Blog

Tiempo de lectura: 5 minutos

A
A

03.02.2016

Leé mis labios

TEOR/éTica, San José, Costa Rica
21 de octubre de 2015 – 27 de febrero de 2016

1511_Lee_Expo_LV_S1_07_s

1511_Lee_Expo_LV_S4_02_s

1511_Lee_Expo_TEOR_S1_27_s

Artistas: Lucy Argueta, Victoria Cabezas, Giuseppe Campuzano, CUDS (Coordinadora Universitaria de Disidencia Sexual), Erreakzioa – Reacción, Jaume Ferrete, fierce pussy, Bob Flanagan, Regina Galindo, GANG, Roberto Guerrero, Solange Jacobs, Jeleton, Zoe Leonard, Priscilla Monge, Carlos Motta con José Daniel Clarke, Mujeres Públicas, Daniela Ortiz, Jorge Pineda, Victoria Santa Cruz, Beth Stephens & Annie Sprinkle en polinización cruzada con Guillermo Gómez-Peña, Wu Tsang

Los feminismos salvan vidas. Los feminismos modifican nuestra forma de estar en el mundo, alteran nuestro lenguaje, afectan nuestra relación con otros cuerpos, subvierten las maneras de escribir la historia. Los feminismos están siempre asociados con el deseo porque su papel es redefinir radicalmente nuestro horizonte de acción y compromiso. Éstos nos dicen que la vida es siempre una vida en común, que estamos siempre ligadas unas a otras. Los feminismos son una política del afecto, de la generosidad, de la colectivización de recursos y de la resistencia colectiva. Los feminismos reinventan el alcance de decir nosotras.

Los feminismos son un ética que nos ayuda a soñar historias distintas: relaciones sociales sin jerarquías, cuerpos sin etiquetas, nuevas coreografías amorosas, modelos alternativos de familia, un contrato social inter-especie, la abolición de los roles sexuales preestablecidos, una nueva economía del cuidado. Su lucha es por la legitimidad de vivir desde la disidencia, y no ser perseguidas, censuradas o asesinadas por ello.

Los feminismos nos recuerdan que somos seres vulnerables: estamos expuestas a sentir dolor, a sufrir decepciones, a enfermarnos, a perder el control de nuestras emociones, a ser heridas, a tener que dejar ir a las personas a las que amamos. Sin embargo, esos niveles de riesgo no son iguales para todas. Existe una organización de esa condición de vulnerabilidad en el mundo. Hay vidas protegidas, cuya defensa es inmediata e irrebatible. Y existen otras cuya propia existencia es atacada y amenazada. Esta situación es descrita por el filósofo martiniqués Franz Fanon como vivir del lado superior o inferior de la línea de lo humano: aquellos que viven en la “zona del ser” y cuyos privilegios de raza, clase, sexualidad y género les permite moverse bajo normas de derecho y civilidad, y aquellos que viven en la “zona del no-ser”, que han sido expropiados de su condición de humanos y que están sometidos a actos de violencia que en otras circunstancias serían inaceptables [1]. ¿Cómo mi cuerpo, nuestros cuerpos, ciertos deseos, el color de la piel, el lenguaje o algunos gestos pueden ser objetos de odio por el sólo hecho de existir?

Esta exposición intenta pensar cómo los feminismos, la desobediencia sexual y otras coaliciones de deseos y cuerpos no-normativos, responden y redefinen, desde la cultura visual y el lenguaje, las lógicas de exclusión que ordenan cotidianamente nuestro espacio social. Hablamos de dejar atrás las tradicionales categorías identitarias. Imaginamos formas de resistencia política establecidas ya no en función de una nacionalidad, un apellido, un territorio, una especie o un sexo, sino en torno a la urgencia de poner en marcha procesos experimentales de subjetivación que nos permitan existir sin tener que reconocernos en categorías y normas de identidad previamente definidas. Somos cuerpos que reinventan sus nombres. Somos archivos vivos. Somos ficciones recicladas. Apelamos a la posibilidad de construir alianzas políticas expandidas, móviles, prostéticas, no antropocéntricas. Llamamos a establecer una red descentralizada de cooperación de cuerpos vulnerables.

Desde ese sentido de urgencia, esta exposición propone explorar los diversos usos del lenguaje en los procesos de crítica y resistencia desde el feminismo, el género y la sexualidad, tanto en el campo del arte como del activismo. El título, Leé mis labios, es un interpelación directa al visitante. Todas las piezas reunidas son un ejercicio obstinado por comunicar aquello que en algunos contextos aún no está permitido de ser dicho en voz alta, eso perseguido o desterrado al espacio de la clandestinidad e ilegalidad simbólica. Los proyectos exhibidos buscan crear otras formas de hablar, sistemas alternativos de comunicación, códigos de autodefensa y confrontación contra los marcos de violencia que se imponen todavía hoy sobre nuestros cuerpos. Se trata de quebrar el silencio en toda circunstancia; de declarar y vociferar a pesar de toda consecuencia.

El título alude también a un volante (Read My Lips) del colectivo feminista americano GANG (Zoe Leonard, Loring McAlpin, Adam Rolston, Holly Hughes, Suzanne Wright, entre otras) distribuido masivamente en fotocopia, en el espacio público, contra la prohibición de hacer circular información sobre el aborto en Estados Unidos en 1992. En ese sentido, esta exposición busca inscribirse dentro de una genealogía más amplia de desobediencia donde las prácticas creativas y la cultura visual se han entrelazado con múltiples luchas sociales y sexuales. Así, se incluyen afiches, consignas, manifiestos, dibujos y diagramas, piezas coreográficas, sonido, fanzines, videos, performances, instalaciones, entre otros materiales.

Estas imágenes, obras y proyectos comparten la necesidad de quebrar el lugar privilegiado que la subjetividad masculina, blanca y heterosexual ha detentado en la construcción de narrativas. Para los feminismos el uso del lenguaje ha sido una forma de intervenir en la memoria política de las palabras, traicionando sus usos sociales acostumbrados, y convirtiendo aquellos términos que fueron diseñados como instrumentos de violencia en espacios de resistencia y de reconocimiento afectivo. Nos importa el lenguaje no sólo por su potencia de señalar la inequidad y denunciar la injusticia, sino también por su capacidad de sanar, de regenerar los lazos sociales, de hacer de este mundo un lugar más solidario y más digno de ser vivido.

Reunir estos proyectos es también el deseo de preguntarnos cómo construir colectivamente una historia transfeminista de la cultura visual y del arte contemporáneo: una historia de prácticas creativas decididas a intervenir en nuestros modos de vida, en nuestras esferas públicas, en nuestros aparatos académicos, en nuestras economías, en nuestras estructuras del deseo, en  nuestras formas de gobierno. Apostamos a que las palabras abran nuevos territorios de existencia. Hablar aparece aquí como una invitación a reconocer que desde nuestro lenguaje es posible imaginar y dar forma al espacio social que nos resulta políticamente necesario.


[1] Frantz Fanon, Piel negra, máscaras blancas, Madrid, Akal, 2009 [1952].

http://teoretica.org/

Texto de Miguel A. López
Fotografía: Daniela Morales L.
Cortesía de TEOR/éTica, San José

Comentarios

No hay comentarios disponibles.

filtrar por

Categoría

Zona geográfica

fecha