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20.08.2017

Maldito duende

HACHE, Buenos Aires, Argentina
8 de agosto de 2017 – 16 de septiembre de 2017

¿Dani Umpi necesita un texto?

Dani Umpi me explica el porqué del título Maldito Duende: “es por una canción de los Héroes del Silencio que me gustaba mucho cuando era chico y que en los dos mil la versionó Raphael de manera sublime, producida por Carlos Jean. Al final tiene una frase muy de droga que dice te sientes tan fuerte que piensas que nadie te puede tocar. Esta es la esencia del duende: ser imbatible, arrasador, sin dueño.”

Umpi es un caníbal surrealista: desmembramiento, reescritura, extrema libertad. Cruza todos los límites pero logra mantener las autonomías: de la performance a la canción , del collage visual a la novela. Trafica textos desde los diferentes soportes. Pero la letra de la canción de Maldito Duende no está presente en ninguna obra de la muestra y la referencia ausente estimula.

¿Puede uno detenerse a observar y leer sus collages o debe aceptarse la totalidad de su obra en una única mirada? Pienso en la labor solitaria –escolar, femenina- de mirar revistas, descuartizarlas, sacar las letras y los plenos que están bajo ellas; recortar las fotos que retratan a los columnistas, y decenas de otras caras. Me interesa el instante posterior: cuando navega sobre ese infinito material grafico, desmembrado, y encuentra las piezas diferentes para reagrupar, asociar, acomodar, coser, pegar, dejar flequillos… Me recuerdo de Enrique Ahriman: la paciencia infinita para armar el rompecabezas de la gran pintura y en cierto modo la misma idea que toda forma visual es como un texto que puede ser manipulado, proyectado, compartido.

Hay probablemente un fundamento pop en utilizar como sustrato de obra a las revistas de consumo de clase media, la televisión y las redes; en ese enfrentar la cultura de consumo con la alta y el recurso de los signos repetidos. También hay una elección por una estética camp en la elección del folklore LGTB queer: ídolos, sitios de encuentro, expresiones y pasiones.

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Caras: cientos de fotos de retratos tipo carnet, superpuestos para que una foto tape la boca del retrato de otro; solo los ojitos mirándonos al revés.

Duendelatría 1, 2 y 3: circulitos, escuditos, precios, banners, estrellitas, formas brillantes, logos, etiqueta, marcas. Una acumulación caprichosa de formas y color que muestra su aplicación obsesiva.

Grinder Agosto; Grinder Julio: textos de capturas de pantalla de la app cuando los putos se presentan.

Manuela Trasobares: un discurso de la transexual, cantante de ópera y anarquista española en un programa de televisión catalana en los años noventa. El collage literario-visual obliga al espectador a una lectura compleja.

Por el contrario en Domingo Lockura; Bbebottes; Nos Atacan y La Reina de la NBA se presentan dos tipos de factura de los textos, uno escrito con collage de letras y otro escrito con marcador, ambos forman frases de difícil lectura, en parte inconexas, en contraposición con los textos mediáticos o políticos. Escribe sobre la base roja Coca-Cola textos totalmente random o el procedimiento inverso con las letras recortadas sobre los papeles rojos y luego la escritura con marcador.

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Hace más de diez años en el Viejo Hotel de Ostende, Dani Umpi se puso a reescribir Los que aman odian, la novela de Silvina Ocampo y Bioy Casares. La reescritura de Umpi recuerda el “escaneo” con la mano de los religiosos en la lectura del Antiguo Testamento. Tan importante en el acto de leer es hacerlo en voz alta como guiarlo tocando con el dedo las palabras. Las letras y sus formas tienen poder mágico.

Tan suave y humilde fuera del escenario e increíblemente reina diva cuando canta empelucado moviendo su propio parangolé, realizado como un collage de papel endurecido con cinta de embalar tornandolo como una tela que es, a la vez, capa y poncho. Los parangoles de Umpi son increiblementes trasheados y, sin embargo, glamorosos y brillantes.

Hay una herencia de los parangolé de Hélio Oiticica y su libertad en la vida cotidiana, como obra total que debe actuar fuera del circuito restringido de la cultura erudita. Se sostiene que el primer dibujo de un parangolé de Oiticica era una peluca, parangolé de cabeza, de 1964. Aparte de vestir y revestir el cuerpo, el parangolé tiene que moverse, ser baile, samba. Umpi asume la fuerza que tiene ese trasvertirse en obra danzante en espacios públicos diversos.

Ahora Dani Umpi invita a interactuar con los parangolés colgantes en una galería de arte, una propuesta que requiere de espectadores activos. La vanguardia es lo que ha ocurrido y lo que importa es volver a hacerlo.

Curaduría / Texto de Gachi Hasper
Diseño de montaje: Osías Yanov

http://hachegaleria.com/

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