Proyector - Buenos Aires - Argentina

Florencia Mamani

Tiempo de lectura: 5 minutos

A
A

19.05.2022

Reconstrucción de una memoria accidentada

En su segunda entrega de proyector, Florencia Mamani explora los espectros de una producción audiovisual antirracista que libre los retos y las fronteras de la representación y la fetichización.

En tanto los leones no tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador.
—Proverbio africano

A lo largo de la cursada de Técnicas Audiovisuales 2 y Guión 2 en la Universidad de Cine – FUC, uno de los análisis que más me llamaron la atención fue el del material nazi. ¿Cómo se hace para retomar esos registros con ese determinado punto de vista y contar la otra historia? O sea, la de les perdedores u oprimides.

Hace unas pocas semanas estuve en la frontera Argentina. Fui recibida por una persona con muy buena energía, quien me presentó a su madre. Una señora muy sabia en varios sentidos. Llegué con  sentimientos muy fuertemente encontrados. Enojada pero con esa paz que me genera, a veces, estar en la puna jujeña, lugar donde nació mi madre. Cada vez que estoy allá observó los cerros y esos cielos llenos de estrellas mientras el frío me congela las orejas. Imagino lo duro que debe ser ser una niña que tiene que ir temprano con ese frío a pastear ovejas y procurar que no se pierdan a fin de no sufrir violencia física materna.

Cuando recuerdo a mi mamá la recuerdo viendo tele (además de trabajando). El video adjunto lleva ya un par de años. Yo, Florencia Mamani, llevo un par de años repensando el material de archivo con respecto a las personas indígenas o descendientes de tales. Hace tiempo que escribo algo que espero en algún momento sea un hermoso libro que hable de una perspectiva audiovisual antirracista en la que otras personas racializadas puedan encontrarse. Hoy cuando observo este primer acercamiento que alguna vez tuve respecto a reflexionar acerca de mis raíces, me avergüenza un poco como a veces no nos llegamos a entender del todo con mi mamá, de cómo pude expresarme acerca de ella.

Para una mujer racializada de clase baja estar detrás de cámara reflexionando acerca de su representación, y no solamente como objeto de fetichización de productoras oportunistas, es muy difícil avanzar. Es muy difícil que vean que podemos contar historias, que podemos producirlas, pero que nos va a llevar más tiempo. Es por eso que mientras estaba en la frontera mirando hacia Villazón, que es la ciudad boliviana que limita con Argentina, recordé representaciones que vi que se llevaron a cabo a lo largo de la historia Argentina y las de la actualidad. En mi caso, aún no pude dar un salto económico que me permita llevar más lejos muchas de mis ideas y éstas lamentablemente recaen en quien tuvo la suerte de escuchar alguna idea mía en privado y reproducirla. Recordando esto, me sentí pobre. Me sentí robada. Aquel fin de semana que fui a La Quiaca no crucé la frontera. Pero me planteé volver en cuanto pudiera para hacerlo. Es necesario no sólo generar más registros, sino también pensar cómo mostrarnos.

La montajista soviética Esfir Shub al estar en la sección de montaje con Goskino, reeditó (censuró) cerca de 200 películas extranjeras en lo que va de 1922 y 1925, a fin de que se alinearan a la corrección política soviética. Hay que tener en cuenta que previamente la industria cinematográfica de la URSS no contaba con tanta película para generar un cine soviético fuerte. Pero el punto es que estas carencias generadas por el bloqueo de otros países hacia la URSS o su propio gobierno generarían la necesidad de otras soluciones. Y esto devendría en un montaje distinto. No hay mal que por bien no venga. La construcción / reconstrucción audiovisual de personas indígenas racializadas, o sus descendientes nos va a exigir lo mejor de nosotres (de quienes formamos parte del área audiovisual). La formación de un movimiento cinematográfico documental con perspectiva antirracista requerirá el repensar de muches amantes de lo audiovisual, estudiantes y profesionales descendientes de estos desterrades audiovisuales. Incluso el nuevo material en el que aparecen personas racializadas, ya sean en plataformas de streaming como Netflix, Amazon o canales de televisión pública, podrán ser reeditadas y comprender que aún no salimos de ese limbo de representación.

“Rosalind Krauss identificó el video con el narcisismo, en 1976 escribió a propósito de Acconci: ‘En esa imagen de autocontemplación se configura un narcisismo tan endémico en los trabajos de video que hasta desearía generalizarlo, como si fuera la propia condición de todo el video’. Narcisismo que, sin embargo, es una negación de los modelos dominantes de autocontemplación y de fetichismo en la imagen social del cuerpo, tal como se impone en el lenguaje de la publicidad, de la televisión, de los medios de comunicación en general. Los autorretratos no son solamente un doble, un reflejo o proyección de la personalidad del artista, sino también su emanación, criaturas del yo, su cuerpo imaginado.”

¿Cómo hablar por nosotres mismes? ¿Cómo no recaer una vez más en la fetichización de nuestros cuerpos? ¿Cómo exponerse frente a cámara de un modo no estereotipado? ¿Puedo hacer que mi comunidad, ancestralidad, legitime mis expresiones artísticas? ¿Acudiremos de nuevo al bolsillo blanco para contar quiénes somos? La reconstrucción de un “Yo Colectivo” en les desterrades es un poco más compleja y naturalmente el material a generar no puede escapar del todo de valores hegemónicos resultados de la colonización que varían según el país latinoamericano en el que se esté, además de que muchas de estas personas sólo ven su rostro indígena y desconocen, en muchos casos, su ascendencia indígena. En el caso argentino, ¿qué tan lejos estamos de seguir siendo una voz de Prelorán teniendo hoy nuestros propios recursos y siendo más? 

¿Cómo celebrar nuestra imagen racializada como empoderada si los modos son exactamente los mismos a la mirada colonizadora? ¿Y nuestra identidad?

Dentro de esa contrahegemonía audiovisual con muchos intentos fallidos confío, tal vez inocentemente, llegue una nueva forma de repensar lo audiovisual o no nueva, sino acorde a otras cosmovisiones aún existentes en este continente. La cantidad de herramientas se incrementó muchísimo como para que se puedan hablar de nuevos nombres o ensayistas audiovisuales de ascendencia indígena con una impronta fuerte y que vayan más allá de la maquinaria de generar contenidos sin sentidos por el simple hecho de portar una cara indígena. Apostar a nuevas narrativas. El ensayo audiovisual a la cabeza.

Y así, tal vez, no volver a dejar que banalicen nuevamente nuestra imagen. 

Dejar esa nostalgia a la que es sometida la imagen de le indígena y una neo-fetichización disfrazada de disculpas institucionales. 

Hasta acá llegamos. Voy a caminar hacia la frontera con esta memoria fallida.

https://www.youtube.com/watch?v=ycyZJEMafFA

Comentarios

No hay comentarios disponibles.

filtrar por

Categoría

Zona geográfica

fecha