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15.05.2016

Federico Lanzi

Machete, Mexico City, Mexico
7 de abril de 2016 – 31 de mayo de 2016

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Las propiedades fluctuantes de la relación entre el todo y sus partes, han sido una preocupación presente en la obra de Federico Lanzi desde hace tiempo. Una larga serie de colaboraciones artísticas —obra realizada a varias manos y cerebros—, intervenciones educativas y esfuerzos comunitarios echaron las primeras capas de su labor artística.

Sus obras actuales se alejaron del trabajo en equipo y la figuración para explorar la lógica de la serie, y al desprenderse de los adornos y requerimientos del tipo de ficción implícita en lo figurativo, elevaron sus características más esenciales: la acumulación de formas —ahora abstractas— y sobre todo, la serialidad como la columna vertebral de una narrativa que no necesita personajes, antropomorfismo o linealidad para entenderse como tal. Curiosamente, al retirar la figuración del plano, este creció. Los formatos pequeños —como las bolsitas de nylon transparente de sus obras tempranas— ya no pudieron contener las partes, ni el todo complejo de las pinturas de Lanzi, y se trasladaron hasta grandes láminas de acrílico transparente.

Estos planos brillantes reflejan en su fragmentación la manera en la que fueron hechos. Lanzi genera una forma, dirigiendo su atención hacia ella, pero también hacia sus partes, y luego hacia cada una de las partes de sus partes; una obsesividad generativa, meditativa, que suma y conecta. Las formas de Lanzi son caprichosas en su composición, pero en su relación con los otros habitantes de la superficie y con la superficie misma, describen una suerte de sistema donde la totalidad funciona como una representación de puras correlaciones.

Las composiciones están repletas de figuras que flotan entre lo elemental y lo familiar, son ¿células o fantasmas? ¿núcleos o nubes? ¿líneas o límites? De cierta manera funcionan como diagramas de lo ininteligible: el momento en el que se alcanza el pensamiento no-conceptual en la meditación; las partículas cuánticas y su estar en todas partes al mismo tiempo; una foto de taquiones corriendo hacia el frente del cerebro para formar un pensamiento, como corredores llegando a línea de la meta. Las lecturas posibles se multiplican y las series de Lanzi con ellas, son tantas capas y partes que sólo él sabe ordenar.

http://www.macheteart.com/

Texto de Gaby Cepeda
Fotografía: Ariette Armella
Cortesía de Machete, Ciudad de México

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