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28.05.2022

«La promesa», exhibición de Alejandro Tobón en La Balsa Arte, Colombia

Del 22 de abril al 2 de junio de 2022 en La Balsa Arte, Bogotá

“Yo no soy un hombre, soy un pueblo”
-Jorge Eliecer Gaitán

“La Promesa” es la primera muestra de Alejandro Tobón en la Balsa Arte, Bogotá. Al entrar a la sala, el visitante se encuentra con una instalación que enuncia la palabra ‘pueblo’. El discurso de la muestra se construye de la tensión entre dos palabras y la materia de la cual están construidos los elementos que la conforman: madera de zoqueo de café.

La muestra amerita considerarse a la luz de su obra previa, la cual se ha apoyado, de manera general, en la escultura en madera. En ella, con sus construcciones fantásticas, se canta un homenaje a la tradición de artesanos, carpinteros y ebanistas que transformaron su oficio en arte durante el siglo XIX.

Tobón ha producido dibujos y pinturas minuciosas cuyo objeto es mostrar los procesos de construcción de diversos objetos como un juego de instrucciones y de ensamblaje de elementos formales. Sus esculturas evocan los oficios tradicionales, a la vez que exaltan el objetivo moderno de autonomía, encarnada en la ética de autosuficiencia ‘hágalo usted mismo’ (DIY, do it yourself).

En “La promesa”, el artista retoma su proceder ecológico con la utilización de materiales elaborados específicamente o hallados en diversos estados de transformación: puertas, patas de mesa torneadas o molduras de diferentes procedencias son transformadas en sillas imposibles o herramientas inútiles, elementos que aluden a los procesos de construcción y destrucción. Con este referente, es claro que la dicotomía de los términos ‘pueblo’ y ‘promesa’ se asocian tanto al proceso histórico de colonización como al discurso político. ¿De qué pueblo hablamos? ¿Y de cuáles promesas?

La palabra pueblo resuena en la evocación del gran Jorge Eliecer Gaitán, para quien su ‘pueblo’ era Colombia entera. “El pueblo es superior a sus dirigentes”. El pueblo significaba un gran colectivo desprovisto de tierra y de partido, una masa humana buena, a la espera de alguien que pudiera reivindicar sus aspiraciones. Él era la promesa. Era amado por su pueblo.

En la historia de Colombia el café es un producto y una actividad agrícola fundida con los procesos sociales y políticos. Desde 1780, se poblaron los baldíos de las cordilleras Central y Occidental, con el consecuente desarrollo de la producción cafetera y la instauración de la arriería como medio de transporte. De estos hechos se desprende el reconocimiento del Estado Soberano de Antioquia en el marco de los Estados Unidos de Colombia.

La economía regional se desarrolla sobre los lineamientos de una actividad agrícola y la economía nacional se engrana con un mono-producto de exportación. La crisis que marca la transición al periodo moderno del café se caracteriza por las contradicciones de dos formas de producción: la masiva de las haciendas y la explotación de parcelas por campesinos independientes. “Con el advenimiento político de Jorge Eliécer Gaitán y la sucesión de los hacendados de la generación cafetera, las grandes haciendas se desmoronaron frente a las demandas sociales de una
reforma agraria”[1] Los objetos escultóricos de Alejandro Tobón evocan estos pensamientos. Hay un absurdo en sus ‘herramientas’ inútiles. Hay nostalgia. Hemos escalado a niveles impensables de violencia y corrupción; las sillas del poder son inalcanzables para el pueblo. Hoy hablamos de líderes sociales asesinados, quizá a nombre del pueblo. Aún nos hacen promesas. Como si no fuésemos capaces de comprender la historia.

Ana Patricia Gómez Jaramillo

Notes

  1. La bebida del diablo: Historia económica y política del café en Colombia.
    https://www.revistacredencial.com/historia/temas/la-bebid
    a-del-diablo-historia-economica-y-politica-del-cafe-en-colo
    mbia

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