Reseñas - México

Emily K. Holmes

Tiempo de lectura: 7 minutos

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07.09.2017

Talking Back to Power: Tania Bruguera en YBCA, San Francisco

por Emily K. Holmes, San Francisco, California, EE.UU.
16 de junio de 2017 – 29 de octubre de 2017

Antes de entrar en el edificio del Yerba Buena Center for the Arts (YBCA), Tania Bruguera: Talking to Power / Hablándole al Poder se me presentó en forma de un atrevido espectacular anaranjado. Situado en un patio exterior frente a una concurrida intersección del centro de San Francisco, el espectacular en aquel momento declaraba de forma directa: «No hay ambigüedad. Termina con la supremacía blanca ahora,” presentado días después de que el Presidente Trump despectivamente equiparara las acciones violentas de los supremacistas blancos a sus contra-manifestantes en Charlottesville, VA. Más tarde aprendí que las palabras del espectacular venían del personal de YBCA en lugar de la propia artista. Sin embargo, el espectacular es parte de sus proyectos donde la capacidad de respuesta a los acontecimientos actuales cae en consonancia con el objetivo de Bruguera de activar la política regional específica en la cotidianidad a través de sus exposiciones y práctica artística. Para Bruguera, esto no es «sólo arte», y nunca estamos “sólo» en una galería de arte.

Al rodear la esquina, el arte de Bruguera me enfrentó de nuevo. Esta vez, en sus propias palabras a través de una cartelera electrónica que marcaba votos a favor y en contra de la provocación: «Las fronteras matan. ¿Deben abolirse las fronteras?” Miré los ochocientos y tanto “sí” y los poco más de trescientos “no” sintiendo el peso de una diferente y simple, pero fuerte declaración.

Cuando entré en la exposición, su obra otra vez me atrapó indefensa, pero esta vez con una criatura de aspecto antiguo. En el centro de la habitación había una formidable figura de tamaño real cubierta en espeso lodo. Con clavos sobresaliendo por todo su cuerpo, la figura era amenazadora. Solamente las delgadas y pálidas manos de plástico fueron descubiertas para revelar el maniquí que se encontraba debajo. Una proyección de video mostraba un performance en el que esta criatura «cobraba vida», con un humano debajo del barro apelmazado, y salía de una galería, hacia las calles.

Inspirado por la figura de poder nkisi nkondi de los Kongos (de la República Democrática del Congo), Destierro (Desplazamiento, 1998-99) representa el espíritu del pueblo cubano que despierta para hacer el bien bajo la promesa de la revolución que aún no ha sucedido; incluso sin este contexto cultural específico, la obra me perseguía como un símbolo de una conciencia popular, una traición política, y una construcción hambrienta de cambio. Estos son un conjunto apropiado de temas para introducir la carrera de treinta años de Bruguera.

La exposición es la primera revisión de los proyectos a largo plazo de Bruguera, en la cual los curadores incluyeron mucho contexto para ayudar a los espectadores estadounidenses (quienes pueden estar menos familiarizados con Bruguera) a entender los métodos específicos de la artista. Aunque no se trate de un nombre conocido por cualquier medio, su notoriedad como una artista que ha sido arrestada y detenida múltiples veces por el gobierno cubano en los últimos años ha recibido la atención de medios dominantes. A diferencia de otros artistas contemporáneos que han provocado titulares de noticias, Bruguera es indiferente al valor del choque – aunque esta declaración pudiera ser difícil de aceptar en cuanto a una artista que más de una vez jugó ruleta rusa suicida mientras leía su manifiesto acerca de la creación artística que fomente el compromiso social. Autosabotaje (2009) parece no ser típica a la práctica de Bruguera, al menos dentro de esta exposición. Lo que realmente transmite esta obra en los otros trabajos es la constante confianza de la artista mientras tranquilamente interrumpe normas sociales establecidas.

En contraste con ese trabajo, la mayoría de los proyectos de Bruguera son performativos y participativos. Están organizados en una forma que integra perfectamente las acciones de la obra de arte en la vida real, teñidos con un optimismo imaginativo, filosófico y socialmente sensible. Por ejemplo, el conteo para la cartelera electrónica fuera del edificio proviene de una votación dentro de la galería a partir de la obra Referéndum (2015-16).  Un tema recurrente en California es el traicionero, árido y fuertemente vigilado territorio entre Estados Unidos y México, con la insistencia de Trump en la construcción de un muro fronterizo y el reciente perdón del brutal Sheriff Joe Arpaio. Al dejar caer mi voto dentro de la urna de votación, me preguntaba cuánto importaba mi participación. Parecía casi como un juego. Yo sería otro voto por abolir las fronteras, sí, pero ¿qué pasa más allá del alcance de la galería? Días más tarde, me doy cuenta de que ese puede ser exactamente el punto: provocar a los espectadores como yo a hacernos la misma pregunta.

Otra obra confía fuertemente en la participación y eleva las apuestas aún más alto. El performance de 2009, Tatlin’s Whisper #6 (Havana Version), dio literalmente una plataforma a los cubanos para hablar libremente por un minuto. El escenario y el podio, respaldado por una exuberante cortina de oro, fueron reinstalados en la galería del YBCA; la grabación del performance sólo se puede ver al subir a las pantallas de dos cámaras de vídeo en su tripié. La importancia de esta obra de arte, de esta acción, en Cuba está subrayada por la supresión del gobierno de la petición de Bruguera de recrear la obra en 2014. Este trabajo es parte de su compromiso con el arte útil. En un videoclip [1] Bruguera dijo, «Espero [que] un día la libertad de expresión en Cuba no tenga que ser un performance». Este encuadre me ayuda a entender las obras que convergen en la simplicidad del juego. Es esta esperanza que impulsa el cuestionamiento de Bruguera a las audiencias y a los gobiernos – a todos los humanos.

Como otro aspecto de esta compleja y minuciosa exposición, Bruguera activó Escuela de Art Útil (2017 – en curso) invitando a los estudiantes locales de arte a participar en cursos especiales. Aunque la documentación de las clases permanece en la galería bajo la forma de notas y secuencias de video, el espacio archivado dejó poco para que otros espectadores exploraran, una sensación de que el momento había pasado. En cambio, una galería casi vacía absorbió mi atención. Llevado a cabo dentro de una amplia habitación cubierta con banners, Movimiento Migrante Internacional (2010 – en curso) es un proyecto flexible que se centra en los derechos de los inmigrantes globales. Un manifiesto impreso en las paredes tanto en español como en inglés (y disponible en impresos en otros idiomas) sostuvo mi mirada mientras me sentaba en una banca circular. Aunque yo era la única visitante en ese momento, la arquitectura claramente sugería un espacio de reunión.

Durante la exposición esta galería en específico está dedicada al libre acceso como espacio de reunión para las organizaciones regionales locales que trabajan en pro de los derechos de los inmigrantes. Este nuevo proyecto, Party of Migrant People’s Assembly (2017) fue creado para el YBCA. No, corrijo: el proyecto fue creado para la gente, y está dentro del YBCA.

Para mí es un recordatorio que para Bruguera, y para nosotros si lo elegimos, una galería es más que una sala de arte. Activar un espacio, votar «sin consecuencias», y una plataforma activada para la libertad de expresión son obras de arte, y son más que arte. Con los proyectos de Bruguera, podemos probar nuevas realidades e intentar objetivos aparentemente inviables. Pero, ¿qué es lo que realmente hace?

Bruguera nos incita a recordar que siempre estamos en el mundo, y por ende siempre estamos comprometidos con el poder, y el arte es sólo una manera de manifestar ideas que pueden conducir a nuevas formas de ser y de vivir. Desde sus primeras obras como Destierro o Autosabotaje hasta su siempre cambiante Escuela de Arte Útil e Immigrant Movement International, Bruguera utiliza el arte para ejemplificar nuevas posibilidades al desplegarlas en tiempo real y nos invita a unirnos. Las nuevas realidades no son utópicas; son accesibles, y estamos facultados para desearlas, explorarlas, y — aunque sólo sea por un minuto en un escenario en la Habana, o un breve descenso de votos en una galería — para vivirlas. Incluso cuando el poder, mediante la forma de gobierno, la opresión racial o las políticas contra la inmigración, trata de detenernos.

Bruguera es inquebrantable en su negativa a aceptar el status quo. En lugar de dictar una solución, sus proyectos dan pie a respuestas empoderadas a través del compromiso. Ella nos pide repetidamente que nunca dejemos de hacer preguntas sobre el poder. ¿Quién se beneficia? ¿Qué voces quedan fuera? ¿Quién es pisoteado? ¿Qué otras formas de vivir podemos imaginar? El arte es esencial para constituir cambios, pero sólo cuando se alienta el cuestionamiento incesante día a día. Si hay un aporte de la misión de Bruguera detrás de su arte, es: Nunca deje de hablar con el poder.

[1] El video es del documental de Lynn Hershmann Leeson Tania Libre, el cual se estrenó en YBCA en junio de 2017.

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