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29.03.2020

Programa de residencias artísticas R.A.R.O.

R. A. R. O. y Camarones Arte Contemporáneo, Buenos Aires, Argentina
March 13, 2020

La primera muestra del año de R.A.R.O. Buenos Aires coincide con el inicio de la programación 2020 de la galería Camarones Arte Contemporáneo. La presente exhibición reúne los trabajos e investigaciones resultado de las dos residencias  realizadas durante el mes de febrero en la Ciudad de Buenos Aires. Para esta oportunidad R.A.R.O. Buenos Aires ha invitado a dos artistas locales para que ofrezcan su mirada sobre los procesos llevados a cabo por las residentes. Andrés Matías Pinilla, artista y gestor colombiano, radicado en Buenos Aires, escribe sobre la instalación de Lucia Sbardella; Natacha Ebers artista argentina, fotógrafa e investigadora compone un poema-texto acerca de la obra Camila Espinoza

Sala Cubo Blanco: Camila Espinoza. (1995. Santiago de Chile, Chile) 

Durante las cuatro semanas que duró su residencia en la Ciudad de Buenos Aires, la artista chilena fue recibida por Santiago Kimsa de Espacio Punto Aparte y por Victoria Blanco y Eugenia Rodeyro de India Ediciones.

En los paisajes que atraviesa un cuerpo

marca el suelo un lugar,

las piedras,

las ramas,

el paisaje de nuevo.

Alteraciones significativas.

La forma de lo que nos falta.

El rostro en la mirada,

la ausencia revela y reaparece,

existe,

tiene profundidad

peso y sombra,

hojas secas,

unas hebras.

La huella en el espacio que supo estar ocupado.

Natacha Ebers 

Sala El Sótano: Lucía Sbardella. (1996. Corrientes, Argentina) 

La joven artista correntina presenta el site specific titulado Cautivas: ejercicios para desarmar un monumento. El proyecto se desarrolló junto al acompañamiento de los talleres de Julián Pesce en Palmira Estudios y al equipo de Casa Taller La Borda y gracias al apoyo del Fondo Nacional de las Artes. 

Conversación transcrita entre Lucia Sbardella (LS) y Andrés Matías Pinilla (AMP):

AMP: El pasado 1 de marzo se cumplieron 150 años del fin de la guerra del Paraguay, guerra de la Triple Alianza o guerra del Guasú, uno de los episodios bélicos más atroces y cuestionables de América Latina y que aún hoy despierta un interés historiográfico y crítico entre lxs  investigadorxs e historiadorxs del Cono Sur. Protagonizado por La Confederación Argentina, El Imperio de Brasil, la República del Paraguay y la República Oriental del Uruguay, y no por menos y tras bambalinas por la imperante colonialista Gran Bretaña, contribuyó a su canto no solo con otro capítulo más de las barbaridades humanas sino también con la frustrada resistencia del Paraguay al usufructo de sus riquezas y recursos (disfrazado de “libre comercio” por las industrias dominantes), el empobrecimiento posguerra de los aliados a causa del endeudamiento ante su auspiciante europeo y la pérdida de soberanía de los entonces jóvenes países que apenas comenzaban a zanjar sus territorios tras su reciente “independencia”.

Hoy, podría decirse que 150 años se traducen nuevamente en una oportunidad para revisitar los relatos y la memoria construida generacionalmente a través de los tradicionales instrumentos con los que el ser humano construye y erige “patria y nación”, esos duros conceptos que tanto parecen obsesionar a gobernantes hegemónicos, aquellos que libran grandes batallas, liberan pueblos y que ufanados preguntarían con sus voces férreas y nostálgicas: ¿Qué sería de la identidad nuestra, de la comunidad y el territorio sin la conciencia histórica que significan nuestros monumentos?

Más allá de una postura crítica sobre el lugar del monumento histórico como un emplazamiento altivo de figuras impositivas y estáticas en el tiempo, leo ciertos problemas de carácter semiótico que complican nuestra relación con este tipo de representaciones y objetos. Es ahí en donde considero es pertinente poner los dedos para hurgar. Me gustaría saber, antes de invocar la presencia de Jacoba, Victoria, Encarnación, Carmen y Toribia (las cautivas): ¿qué lugar tiene para ti la idea constitutiva de “monumento” tanto en tu obra como como en términos generales?

LS: Ya que mencionas la cuestión de la identidad me parece interesante empezar por allí. Sobre todo, porque hurgando en la historia política de aquella época es fácil notar que este monumento se construyó bajo la idea de solapar otras versiones de la historia que no se  acomodaban a la prédica ideológica de turno. Pensemos que estamos en un periodo muy álgido de construcción de la identidad nacional, lo cual, en ese caso es sugerente el intento de “salvar” figuras de la historia e instalar un monumento en uno de los parques principales de la ciudad. Todo lo que necesitamos para leer está dispuesto allí: la ubicación de los personajes en el espacio, y cómo dialogan entre ellos (Mitre y Las cinco mujeres cautivas), el momento histórico en que fue construido, el entorno y la convivencia con el Río Paraná. Hasta las reiteradas intervenciones públicas sobre la escultura (escrituras, grafitis, etc.) son precisas para pensar con dudas, la condensación de la historia en un monumento que nos atraviesa identitariamente. Es decir, lo que te mencioné son algunos de los puntos que van constituyendo la trama visible del monumento, los que en un principio los traduje como interrogantes tanto a la historia oficial de estas cinco mujeres secuestradas durante la guerra del Paraguay y a la construcción de un monumento de homenaje a principios del 1900. Interrogantes que, en el fondo, circulan entorno al ejercicio de la memoria. Entonces, en este sentido poner en duda la narrativa oficial de la historia de algún modo significa trastocar la noción tradicional de monumento y activar el ejercicio del recuerdo que en la monumentalización reposa acríticamente, y cuyo compromiso con la memoria parece languidecer.

(Fragmento, para conocer el texto completo visitar: https://www.esraro.com/luciasbardella)

https://www.esraro.com/

https://www.camaronesarte.com/

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