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16.09.2018

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PIEDRAS, Buenos Aires, Argentina
August 11, 2018 – September 22, 2018

Si no conoces tu voluntad, vivirás sometido al karma de tus ancestros

La alquimia es una antigua práctica técnica y filosófica que trabaja los metales y las sustancias en búsqueda de la piedra filosofal o la perfección en su máxima expresión. Concibe a la astrología como una herramienta espiritual en donde cada uno de los siete planetas antiguos representa un metal diferente (oro, plata, hierro, mercurio, cobre, plomo y estaño). Entonces la carta natal es la combinación de esos desbalances metálicos que crean la materia impura  : nosotros mismos. A lo largo de la vida debemos trabajar para purificar esa materia, balanceando y transformándonos. Beto es el herrero que trabaja, pule y limpia el metal para construir los cimientos del templo. Dice que el barro es la destrucción y que la única forma de salir de allí es transformarlo en oro. El oro místico es lo que se produce por las almas liberadas. Las siete máscaras son esos siete fantasmas que atormentan y tironean en vida.

En Acuario el pasado es desprendido para vivir el presente, librado de deberes y consumaciones sociales. El tiempo es arrebatado por la constante posibilidad de lo impredecible: el futuro. Beto tiene en su destino la perseverante sorpresa del Ascendente en Acuario y por eso le llega una lápida con su nombre dentro de un flete junto con otras cosas. En los sueños las lápidas simbolizan el fin de un ciclo, una conexión dolorosa con el pasado que necesita ser olvidada y enterrada, pero se acentúa el hecho de aferrarse al presente. ¿Se habrá gestado el fin forzoso de una forma de ser?

En el mito creacional gnóstico, los siete planetas antiguos son los carceleros que regulan el plano de la materia: los humanos. Nos mantienen encerrados en el universo material o el infierno. Son demonios que rompen sus propios límites y atraviesan al reino humano con envidia. Así nos atan a los eternos ciclos de los tiempos. Conocer a los demonios entonces, es conocer los límites que nos permiten ser dueños de nuestra propia sombra, aquel lugar donde los ojos ya no son funcionales. El 11 de agosto de 2018 la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra en grados exactos, ocultando la luz en un silencio que dará paso al inicio de un nuevo ciclo. El Eclipse parcial del Sol en Leo ocurre en oposición a la Luna Natal de Beto, el detonante y liberador de las almas encarceladas. Para él será un nuevo comienzo en relación a cómo sentir, cómo dar afecto acompañado de sus demonios pero librado de ellos. Ahora hay una Luna que sonríe y nutre incondicionalmente desde lo alto. Las siete máscaras son los demonios que él exorcizó de su cuerpo en un acto alquímico de transmutación de la materia: mármol, resina y bronce. La resignificación de la muerte en la vida. Son los fantasmas del pasado que lo acompañan vomitando geometrías metálicas que hacen que su voluntad tome cuerpo: anhelos, deseos, amores idealizados.

El día del Eclipse también habrá una cuadratura entre Marte retrógrado y Urano en Tauro. Este aspecto del cielo jugará simbólicamente en nosotros lo que Beto estará alquimizando en su cuerpo. Marte retrógrado en Acuario agota una forma de actuar y replantea un deseo de libertad mientras que Urano es el golpe que quiebra la lápida, cambia la sentencia y libera los demonios. Marte y el Eclipse son los detonantes de la experiencia individual, son violentos porque sacuden lugares de deseo y los queman con su fuego. Un amor mal construido se derrumbará instantáneamente dejando lo que es auténtico al descubierto: el esqueleto metálico que atrae los demonios a la tierra. Una extraña serie de acontecimientos a nuestro alrededor nos revelarán información casi inentendible pero vital para el futuro, quizás la preciada habilidad de soltar. ¿Cómo se desea libremente?

Si la sustancia que constituye a Escorpio es el agua pantanosa, que de tan estancada se pudre, el fuego marciano se autoinmola porque no logra circular en la consciencia. Así es que el cuerpo se estanca en el infierno terrenal. En la carta natal de Beto está la pulsión guerrera del inframundo: la conjunción de Marte Plutón en Escorpio. La posibilidad de cambio y transformación es entonces la única opción de salvación. Adentrarse en el pantano es comprender que cuanto más se pudre el agua, mas vida puede brotar de ella. El barro se transforma en oro.

No podremos saber qué vendrá luego del Eclipse, solo sabemos que el Ascendente de Beto y el de 7 son impredecibles, intermitentes, sorpresivos. El trabajo está en resignificar la energía acuariana: el cambio, la libertad, el desapego. Resignificar el destino del Ascendente y la carencia afectiva lunar. Romper con las creencias, soltar la sustancia de la que estamos hechos para reafirmarnos en la dirección de la vida. Finalmente la pulsión no es muerte, es transmutación. Hoy se encuentran los siete planetas que accionan sobre nuestra voluntad, los siete metales que nos componen, los siete carceleros que nos regulan, las siete figuras familiares que han atormentado a Beto por tanto tiempo. Hoy celebramos ciegamente el inicio de un ciclo liberador y repleto de aventuras.

Agus Leal

http://espaciopiedras.com/

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