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17.10.2018

El guardián del bosque

Proyectos Ultravioleta, Ciudad de Guatemala
8 de septiembre de 2018 – 17 de noviembre de 2018

La narrativa y el performance se entrelazan en la obra de Naufus Ramírez Figueroa (Guatemala, 1978) a partir del uso de imágenes y objetos que vinculan la historia con su propia autobiografía.
El guardián del bosque es el resultado de una colaboración entre KADIST y Proyectos Ultravioleta. La exposición presenta el primer capítulo de El mensajero del bosque sumergido, un proyecto a largo plazo comisionado por KADIST para desarrollarse en distintas locaciones, y curado por Magalí Arriola para la exposición El círculo que faltaba.

El mensajero del bosque sumergido surge de la investigación llevada a cabo por Ramírez Figueroa en diciembre de 2017 en Río Negro, en las regiones de Alta y Baja Verapaz, Guatemala. El artista explora la realidad política y la memoria histórica de las ruinas de Kawinal, un sitio arqueológico de la cultura Maya post-clásica que se vio sumergido tras la construcción de la presa hidroeléctrica de Chixoy —un proceso que empezó en 1975 para inaugurarse en 1983— en un supuesto esfuerzo por llevar electricidad al país. Sin embargo, la realidad fue que las comunidades que vivían en el área tuvieron que enfrentar la inundación de sus tierras y propiedades, así como la pérdida de sus sitios sagrados; aquellos que se negaron a verse desplazados se volvieron las víctimas a manos de los militares —muchas de ellas mujeres y niños— de lo que ahora se conoce como la masacre de Río Negro de 1982, cuyos rastros espectrales aún persisten detrás del paisaje natural y cultural de la región.

Ramírez Figueroa se remonta a este evento de la historia de Guatemala para elaborar una narrativa que, como muchos de sus proyectos, es habitada por criaturas híbridas que combinan la figura humana con la forma animal o vegetal, y que tiene componentes escultóricos y performáticos. Guardián 1, Guardián 2 y Guardián 3, una serie de troncos ralos y labrados con una mano en su extremidad, fueron concebidos para ser llevados por niños emulando un bosque árido de miembros solitarios. Estas piezas se presentan en diálogo con la obra de Ramírez Figueroa El corazón de espantapájaros (2016) para la cual el artista encargó un guión al escritor Wingston González basado en el original de la obra de teatro homónima escrita por Hugo Carrillo en 1962. En 1975, un grupo de estudiantes de teatro experimental escenificó la obra de Carrillo, una pieza altamente crítica de algunos miembros del gobierno de la época que gozaba de respaldo militar, y cuya puesta en escena no sólo fue censurada sino que resultó en el incendio del teatro, en una serie de amenazas a la integridad de los actores además de un fallecimiento. Para esta nueva versión imaginada por Ramírez Figueroa, vestuarios, máscaras y props encarnan los arquetipos del presidente, el oligarca, el cardenal, el soldado y el espantapájaros (palabra con la que Carrillo se refiere en su obra a los cuerpos abandonados) para representar un episodio histórico sombrío basado en los relatos de sus testigos.

En ambas obras, la ficción, la memoria y la historia se unen en una danza macabra entre violencia y resistencia, y se expanden más allá de las fronteras locales para reverberar en tiempos y momentos distintos de la realidad política latinoamericana.

http://uvuvuv.com/

http://kadist.org/

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