11.06.2018

Amarranavajas

Una colaboración entre les artistas Lukas Avendaño y Felipe Osornio quienes desde lo visual desdoblan poesía y prosa para cuestionar el cuerpo subversivo.

Felipe Osornio (Querétaro, 1991), también conocido como Lechedevirgen Trimegisto, y Lukas Avendaño (Oaxaca, 1977) son dos artistas de performance cuyas propuestas cuestionan las categorías de raza, clase y género desde figuras interseccionales y subalternas, con la finalidad de problematizar las estructuras de poder que ejercen violencia sistémica y opresión en contra de las minorías, en un México plagado por discriminación, misoginia, asesinatos y odio.

A partir de sus aportaciones, tanto en el terreno de la escritura como en el del performance, se les ha considerado como parte de los referentes del discurso alterno latinoamericano que originaron el giro decolonial/geopolítico del queer al cuir [1] haciendo evidente la imposibilidad de traducción e implantación del discurso primermundista de la Queer Theory en tierras sudacas. La importancia de este giro, aunado a la labor del feminismo, es palpable en la visión crítica de aquellos artistas latinos que entienden el cuerpo como un espacio de batalla, combinando en sus prácticas no sólo un arte contestatario sino también un activismo comprometido.

En 2012, Lechedevirgen escribió Pensamiento puñal introduciendo la figura del puñal (sinónimo peyorativo de homosexual en México) como un instrumento punzocortante que buscaba afilar las estrategias de empoderamiento y ayudar a repensar las alianzas y los colectivos. El texto fue retomado por Avendaño en 2013 para su performance No soy persona, soy mariposa y desde entonces ambos artistas han realizado talleres y performance juntos (Amarranavajas, 2014).

Ahora, cinco años después de su primer encuentro, presentan para esta edición dos textos, que, aunque escritos por separado son una extensión de las líneas discursivas que identifican su práctica individual y que a su vez son el punto de encuentro de sus colaboraciones.

El cuerpo de nadie, escrito por Avendaño, nos remite a la eterna peregrinación de las mariposas monarcas que con tal ejercicio titánico de nomadismo permiten la perfecta metáfora para el migrante, quien se encuentra en todas partes y en ningún lugar al mismo tiempo. El trasfondo que envuelve el trabajo de Avendaño está impregnado por su origen muxe, entendiendo la muxeidad como un espacio de agenciamiento político y subversivo que se ve reflejado en sus letras.

El carácter transformador y revelador de la mariposa ayuda a deconstruir subjetividades e imaginarios, pues la mariposa, al igual que la muxeidad, no necesita carta de naturalización, no requieren pasaporte, visa y/o ciudadanía para transitar entre fronteras espaciales/políticas, recordándonos el derecho inalienable de transitar libremente por el mundo, sin importar el ejercicio que se haga de los afectos y la sexualidad.

Mientras, en Médula o contra la superficie del mundo Lechedevirgen cuestiona la superficialidad de los posicionamientos sexodisidentes/revolucionarios actuales, planteando la urgencia de una toma de consciencia profunda sobre la vida y la muerte. Un texto escrito a partir de la propia experiencia del artista después de vivir durante diez años con insuficiencia renal y recibir un trasplante que le permitió continuar con vida.

Es necesario pensar desde el cuerpo para alcanzar a ver los mecanismos que operan sobre él, y que a su vez construyen dispositivos disciplinarios y de control, pero más importante aún lo es el desarrollar un sentido de preservación y empatía que ayude a frenar los ciclos de aniquilación en los que participamos a diario. Una conciencia imprescindible en todo movimiento revolucionario. Ambos textos aquí presentados reflexionan sobre posibilidades radicales para reimaginar el mundo.

[1] Sayak Valencia, “Del Queer al Cuir: ostranénie geopolítica y epistémica desde el sur g-loca”, 2014, disponible en https://es.scribd.com/document/243461964/SAYAK-Del-Queer-Al-Cuir


 

El cuerpo de nadie
Lukas Avendaño

The migration is beautiful. Hace cuatro años creí que esta frase no trascendería en mi vida, y ahora, en la de muchas otras.

¡Todos los cuerpos somos migrantes, migrantes de cuerpos!, bien en su calidad de resucitados, reencarnados, emancipados, transformados, como en el inhalar y exhalar de cada momento —instante— que estamos en tránsito; sólo el David permanece estático y aun así el mármol se erosiona, se desgasta, se oxida… Nosotras insignificantes mortales, insignificantes de la ausencia de la posibilidad de ser un significante, por lo que quita la posibilidad de significar, del significado.

La imposibilidad de ser signo y la relación dicotómica entre el significante y el significado Saussure-ano [1]. Quizá inconscientemente de ahí deviene la afirmación de reconocerme “menos que menos que nadie”, ya que quizás en este entendimiento y corazonada el “nadie” es ya un “alguien”, un significante, que cuando torna a “nadie”, implícitamente conlleva sus significados y de ahí la posibilidad que aún en la envestidura del “nadie”, éste pueda convertirse en un alguien, no así, cuando el nadie, es un “menos que menos que nadie”; un juego azaroso con relación a la negación de la negación de la negación, como reza una de las leyes fundamentales de la dialéctica.

Y desde ese estar —no estar— utópico es como se enuncia este cuerpo; por eso se reconoce como un buen ejemplo exitoso del fracaso, porque él nunca intentó ser el más rápido, el más fuerte, el más alto o el más listo… el más “INTELIGENTE”; tenía claro que basta con estar para ser aún en la negación, porque si en verdad se ausentaba, ¿quién encarnaría la ausencia? Nadie daría cuenta que en verdad existió, aún como ausencia, “como el menos que menos que nadie”, el común reconocería al “nadie”, pero no “al menos que menos que nadie”, porque aún el “Don Nadie” tiene un título nobiliario, es un “Don”, una “Doña” y para ser eso aún en la tierra de los nadie es bastante mucho harto.

De ahí deviene el impulso, la fuerza, la motivación, la punzada, el estímulo, la pulsación de cada gesto, de cada grafía, fonema en su modalidad de enunciación o escritura que hoy intenta bocetar el “cuerpo del migrante” del que ha MIGRADO; UN DO que nunca será Re, Mi, Fa, Sol, La, Si y sólo regresa al principio del final; el Do, un ser que no quiere ser Nadie y aunque lo intentara no lo lograría, sin embargo, puede intentar existir para que el “menos que menos que nadie” cobre existencia; como la existencia del negro para que el blanco contraste, como el silencio para que el sonido pueda ser sonido… como el botón para ser flor; como el vaho, el vapor que será nube, neblina, lluvia…

“La migración es hermosa”, rezaba el esténcil en una calle cualquiera de una pared cualquiera en Los Ángeles, California con el que “menos que menos que nadie” se encontró en su andar, en su ser, en su camino, su sendero, su vereda, en su deseo de pasar desapercibido aunque de por sí no existía.

Y dijo, —¡si de por sí existe la imposibilidad de ser alguien, pero no la imposibilidad de ser mariposa; porque la mariposa no es alguien; la mariposa es eso, una mariposa y desde ahí, el “menos que menos que nadie” se enunció, se nombró y abandonó toda su finitud en la infinitud del ser mariposa! Nadie podría expropiarle esa calidad del ser, a diferencia del alguien que constantemente se encuentra expuesto a dejar de ser. De ahí su loca carrera por la acumulación, se niega a dejar de ser alguien, acumula más para estar siendo siempre alguien y busca negarse sólo para ser alguien más que alguien en la vida, aunque en ello piensa en todo, menos en la vida que está llegando a su finitud.

Porque el ser mariposa nunca tendrá que decir cuántos pantalones tiene en su closet, pues aunque poseyera sólo uno, siempre será más ante la ausencia de la unidad.

Como cuando alguien dice “¿viajas mucho verdad?” y “menos que menos que nadie” se anticipa ante un «¿con relación a quién?” ¿Al presidente de los Estados Unidos Mexicanos? ¿Al presidente de los Estados Unidos de América? ¿En relación a la segunda migración más grande de insectos del continente americano en representación de las mariposas monarcas? ¿O en relación a quien enuncia el criterio de verdad “viajas mucho?»

El “criterio de verdad” es vigente sólo, y sólo en la medida que consensuamos su temporalidad y su espacialidad; de ahí la importancia de que el “menos que menos que nadie” se esté moviendo del centro de la mira telescópica obligando al francotirador a reconsiderar todas las posibilidades de atinar, ajustar la mirilla, considerar la velocidad del viento, la elevación, el alcance, reposicionar el vector antes de su impacto; y el “menos que menos que nadie” evidencia la posibilidad de falsear en el blanco.

Para eso existe el ”menos que menos que nadie”, no para negar al otro, no para falsear la verdad del otro, no para decirle a alguien que su verdad no es tal sino falsa, pero sí que ese alguien considere la posibilidad de su verdad, si no falsa, cuando menos como la posibilidad de no ser siempre verdadera…

Caso uno
Chicano: Fuck you paisa, Fuck you paisa, Fuck you paisa…
Menos que menos que nadie: ¡Nunca serás gringo!

Caso dos
Chilango: ¡Pero tú no eres del DF [2]!
Menos que menos que nadie: Aquí, todos llegamos en algún momento…

Caso tres
(—?): ¿Cuándo te distes cuenta que eras muxe?
Menos que menos que nadie: ¿Usted cuándo no se dio cuenta que era hombre, mujer, serrano, costeño, americano, terrícola? Porque yo nunca termino de darme cuenta qué soy, hasta que usted llegó y dijo que era…

[1] Ferdinand de Saussure, Curso de Lingü.stica General, editorial Lozada, Buenos Aires, Argentina, 1945.

[2] Haciendo alusión de la legitimidad que tienen los nacidos en el entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México (CDMX)


 

Médula, o contra la superficie del mundo
Lechedevirgen Trimegisto

¿Para qué la disidencia? ¿Para qué la rebelión?
¿Para qué pulverizarnos los ojos mirando rosas marchitas
mientras el mundo crece en un interminable silencio de dolor?
Mientras su piel se rompe y sus nervios se estiran en un pantano
sin consciencia.
Hace tiempo que el mundo llegó a su fin.
Hoy, la realidad te saca los ojos si la miras,
como un puño de luz que abandona tu recto,
sacando a respirar tus entrañas sedientas de sol
dejándote solo, sangrando amor.

Feminismo. Feminismo de la primera ola. Feminismo de la segunda. Feminismo igualitario. Feminismo de la diferencia. Feminismo antipornografía. Feminismo pro-sexo. Feminismo blanco, feminismo negro y feminismo amarillo. Feminismo de color. Feminismo verde-flúor. Feminismo rosa chillante y feminismo violeta. Feminismo de colores. Feminismo chicano. Feminismo ambiental. Feminismo antiespecista. Feminismo anticapitalista. Feminismo de Beyoncé. Feminismo proaborto. Feminismo católico. Feminismo pro-puta. Feminismo abolicionista. Feminismo gordo. Feminismo cyborg. Feminismo punk. Feminismo postpunk. Feminismo ciberpunk. Feminismo steampunk. Postfeminismo. Anarkofeminismo. Transfeminismo.
Activismo. Artivismo. Hacktivismo. Clickactivismo. Crack-tivismo.
Intersex. Ecosex. Chemsex.
Héroe. Heroína. Cocaína.
Heteropatriarcal. Heteronormativo. Homonormativo. Transnormativo.
LGBTTTIQXYZ3.1416
Homosexual. Bisexual. Pansexual. Transexual. Travesti. Transgénero.
Cisgénero. Género fluido. Teoría de género. Inventando el género.
Deshaciendo el género. Empacando el género.
Cuerpo, Cuerpa, Cuerpe, Cuerpi, Cuerpu.
Queer con Q. Cuir con C. Kuir con K.
Escribir con @, escribir con x.

Estamos revolucionando el mundo.
El mundo arde, pero estamos revolucionando el mundo.
Marchando sobre escombros.
Bailando sobre tumbas.
Revolucionando cenizas.
¿Estamos revolucionando el mundo?

Nos hemos perdido en el camino, como lo advirtió Guy Hocquenghem al ver homosexuales domesticados, como lo reiteró Paco Vidarte a las maricas sin ética y como lo dijo Lemebel cuando habló por su diferencia.
Rostros tatuados de futuro con pupilas vacías de presente.
Aunque se cubran con el arcoíris reproducen las mismas lógicas de odio.
Aunque están en contra de la violencia y muerte no cuidan sus propias vidas.
A todos nos ha herido el mundo. ¿Cuál es el sentido de luchar si no se luchan todas las luchas? En el juego de la crueldad todos somos el enemigo de la lucha de alguien más. Las alianzas no duran y lo que dura es el dolor, y lo que duele es aceptar que esta vida es prestada y que todo lo que amas va a desaparecer.
Separados por diferencias, unidos por el odio, olvidamos que todos somos la misma linfa y los mismos cartílagos. Una bala en mi pecho en una bala en el tuyo.
Y en 100 años, nadie aquí seguirá aquí.
Y es que llueve fuego mientras escribimos manifiestos.
Viviendo rápido cuando apenas hay tiempo de vivir.
Salvando el mundo de allá afuera y asesinando el de aquí adentro.
Somos ácido. Tenemos sangre y preferimos veneno. Cordón umbilical que se convierte en suero.
Vivimos separados de nosotros mismos. Nos conocemos a partir de cadáveres, de cuerpos sin vida, abiertos. Entendemos lo vivo desde lo muerto.
Somos bombas de tiempo. Sembramos pesticidas y cosechamos carcinomas. Esófago que se convierte en sonda.
Somos células que se conectan entre sí, en comunicación infinita, formando un solo tejido. Un único Organismo. Pero seguimos la lógica del cáncer. Dividiéndonos y propagándonos. Matando y muriendo. Si no estás conmigo eres mi enemigo.
Tortura, secuestro, trata, ejecuciones, guerra, violación, feminicidios, misoginia, machismo, homofobia, transfobia, persecución, gases tóxicos, reactores nucleares, incendios petroleros y forestales, caza, tala, extinción. Síntomas de la misma enfermedad en etapa terminal.
Nos extendemos por tierra y por aire, nuestros nervios son los de la tierra. Damos pasos sobre su piel, y respiramos en sus pulmones.
Pero sus pájaros se ahogan y sus peces se secan. Su vientre de musgo da a luz fetos muertos y sus cielos son intestinos y vísceras.
La herimos. La herimos profundo como hiere lo inevitable. Ella cicatriza con anillos de ópalos, fluorita y topacio. Hemorragia de cuarzos. Hematuria de esmeraldas. Sus ojos lloran turmalina mientras su esqueleto de zirconio sostiene todos nuestros partos y todas nuestras autopsias. Abierto como una geoda, su corazón derrama todas las sales del mundo. Compasiva e inmóvil nos mira en silencio y observa cómo destruimos nuestros órganos internos. Somos cuerpos de barro sobre el lodo primordial. Ignoramos la voz en su núcleo mientras la succionamos hasta dejarla seca.
Llegar a la médula es materializar lo inmaterial y volver visible lo invisible. Es recordarle al mundo que está muriendo, y que por lo tanto está vivo.
Entrar en la médula es tocarla y que te arranque el brazo. Convulsionar en una cascada de sangre. Ver el brillo abandonar una mirada sin mañana. Ver epidermis transparentes. Ver órganos y tejidos en lugar de personas. Sistemas circulatorios y sistemas solares. Irrigaciones azules y rojas. Impulsos eléctricos, vértebras y pleuras. Costillares, clavículas y pares craneales. Es ver la flora y fauna evaporarse y fermentar. Es ver enfermedades antes de manifestarse. Es ver contagios iniciar y fiebres propagarse. Es ver infecciones y gangrena. Es ver dibujarse necrosis y tumores. Es ver toxinas y sustancias invadir porvenires enteros.
Porque no es lo mismo estar muerto que estar muriendo.
Pero también es ver el ADN bailar y a las moléculas transportar el más fuerte deseo de latir. Es ver las neuronas vibrando juntas transportando los más preciosos recuerdos. Es ver la adrenalina transformarse en la humedad de tus besos y a tu serotonina convirtiendo tu saliva en placer. Es ver la rapidez con que fluyen los glóbulos rojos para emanar calor a tus miembros. Es ver cómo irradia tu plexo solar con toda la intensidad del universo y ver tus canales unirse con los míos.
Llegar a la médula es ver los abismos abrirse, pero también cerrarse.
Llegar a la médula es llegar a la conciencia. Es sentir la infinita alegría de saber que tus células están muriendo, la felicidad total de saber que tu cuerpo está envejeciendo, que tu voz se está atenuando y tus dientes cayendo, que te vuelves liviano y tu peso se va perdiendo, el placer eterno de estar desapareciendo.
Es ir contra la superficie del mundo.
Es no dejar de escuchar el canto del cisne.
Es celebrar incluso que sientes dolor, porque significa que todavía puedes sentir.
Es el torrente de amor absoluto que te atraviesa a cada momento.
Porque no es lo mismo estar vivo que estar viviendo.

 

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