de los saberes y del tiempo que ofrecieron estas personas. Cuando unx ve, en los videos de registro, el resultado de la cartelística, los talleres de bicicletas, el mobiliario, la exposición fotográfica, todas estas partes del intercambio son visibles. Pero, ¿qué pasa con aquellas que no lo son?¿Cómo éste programa cambia las dinámicas del museo?
MCV: Creo que el proyecto de Museos en Común nos ha enseñado mucho a todxs en el museo, en particular sobre la flexibilidad, ya que es un proyecto que no se puede definir por completo porque depende de otra comunidad. Pero como para cualquier curaduría, es necesario hacer proyecciones del presupuesto y definir una propuesta curatorial. También es un proyecto complejo de hacer porque no sucede en el espacio físico del museo. De manera práctica, a nivel administrativo, por ejemplo, trabajamos con artistas a muy largo plazo y en proyectos donde los resultados pueden cambiar. Incluso cómo comunicarlo es un reto, porque no es una exposición, ni un evento público. No cabe dentro de las categorías existentes. Estos cambios, aunque parezcan mínimos, tienen un impacto en la institución.
De manera emocional, pienso en el 61 aniversario del Mercado Granada que celebramos en agosto de 2023. Lxs locatarixs nos invitaron a todxs lxs trabajadores del museo a una fiesta en el mercado. Muchos de ellxs nunca habían ido antes al mercado; pasó lo mismo que cuando lxs locatarixs vinieron al museo a la celebración en octubre del 2022. Se trata de poner en comunicación y abrir las puertas de dos espacios que están dentro del mismo barrio y conectar a sus comunidades. Ha sido interesante y complejo tener un proyecto atípico. Aunque ya tenemos una noción mucho más estructurada de cómo hacerlo, creo que ser pacientes, flexibles y estar abiertxs a la ambigüedad e incertidumbre son los mayores aprendizajes.
JAVF: ¿Y a la escuela Primaria Maestro Antonio Caso? ¿Cómo llegaron ahí?
MCV: El proceso de Museos en Común en el mercado tuvo varias etapas. Llevamos tres años, y cada año fue un proyecto distinto. El primero fue el mobiliario que hicimos con lxs niñxs; lo expusimos en el museo y luego lo llevamos a la explanada. El segundo fueron los rótulos que hicimos con las señoras locatarias y lxs artistas Circe Irasema, Can Can Press y Bienal Tlatelolca. A la par, realizamos talleres de bicicletas con el proyecto Enchúlame la bici para que lxs locatarixs arreglaran sus bicicletas y pudieran impartir estos talleres.
El tercer año, y casi como cierre de estos tiempos de colaboración, hicimos una exposición de fotografía con retratos que Dorian Ulises López Macías tomó de lxs locatarixs. Este proceso fue realmente un intercambio porque fueron las señoras locatarias quienes hicieron la curaduría, la museografía y trabajaron con el equipo de montaje. Les propusimos compartir lo que hacemos dentro de un museo, a cambio de compartir sus historias y contexto del mercado.
Al mismo tiempo, por sugerencia de una de las señoras locatarias, a principios de 2024 empezamos a trabajar con la escuela Primaria Maestro Antonio Caso, que está frente al mercado y que es a la cual han asistido las más recientes generaciones de lxs niñxs del mercado. No queremos que Museos en Común sea un proyecto estático y quedarnos en una comunidad indefinidamente. En la escuela hemos trabajado con el grupo de 4to año y el dúo de artistas Celeste para la producción de un telón que se utilizó durante el día de la madres y después se mostró en el Museo Jumex, como el escenario para actividades educativas. Empezamos también un proyecto a largo plazo: la rehabilitación de un jardín en escuela. Este proceso lo estamos realizando con el mismo grupo de infancias y ha sido facilitado por el taller comunal, la consultoría de investigación social Nosótrikas, lxs paisajistas de Macondo y la artista Natalia Ramos.
JAVF: En el primer programa público reflexionaron sobre diferentes estrategias que hace el museo. Una de ellas es el acto de señalar y poner en valor algo. ¿Qué se pone en valor con este proyecto? Por otro lado, los museos siempre han sido espacios de exclusión y muchas de las herramientas que los conforman han perpetuado esta división. ¿Cómo el proyecto asume y modifica esto?
MCV: El proyecto de Museos en Común tiene la intención de cuestionar al museo mismo. ¿Cuáles son los roles, los límites, y para quién es un museo? Todas estas preguntas son las que se ponen en valor dentro del proyecto. Si bien, como dices, históricamente los museos han sido espacios de segregación, este proyecto busca lo contrario: cuestionar esas barreras invisibles y visibles que tienen los museos, para hacer un museo más amigable, más flexible, más ambiguo, más accesible.
El interés de esa primera programación, en donde todxs lxs invitadxs tenían experiencias con procesos comunitarios, radicaba en la pregunta: ¿es posible, desde la institución, hacer un proyecto en común? Entendiendo “común” como un lugar de intercambio, donde hay un diálogo y donde las voces puedan ser escuchadas de la misma manera. Si unx sólo se enfoca en las prácticas museales tradicionales, ahí se queda. Es importante estar cuestionando la institución todo el tiempo y creo que el proyecto lo hace al salirse del espacio físico del museo y, sobretodo, al dirigirse a públicos que normalmente no nos visitan.
Por otro lado, al llevar cuatro años trabajando en el Mercado de Granada y un año en la Escuela Primaria, hemos desarrollado una relación de amistad, y eso también es importante. Claro que hay un interés crítico sobre cuestionar los límites de la institución, pero también hay un otro lado que busca pasarla bien. Queremos que la gente del mercado venga al Museo Jumex y la pase bien, que lxs niñxs de la escuela sientan el museo como otro espacio de aprendizaje seguro, y que cuando nosotrxs vamos al mercado o a la escuela, pasarla bien también.