05.11.2020

Resiliencia Tlacuache (2019) de Naomi Rincón Gallardo

Para inaugurar la sección Proyector, un cinema online enfocado en obras en video relacionadas al marco temático del número de la revista en curso, Naomi Rincón Gallardo presenta su obra Resiliencia Tlacuache acompañada de una conversación con la académica Laura G. Gutiérrez.

2019, HD video, sonido, 16:01
Video disponible hasta el 19 de noviembre

Para más información sobre esta obra y otras de la artista, visita su website.

Laura G. Gutiérrez: Tuve la suerte de ver Resiliencia Tlacuache cuando se estrenó en Parallel Oaxaca el año pasado y noté sus resonancias con El Viaje de Formal y Sangre Pesada. No sólo en cuanto a lo estético sino en su crítica feminista al despojo y extractivismo que venimos arrastrando desde la colonia. Me encantaría saber más sobre estas resonancias y conexiones entre las tres piezas.
Naomi Rincón Gallardo: Resiliencia Tlacuache (2019) forma parte de una trilogía que he llamado Una trilogía de cuevas, cuyas otras dos partes son El Viaje de Formol (2017) y Sangre Pesada (2018). Aunque independientes, me atrevo a llamarlos trilogía porque hay conexiones subterráneas y elementos comunes: la presencia de un animal/guía (un tlacuache, un ajolote y un colibrí respectivamente), la cueva como lugar de conexión con el inframundo y los poderes nocturnos del sueño, y los territorios/cuerpos femeninos que resisten y re-existen en contextos de despojo y exposición a lógicas heteropatriarcales y coloniales de destrucción, saqueo y muerte.

Estamos presenciando continuidades explícitas e intensificadas de la expansión colonial a nivel planetario donde se disputa a quién pertenece el mundo, el agua, la tierra, los cuerpos, la fuerza de trabajo e incluso las subjetividades, así como quién debe vivir y a quién hay que matar o dejar morir.

Rita Laura Segato ha llamado “pedagogías de la crueldad” a estos actos y prácticas —violentas— que transmutan lo vivo en cosa y en propiedad. Frente a ello, contrapone el proyecto histórico femenino de la preservación de los vínculos. Una trilogía de cuevas apuesta por cultivar vínculos que desestabilicen a través del deseo y la imaginación los órdenes simbólicos de la colonialidad.

LGG: Resiliencia Tlacuache se centra en lo que hoy llamamos Oaxaca y la fuerza femenina y ancestral que lucha contra estas “pedagogías de la crueldad.” Durante el estreno me impactó conocer a Rosalinda Dionicio, a quién está dedicada la pieza. ¿Cómo sucede esto?

NRG: Conocí a la abogada y activista Rosalinda (Rosy) Dionicio a través de colaboradorxs y amigxs en común, y he tenido el honor y la fortuna de ir cultivando un vínculo afectivo con ella a raíz de nuestras extensas conversaciones, entre ellas, me platicó sobre su involucramiento en la defensa del territorio, detonada por la imposición de una empresa minera canadiense en su pueblo San José del Progreso. Tras haber sobrevivido a un atentado en el que recibió impactos de bala en la pierna, Rosy sigue impulsando y colectivizando esfuerzos para la defensa de la vida en diversas comunidades afectadas por empresas extractivas. En una de nuestras conversaciones me contó que en su pueblo, a la gente aguantadora y fuerte les llaman “tlacuachitos”, porque los tlacuaches tienen la capacidad de resistir todo tipo de embates, haciéndose los muertos para despistar y escapar del peligro.
LGG: Un aspecto de Resiliencia Tlacuache y tu trabajo en general es cómo permean ciertos pensamientos críticos como el decolonial, el femenista interseccional, y el queer/cuir a la manera de fábulas. Me recuerda al concepto de Saidiya Hartman, fabulación crítica, en tu caso, fabulaciones mítico-críticas.

NRG: Estoy en deuda con mujeres* que literalmente han abierto brechas y grietas en donde he podido encontrar inspiración, orientación, refugio, claridad y fuerza. En mi trabajo trato de inter-animar cruces epistémicos entre los legados de los feminismos de color, Negros, descoloniales y la teoría queer/cuir de color.

Claro que hay fricciones entre estas perspectivas, pero en ese sentido me interesa sumarme a construir un “Mundo Zurdo” como el que Gloria Anzaldúa imaginó: un lugar no-identitario de diferencia relacional que puede generar transformaciones a través de la articulación de afinidades.

Tienes razón, en algún momento tomé prestado provisionalmente dicho término de Saidiya Hartman que refiere a la posibilidad de contar historias imposibles o impensadas que traten de evitar la reproducción de la gramática de la violencia; o bien de contar contra-historias como compensaciones o formas de reparación. Traté de entrelazar esta labor narrativa con una dimensión mítica, pues mi trabajo está nutrido por epistemes mesoamericanas que se manifiestan y mantienen vivas en los mitos. Me interesan los mitos mesoamericanos porque son testimonios vívidos de pensamientos y simbolismos ancestrales, que dan cuenta de mundos pluriversales donde criaturas humanas, no-humanas y cósmicas se interrelacionan en mutua reciprocidad e interdependencia.

En Resiliencia Tlacuache, imaginé entonces a unx tlacuache como unx nagual/animal guía o protectorx. Lx tlacuache tiene una densidad mítica tremenda: es un personaje que roba el fuego con su cola, que traza el curso de los ríos, que gusta del tepache y el trago, es astutx, ladrónx, parranderx, es una fuerza femenina que aparece en la aurora. En los códices mixtecos lx tlacuache es aliado de la Señora 9 Caña, quien le ayuda a cortar las hojas del agave para obtener su savia embriagante. Decidí entonces que el personaje de la Señora 9 Caña estaría infusionado con las historias que Rosy me contó. Y por supuesto, lx Agave habría de convertirse en unx de lxs personajes: unx Agave de 400 chichis, sujeto de deseo y, como Mayahuel, lx proveedora de placer y rituales embriagadores de muerte y resurrección. Por último, pensé en unx Cerro como narrador, pues en Oaxaca los cerros son considerados lugares sagrados.
Así, estos cuatro personajes —lx tlacuache, la Señora 9 Caña, lx Agave y lx Cerro—, se encuentran en una temporalidad que entremezcla el tiempo mítico de la creación con el tiempo contemporáneo de la acumulación por despojo, sobre un paisaje amenazado por procesos extractivos, para conjurar a lxs nahuales protectores del territorio y a los poderes embriagadores de la fiesta para mantener las brasas de las fuerzas vitales encendidas en momentos de peligro.

LGG: Me encanta cómo vas entretejiendo pensamientos periféricos o subyugados, al igual que tiempos y geografías para fabular o crear nuevos mitos que nos hacen falta en el presente; para imaginar futuros diferentes y más de acuerdo con nosotrxs. Me hace pensar en José Esteban Muñoz y la idea de “queer futurity.”

NRG: José Esteban Muñoz ha sido una brújula importante en mi trabajo para pensar en horizontes queer (o mejor dicho cuir), y producir mundos a través de actos performativos oposicionales: esbozos en el presente para un futuro que no está todavía aquí.

A mi me interesa crear condiciones que alimenten un espacio de encuentro donde quepan diferencias rosándose entre sí, donde el activismo territorial, las expresiones sexo-genéricas disidentes, el placer, la indignación y la celebración tengan cabida y aviven la pulsión vital del deseo en las luchas por construir otros mundos.

Por eso cuando invito a otrxs a colaborar/conspirar conmigo, es como si estuviera planeando una fiesta, o bien, como si les convocara a una apuesta por la sensación de comunión (por efímera que sea), a una promesa de un tiempo juguetón, vibrante y placentero, fuera del tiempo heteronormado. En este sentido, concuerdo con Audre Lorde cuando habla sobre el poder de lo erótico para tomar seriamente la intimidad y la posibilidad de tocar-mover al otrx en un proyecto político.

LGG: Decir a través del placer, conlleva poderosos roces en el desarenar los conocimientos sumergidos y las prácticas subyugadas, tanto en los rituales ancestrales como en esa manera tan recursiva de hacer arte de nuestra gente.

NRG: Resiliencia Tlacuache está nutrida de saberes y prácticas desde abajo: las palabras encarnadas de Rosy sobre la organización política por asamblea, conversaciones sobre prácticas rituales de sanación con mi amiga la artista/curandera istmeña Claudia López Terroso, compilaciones de mitos que mantienen vivas nociones pluriversales sobre la co-presencia de distintas escalas, materias, mundos-vida y temporalidades, formas de oralidad como el hip-hop y los versos del son jarocho, modos artesanales vernáculos para la elaboración de la utilería y los atuendos, las tentaciones del cabaret burlesque cuir que aportó Chichis Glam, y la capacidad creativa de relacionalidad, disfrute, embriaguez, aguante y vincularidad que un lugar como Oaxaca sabe muy bien convocar y provocar.

Resiliencia Tlacuache fue filmada en Oaxaca, México.

Performers:
– Cerro: Luis Enrique García
– Agave: Chichis Glam
– Tlacuache: Naomi Rincón Gallardo
– Señora Caña: Diana Gómez Córdova

Cinematografía: Masha Godovannaya
Registro fotográfico: Claudia López Terroso
Efectos sonoros electrónicos: Enrique Arriaga
Sonido directo: Konk Balam Díaz
Cerro (voz en off): Claudia López Terroso
Soñé con los naguales (voz en off): Naomi Rincón Gallardo
Tlacuache (letras): Naomi Rincón Gallardo. Música: Fernando Guadarrama. Voz: Paulina Jiménez. Jaranas: Oliver Martínez Kandt y Fernando Guadarrama
Fermentada, adulterada, hiperfertilizada (letras): Naomi Rincón Gallardo. Música y voz: Chichis Glam
Rosy (letras): Naomi Rincón Gallardo. Raperas: Yadhi Boz ft Doma.
Utilería: Naomi Rincón Gallardo
Máscara de Tlacuache: Ezequiel Marín “Máscaras”
Costurera: Mayra Angélica Cernas
Iluminación: Jakob Aguilar

Agradecimientos: Organización Comunitaria Tepelmeme, Pollos Bar, Pablo Arellanes, Lorena Ancona, y Moisés García.

Resiliencia Tlacuache fue producida con el apoyo de FWK/Peek/Dis/possession: Post-Participatory Aesthetics and the Pedagogies of Land y Parallel Oaxaca.

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